"El asesinato de Noemí Gianotti en un hotel de Madrid sigue sin esclarecerse por falta de voluntad"
Danilo Albín (1979, Uruguay) es un periodista bregado en la denuncia de los crímenes perpetrados por la dictadura en Argentina durante aquella cruel y despiadada aventura castrense. El dolor de las víctimas espolea su inquietud de informador comprometido con la defensa de los derechos humanos. Fruto de ese desvelo es el documental No me olvides que se adentra en el silencio oficial sobre la muerte de Noemí Gianotti a manos de sicarios que actuaron con la complicidad de la policía española para que su crimen quedara impune. Este documental se presentó en el VI Festival de Cine Invisible de Bilbao. Querer saber el destino de los hijos de quienes desaparecieron en medio de aquella orgía de torturas es otro documental: ¿Y si tú sos vos? Una pregunta que en sí misma es un aldabonazo a las conciencias dormidas, insensibles ante las prácticas de un régimen capaz de robar los bebés nacidos en el cautiverio de unas madres que nunca llegaron a ver a sus hijos. Danilo Albín es también el escritor que ahonda en esta temática con la pluma irreductible de un periodista comprometido en la denuncia de lo denunciable. “En nombre de sus sueños” son catorce historias de otros tantos hijos robados y el relato de catorce empeños por saber la verdad sobre sus vidas. Colaborador en varios medios informativos, activo militante anarcosindicalista, corresponde a Albín haber sacado a la luz las tenebrosas relaciones entre una dictadura y una España que no dudó en proteger los intereses argentinos con toda clase de recursos.
Pregunta.- Siempre que se inicia cualquier actividad, un reportaje, una investigación, una entrevista hay un por qué. ¿En tu caso cuál fue el por qué para iniciar tus investigaciones en torno a las relaciones que existieron entre Videla y la Monarquía española en los años de la transición?
Respuesta.- Me interesaba sobre todo el aspecto oscuro de las relaciones entre ambos países porque apenas sí se había publicado algo relacionado con las relaciones exteriores de la dictadura argentina; pero no solo en Sudamérica (donde las relaciones con otros países dictatoriales eran, por así decirlo, normales). Por razones obvias fijé mi atención en lo que había ocurrido con España, especialmente durante el periodo de la transición. La opacidad, la falta de información me empujaron a indagar.
P.- ¿A qué atribuyes ese oscurantismo?
R.- La actitud que tuvo España fue de apoyo a la dictadura y esa relación se mantuvo en secreto hasta que se hicieron públicos los documentos oficiales secretos (así fueron catalogados por el gobierno español) que demuestran, por ejemplo el papel jugado por Juan Carlos I favoreciendo intereses comerciales.
P.- ¿Con qué más detalles nos puedes ilustrar?
R.- Cuando el rey recibe al nuevo embajador argentino, el general Leandro Enrique Anaya, le anticipa la predisposición suya y del Gobierno, a favorecer los intereses de Argentina. Esto debió ocurrir en julio de 1976. Posteriormente, ese mismo año, tuvo lugar la visita del entonces ministro de Economía, José Alfredo Martínez de la Hoz, que es presentado a importantes empresarios, banqueros...Consecuencia de aquellos acuerdos fueron préstamos millonarios otorgados por España con el compromiso argentino de comprar material naval, tanto de uso civil como militar. Hay actas que demuestran el papel activo del rey para que la dictadura de Videla tuviera un tratamiento no acorde con un país en el que la tortura, violaciones, desapariciones y asesinatos eran hechos cotidianos.
P.- ¿Hubo intercambio de asesores militares?
R.- Si. Hay documentos fechados en 1976 que detallan cómo agentes de la Guardia Civil estuvieron en cursos de instrucción en establecimientos argentinos, como es el caso de la Escuela de Marina (centro de torturas). Los militares argentinos que vinieron a España (algunos de ellos condenados posteriormente por crímenes de lesa humanidad) lo hicieron con una cobertura legal que amparaba sus auténticas misiones: espiar a los exiliados.
P.- Y así llegamos al asesinato de Noemí Gianotti de Molfimo en Madrid.
R.- Un caso que demuestra la impunidad con la que actuaron los represores bajo la protección española. Noemí Gianotti murió asesinada en Madrid, en un hotel, en julio de 1.980. Ella, como muchas otras madres argentinas, denunció el secuestro de su hija y el encarcelamiento de su hijo. Se da la circunstancia de que su hija estaba embarazada cuando la secuestraron y dio a la luz en un campo de concentración en Buenos Aires. Al descubrir el cadáver de Noemí las investigaciones llevadas a cabo tropezaron con la meticulosidad de sus asesinos para borrar huellas. Pese a las precauciones algunas pudieron recogerse en un vaso; pero nadie se ha molestado, en todos estos años, en investigar lo sucedido
P.- Y de esta trágica historia surge el documental “No me olvides”.
R.- Descubrimos que los asesinos, después de haberla secuestrado en Lima un mes antes, la trajeron a España con documentación falsa y la alojaron en un apartahotel. Durante el tiempo en el que los secuestradores estuvieron con la víctima dejaron huellas en un vaso y en un cenicero. A día de hoy estas huellas siguen guardadas como anónimas en un juzgado de Madrid, sin que nadie se haya interesado en todos estos años.
P.- ¿Posibilidad de que se reabra?
R.- Cuando hicimos el documental pedimos, al igual su familia, que se reabriera el caso para conocer quiénes son los autores de este asesinato. Es posible que estén presos después de los juicios que se llevaron a cabo contra los militares; y, hasta es posible, que haya una base de datos dónde comparar las huellas. Todo este material se lo hemos enseñado a la familia de Noemí, por lo que ya saben de la impunidad que ha habido y, también, conocer la colaboración existente entre las policías de España y Argentina para que este caso permanezca sin resolver. Con motivo del documental hablamos unos pocos segundos con el juez Luis Lerga, encargado de la muy breve investigación. Al decirle de qué es lo que queríamos hablar con él se negó.
P.- Protocolo en mano no es difícil imaginar que ha habido un intercambio de condecoraciones. ¿Alguien ha hecho algún gesto para devolver medallas y reconocimientos?
R.- Un total de 56 argentinos fueron condecorados entre los años 1976 y 1983 sin que nadie haya devuelto nada. Se da la circunstancia que el gobierno presidido por Felipe González condecoró en septiembre de 1983 a Rubén Castro, uno de los más significados en la represión durante la dictadura. Argentina también concedió condecoraciones al entonces rey Juan Carlos y a su hijo Felipe, en calidad de Príncipe de Asturias.
P.- ¿Y ahora, qué?
R.- Sobre este asunto hay una pregunta en el Congreso que formula Izquierda Unida para saber el número real de condecoraciones otorgadas y la identidad de quienes la recibieron. Además, la Unión Europea deberá pronunciarse sobre el destino final de esas condecoraciones.
P.- ¿Has tenido algún tipo de presiones por estas investigaciones?
R.- En este caso, no. En otras épocas de mi vida pudo haber habido algo; pero no ahora. Son cuestiones que están ahí y que nadie podrá cambiar la realidad de lo que ocurrió en aquella dictadura atroz. Hablamos de más de 30.000 desaparecidos o muertos, 500 bebés robados, miles y miles de personas con vidas destrozadas…Todo eso no puede quedar impune.
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