David Graeber

"El Proceso". Orson Wells, 1962.La burocracia. Ya casi nadie habla de la burocracia. Sin embargo es omnipresente y todopoderosa: ¿hasta qué punto llegamos a toparnos con ella a lo largo del día sin pensar en el sinsentido absoluto que hay detrás? ¿Por qué todo el mundo asume su falsa formalidad y pretensión uniformizadora, cuando en el fondo todos sabemos de las arbitrariedades absurdas que supone? ¿Por qué la izquierda ha abandonado el discurso anti-burocracia? ¿Por qué la izquierda ha dejado el monopolio del discurso antiburocracia a unos neoliberales que claman contra ella de boquilla mientras que duplican o triplican las regulaciones y los formularios en nombre de un “libre mercado” que, para mayor descojone del personal, supuestamente iba a reducirla?

Los cuatro ensayos que compila David Graeber en La Utopía de las normas (de la tecnología, la estupidez y los secretos placeres de la burocracia) abordan de manera clara y amena cómo hemos llegado históricamente a éste punto de burocratización kafkiana. El prestigioso antropólogo, anarquista, expulsado de Yale por su movilización, implicado directamente en Occupy Wall Street y movimientos antiglobalización, diserta sobre cómo el mundo moderno ha construido, de hipertrofia normativa, de adicción por los procesos y formularios, sostenida en última instancia por la amenaza permanente de la violencia. Ahora bien, de cara a deshacer este mundo kafkiano, lejos de ofrecer soluciones mesiánicas, es un simple y humilde intento de abrir el debate sobre la burocracia. Porque a día de hoy la burocracia estará criticada de manera trasnochada e interesada por la derecha, pero al menos la derecha se ha molestado en tener una crítica.

El profesor de antropología en la London School of Economics, activista y anarquista David Graeber publicó en octubre un artículo en The Guardian, durante las primeras semanas de los ataques de ISIS a Kobane (norte de Siria), y donde se preguntaba por qué el mundo estaba ignorando a los revolucionarios kurdos de Siria.
A principios de diciembre pasó diez días en Cirize –uno de los tres cantones de Rojava– con un grupo de ocho personas, estudiantes, activistas y académicas de diferentes partes de Europa y de los EE.UU. Tuvo la oportunidad de observar in situ la "autonomía democrática", y de realizar decenas de preguntas.
Ahora nos cuenta sus impresiones de este viaje además de plantear grandes preguntas y dar respuestas a por qué este "experimento" de los kurdos de Siria es ignorado por el mundo entero.

Un trabajo de pega es un empleo que es tan innecesario que incluso la persona que lo está haciendo cree íntimamente que este empleo no debería existir. Y de estos empleos hay ahora más que nunca.

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