Sus artículos

Me llega la siguiente noticia: un joven trabajador de una línea aérea de bajo coste, organizó a sus compañeros para dignificar sus condiciones de trabajo. La empresa movió sus hilos, coaccionó, prometió…, logró que los colegas traicionaran a su compañero. Lo dejaron solo y la empresa lo despidió a continuación. Tras muchas protestas sindicales, un juez ha dictado que el despido es radicalmente nulo, y ha obligado a readmitir al trabajador.

Ayer enterramos a Pedro, un albañil del barrio. Estaba a tres metros de altura. El compañero le llamó. Al volverse perdió el equilibrio, hizo el gato y se mató. Deja una viuda que se ha quejado una y otra vez de que la muerte de su marido “ha sido muy tonta”. Y tanto señora, como tantas.

El entierro fue sobrio. Ahora en el cementerio no te ponen los ladrillos, sino que te plantan una plancha del tamaño del nicho, y a volar. Eché de menos a la reina llorando, al presidente Zapatero, las banderas a media asta… ¿Por qué no?

Aquí está Xaira, trabajadora en una cooperativa da Costa da Morte que cose para Zara. Dice que llaman cooperativa a una subcontrata estrujadora. Zara hace los diseños, corta las piezas y las distribuye con la furgo. Le dice a la jefa (de la cooperativa) que a los tantos días recoge las prendas hechas, y ellas se ponen a coser como locas a tantos céntimos la pieza, sacando según trabajen unos cuatrocientos, seiscientos euros, depende de si echas ocho o doce horas al día.

La carta de Iklas la comenta Amparo Roldán, una señora que se encuentra metida en el bocadillo. Ella es trabajadora de hogar desde hace cuarenta años, solo que no cobra por ello. Ella atiende (es la madre) a todo el mundo, día y noche, añadiéndose a la tarea el cuido de su suegra (Alzheimer), y de su madre (con bastón). Tiene dos hijos varones adultos a los que califica de “garrapatas”. De su marido no dice nada, ni bueno ni malo (reparte butano).

Hoy quiero comentar la carta que me envía Iklas, una empleada de hogar. El negro cuadro de derrota que me pinta es este: Su contrato es verbal y pueden despedirla en cualquier momento, aunque está asegurada. El sueldo como interna cuidando (día y noche) niños, un anciano inválido, dos perros y realizando todas las tareas domésticas de la casa (cinco personas), es de 850 euros mensuales. Además percibe dos medias pagas extras y tiene quince días de vacaciones anuales para ir a ver a su hijo y a su marido allende los mares.

La gente no se aclara con esto de la crisis, y los miembros de la Peña Cultural El Embarcadero me piden que dé mi versión de este asunto.

En mi opinión, una crisis social se produce cuando hay una hambruna, cuando aparece una epidemia mortal o cuando llega Godzilla a Tokio destruyendo rascacielos. Si veis hogueras en las calles, calderos colectivos de sopa de pan hervido y carretones llenos de muertos tirados por mulas, hay crisis. Cuando los bares están llenos de bebedores, las carreteras llenas de coches y los supermercados llenos de comida, no hay crisis.

Wafa, trabajadora sin papeles en Miranda do Douro, me refiere que habiendo descubierto la Idea tras la lectura de mi consultorio, no le queda claro cómo ser una buena anarquista. Mira Wafa, no puedes ser mala anarquista. O eres, o no eres. Para aclarártelo: una anarquista es una mujer que ama la libertad, y no acepta ni el papel de víctima ni el de verdugo. Has de saber también que tu libertad deriva de tu independencia. Ella es la que te hace ser la reina de tu voluntad.

Recibo la carta de Marta Barbosa, una joven veinte añera de Porto que se emparejó con un guitarrista cincuentón de Vigo. Por lo que deduzco del correo de Marta, el tipo se medicina por bipolaridad. En sus ratos buenos habla de sí mismo y de sus teorías sobre dios, los faraones y los ovnis.

Como voy a estar unos días fuera de la Casa de Acogida, no podré responder consultas hasta que vuelva a tener Internet. De momento voy con este tema.

María Linares, una enfermera en paro, me comenta que su novio es otro alegre enfermero en paro… Me dice que el tío se va a presentar a las oposiciones de enfermera de prisiones porque hay que trabajar poco, el curro es para toda la vida y está bien pagado. ¿Qué yo cómo lo veo?

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