La madre en el bocadillo

La carta de Iklas la comenta Amparo Roldán, una señora que se encuentra metida en el bocadillo. Ella es trabajadora de hogar desde hace cuarenta años, solo que no cobra por ello. Ella atiende (es la madre) a todo el mundo, día y noche, añadiéndose a la tarea el cuido de su suegra (Alzheimer), y de su madre (con bastón). Tiene dos hijos varones adultos a los que califica de “garrapatas”. De su marido no dice nada, ni bueno ni malo (reparte butano).

Ha solicitado las ayudas de la Ley de Dependencia, pero de momento no le han contestado. Dice que está cansada, que le duele la espalda, que está siempre cabreada, que sus hijos piensan que está loca. Se siente oprimida por arriba y por abajo. Aunque no le gusta medicinarse, toma ibuprofeno, orfidal y prisdal. Comparándose con Iklas, dice que ella tiene la ventaja de estar en su casa con su familia, pero que eso es una maldición. Su ilusión es viajar y ver Europa con su marido. En definitiva, Amparo no sabe cómo salir del bocadillo.

Amparo: tú no tienes por qué cuidar a nadie. El cuido no está adscrito a la mujer por voluntad divina, sino por vagancia de los hombres. Así que el primer paso es la huelga. Nada de lamentaciones estériles, pero has de ser radical y valiente. Mientras más brutal y despiadada sea tu protesta, menos tiempo durará: quema las cosas de tus hijos, vacía el frigorífico, arranca el teléfono, corta el agua, elimina el contador de la luz, convierte tu casa en un lugar inhóspito o destrúyela, deja de atender a tu madre y a tu suegra, empléalas como escudos humanos, ármate con los cuchillos de cocina, adopta la pose de Carlota Corday apuñalando a Marat en la bañera, no te peines ni te pintes (o ponte un maquillaje pálido y ojeroso), y verás como tus varones se espantan. Si tus hijos se van y se hacen traficantes, baila contenta, ¡que se vayan! En cuanto a las viejas, busca con cariño un local público con buenos sillones, el despacho del alcalde por ejemplo…, y déjalas allí para que interaccionen y se estimulen. No va a pasarles nada, de verdad. Y tu marido, que deje ese curro de mierda, os vais los dos en auto stop al Cabo Norte en Noruega sin nada, a vivir libres en la carretera, y disfrutaréis de todas las comodidades. Al cabo del día estarás tan cansada que no necesitarás orfidal para dormir, se te regulará el peso, cogerás fuerza y vivirás mil años. Y en el Cabo Norte, verás el sol de medianoche rodeada de nubes de mosquitos, cogida de la mano de tu chico. Y si él no quiere, ve tú sola. Amparo: una clase obrera, un solo sindicato basado en la Unión y en la Solidaridad. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

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