Una suave ola de locura

Imagina un pedregal inmenso, pero con posibilidades. Unos cuantos jornaleros y jornaleras se dedican en sus ratos libres a cultivar un huertecito, libran sus plantitas de insectos a mano, retiran yerbas con el zacho, riegan gota a gota la sedienta parcela… La cosa prospera entre muchos esfuerzos. Y de pronto llega una ola de locura, y arrasa con todo.

Es una ola dogmática, imperiosa, furibunda, que exige que se cultive así, o asá, con una inclinación de 90º. Cuando el perito mide y comprueba que la hilada (sembrada por otros) no es perfectamente recta, lía tal follón de mil demonios, que las tiernas plantitas, ora se agostan, ora se hielan, ora evolucionan y les crecen las patas para huir bien lejos.

Esta conversación la he tenido ya una decena de veces. Alguien me dice que el reformismo empapa el anarquismo, y a su concreción más conspicua: la CNT-AIT. Como prueba de ello me afirman que la CNT entrega sus locales a partidos políticos, que sus cargos se presentan a las elecciones, y que andan metidos en un contubernio para entrar en IU. Y yo lo niego, claro. Es una mentira de principio a fin. Y entonces me instan a que me lea un tocho de papeles-prueba. Ni hablar, ya estoy informado. ¿Que cómo lo sé? Pues porque se lo he preguntado a los implicados y en cinco minutos me lo han aclarado todo. 

Pero, ah, la respuesta a esto, es que hago mal, porque si les pregunto a los acusados…, ¿que otra cosa van a decir más que son inocentes? ¡Lee el dossier! Ya, pero es que hasta el juez de primera instancia me escucha si me detiene la policía. ¿Qué menos que escuchar lo que tiene que decir la otra parte? Y después, uno puede comprobar si la acusación tiene fundamento: ¿se presentaron a las elecciones? No. ¿Tenían cargos? No ¿Es norma común dejar a partidos políticos actuar en CNT? No. ¿Se han tomado acuerdos desde 2010 para participar en elecciones, entrar en el parlamento, meter cabeza en política? No.

Así que toda esa retahíla de críticas (montaña de excrementos frescos) que aseguran que la CNT (y el anarquismo) se hunde de nuevo en el lodazal de la política, me dan melancolía. Mayormente por la destructividad que encierra el mensaje, capaz de arrastrar al más pintado a una lucha de facciones que ni le va, ni le viene. Mismamente aquí ando yo opinando, y por tanto, señalándome como reformista. Y esto es grave, porque o bien te dedicas a mirar contemplativamente como unos insensatos pisotean el huerto, o entras en el huerto a impedirlo, con lo cual chafas más el terreno. Así que como haga lo que haga, va a ser malo, observo estoicamente la destrucción que nos proporciona, esta suave ola de locura.

Jardinero/a del Edén, cultiva tu huerto. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.