Elogio de un heterodoxo al Anarquista
El Anarquista me mira con seguridad, escorándose en su rincón. No espera de mí sesudos análisis, ni que entone un réquiem. Sabe que la voz del letrado o la del tenor mortuorio no están a mi alcance. No se enfada si sólo le ofrezco rudimentaria poesía.
El Anarquista ha aceptado como lógica la condena del tabú más férreo que sigue sin desplomarse traspasadas las puertas del milenio: ha aceptado repudiar la Jerarquía. Aceptando como normal lo que para muchos es un “despropósito anti convencional”, ha aprendido a tolerar las teorías más marginadas –aun las más estrambóticas–, a comprenderlas o refutarlas con una sonrisa. Cuando las lenguas artificiales no encontraban calor, ahí tenían a un Viñas, a un Armand o a un Yamaga que les diera cobijo. El vegetarianismo, a su vez, recorría el “movimiento” desde Reclús a los díscolos “Bandidos Trágicos” de la “Banda Bonnot”. Y cuando Carpenter se sacudía las piedras que le tiraban los homófobos, ahí tenía a un Mackay dispuesto a clavar sus flechas en el “cuerpo” reaccionario.
Al Anarquista no le asombra ni escandalizada nada que se coloque más allá de los límites en los que se ha enclaustrado a la Libertad.
El Anarquista es el viejo que sabe sonreír con afecto ante los disparates ajenos. Es el joven que augura que la Revolución es un hecho de aquí a veinte años (y amenaza con meterse un tiro si ese día no llega). Es la mano generosa que palia el dolor; la crítica lacerante que, ante el tirano, sabe agravarlo.
El Anarquista nació en el gallinero del teatro Social. A veces sube a escena, pero es en contra de su voluntad. Busca el “protagonismo” en la tramoya; allí pretende cortar el cordel del telón y poner fin a la función que nos obliga a vivir como simples figurantes de la tragedia colectiva.
El Anarquista, sin ser Primitivista, sabe repugnarse ante el maquinismo y condenar el fatuo progreso de una era industrializada. Sin ser Comunista Libertario, sabe abrir las manos ante el llanto de la necesidad y cerrar el puño ante la omnipotencia del agio. Sin ser Sindicalista, hace vibrar su alma con el sufrimiento obrero y blande la piqueta hasta lograr derribar la aristocracia del peculio. Sin ser Individualista, se niega a convertirse en ganado y hace oír su voz cuando la mayoría lo orilla.
El Anarquista no se deja arrastrar por los “ortodoxos de la novedad” (usando un ingenioso término acuñado por Amanecer Fiorito), no comparece ante los tribunales oficiosos e insulta a los oficiales. El anarquista no se siente atado al pasado como no se hipoteca al futuro. Sabe lo que otros fueron y lo que le gustaría ser; pero por encima de todo sabe lo que “es”. El Anarquista sabe enfrentarse al pontífice de turno, sabe ridiculizar a sus epígonos y bajar del trono a puntapiés a todo sujeto ilustre. El Anarquista no es la comparsa de lo constituido, sabe disentir del contenido y hundir si hiciera falta al continente.
El Anarquista, cuando la situación lo requiere, está dispuesto a convertirse en Anarquista de los “anarquistas”.
El Anarquista sabe también desacreditarse. Sabe que cuando su tono empieza a oírse más que sus palabras es el momento de hacer un mutis por el foro. Sabe que el respeto y el cariño mal entendido dan paso a la admiración, y sabe que si consiente esto no será más Anarquista que quienes lo veneran. El Anarquista sabe condenarse a sí mismo. Sabe pasar por traidor, por provocador, por incendiario, cuando quienes lo tildan así se revelan al acusarlo. Sabe adoptar mil nombres con los que siempre decir lo mismo. Huye de la relevancia y ha aprendido a eclipsarse. No son para él los focos y la platea. Aunque siempre esté dispuesto a realizar un “gesto bello”.
El Anarquista tiene una gran sensibilidad. Incluso si es un bocazas, y presume de egoísta, el Anarquista sabe partir, o incluso renunciar, a su ración de “pan y sal”. El Anarquista es un ser emotivo, con sentimientos a flor de piel, y si escupe fuego y sus palabras desprenden ácido es porque no puede soportar una muestra más de ese “Dolor Universal” del que nos hablaba Faure. Hace de sus palabras una saeta porque le asquea tanta resignación, y le duele tanta pena.
El Anarquista quiere colaborar sin suprimirse, coadyuvar sin renunciar, discrepar sin herir el cariño que les profesa a sus hermanos. Pero si esto pasa, acepta con estoicismo ser carne excluida, desfederada, y emprende su camino, ora parapetado en la ataraxia, ora sumido en la nostalgia, abrigado con la convicción de que en el ostracismo también es posible hallar un lugar llamado Acracia.
El Anarquista sabe abofetear al líder, burlarse de la mayoría, ofrecer su brazo y precipitar la ruptura cuando los lazos contraídos pueden apercollarle. El Anarquista sabe traicionar a la Patria, matar a Dios y, parafraseando libremente a Han Ryner, en un periodo de civismo maldecir los crímenes de la especie civilizada.
Los Anarquistas no quieren aprender a morirse. Saben consumir su vida entregándolo todo a los demás, cargando en sus espaldas más de lo que aguanta el hormigón que fraguan y el papel que los insulta. Mueren muchas veces inmolados por la Causa, por la Organización, por la Idea. Seres, casi siempre anónimos, a los que se les descerraja un tiro de silencio en la cuneta de la Historia. En cuartitos desnudos, sin fetiches, con libros raídos, documentos amarillos y una bala nueva, reluciente y acerada, colocada en la recámara.
Delinquen cuando hablan, matan con su literatura, son terroristas del verso y, a veces, cuando ya nadie les espera, consiguen demostrarnos, tal y como decía Leo Ferré, que “golpearon tan fuerte que aún pueden volver a golpear”.
En criticar (1) al “anarquista” (con minúsculas) empleé el doble de páginas que en alabar al Anarquista (con mayúsculas); el Anarquista no necesita de más.
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NOTAS
(1) Ver la crítica del heterodoxo al anarquista en: http://www.alasbarricadas.org/noticias/?q=node/12198
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Comentarios
para epatante
Cuando dices, soy la antitesis de criminal, lo dices en el sentido yo soy yo y tu eres otro, y en ese caso eres la antitesis de cualquiera que no seas tu o quieres señalar otra cosa.
Me ha parecido, en sintesis, que eres partidario de la anarquia y te has definido partidario del individualismo,contrario a la construccion social, cosasque yo comparto, bueno lo de individualismo no, pero si individualista, el individuo es la base de todo.
Para mi los ismos tienen un caracter totalizante, es por lo que ya no soy partidario del anarquismo o del individualismo. No como tu dices que me los he dejado robar.
Los ismos modernos solo son a mi entender,replicas al primer gran terremoto, el cristianismo.
saludos
criminal
Para el que no entiende otras acepciones de “amateur”
En primer lugar interpretas el término amateur como sinónimo de “profano” o “lego” (no interpretes a su vez lo de “profano” como “impío”), cuando lo que quería decir es que el arrogante alarde que has hecho de ser adicto a la “física cuántica” sólo podía entenderse, si se es bien intencionado, como una afición, como un hobby (me refiero a la “física”; en lo de la soberbia ya eres, lo digo sin acritud, todo un profesional). Era, sin más, una siempre broma, que es como alguien debe tomarse una situación en la que, discutiendo con otro, éste le suelta “pues yo soy ingeniero de caminos, pero de la ingeniería moderna, mientras que tú estás anclado en la tradicional”. Era un comentario tan surrealista, el que hiciste, que simplemente me hizo gracia.
En segundo lugar no sé qué pinta en todo esto el autor del Elogio (el “Épater les Bourgeois”) si el pobre ni se ha pronunciado ni tiene, hasta que intervenga, si lo hace, “vela en este entierro”; “entierro” que ya no guarda ninguna relación con su artículo. Tienes una fijación con el tipo e insistes en discutir con él, aun sin abordar ningún de los temas por él tratado, enzarzándote en insultar a otros. No tiene sentido que llenes líneas de descalificativos enfrentándote con éste o aquél si al que odias es a otro, que encima no está presente. Y coligo que cierta tirria le tienes porque siempre lo mencionas aun cuando el aludido nada ha dicho.
En tercer lugar lo de “hasta que se te rompa otra tripa” es una frase hecha, como hasta que vuelvas a “mosquearte”, “haber que te pica ahora”, etc. ¿Nunca has oído la expresión “que tripa se te ha roto”? Para ser tan adverso a las palabras elaboradas desconoces bastante las expresiones coloquiales. No era, en absoluto, el deseo de que te pasará nada malo ni física ni anímicamente. Sólo significaba “hasta que contestes”, “hasta que vuelvas con gana de bronca”. El hecho de que cometas tal o cual incorrección no es el problema, sino que te parapetas tras tus errores y te dedicas a tratar de impartir arrogantes “lecciones magistrales” que se fundan precisamente en abundar en esos errores (mensajes enteros pontificando que tal persona es en realidad otra. Otros tantos diciendo que tal persona no es de extracción obrera sin saberlo. Los mismo pero afirmando que la corriente marxista del Consejismo se basa en dar consejos, etc.). Y esto abre la puerta para el siguiente punto
En cuarto lugar insistes en que hay una conspiración para hacerte quedar mal, y todo tu mensaje es una auto lamentación sobre lo “injustos” que son “todos” contigo –auto lamentación que me apena-. No creo que nadie de aquí esté contra ti, pero ¿te has parado a pensar si tu obcecación (a despecho de tu impostado subjetivismo) con estar en posesión de un “absoluto” insensible al razonamiento ajeno, es lo que hace que tu entres en conflicto con otros? Fíjate por ejemplo en lo de “hasta que se te rompa otra tripa”. Si alguien no conoce esa expresión y me preguntara qué significa no tendría ningún inconveniente en explicárselo. Ninguna pregunta es estúpida. Y cuando alguien se relaciona, por ejemplo, con niños sabe que detrás de las preguntas más básicas subyace siempre una gran inteligencia. El problema es cuando alguien es impermeable a la “incertidumbre”, cuando alguien, antes de soltar algo por la boca, se abstiene de dudar. Pero lo peor de todo es cuando, no contento con carecer de escepticismo sobre las propias conclusiones, hace de ellas una atalaya, una suerte de fortaleza que cree inexpugnable, y desde allí se dedica a pontificar e impartir doctrina. Creo, y no quiero ofenderte, que eso es lo que haces.
Si dices que alguien se llama Manuel y en realidad es Francisco (como confundirme a mí con el del Elogio), no dudas de lo atinado de tu presunción, al contrario, bautizas a Francisco como Manuel, escribes andanas dedicándoselas a quien no es y encima eres capaz de escribir un libro sobre ello. Todo, por supuesto, regado con una gran prepotencia, con una vanidad hinchada que no entiende de cuestionamientos y que jamás vacila. Esa es la diferencia entre quien, teniendo una idea, la contrasta y cuestiona hasta evaluar su acierto, y quien “mete la pata” y todavía se dedica a dar discursos, a sermonear y a no vislumbrar nunca la posibilidad de que pueda equivocarse. Dices que puedes rectificar, pero tu altanería, tu jactancia y tus balandronadas, demuestran que tu capacidad para eso está, por ahora, muy disminuida.
En quinto lugar vuelvo a corroborar que discuto con alguien que no me ha leído y se basa en sus apriorísticos juicios de valor. Dices: “mucha parte de mi critica va por ahi, en desenmascarar la supuesta bondad de la autoridad del profesionalismo basada en la neutralidad de los conocimientos racionales y científicos”, y eso demuestra que no has ojeado ninguno de los mensajes que le dediqué a Criminal. Sirva un ejemplo: “[…] Nunca he creído que el Anarquismo sea una ideología, y ningún espíritu osado la habría definido así, según el propio Malatesta: “El anarquismo es un modo de vida individual y social a realizar para el mayor bien de todos, y no un sistema, ni una ciencia, ni una filosofía”. Yo lo defino como sentimiento, como sensibilidad –cosa que repugna a partes iguales a pro-ideólogos y a los fan nietzscheanos-, pero allá cada cual. […] Pienso, sinceramente, que has dejado que sean otros lo que definan lo que para ti es el Anarquismo y, perdóname si me aventuro en terrenos inestables, creo que se debe a un medio hostil y jerarquizado que ha trazado una línea divisoria entre Anarquismo y Anarquía haciéndote abominar del primero. […] Me he encontrado mucha gente que me ha dicho algo parecido a lo aquí escrito [aquí cito al Épater, para que no vuelvas a confundirnos]: “Algunos “anarquistas” […] dirán […] que el Anarquismo no es ninguna “simpleza” (como quieren sus detractores) que es algo muy “científico” muy articulado. El Anarquista “amateur” puede dar con un grupo que, paradójicamente, estando compuesto por Libertarios, puede ser homogéneo y monolítico. Allí se le dice al joven que para ser Anarquista hace falta adscribirse a una tradición, conocer una teoría y ser aceptado por el “grupo”. Para el “anarquista” gregario el campesino andaluz que alzaba la hoz y la horquilla no podía ser Anarquista si antes no se había empapado de teoría. Al “anarquista” mimético no se le puede explicar que los “pioneros” no encontraron tradición alguna a la que adscribirse […]. Para el “anarquista” arribista sólo vale la “verdad colectiva”; la Individual puede ser sacrificada. El grupo, la mayoría. Siempre tiene razón; si discrepas sólo conseguirás ser “Un Enemigo del Pueblo”. […] [Aquí vuelvo a hablar yo] A mí también me han dicho que el Anarquismo es una tradición, un sistema, una ideología, una ciencia, una filosofía. Me han dicho que para ser Anarquista es necesario que el movimiento te “acepte”, que te adaptes al grupo, que “sigas” unas determinadas reglas consuetudinarias, que aprendas una “doctrina”, que defiendas un “sistema”, un futuro basado el positivismo de Comte, la Sociedad del “por venir”. Y creo sinceramente que esto pasa porque la mayoría de Individuos Anarquistas hemos reculado. Hemos dejado que otros nos digan lo que hacer y esperar, lo que somos y debemos ser, y así nos han hecho maldecir hasta la última fibra de nuestra propia sensibilidad. […] La fe en el progreso, en los mesías, en los salvadores, y los sistemas, las ideologías, la historia, la filosofía, la ciencia, el arte, son juguetes en los que hay que escupir (Albert Libertad) […]”. Y así una inmensidad de fragmentos de los cuales se deduce un diáfano ataque a la objetividad concertada, a la ciencia y su pretendido carácter infalsable y a la Razón constituida como verdad colectiva.
Como te han dicho más arriba, has vuelto a columpiarte. Estás tratando de articular un reproche usando los elementos que, precisamente, he tratado de vulnerar desde mis primeros mensajes.
Por lo demás te felicito, sinceramente, por haber hecho el esfuerzo solidario de escribir un poquito más claro.
Ojalá te bajaras de la parra y quisieras entablar futuras conversaciones, pues creo que este tema ya está agotado, sin el engreimiento de creer que toda opinión discordante es un ataque y que todo error propio es una tergiversación ajena. Sí, hay gente que en lugar de mirar al sol mira el dedo que lo señala, y hay otra categoría peor que se fija en la mugre de la uña del dedo señalador (teniendo ellos mismos, quizás, las manos sucias). Sigue con la Anarquía, pero que el anti autoritarismo se contagie también a tu actitud.
Salud, y hasta que te “suene” otra tripa (así evitamos kafkianos malentendidos).
Para Criminal
Obviamente lo de “antítesis” tenía esa lectura (como en la frase de Sartre), pero también es que creo que estamos en lados opuestos del camino. Creo que nos distanciamos tanto como lo hace Stirner de Nietzsche. Para un ojeador desinteresado son muy similares (debido a que Nietzsche hincho su prestigio haciendo pasar algunas conclusiones de Stirner como propias [lo mismo que hizo Marx con Proudhon]). Sin embargo es su carácter, su sensibilidad, lo que les distancia ante un mismo fenómeno (las soflamas de Nietzsche van destinada a una élite y las de Stirner a todos los desheredados, el primero busca fortaleza por su debilidad “espiritual” y el segundo se ve fuerte y “sonríe aún ante un callejón sin salida” [este último término fue acuñado de forma muy lograda por Camus en su El Hombre Rebelde]).
Tu y yo, podemos haber descubierto, en nosotros mismos, lo falaz de las ideologías, lo constrictivo del imperativo moral y lo nefasto del gregarismo social, no obstante, creo que mis humildes autodescubrimientos me han impulsado hacia un voluntarismo vitalista (olvídate del -ismo que lo sufijan), hacia reclamarme como Anarquista a despecho “del qué dirán de los imbéciles” (según decía Teresa Claramunt) y de las excomuniones. Creo, y no abundaré en el tema, que ese descubrimiento mueve a otros a la apatía, a la tristeza, y a renunciar al Anarquismo por el prurito del –ismo (lo cual respecto, pero creo que suele hacer de ellos “víctimas del medio”).
El paganismo, el judaísmo y otros –ismos también tuvieron su irrupción, antes del cristianismo, así como las propuestas anti dogmáticas, de las que ya hemos hablado. El problema es cuando tratamos de verlo todo en su dimensión convencional y etimológica (“aquello que merece ser enseñado”). No obstante, cuando se habla de Cinismo ¿creemos verdaderamente que estamos hablando de una doctrina cuando los propios aludidos negaban todo sistema y no nos legaron más que un bello corolario de ejemplos vitales? ¿Podemos, a su vez, decir que la negación de los sistemas es obligatoriamente un sistema en sí mismo (como el nihilismo)? Suena como Georges Darien cuando decía que el Anarquista es autoritario porque negaba la Autoridad ¿debía entonces aprobarla y sancionarla, para ser consecuentes dedicarse a la ataraxia? Así el escepticismo es en realidad una creencia, el ateísmo una fe y para ser coherentes sólo se puede vegetar, no existir…. Este es el callejón sin salida, y ante él, como Stirner, sólo se puede reír o, como otros, suicidarse.
Pero como me asquea esta dinámica de martirizar la carne, de llamarle a lo que siento “sistema”, prefiero moverme por impulsos sin más juez que mi voluntad y mi sensibilidad. Negar no tiene porque significar “establecer”, “fijar”, puede ser simplemente Negar. Impugnar la Autoridad no tiene porque suponer una nueva Autoridad si a nadie obligo a acompañarme. El problema es que la misma Autoridad no me deja ser dueño de mis propios actos; es ella la que se busca compañeros forzados.
Por ello no considero que tengamos que encajonar el Anarquismo, la herejía, la iconoclasia, el anti capitalismo, el individualismo, etc., en el mismo compartimento que a una escuela o una secta. No necesita ser enseñado y sólo es un nombre. Es porque yo soy, porque yo quiero que sea. Y como no existe mejor calificativo para determinar mi negación integral a todo lo impuesto, lo encorsetado, lo instituido, lo obligatorio, le doy el nombre que impugna todo esto y lo llamo Anarquismo y me llamo Anarquista.
(Ya viste que el propio Stirner, fustigador de “fantasmas” e “ideas”, hablaba de Individualismo y lo defendía como propio).
Esa es la diferencia: ante un mismo fenómeno, lo cual no es malo, actuamos de forma distinta. Es la distancia entre tomar y dejar, aun cuando el objeto en disputa sea el mismo.
Salud y si tienes más cuestiones que tratar quizás coincidamos en el foro. Con toda cordialidad.
para epatante
Veo la misma diferencia que tu entre Stirner y Nietzsche, tambien pienso que los cinicos no eran ninguna escuela, y acepto lo que Malatesta dice, pero ello no niega que multitud de anarquistas que asi se han llamado, profesaban ese afan de constructomanos, y a su construccion social lo llamaban anarquismo, (contra ese ladro yo),y eran amantes del progreso y de la ciencia.
Espacio, materia y movimiento decian los atomistas, eso es en mi opinion el Caos y es a su vez el significado de la negacion integral que tu planteas ante lo constituido, lo ordenado, lo definido, y no el anarquismo, y yo digo como tu, ¿porque dejar que nos lo arrebaten, porque huir de esa realidad?
Si todo esta en continuo movimiento, si las cosas cambian, como cambiamos nosotros mismos, la anarquia tambien sera cambiante y estara emparejada al Caos y no al anarquismo.Todo ello independientemente que tu prefieras abjetivarlo como anarquismo.
Por mi parte tambien me considero un vitalista,y siempre que puedo practico el crimen y las relaciones anarquistas, y defiendo al egista porque cuando lo es no es cristiano, aunque ya se que el cristiano tambien es egoista.
saludos
criminal
¿En que foro?
bueno ya estamos de nuevo,
bueno ya estamos de nuevo, en primer lugar cuando escribo en cierta forma estoy en accion y asumo mis errores que los hago y los tengo pero prefiero equivoicarme que quedarme inactivo por miedo a errar, en segundo ante las criticas, yo tengo confianza en el aprendizaje colectivo, por eso para mi tiene mas importancia lo que se dice que quien lo dice, a lo que iba las criticas, ante ellas las miro con detenimiento, si me estan diciendo verdad y con ellas puedo mejorar, siempre doy las gracias, si tienen verdad y mentira pues eso las miro con detenimiento para esvrinar(discenir), lo que tiene de una o de otra, y doy tambien las gracias por lo que puedan hacerme mejorar, en cuanto a lo que nada mas son mentiras pues simpolemente me resbalan, estoy curado de mi ego y de mi importancia personal, por eso cuando se me proyecta como se hace en algunos comentarios a mi que mas me da. yo intento participar en comunicacion colectiva, mas o menos me siento como aquellos anarkistas en los años 20 o 30 del siglo xx, que se acercaban a los ateneos para reforzarse como individuos y mejorar como tales, para hacer frente al medio tan hostil a las ideas anarkistas base de su forma de vida. tercero yo entro en esta comunicacion y lo que lo motiva es el uso de la palabra fraude. es lo que me motiva ni me arrepiento y suscribo todo lo que he escrito, en cierta forma es mi retrato, haciendolo me lo he paSADO BIEN, en cuanto a las formas y contenidos de toda esta comunicacion pues es la que es y hay lo que hay, pero bueno es como todo relativo y con muchas prismas para verlo, los que haceis sentencias me recordais aquellos que no quieren la civilazacion pero no paran de usar los productos de la misma civilizacion, un ejemplo para desarrollar una comunicacion nos vienen con el roolo de la historia de la filosofia desarrollandola desde la grecia antigua y luego pasando por la europa medieval moderna contemporanea, como si lo demas no existiese, me hace gracia.cuarto como aquellos anarkistas que mencione, a veces entraban en el ateneo con tribulaciones o estados de conciencia esaltados por los acontecimientos en que vivian, pero sus charlas su contactos sus comunicaciones no eran para ser censurados castiados o no escuchados, bien al contrario, al hacer un espacio colectivo la aportacion de cualquiera tenia la cabida como la de cualquier otro u otra, por eso cuando yo hablaba de las criticas aun las que me puedan parecer no justas o malas o mentiras, las leo las escucho pueso eso para mi es una parte principal de la libertad de expresion. quinto en cuanto a lo de tu mas y mucho mas, me parece infantil por muy recoco rebuscado culto y razonavble que pueda parecer, solo demuestra la incapacidad de situarte en el lugar del otro, y en eso esos anarkistas de los que hablaba si lo hacian, por eso la atraccion que ejercen en mi, su egoismo si lo tenian era inteligente, o sea que buscaban el bien colectivo, porque sabian que el bien colectivo se basa en la libertad del individuo y por eso tiene tanta importancia para mi la libertad de expresion, porque a traves de ella se forma el individuo eso que nos explican que aquellos anarkistas eran autodidactas, no me interesa para nada las firmas ni las citas, sino el sentimiento de la comunicacion y lo que se quiere transmitir con ella, por lo de aquello cuando el el fin es el medio solo nos lleva a la autodestruccion, y mis escritos son medios y no fin, asi que estoy agradecido a esta comunicacion yo he tratado de comunicarme buscando siempre el bien colectivo y aportando informacion desde mi vivencia y experiencia, a veces atolondrado con errores pero eso es lo de menos y quien se queda ahi nada mas demuestra su falta de empatia y su incapacidad para la mutua ayuda, pues si por esos errores es la excusa para negar la totalidad o la intencion pues eso que se lo haga mirar porque si algo aprendi de aquellos anarkistas era su beligerancia con los que juzgan o sea los juezes o juezas que haberlas hailas, y por ultimo agradecer este tiempo espacio de comunicacion por el gran disfrute que he tenido, escribiendo a veces pasionalmente, otras mas pausadamente, pero siempre en libertad, y tambien leyendo pues esas lecturas me motivaraon a escribir, y la comunicacion siempre es de doble via, asi que de nuevo biejos ja e buidad el pap. salut i anarkia.
Para Criminal
Es interesante esto último que dices, pero 1º ¿te has dado cuenta de que ese afán “estructurador” es también patrimonio común de los “desestructurados”? Quiero decir, los nihilistas derribaban en el XIX el mito de los convencionalismos y de la sociedad ideal pero mantenían (como muchos Anarquistas) el de la infalibilidad de la “ciencia positiva”, acercándose, incluso, al materialismo marxiano. El propio Stirner, después de derribar todos los mitos, laicos y sagrados, dio pie a que muchos hicieran un culto del Egoísta, del Único, del Individuo. Mucha gente rechazaba la idea de “un futuro mejor” pero la sustituía por la de un Individuo endiosado y todopoderoso. Los que no creían en la ciencia hacían del irracionalismo un autentico dogma de fe, con sus sacerdotes y todo. Los que negaban el progreso a veces hacían del pasado una ideal Arcadia y otras del carpe diem una doctrina tan férrea que gozaba inclusive de sus excomulgados.
Con esto quiero decirte que lo determinante en cada caso es cómo funciona el “yo” de cada uno, muchas veces con independencia de las ideas que diga profesor. Es decir, un individuo puede haber rebasado todas las teorías, haber sepultados todos los –ismos y las ideologías, y, no obstante, seguir siendo un creyente. En lugar de Dios adorar al Súper-hombre. En lugar de los proyectos futuros, la incertidumbre caótica. Y en lugar de la ciencia, la filosofía que se burla de tal nombre. Por el contrario uno puede creer en todos esos elementos convencionales y tener una “esencia” más libérrima que aquel que las niega todas. Existe gente que, creyendo en la moral, atentan contra ella más que los amoralistas. Y también quienes, siendo “sosegados”, hacen más actos de Ilegalismo que los alegales teóricos. Si te das cuenta estos nos retrotrae a nuestra discusión sobre el “cabrón” y refleja bastante bien nuestros puntos de vista. Para ti una persona puede ser “anarquista” con independencia de su sentir íntimo (puede tener intestinas pulsiones autoritarias y vivir la Anarquía), y sin embargo condenas lo que se entiende como Anarquismo por considerar que muchos de sus partidarios sostienen algo, tan superficial, como lo son las ideas. Yo, por el contrario, parto de que una persona no es “anarquista” por las ideas que defienda (eso es algo accesorio e insustancial), sino por su forma de sentir la realidad e interactuar contra ella, ergo, alguien que se diga Anarquista, esté empapado de teoría y sea portador de todas las ideas del mundo, puede imponerse a otros por la fuerza y ser simplemente un autoritario, y alguien a quien Bakunin le suene a detergente puede ser libertario hasta la medula y crear experiencias reales de vulneración del Poder.
Creo que en este aspecto incurres en una contradicción. Niegas las ideas, pero les confieres tanta importancia que defines algo en función de sus ideas (el Anarquismo y ciertos Anarquistas son “malos” [entiende esta simplificación] por postular tales ideas), y no por lo que realmente “es”, por sus pulsiones y sentimientos (un maltratador, que no porta ideas concretas, puede ser un valedor de la Anarquía con independencia de lo que sienta en su fuero íntimo). Si te das cuentas, aun negando persistentemente las ideas, son lo suficientemente importantes para ti como para descartar o aceptar algo en función, no de lo que “es”, de lo que se cuece en sus entrañas, sino de las ideas que propugna y declara. Yo, negando la supremacía de las ideas, precisamente por eso, porque las niego, no considero que alguien pueda ser valorado por algo tan insustancial como las ideas concretas que ha ido adquiriendo, y creo que lo que le define es su sentir íntimo.
Creo que este es un punto importante del debate.
Y abre pasillo para el 2º asunto. Una persona Anarquista se declara ferviente moralista (como Godwin, Kropotkin, Tolstói, etc.), yo, que soy inmoralista ¿me veo amenazado por él? Cuando alguien me expone su punto de vista sobre un concepto “general”, si yo no estoy de acuerdo, le pregunto “¿Me obligarías a vivir según tus ideas de algún modo?” Si ese sujeto, siendo ferviente defensor de la ciencia, de la sociedad, del progreso, del orden y de la moral, me dice que jamás me compelería a unirme a él, o a ser lo que no quiero ser, no tendría nunca ningún problema con él porque sus ideas sólo le atan o liberan a él, y cada uno tiene que poder engañarse o revelarse con lo que le dé la gana. Si esa persona quiere compartir y publicitar sus ideas, al no ser compulsivas, sólo le acompañaran quienes sientan lo mismo que él. Si yo no estoy de acuerdo, puedo perfectamente criticarle y oponerme a lo que defiende, pero concentrar en él mis “ladridos”, significa desperdiciarlos, porque si las ideas de ese sujeto llegaran a realizarse algún día, a mí no me perjudicarían en nada.
Yo contra lo que “ladro” es contra las ideas generales que no necesitan de mi consentimiento para imponérseme. A mí no me importa si éste o el otro creen en Dios, si son cristianos o sintoístas, a mí lo que me importa es si su creencia en Dios me implica forzosamente a mí y a otros. Se les pregunta “vuestra fe necesita para algo de mí”, y si es que no, no tengo porque enzarzarme en impugnar las personales elucubraciones de la gente. Ahora bien, existen ideas generales que sólo pueden establecerse contando con mi concurso aunque este no sea voluntario. Así se me obliga a someterme al Estado, a estar bajo el Imperio de la Ley o sentirme ligado, desde la cuna, a una Patria fijada o por establecer y a producir para el Capital si quiero comer. Si le pregunto al Estado si puede existir por sí solo, sin necesitar de los otros, y hago lo mismo con la Ley, la Patria y el Capital (los sujetos que están tras ellos), todos me contestan que no. Esos son mis enemigos y a esos les ladro. Porque la Anarquía puede existir tan sólo con que exista en el interior de las personas que la sientan, y si nadie, aunque no la compartan, quiere obligarles a sentir otra cosa, la Anarquía existe desde ese mismo instante. El Estado, y demás comparsa, quiere existir sobre nuestras cabezas aunque nos neguemos a aceptarlo, y, repito, por eso les “ladro”.
Es decir, que si alguien me dice que “La Anarquía es la máxima expresión del Orden” (como Reclús [aunque ya antes Proudhon había dicho lo de “La Sociedad busca el Orden en la Anarquía”]) y otro me dice “La Anarquía es Caos”, concluyo, según mi punto 1º que ambos pueden ser igual de anti dogmáticos o igual de creyentes y que, en función a mi punto 2º, si ni su “Orden” ni su “Caos” es obligatorio para mí, y me dejan que cree mi propia cosmovisión y mi propio mundo, no tengo porque acerar muy crítica ni cuando hable de uno ni cuando hable de otro.
Así, después del “ladrido”, vendrá quizás el “mordisco”.
Con lo del foro me refiero al de A las Barricadas. Puedes registrarte con un nick reconocible (Criminal, por ejemplo) y se puede debatir por privado o en abierto. Así dejaremos de hinchar esta sección de comentarios que, con nuestra verborrea (sobre todo con la mía), le estamos dando el record de comentarios al del Elogio (creo que ya pasamos de los 40).
Salud y encantado de debatir.
(Y ahora voy con tu “compadre”, que también tiene ganas de debatir).
Para el Anónimo
En primer lugar confundes la “actividad” con la “presunción” ¿analizar las cosas a posteriori, y no antes de haberlas escuchado y releído, es acaso sinónimo de “acción”? Lo es de cierta prepotencia (sin pretender ofenderte) o, como mínimo, de cierta insensibilidad. Es el pensamiento que se resume en: “yo tiro la piedra y si después le doy a alguien me retracto y ya está”, quedando indiferente ante el tullido de turno. Para eso apunta antes de tirar, no hace falta que no la tires, sólo que prestes atención a la diana. Entonces, si fallas, nada se te podrá reprochar, pero si lo haces fruto de tu indiferencia ante lo que otros digan o hagan, entonces es que te arrogas sobre ellos, aun sin saberlo, la potestad de hacerles participes de tus “errores voluntarios”. Y yo defiendo el derecho a errar, pero no a cargar con los errores ajenos y deliberados (¿qué es, por otro lado, lo que nos hacen padecer todos los gobiernos?).
En segundo lugar te contradices. Hablas de subjetividad y estableces, no obstante, y correlativamente, un baremo sobre lo que es “verdad” o “mentira”, no sobre si coincides o no con las críticas que te hacen, si no sobre si son un absoluto moral; es decir, “tajantemente ciertas”, “tajantemente falsas” , pero ¿Cómo las distingues? Dices que confías en la “instrucción colectiva”, pero por lo menos cinco personas en varios mensajes distintos, y de muy diversas formas (alguno de forma bastante correcta) han coincidido en decir que eres prepotente, que tiendes a insultar y que no reconoces ninguna de tus errores ¿es eso “instrucción colectiva”? ¿Dónde queda entonces esa simbiosis, ese intercambio de críticas y conocimientos? Casi no ha habido una sola persona que te haya hecho una recomendación a la que no hayas insultado u ofendido a continuación (“comedores de papilla”, a gente que te ha hablado con bastante educación, es lo mínimo que les has llamado). Cuando se te ha insultado, yo he sido el primero en condenarlo, y tú, no obstante, has seguido bastantes mensajes después como si esto fuera una guerra de “vísceras” a ver quien las tiene más negras. Un simple escaparate para poner a caer de un burro a mucha gente que sólo ha comentado lo que ha visto seguro que sin malicia.
Hablas de “aprender en colectivo”, pero parece, y lamento decirlo, que esa teoría sólo te es válida si el “colectivo” te da la razón. Yo, personalmente, te recomiendo (tómatelo si quieres como una cuestión “paternalista” -como ya has hecho anteriormente-, pero no te recomiendo nada que yo no trate de practicar en mi propia vida, nada que no le aconsejaría a un amigo) que no cifres tu razón en lo que el “colectivo” te diga (y afirmo tal cosa sabiendo que no es lo que, en estas circunstancias, me convendría recomendarte). Yo, siendo oportunista, podría soltarte la matraquilla recurrente: “¡Ah claro! ¿Todos se equivocan menos tú?”; “si todos te llaman mentiroso ¿cómo te atreves a defender que dices la verdad?”; “cuando todo el mundo dice una cosa, por algo será”. Pero yo prefiero ser consecuente con lo que siempre he pensado: a veces el número se equivoca. No creas que te equivocas porque sean mayoría los que te lo dicen, como tampoco creas que es verdad si es una mayoría la que te aplaude. Deduce, simplemente lo que es “cierto” o “falso” para ti, y después, si quieres, compártalo y a ver cuánto resiste el viento huracanado del “medio”. Pero para saber eso, que en definitiva es saber lo que sientes, necesitas reflexionar, sin vértigo, si tu punto de vista te convence. Después es imprescindible empatizar, tomarte a ti por el otro y contrastar, en soledad, si lo que tomas por “cierto” o “falso”, menoscaba en algo la capacidad de los demás a elegir (el insulto y la fanfarronería es una buena manera de socavar el prisma ajeno). Ya después propágalo y compártelo a tu gusto. Creo, sinceramente, que lo contrario es botar un barco antes de haberlo terminado de construir (quizás, por eso, si algún buen samaritano se nos acerca y nos dice que nuestra embarcación hace aguas, lo insultemos y tratemos de “abordarlo”). Tomate ahora si quieres esta sugerencia a mal, repito que creo que sólo es un medio de entablar relaciones sanas con los demás.
En tercer lugar vayamos a lo de “fraude” que es algo que me interesa especialmente. Reitero por tu alusión al asunto, y por tu desafortunada ratificación, que no te has leído en profundidad los mensajes que Criminal y yo nos hemos dedicado. Haré una semblanza cronológica y espero que captes su sentido. Ante el artículo del Elogio, con el cual coincido en bastantes puntos, contemplo que se le hace una serie de descalificativos (“buenismo enfermizo, cristianismo, etc.), que el propio Criminal, en gesto que le honra, reconoce que no es propiamente una “crítica” (te recomiendo que leas sus mensajes y compruebes que deriva tan distintas han tomado éstos y los míos con respecto a los tuyos), y sé, al primer vistazo, que esos términos que se usan como “de primera mano” (aun cuando no fuera la intención de Criminal) son en realidad una concatenación de términos prestados que no se reconocen como tales (en concreto de Stirner).
No sé cuan familiarizado estas con los textos marxistas, y a lo mejor mi siguiente ejemplo te deja frío, pero si alguien te dijera: “Eres la enfermedad infantil del comunismo, un mero obstáculo para establecer vanguardias de revolucionarios conscientes y profesionales, pides la libertad en vez de preguntarte ¿para qué sirve?, eres un desviacionista peligroso, etc.”, yo podría señalar que -aparte de discrepar con semejantes chorradas- quien ha dicho eso es un impostor, un fraude, porque haciéndonos creer que nos está dando su opinión sobre ti, en realidad nos está dando, sin reconocerlo o advertirlo, la de un muerto (en este caso la momia insepulta de Lenin).
Criminal no lo hacía con la intención de atribuirse méritos ajenos y eso es algo que ahora se nota, y es lógico, también, que esas palabras ya deben formar parte de su lenguaje habitual, pero si uno tiene como base al Individuo, y crítica a un individualista por cierta “complacencia pro-social”, podrá señalársele si él mismo no practica cierta sociolatría (término de Igualada) al repetir como propios los postulados de otros. Creo que él me ha leído, y lo ha entendido sin problemas, tal y como yo he entendido sus buenas intenciones, tú, no obstante, no debes de haberte molestado en leernos lo suficiente.
Críticas, por ejemplo, que se hable de Grecia o del Medievo o de tal pensador europeo. ¿Eres consciente de que yo he sido quien precisamente ha dicho que: “El Individualismo no se demuestra haciéndole de correveidile a Stirner y a Nietzsche, y poniéndolos en un altar, sino precisamente atreviéndose a desarrollar un estilo propio e incluso disintiendo de los ‘maestros’”? ¿Te das cuenta de que el único que ha mencionado a alguien no nacido en eso que llamáis Europa he sido justamente yo al citar el largo fragmento de Manuel González Prada? Deberías de diferenciar cuando alguien le atribuye un pensamiento a su propio autor (que es lo que se hace cuando se cita a los griegos) para evitar ponerse medallas o taras ajenas, a cuando alguien hace pasar las ideas externas por propias. A ti, sin embargo, no te parece fraude que uno se límite a hablar y a pensar como otra persona, a suplantarlo. Si yo mañana dijera que se me acaba de ocurrir una frase buenísima, una que dice: “llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones y ese mundo crece a cada instante”, me empadronara en León, me metiera a mecánico ajustador, me hiciera un naranjero de corcho y me paseara por ahí rezongando que hay “demasiados comités”, para ti eso no sería un fraude, nadie estaría absorbiendo la personalidad de un Durruti para evitar crearse una propia. Entonces, ¿para ti no es fraude imitar a otra persona, calcar sus conclusiones y su forma de desarrollarlas, vivir a través de lo que otro dice, oxigenar nuestro cerebro obteniendo el aire exclusivamente de las palabras de otro? O de forma más sencilla ¿borrar tu personalidad y sustituirla por la del prójimo no es un fraude, como poco contra ti mismo? Puede que la respuesta concluya si se habla por boca propia o si hay quien se apropia de la de otro.
Por otro lado, nadie ha impedido que uno imite a quien quiera, sólo se ha remarcado la incoherencia de tal acto cuando uno hace apología de la originalidad (tal y como a ti se te ha señalado que, para “instruirte en colectivo”, desprecias bastante, a conveniencia, las sugerencias del mismo). A mí no me molesta el imitador, sólo destaco cuando el imitador censura la falta de “personalidad” de los demás cuando la suya esta remachada precisamente con elementos exógenos.
Ya dije que: “No me importa que a un escritor que aprecio le digan que es la efímera que gasta su vida revoloteando en una sensibilidad muerta, el helminto que se nutre de planteamientos descompuestos o el anófeles que contamina al “pueblo” -todo ello con argumentos de primera mano-. Tampoco me importan los típicos “payaso”, “desperdicio” o “basura individualista” (ese me gusta especialmente, porque refleja ciertos atavismos colectivista en quien lo vomita). Pero contemplar la retahíla consabida: “es usted un anarquista de salón”, “eres el pequeño burgués enemigo de la unidad de la clase obrera”, “eres el ideologizado defensor de una fantasmagoría religiosa que atenta contra mi causa, fundada en nada”… son ejemplos que me apenan profundamente, porque han sido robados de la boca de viejos muertos debido a que su portador a matado su originalidad, su Individualidad, en el altar de una sistematicidad cualquiera, del pro-común de turno. […] Imaginando que todo individuo, más o menos amaestrado, es siempre en su interior una incógnita única, un fenómeno que puede estallar contra la naturaleza que se arroga el papel de haberlo creado, un títere que pude morir anónimo o prender con sus trapos los cimientos de la Sociedad, no puedo soportar que ese sujeto dotado de inteligencia y sensibilidad (no importa cuanta) deje de exponer sus entrañas para convertirse en Eco”.
Con esto hacía referencia a que el problema del que hace fraude no es el fraude en sí, sino el daño que crea al propio desarrollo de su individualidad (aunque eso es asunto suyo), y, sobre todo, que se dedique a señalar las supuestas fraudulencias ajenas ignorando las propias. Que es, y siento decírtelo, lo mismo que has hecho tú, cuando dices que detestas que la gente haga “sentencias” y desde que irrumpiste en este debate lo has hecho repartiendo, no sólo sentencias, sino enjuiciamientos, condenas, estigmas y anatemas. Tu primer mensaje está lanzado desde un tribunal desde el que llega a pedir la “destrucción” del disidente, casi se olía el humo de la inquisidora hoguera. Y aunque reconozco que has sosegado el tono, sigues achacándole a los demás justamente las mismas falta que tú más cometes (a lo de las sentencias me remito).
Si yo digo que “pienso A” tú dices, mientras afirmas que “la única verdad es B”, que emitir opinión es atentar contra la subjetividad. Si alguien me ofrece un poema como propio y yo reconozco que es de Machado, para ti el fraude no lo realiza quien siente con fibras ajenas, sino quien señala que cada uno debería buscar y encontrar su propia sensibilidad. Para ti sentencia el que comparte y no el que insulta.
En cuarto lugar vuelves a hablar de la dificultad de los demás para ponerse en el lugar ajeno, cuando tus muestras de empatía han sido por ahora, y siento mucho decírtelo, algo pobres. Has dicho anteriormente que todo el que suena a “culto y rebuscado” (usando dos términos de tu último mensaje) sólo puede ser un “intelectual”, porque para ti los obreros estaban condenados a no desarrollar ningún musculo a parte de los que prostituyen en el trabajo. He visto que, sin reconocerlo, has reculado, sin embargo siento no saber si no te has dado cuenta del insensible insulto que has lanzado contra todos los que, abandonando pronto la escuela, nos hemos quitado algunas horas de sueño por leer algún panfleto raido, sabiendo que al día siguiente nos esperaba temprano el abismo del “tajo”. No te has retractado de eso cuando te he dicho mil veces que es un prejuicio repulsivo, similar al que tienen aquellos que toman a los indigentes por “peligros sociales”, por “haraganes” y “endémicamente iletrados”. O al que tienen quienes acusan a las mujeres de tal cosa, o a los extranjeros de otra. Muchos patronos han considerado a lo largo de la historia a los obreros como “borricos amaestrados” ajenos a todo lo que huela a “pensamiento profundo”. Muchos autodidactas, personajes como Teresa Claramunt, Peiró, Seguí y demás, precisamente los mismos que se afanaban en esos Ateneos de la primera mitad del siglo XX de los que hablabas, escribían inteligentísimos y elaborados escritos siendo tejedoras, vidrieros o pintores de brocha gorda. Dices que uno presume de “culto”, pero no piensas si esa supuesta “cultura” te irrita porque aún no has erradicado totalmente tus prejuicios sobre lo que somos y no somos, sobre lo que podemos llegar a ser aun con callos en las manos.
Por último tengo que volver a reconocerte, sin embargo, que en este último mensaje, entre salivazo y salivazo, has rebajado un poco el ajenjo y has sido bastante más conciliador que antaño, lo cual es de agradecer. Además mejoras cada vez más en claridad, lo cual, me imagino que en nombre de todos, también se te agradece. Sin embargo, he de reconocerte que no te has tomado muchas molestias en contestar a cada punto que te he planteado, o aunque fuera a cuestiones puntuales (cosa que como verás yo intento hacer con todos tus mensajes), y parece que sueltas a veces una invectiva que nada tiene que ver con lo que se te ha planteado, y así es difícil dialogar y todo se reduce a un intercambio de monólogos.
Sin embargo, intuyendo quizás que tu mensaje sonaba a despedida, hasta otra vez, en la que espero no busques el siempre infructuoso “choque de carneros”. Si aún tienes algo que decir, que sea objetable, aquí estaré con mi respuesta.
Salud y, como ya te recomendaron, tranquilidad.
para epatante
Debe de ser que no me esplico bien, para mi un anarquista, no es el que se llama anarco, ni el que cree en un paraiso social venidero ausente de autoridad, ni tan siquiera el que tiene sentimiento de serlo, sino el que vive situaciones anarquistas o el que las promuve o persigue.
Yo soy de la opinion que el comun de los mortales puede practicar diariamente relaciones anarquistas, aunque esten mas o menos mediatizadas.
En mi opinion anarquia y caos sino son la misma cosa se asemejan en lo fundamental; ausencia de regulacion, ausencia de gobierno.
El orden tiene su replica en el desorden, pero el desorden no es el caos. El orden es la existencia,solo existe lo que esta ordenado,asi las relaciones del orden son las reguladas, las no reguladas son anarquia, son caoticas. El caos no se postula frente al orden, es el orden quien lo hace frente al caos y la anarquia, y en mi opinion no lo consigue.
No critico yo las creencias de los individuos, no pretendo mejorarlas, y se que son fruto de la doma, tampoco me fio de las palabras dadas, y aunque no soy beligerante, con las gentes, no dejo de ver que son absolutismos y contra ellos ladro, contra los absolutos, con los que han imbuido su disco duro. Pero repito no señalo anarquistas, para mi no es nada especial serlo, solo fustigo un poco a los idiologizados, estos son peligrosos poseidos, aunque no les niego el pan y la sal.
Mi "compadre" es un buen amigo con el que comparto relaciones en un "lugar de encuentro"(Llavor de anarquia) desde ya hace diez años. Un espacio no regulado, sin mas objetivo que la practica anarquista de las relaciones sin jerarquia, bastante caoticas y a veces dura pero con los cuestionamientos no con las personas.
Yo en las "firmas" tengo un espacio como criminal
saludos criminal
Para Criminal
Tranquilo, creo que te he entendido y que has sabido darte a entender, empero, y precisamente por ello, creo que sigues analizando el asunto en clave “ideológica”. Intentaré ser conciso al abordar las dos cuestiones que planteas.
En primer lugar creo que hemos vuelto a algo bastante definitorio y que ya habíamos tratado. Cuando hablo de “sentir” pulsiones anarquistas, no me refiero a “sentirse –nominalmente- Anarquista”. No es que yo crea que no basta con tener ideas anarquistas, y que lo necesario es “sentir” –como una nomenclatura- que uno es Anarquista; no tiene nada que ver con eso. Tener unas ideas determinadas y sentir que uno puede definirse en función a esas ideas, no guarda ninguna relación con tener unos sentimientos por los que te mueves, por los que actúas, que te definen, pero que no tienen porque “denominarte”, sustantivarte.
Ya he explicado anteriormente, ahora lo simplifico, que lo que yo entiendo por Anarquista se dio antes que el nombre. El individuo primitivo que desafiaba la autoridad del chaman, del cacique y de la grey, era un Anarquista, como también he dicho, avant la lettre. Muchos jamás han oído el término, se trabucan al pronunciarlo pues le suena raro, y son sin embargo “Anarquistas instintivos”. Esa gente vive situaciones de Anarquía porque sienten, sin necesidad de darle nombre o definición, ni a lo que sienten ni a ellos mismos, esa Anarquía. Sin embargo, creo que cuando tú hablas de “situaciones anarquistas” (pienso, a su vez, que usas ese término por sus connotaciones prácticas, para evitar caer en trampas “ideológicas”) no lo aplicas concretamente al individuo que siente sus fibras la impugnación del Poder, al que no le guarda ningún respeto a la Autoridad, al que es en esencia un iconoclasta que constantemente se siente en oposición al medio coercitivo, sino al individuo que puede ser constantemente autoritario, sentir ansias de poder, y aun así, por conveniencia, desafiar una autoridad superior para establecer la propia. Has venido a decir, más arriba, con lo del “cabrón” y demás, que un déspota, con avidez de poder puede “experimentar situaciones de Anarquía”. Pero lo que tú tomas por situaciones de “anarquía” para él, son Autoridad para los demás. Y si de la emancipación propia se desprende esclavitud colectiva es que tal emancipación, tal fenómeno de Anarquía, no se ha producido, y se ha refundado un nuevo poder.
Ultimado este punto paso al segundo. Si te das cuenta en tu exposición sobre el “caos” y el “orden” has tomado una postura “universalista”. En un principio tomas las cosas en su estricto carácter etimológico. Para ti “orden” es sinónimo de regulación, de estructura, de constricción. No tienes en cuenta si, la intrascendentalidad de las palabras, lo indefinitorio de los conceptos, puede hacer que alguien tome el término, tal y como lo hacen los clásicos, como contraste al “caos” que le atribuyen a un sistema rígido y férreo establecido por la policía, la Ley, el Capital y el Estado. Mientras que lo que entienden por “orden” es un marco libre de coacción, de administración, de estructura constrictiva, en el que lo de “orden” ha de tomarse por su acepción de relaciones “armónicas”, libres y carentes de regulación. De igual modo hay otra gente que toma lo de “caos” por “la ley del más fuerte”, por el “¡vae victis!”, por la ausencia de Estado pero no de Autoridad. Otra gente toma lo de “caos” por algo completamente paragonable con lo que he explicado sobre “orden” (autonomía ilimitada, ninguna cortapisa colectiva, etc.). Es decir que un “orden” como el defendido por Bellegarrigue (un Individualista que lo negaba todo salvo a sí mismo) en su Manifiesto puede ser completamente análogo al “caos” defendido por los seguidores de Hakim Bey y su Zona Temporalmente Autónoma. No entender que son simples palabras para entender una misma cosa (tal y como una misma palabra puede definir cosas bien distintas) es abandonar el nominalismo y caer de lleno en el “universalismo”.
El “caos”, como el “orden”, es un universal, meros nombres para definir cosas que percibimos y que no existen en sí más que a través de nosotros. Conferirles “valor”, por sí mismas, es denominar que cuando un Anarquista propugna un sistema sin regulación ni coacción y le llama “caos”, está defendiendo algo distinto que cuando otro Anarquista defiende un sistema sin regulación ni coacción y lo llama “orden”, tan sólo porque las palabras tienen más relevancia que aquello que tratan de representar.
Al final, socavando un “absoluto”, establecemos otro.
Por eso digo que articular la propia lucha dedicándose a cazar “ideologizados”, “poseídos” (sin entrar en cuestiones personales, como has dicho), es decir en base a determinadas filias y fobias, no guarda mucha diferencia con dedicarse a casar “descreídos” y “desviados”. Se sigue sancionando o condenando la potestad ajena a engañarse o a decirse la “verdad”, cuando lo que debería de inquietarnos, lo repito, es sólo si las mentiras o verdades ajenas nos atan o ataran. Es mi opinión. Ahora, que cada uno se busque sus tentetiesos preferidos.
Ya sé que tienes una sección en firmas, si lo dices por lo de comunicarnos a través del foro, lo decía porque esta comunicación es más trabada que una por mensajes privados, y si se prefiriera en público, colabora aquí menos gente de lo que lo haría en el foro. Aunque repito que creo que ya queda poco de que hablar, porque hemos vuelto a repetir un mismo tema. Ya me contarás si coincides o no con mi propuesta para dialogar de forma más fluida.
Salud, y, si el compañero Anónimo es amigo tuyo, quizás deberías (si no lo has hecho ya, y por sus mensajes no me ha dado esa impresión) de conversar tranquilamente con él y atemperar los ánimos; es lo que yo pretendía cuando un compañero, al que yo no conocía, se enervó y os insulto a ambos. Atentamente.
para epatante
Ya habia entendidi lo del sentir anarquista, y estoy con ello, lo que yo digo es que todas las relaciones entre individuos sin mediatizar son de caracter anarquista, tengan un fin u otro. Tu vienes a decir que solo contra la tirania se siente o experimenta la anarquia, eso es lo que en mi opinion es una vision "buenista",sin querer ser insultante, y reducida del asunto.Lo que tu dices son respuestas contra la opresion y el sojuzgamiento, pero la anarquia son las relaciones de los individuos, y las respuestas solo son una forma de relacion hay muchas mas, tantas como formas diferentes de individuos y de situaciones a experimentar
La construccion social, es totalizante, porque todos los individuos son susceptibles de criminalidad contra la jerarquia fuere la que fuere, y el crimen es anarquista.
Así que yo digo que el comunismo de los sistemas cada dia se hace mas absoluto en respuesta a la pertinaz criminalidad.
Ya se lo de las palabras, pero yo cuando me refiero al orden es al de los constructomanos. Cuando se quiere construir se tiene que ordenar, y orden sin mando no es perdurable. El orden social sale en respuesta al caos relacinador,de la mano del pensamiento religioso
Si no pretendes construir nada para todos el orden si se da queda limitado a ti mismo. Cuando te dije lo de los atomistas queria decir eso que todo surge o se reduce al movimiento de la materia en el espacio, y esa era mi vision del caos, ordenar las cosas o las relaciones es gobernarlas. Aunque es obvio que cada uno puede hacer su lectura o darle una u otra significacion a las palabras o a las situaciones.
Si es mi amigo, y lo es porque no lo juzgo, el hace lo reciproco conmigo, hay cosas que las discutimos a cara de perro, pero casi siempre nos reimos de nuestras presunciones y disparates de seres domesticados.
En tu proxima comunicacion dime exactamente donde del foro,y si tu lo prefieres privado, a mi la vanidad o el ego me pueden, y opto por lo publico, pero puedo acoplarme.
saludos
criminal
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