El abajo
Periódico Anarquía
"Odiamos tanto mandar como obedecer"
Cuando hablan de populismo le echan las culpas de lo que hace una casta de políticos, empresarios y milicos al pueblo. Lo deshistorizan esencializándolo, lo han hecho siempre. El pueblo en vez de un sujeto heterogéneo, múltiple, lleno de todo, problemático e hijo de su época, como es, se convierte en el depósito de todas las maldades que se expresan en las políticas de las autocrácias. El otro extremo tan tonto como el primero es el de convertir a la gente en seres inocentes, "buenos por naturaleza" y que son malllevados por malvados siempre mucho más capaces que ellos. Lo decimos hasta el hartazgo, la gente no es buena o mala en sí misma, pero es posible. Muchos se rinden antes de empezar por estos prejuicios.
Las dos visiones igual de ahistóricas lo que producen es la creencia en que nada es posible o en que lo que hay que hacer es buscar un mejor amo. Para la derecha liderazgos fuertes, para el progresismo liderazgos concientes, que saben bien qué le sirve a los demás, más allá de los demás ¿Qué tienen en común? Siempre la idea de que la gente necesita amos que los lleven por el buen camino y que todos, salvo ellos, pueden crear un destino más justo. La idea de representación es el prejuicio político más extendido por todo el autoritarismo.
Historicamente fue lo que hicieron las clases acomodadas luego de la revolución francesa, donde se había extendido sin vuelta atrás, la idea de que la soberanía residía en el pubelo y no en ningún dios o algo abstracto. Esa vez, los acomodados dijeron: la soberanía es del pueblo, sí, pero ojo, solo la puede ejercer si los representamos, si alguien que sabe más los representa. El pueblo no está preparado. Lo mismo hicieron los bolcheviques en Rusia en el 17, esa vez dijeron, sí, todo el poder es de las comunidades, de los soviet, pero estos deben ser representados por los que saben qué les conviene. Según todo autoritarismo, los pueblos no pueden jamás autogobernarse, no sabrían hacerlo, le errarían a lo que es mejor para todos, no sabrían ver qué les conviene, porque en el fondo son imbéciles, irresponsables. No están preparados. Vale la pena, según los sabios del acomodo, buscar formas desde las que la gente realmente decida, "hay que llevarlo de a poco", dicen. Normalmente plantean que la cosa solo podría ser entre asambleas tan gigantes como ineficaces o formas burocráticas donde la gente pierde su capacidad real de decidir. Por eso a los regímenes autocráticos les llaman populismo, la imagen que fomentan es que si el pueblo manda, lo que hay es caos. Pero no hay autogobierno en ningún "populismo", tanto de derecha como de izquierda. Siempre lo que hay es un regimen absolutamente controlado por una casta que domina el gobierno y los medios de subjetivación.
Extender el prejuicio contra la anarquía, el autogobierno, la capacidad plena de crear reglas, desde el abajo, desde las comunidades, desde los barrios, etc., y no desde arriba, es lo que produce a los soberbios que creen saber qué deben hacer los demás. Prohibir la capacidad de las comunidades de elegir su destino se basa en el miedo. Los acomodados tienen mucho miedo, pero las clases que se sienten "medias" tienen aun más miedo, miedo de sí mismas, miedo de sus hermanos, miedo al pobrerío. En fin, miedo a que la igualdad que no busca homogeneizar sino ser un supuesto desde donde construir la libertad entre todos sea lo que los ricos siempre han dicho, caos e ineficacia. Por eso prefieren vivir de rodillas, acostumbrarse a la gente durmiendo en la calle o acusar a los pueblos del hecho de que hay regímenes basados en castas y centralización.
El poder se estructura y se expresa en la sociedad, los pueblos no son inocentes ni culpables, ni son estúpidos guiados por gente inescrupulosa ni deben ser guiados por gente que "la tiene clara". Hay que encontrar cuáles son las más convenientes maneras de decidir juntos acerca de la vida en común y arrancar la posibilidad de que unos se enriquezcan del trabajo de otros. Hay que elegir entre las mil maneras de crear y mantener estructuras de cuidado para todos, de que nadie quede solo. Lo demás es canibalismo social, capitalismo. No queremos tener un amo más bueno, no queremos ningún amo.
Regino M
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