Entrevista a Julián Vadillo: "Hay que reescribir la historia de la CNT en varios tomos"
Entrevistamos a Julián Vadillo, historiador del movimiento obrero, doctor en historia por la Complutense de Madrid. Julián es autor de numerosos trabajos sobre el movimiento obrero. En especial sobre el obrerismo madrileño y de la represión franquista. Hace algunas semanas se ha publicado una nueva obra suya, "Historia de la CNT", donde trata de aportar nueva luz para el entendimiento de lo que supuso la Confederación Nacional del Trabajo para su época. Nuestra entrevista recorre también la historia de la CNT para que nos responda cuestiones que en nuestro movimiento en ocasiones no se han comprendido bien, dando pie a equívocos y mitos.
- Acabas de sacar una nueva obra "Historia de la CNT" en la que incides en la exploración del anarcosindicalismo. ¿En qué es diferente de otros trabajos previos sobre la CNT?
La novedad está en que hacía mucho tiempo que no se abordaba la historia de la CNT en general. Hay grandes obras que analizan periodos concretos de la CNT o bien se circunscriben a espacios acotados. Esas obras han aportado cosas interesantes que se repiten en los análisis del movimiento obrero. Cuando se desciende al plano local o regional muchas veces las grandes teorías que han jalonado la historia del movimiento obrero no se corresponden con la dinámica de las organizaciones en esos espacios.
También hay que dejar claro que, aunque he escrito una historia de la CNT, la trayectoria de este sindicato es tan profunda que es imposible abordarlo todo en un solo volumen. La idea es marcar las pautas para escribir una gran historia de la CNT en varios tomos, que es algo que necesita este organismo obrero por su protagonismo no solo en la historia del obrerismo español sino en la política española del siglo XX.
Además, a lo largo de mis investigaciones he ido comprobando que muchas cuestiones que se habían afirmado sobre la CNT no dejaban de ser lugares comunes o afirmaciones que no se reflejan en la realidad del anarcosindicalismo. Lejos de las visiones monolíticas y simplistas que se ha ofrecido de la CNT, el libro tiene dos ejes claros de conclusiones. El primero la complejidad que tuvo la CNT y todo su entorno. Y el segundo el pragmatismo del que siempre hizo gala la organización (con distintos resultados) que le llevaron a ser el sindicato más influyente entre la clase obrera española.
Lo que si conviene aclarar son un par de cosas. Este libro no es una historia del anarquismo, ya que el anarquismo antecede y trasciende a la CNT. En segundo lugar, que me he centrado en las actividades, debates y desarrollo de la CNT insertándola en el medio donde tuvo importancia: el movimiento obrero. Sin desgajarla en ningún momento de las distintas implicaciones que tuvo como organismo a nivel social.
- Entonces vayamos a los comienzos, ¿cómo se creó la CNT? ¿Era un proyecto de las sociedades obreras o era un proyecto sindical de alguna tendencia política?
La CNT nació en 1910 por iniciativa de su antecesora, Solidaridad Obrera, que vio la necesidad de extender el modelo del sindicalismo revolucionario más allá de los límites de Barcelona y sus ramificaciones en diversos lugares de Cataluña. En los años que existió Solidaridad Obrera tuvieron numerosas demandas de otros lugares de España de constituir secciones, lo que les llevó a convocar un congreso de carácter nacional. Otro factor que influyó, y lo reflejo en el libro, es la importancia que el desarrollo del sindicalismo revolucionario francés tuvo sobre Solidaridad Obrera primero y luego en la CNT.
En lo que respecta a las cuestiones ideológicas, cuando nació Solidaridad Obrera tuvo un componente de unión de las diversas fuerzas que existían entonces en Cataluña (anarquistas, socialistas y republicanos). Pero los socialistas tuvieron debates enconados sobre si en Cataluña se debían vincular a Solidaridad Obrera o desarrollar las estructuras de la UGT que era un sindicato residual. Numerosos socialistas catalanes estaban por la primera opción y tuvieron un enfrentamiento con su dirección nacional, que definitivamente se llevó el gato al agua. Con los republicanos hay que entender la pugna que en esos momentos dirimía el movimiento obrero con el lerrouxismo. Los radicales querían controlar Solidaridad Obrera y ésta nunca se dejó.
Si a estos debates ideológicos les unes que el modelo sindicalista revolucionario es acorde con el anarquismo (en Francia son los libertarios quienes lo impulsan), la impronta organizativa y estructural libertaria está presente desde su origen como dominante, aunque no hablasen el congreso fundacional de cuestiones ideológicas. Igualmente, y aunque se buscaba la unidad de acción con la UGT, la CNT pretendía recoger a todas las sociedades obreras que estaban dispersas y no conformes con la estrategia de la otra central sindical. No es posible desgajar la historia de la CNT de los principios libertarios, pues fueron los anarquistas quienes mayor empeño pusieron en tener una entidad de esas características.
- ¿Qué debates ideológicos se dieron para llegar al Congreso de Sants? ¿Eran debates sobre ideología o sobre líneas estratégicas?
El tiempo que media entre la fundación de la CNT en 1910 y el congreso de Sans en 1918, viene jalonado por diversas cuestiones que van a marcar la aparición de un sindicalismo moderno, acorde a las estructuras económicas que se estaban desarrollando en España.
En primer lugar, poco después de su aparición, en 1911, la CNT es ilegalizada. Y aunque vuelve a la legalidad en 1914 no sería hasta 1915 cuando aborde su reestructuración definitiva. La Primera Guerra Mundial ofreció esa posibilidad por la celebración en España del Congreso por la paz de El Ferrol. Pero también el desarrollo de la Federación Nacional de Obreros Agricultores (FNOA), que unió el concepto del sindicalismo revolucionario con el anarquismo como finalidad. Cuando en 1919 la FNOA se integró en la CNT, no solo marcó una pauta de crecimiento numérico y de extensión al campo español, sino que marcó un antes y un después en el desarrollo ideológico y la aparición del anarcosindicalismo.
Pero la CNT también consiguió una importante fuerza en el entorno industrial catalán, adaptando sus estructuras sindicales a las nuevas dinámicas económicas. En ese contexto es cuando desarrollan en Sans el modelo de Sindicato Único, donde las antiguas sociedades obreras de oficio van a quedar encuadradas en sindicatos de ramo, unificando las reivindicaciones y lucha. Algo novedoso en el sindicalismo español y mundial. Además, ya se empezaron a perfilar las federaciones de industria.
No hay que olvidar tampoco que un eje catalizador de esta modernización fue el papel de la CNT en la huelga de La Canadiense, proceso de movilización obrera acabada y que marcó el salto a la mayoría de edad del anarcosindicalismo español. Sin esta movilización es imposible entender el desarrollo posterior de la CNT.
A esto hay que unir que la CNT fue un sindicato con implicación laboral y social. Para la CNT las reivindicaciones obreras no acababan en la fábrica o el campo, sino que se hacía extensiva a otras facetas. Luchas de alquileres, reivindicación de los derechos de la mujer, alfabetización de la clase obrera, etc. Todo para ofrecer toda una cultura obrera y libertaria. Ahí radica también gran parte de su triunfo.
- Uno de los puntos calientes de toda historia suelen ser las fricciones internas, ¿cuales fueron las diferencias de estrategia entre faístas y treintistas que llevaron a su división? ¿Qué pensaban sobre la República?
Una de las cuestiones que he remarcado en el libro es que la existencia de un supuesto sector “faísta” es un constructo interesado que no encaja con la realidad histórica de la CNT. Cuando se proclamó la República en abril de 1931, la CNT venía de una amplia trayectoria de oposición a la dictadura de Primo de Rivera y a la monarquía de Alfonso XIII, que le había llevado al pacto e inteligencia con distintos sectores republicanos e, inclusive, militares. La CNT se sintió participe y protagonista de lo sucedido el 14 de abril y así lo expresó en sus periódicos, donde sin mostrarse entusiasta con la República como régimen burgués dijo que no iba a permitir una nueva dictadura. Y esto lo llevó hasta las últimas consecuencias. La política de personajes como Manuel Buenacasa. Mauro Bajatierra, Ángel Pestaña, Eusebio C. Carbó o Juan Peiró fueron fundamentales. Una vez más un pragmatismo claro.
Con esas trazas se presentó en el congreso de 1931 en Madrid, donde el secretario general fue Ángel Pestaña, el director de Solidaridad Obrera Juan Peiró, y se aprobaron las Federaciones Nacionales de Industria. Los sindicatos de mayoría “faísta” votaron a favor de estas medidas. Curiosamente la mayor oposición vino de militantes o sindicatos que nada tenían que tener con la FAI, una organización denostada por la historia y que tiene una leyenda negra que no se corresponde con su verdadera historia (también lo abordo en el libro). Juan García Oliver era el más crítico y en aquel momento no era militante de la FAI.
El problema va a estribar en los tiempos que se van a conceder a la República para aplicar medidas en favor de la clase obrera. Para algunos la República pronto tierra de por medio y otros consideraban que se estimaba un tiempo mayor. Ahí surge el treintismo, que lejos de la idea que se ha tenido de que fueron expulsado de forma inmediata de la CNT por un sector radicalizado, estuvieron en el interior de la CNT hasta finales de 1932. El treintismo sí que ejerce una crítica sobre ese supuesto “faísmo” y sirvió para hacer nacer el mito. Esto no quita que hubiese una parte importante de militantes que dentro de la CNT considerasen que era el momento para acabar con el capitalismo y proclamar el comunismo libertario. Estrategia que fue analiza a posteriori y la CNT la calificó de errónea.
Sin embargo, analizando los periódicos de la CNT y de los treintistas, las diferencias entre ellos en los análisis de su entorno son idénticas. Les diferenció las estrategias que pusieron en práctica. Y durante la República todas las posturas replantearon sus posiciones, hasta que en el congreso de Zaragoza de 1936 la CNT se volvió a reunificar menos el sector pestañista que se había pasado en 1933 al campo político con la fundación del Partido Sindicalista.
Los debates que se dieron en este tiempo y las estructuras que se ponen en liza, componen un panorama muy complejo que no se puede despachar con un simple mito de “treintista” contra “faistas”.
- ¿En la guerra civil no se dio que la Confederación en general aceptó una postura más acorde con el treintismo - de colaboración entre organizaciones antifascistas?
Lo que se dio en la Guerra Civil fue un nuevo caso de pragmatismo. La estrategia de la CNT de acercamiento a otros sectores del obrerismo y a plasmar una alianza revolucionaria, tras el fracaso de las intentonas comunistas libertarias del primer bienio, se llevaban desarrollando desde 1934. Un debate que tuvo su clímax en el Congreso de Zaragoza de 1936, donde la CNT plantea un pacto revolucionario a la UGT y la emplaza a debatirlo en un congreso (que nunca llegó a celebrarse).
Cuando estalló la Guerra Civil la CNT calibró que había lugares donde son hegemónicos y en otros no. Por eso prefiere una política de colaboración para vencer al fascismo (en aquel hilo de 1931 de no permitir una nueva dictadura) a realizar un enfrentamiento contra todos en solitario en lugares donde son hegemónicos y sacrificando a la organización donde no lo era.
Además, no era la primera vez la historia que la CNT tenía colaboración con otras fuerzas (el ejemplo de la dictadura de Primo de Rivera era reciente). Lo que nunca se había dado era una colaboración con el Estado en esos niveles. No solo de ministros, sino de alcaldes, concejales, militares, carabineros, etc.
No es pues una influencia del treintismo sino un análisis mucho más profundo. Lo que nunca debatió la CNT fue la correlación de fuerzas en un entorno similar, y ahí radica los enfrentamientos, sobre todo, como los comunistas, con lo que se iba a disputar el control del movimiento obrero en ese contexto de guerra. Sobre estos conflictos incido también en el libro.
Además, no hay que olvidar que la CNT protagoniza un sentimiento revolucionario que llevó a una transformación profunda en la retaguardia, donde el sindicalismo fue eje de la reconstrucción económica, llegando a experiencias revolucionarias que tuvo al comunismo libertario como eje.
- Siguiendo con la historia, en la postguerra, ¿porqué se divide la CNT y entra en una espiral de enfrentamientos?
Porque la derrota de la Guerra Civil fue letal para el proyecto anarcosindicalista. Los debates que se habían quedado pendientes antes y durante la Guerra, brotaron en un entorno hostil. La búsqueda de responsabilidades de la derrota y la impotencia de no poder derribar la dictadura que desangraba a España fueron factores fundamentales para entender esa división, que también tuvo momentos.
- Viendo las cosas en perspectiva, ¿tiene algo que ver la CNT actual con la de hace un siglo?
Las ideas y estructuras las sigue manteniendo. La cuestión sería analizar es por qué lo que hace un siglo era un sindicato poderoso hoy no lo es.
- Se puede hablar de "mitos" en el funcionamiento del anarcosindicalismo que han llegado a nuestros días? Y por mitos nos referimos a deformaciones a posteriori de las prácticas o de los discursos reales de aquellas gentes.
Sin ninguna duda. Y esos mitos han sido alimentado tanto desde dentro como desde fuera del movimiento libertario. Muchas veces se ha construido una historia que hubiese gustado que fuese pero que no fue real. Si a ello le unes las interpretaciones interesadas que se ha dado de la historia del anarquismo y de la CNT, presentando al organismo sindical como algo caótico y fuera de la realidad, tenemos un coctel explosivo.
Luigi Fabbri escribió hace mucho tiempo un texto que hablaba de las influencias burguesas del anarquismo, donde decía que muchos anarquistas asumían la imagen que la derecha daba de ello, como elementos violentos y fuera de la realidad. Eso deformaba la historia y la realidad de unas doctrinas y movimiento. Quizá hoy más que nunca Fabbri tiene una actualidad imperiosa.
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