Elogio de un heterodoxo al Anarquista
El Anarquista me mira con seguridad, escorándose en su rincón. No espera de mí sesudos análisis, ni que entone un réquiem. Sabe que la voz del letrado o la del tenor mortuorio no están a mi alcance. No se enfada si sólo le ofrezco rudimentaria poesía.
El Anarquista ha aceptado como lógica la condena del tabú más férreo que sigue sin desplomarse traspasadas las puertas del milenio: ha aceptado repudiar la Jerarquía. Aceptando como normal lo que para muchos es un “despropósito anti convencional”, ha aprendido a tolerar las teorías más marginadas –aun las más estrambóticas–, a comprenderlas o refutarlas con una sonrisa. Cuando las lenguas artificiales no encontraban calor, ahí tenían a un Viñas, a un Armand o a un Yamaga que les diera cobijo. El vegetarianismo, a su vez, recorría el “movimiento” desde Reclús a los díscolos “Bandidos Trágicos” de la “Banda Bonnot”. Y cuando Carpenter se sacudía las piedras que le tiraban los homófobos, ahí tenía a un Mackay dispuesto a clavar sus flechas en el “cuerpo” reaccionario.
Al Anarquista no le asombra ni escandalizada nada que se coloque más allá de los límites en los que se ha enclaustrado a la Libertad.
El Anarquista es el viejo que sabe sonreír con afecto ante los disparates ajenos. Es el joven que augura que la Revolución es un hecho de aquí a veinte años (y amenaza con meterse un tiro si ese día no llega). Es la mano generosa que palia el dolor; la crítica lacerante que, ante el tirano, sabe agravarlo.
El Anarquista nació en el gallinero del teatro Social. A veces sube a escena, pero es en contra de su voluntad. Busca el “protagonismo” en la tramoya; allí pretende cortar el cordel del telón y poner fin a la función que nos obliga a vivir como simples figurantes de la tragedia colectiva.
El Anarquista, sin ser Primitivista, sabe repugnarse ante el maquinismo y condenar el fatuo progreso de una era industrializada. Sin ser Comunista Libertario, sabe abrir las manos ante el llanto de la necesidad y cerrar el puño ante la omnipotencia del agio. Sin ser Sindicalista, hace vibrar su alma con el sufrimiento obrero y blande la piqueta hasta lograr derribar la aristocracia del peculio. Sin ser Individualista, se niega a convertirse en ganado y hace oír su voz cuando la mayoría lo orilla.
El Anarquista no se deja arrastrar por los “ortodoxos de la novedad” (usando un ingenioso término acuñado por Amanecer Fiorito), no comparece ante los tribunales oficiosos e insulta a los oficiales. El anarquista no se siente atado al pasado como no se hipoteca al futuro. Sabe lo que otros fueron y lo que le gustaría ser; pero por encima de todo sabe lo que “es”. El Anarquista sabe enfrentarse al pontífice de turno, sabe ridiculizar a sus epígonos y bajar del trono a puntapiés a todo sujeto ilustre. El Anarquista no es la comparsa de lo constituido, sabe disentir del contenido y hundir si hiciera falta al continente.
El Anarquista, cuando la situación lo requiere, está dispuesto a convertirse en Anarquista de los “anarquistas”.
El Anarquista sabe también desacreditarse. Sabe que cuando su tono empieza a oírse más que sus palabras es el momento de hacer un mutis por el foro. Sabe que el respeto y el cariño mal entendido dan paso a la admiración, y sabe que si consiente esto no será más Anarquista que quienes lo veneran. El Anarquista sabe condenarse a sí mismo. Sabe pasar por traidor, por provocador, por incendiario, cuando quienes lo tildan así se revelan al acusarlo. Sabe adoptar mil nombres con los que siempre decir lo mismo. Huye de la relevancia y ha aprendido a eclipsarse. No son para él los focos y la platea. Aunque siempre esté dispuesto a realizar un “gesto bello”.
El Anarquista tiene una gran sensibilidad. Incluso si es un bocazas, y presume de egoísta, el Anarquista sabe partir, o incluso renunciar, a su ración de “pan y sal”. El Anarquista es un ser emotivo, con sentimientos a flor de piel, y si escupe fuego y sus palabras desprenden ácido es porque no puede soportar una muestra más de ese “Dolor Universal” del que nos hablaba Faure. Hace de sus palabras una saeta porque le asquea tanta resignación, y le duele tanta pena.
El Anarquista quiere colaborar sin suprimirse, coadyuvar sin renunciar, discrepar sin herir el cariño que les profesa a sus hermanos. Pero si esto pasa, acepta con estoicismo ser carne excluida, desfederada, y emprende su camino, ora parapetado en la ataraxia, ora sumido en la nostalgia, abrigado con la convicción de que en el ostracismo también es posible hallar un lugar llamado Acracia.
El Anarquista sabe abofetear al líder, burlarse de la mayoría, ofrecer su brazo y precipitar la ruptura cuando los lazos contraídos pueden apercollarle. El Anarquista sabe traicionar a la Patria, matar a Dios y, parafraseando libremente a Han Ryner, en un periodo de civismo maldecir los crímenes de la especie civilizada.
Los Anarquistas no quieren aprender a morirse. Saben consumir su vida entregándolo todo a los demás, cargando en sus espaldas más de lo que aguanta el hormigón que fraguan y el papel que los insulta. Mueren muchas veces inmolados por la Causa, por la Organización, por la Idea. Seres, casi siempre anónimos, a los que se les descerraja un tiro de silencio en la cuneta de la Historia. En cuartitos desnudos, sin fetiches, con libros raídos, documentos amarillos y una bala nueva, reluciente y acerada, colocada en la recámara.
Delinquen cuando hablan, matan con su literatura, son terroristas del verso y, a veces, cuando ya nadie les espera, consiguen demostrarnos, tal y como decía Leo Ferré, que “golpearon tan fuerte que aún pueden volver a golpear”.
En criticar (1) al “anarquista” (con minúsculas) empleé el doble de páginas que en alabar al Anarquista (con mayúsculas); el Anarquista no necesita de más.
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NOTAS
(1) Ver la crítica del heterodoxo al anarquista en: http://www.alasbarricadas.org/noticias/?q=node/12198
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Comentarios
Reflejado
"Es el joven que augura que la Revolución es un hecho de aquí a veinte años (y amenaza con meterse un tiro si ese día no llega)."
Me ha hecho reir esta frase, quizas porque me ha recordado demasiado a mi mismo. ^^
Me has hecho
Me has hecho llorar.
Gracias.
Blandengues
Que sois unos blandengues.
Del anterior artículo me ha
Del anterior artículo me ha interesado mucho la idea de que el capitalismo que se pasa por anarquista ha tratado de meterse en el anarquismo por la misma puerta que se le abrió a cierto marxismo en su día y que hoy se le entona a ciertos nacionalismos. Si no negamos un tipo de autoridad ¿con que fuerza podemos negar otras? Es muy revelador.
solo ideas
¿piensas que has definido al anarquista? Lo siento pero no, lo unico quehas definido es tu idea de anarquista, y las ideas y la realidad poco tienen que ver.
Tu buenismo es enfermizo, es mera ensoñación. Y no es que yo dude que haya individuos así, y que ademas sean anarquistas, pero tambien estan todos esos que no has nombrado porque no encajan con tu idea buenista del anarquista.
La practica de la anarquia no le esta vetada a nadie, uno puede ser un cabron y no por ello ser menos anarquista. lo de los mios es lo mejor, ya me lo conozco y me suena a absolutismo cristianoide.
criminal.
En respuesta al último comentario
Es evidente que el autor sólo está exponiendo su forma de ver las cosas y no una verdad única sobra las cosas en sí ¿Por qué siempre hay que recalcar esta obviedad? ¿Es necesario que cada vez que alguien opina se recuerde que es sólo su opinión y no una verdad consagrada? ¿Tiene que apostillar A que cuando emite opinión no está diciendo lo que es real para B ni para el resto del abecedario?
Aducir, a su vez, que el texto puede resultar complaciente es ignorar su anterior artículo y las críticas suscitadas en los comentarios o en el propio foro.
Por lo demás se colige de tu jerga, permíteme que te lo diga, que tienes una profunda indigestión al no haber acabado de procesar a Nietzsche. Hablas de que se puede ser cabrón y anarquista, pero coges siempre el término anarquista por su acepción formal. Para ti ser anarquista es meramente un fetiche antigubernamental con el que poder provocar, auto convenciéndote de que niegas la moral; pero realmente aceptas una moral a la inversa. Para ti, todo se reduce a negar a Dios para aceptar al Diablo; en definitiva un sentimiento religioso. Como Sade, no puedes concebir una existencia sin restricciones, así que crees en códigos, normas y leyes, sólo que subvertidas: la de la virtud por la del pecado, la de la probidad por la de la maldad; moral, al fin y al cabo.
La negación de cualquier forma de autoridad, se encuentre en la Ciencia, la Moral, el Humanismo y el Progreso, o en el Capitalismo, el Posibilismo, el Reformismo y la Resignación forzada, son pulsiones que no llegas a experimentar, porque eres un fanático de la dialéctica; que en ocasiones te fundamentes en la antítesis es sólo un accidente.
Cuando Sade recomendaba la muerte por inanición de los pobres no era menos moral que Malthus, pues el cálculo capitalista y el alarde de una impostada crueldad son meras convenciones éticas con las que se fundamenta una “utilidad”. En fin, formas de tomar decisiones por otros (un arte tan invasivo como el practicado por decálogo judeo-cristiano).
Cuando Nietzsche prima la moral de los amos por encima de la de los esclavos no está haciendo más que expedir un acta de sumisión… propia. Tú, embriagado de su escuela, muestra una falta absoluta de autosuficiencia, pues como Nietzsche necesitas, para sentirte fuerte, la existencia de los que tomas por débiles. En soledad dejarías de sentirte Individuo (no digo Individualista, porque no creo que tal sea tu sensibilidad a pesar de tu intención). Sigues a Calicles porque no comprendes que su despotismo es tan servil como la justa medida aristotélica.
Tu aversión a la independencia se vislumbra incluso en tu jerigonza (el prurito de llamar cristiano a todo lo que te escuece, el buenismo, los fantasmas, etc.). El Individualismo no se demuestra haciéndole de correveidile a Stirner y a Nietzsche, y poniéndolos en un altar, sino precisamente atreviéndose a desarrollar un estilo propio e incluso disintiendo de los “maestros”. De lo contrario leerte es sólo un refrito mal cocido, algo que has regurgitado de la boca de otros, y para eso prefiero el original.
Por lo demás no llegas a comprender que tu esnobismo y aristocratismo no es más que el reflejo de los fantasmas (usando el término de Stirner al que muchos de sus fatuos epígonos han librado de sentido de tanto cacarearlo) de los valores imperantes. El Satanismo es tan deísta como el Cristianismo, el poder del prócer tan castrante como el de las mayorías, y tu seguidismo filosófico tan escolástico y anti individualista como el dogma cartesiano.
El Individuo ha de ser capaz de quebrar todas las cortapisas puestas a su Voluntad, tanto las que le impone el medio, como las que representan los aplausos idolátricos. Convertimos al Individuo en un fantasma ideológico si nuestra beatería es idéntica a la que le dedican al colectivo los sociolatras.
En conclusión, tu apología del cabrón es una apología del esbirro, también del que somos capaces de convertirnos a nosotros mismos.
Stirner decía “que el que es a través de otros es un producto incompleto de esos otros” y Nietzsche que eran “sus enemigos los que destruyen sin crearse a sí mismos”… Aplícate el cuento.
para epatante
De lo que yo he escrito tu has deducido todo lo que dices?
Estaria bien que sin prejuicios aprioristas, respondieramos a lo que se dice, y no aprovechar cualquier comentario para echar toda la mierda.
Yo me imagino que quienes hayan leido mi comentario y el tuyo se habran quedado unpoco perplejos.
De todas formas a mi me es igual con quien me compares o me alinees, yo solo defiendo lo que yo digo,y no me ruboriza haber de cambiar de opinión si ese es el caso.Y por supuesto no tengo ningun pudor en plagiar lo que crea yo oportuno de lo que haya dicho cualquier otro
Efectivamente no soy individualista, Stirner, ya que lo has nombrado, tampoco. Era partidario de la asociacion y defendia las uniones de egoistas.
Yo cuando digo que un cabron tambien puede ser anarquista, cosa que mantengo, no hago apologia del mal como tu pretendes dar a entender, dado que ademas este no existe.Que mierda me dicesa mi de Dios o el Diablo si los dos son putas ideas que han salido de mi, como todaslas ideas. Hay cosas que me van bien y cosas que me van mal,y punto.Lo que digo es que tanto los supuestos anarquistas del elogio como los supuestos cabrones pueden ser practicantes de la anarquia, ni mas ni menos.
como no creo en la anarquia como ideologia, no creo en ningun cajon de sastre donde ubicar al anarquista, esa es la cuestion que le discutia al del elogio, cuando tu con nocturnidad y alevosia has descargado tus baterias contra mi. Para mi eso es una cabronada, y no por ello pienso que no eres partidario de la anarquia.
criminal
Para criminal
No deduzco lo que he dicho de tu último comentario (eso es sólo una confirmación) lo hago de los artículos (pasticcios) que has firmado como Criminal y Egoísta (interesante préstamo stirneriano). Si no eres dicho autor: 1º la utilización de tu sobrenombre puede mover a equívocos y no le haces ningún favor; 2º si no eres él escribes de forma idéntica (la utilización de los mismos anatemas y la fijación de llamar “cristiano” a todo lo que no te guste e “ideas” a todo lo que tú mismo no ofrezcas), supongo que debe de haber una fábrica clandestina que se dedica a hacer copias de bajo coste de Stirner (lo digo sin intentar ofender, simplemente tengo en alta estima ciertos aspectos del aporte a-filosófico de Stirner y a veces me parece innecesario ver su mensaje, no ya simplificado, sino mal masticado y expuesto sin empaque como algo “propio” del acolito de turno).
El problema de tus plagios es que no se anuncian después de haberse efectuado. Cuando hablamos, por ejemplo, de nominalismo y usamos la nefasta Wikipedia, los planteos medievales, Stirner o a Juan Ramón Jiménez sería interesante especificar que aquello de “la rosa es rosa antes de que así se la llame” es algo que hemos sacado de algunas de estas fuentes, para evitar, sobretodo, atribuirnos meritos ajenos o que la gente que nos detesta crea ver en nosotros más cosas buenas de las que hay. De lo contrario nos convertimos en simples voceros, pero solapados.
Si donde Stirner dice: “Yo soy yo antes de ser Hans o Kunz”, nosotros ponemos: “Yo soy yo antes de ser Juan o Pepe”, y al Único le llamamos el Original –por ejemplo- deberíamos de advertir que citamos o parafraseamos, o incluso que nos inspiramos con recurrencia, en sus palabras.
Sobre si Stirner era o no Individualista creo que, para imitarlo tanto, desconoces bastante al propio autor. El Individualista es sólo aquel que concibe al Individuo (y no a las diversas abstracciones) como eje de la propia existencia. Partiendo de este terreno tenemos asociales integrales (como el que suscribe) que no sólo niegan toda sociedad sino también toda forma de organización, es el caso de Palante, el primer Schicchi, Renzo Novatore, etc. (curiosamente existen casos paradójicos de individualistas que niegan la asociación pero no la Sociedad, caso del primer Urales, de Warren o de Ciancabilla). Están después los que niegan la Sociedad pero no la asociación, caso de Stirner, Armand, Igualada, Marsden, Chernyi, etc. Y una gran variedad de sub variantes (negadores resignados como Han Ryner, partidarios de ambos como Wilde y un largo etc.). Por lo tanto yo concluyo que Stirner era Individualista, asociativo y no tan radical como otros, pero Individualista.
Partes después de que las ideas no existen, pero aquí, con perdón, es lo único que has ofrecido. Las marxistas llevan más de 150 años negando la ideología y sólo saben ideologizar. Personalmente, nunca he creído que el Anarquismo sea una ideología, y ningún espíritu osado la habría definido así, según el propio Malatesta: “El anarquismo es un modo de vida individual y social a realizar para el mayor bien de todos, y no un sistema, ni una ciencia, ni una filosofía”. Yo lo defino como sentimiento, como sensibilidad –cosa que repugna a partes iguales a pro-ideólogos y a los fan nietzscheanos-, pero allá cada cual. Digo que sólo ofreces ideas porque cuando catalogas a alguien de “cabrón” tienes que tener determinados parámetros éticos para diferenciar al cabrón y al no-cabrón (el que no cree en la propiedad difícilmente puede señalar al ladrón ilegalista), ahora bien, que el cabrón sea de tu agrado o te sea indiferente, es algo insustancial e idéntica a la situación de quien lo condena, pues en ambos casos sois capaces de viviseccionar, según criterios prefijados, su conducta. Baudelaire era tan clasista y racista como quienes despreciaban a los indigentes e inmigrantes, la única diferencia es que a él le atraía el asco que le producían, mientras que a otros les repelía.
Si hablas del “cabrón”, del “buenismo”, de la bonhomía “cristiana”, es porque, para no creer en el bien y el mal, razonas en función de esos estrechos límites. ¿Son los límites trazados por otros y tú sólo los analizas? Entonces el pretendido “buenismo” no te produciría la urticaria que ha suscitado tu primera crítica. No usarías como término de acuñación propia la ramplonería del “cabrón anarquista” como si fuera algo más que un lugar común. Ya Protágoras y su Relativismo se te adelantaron. ¿Se puede ser “buena persona” y nazi, propietario, carcelero, policía, etc.? ¿Se puede ser un “cabrón”, machista, autoritario, racista y anarquista? Uno puede defender cualquier idea y ser como le dé la gana, pero existe una diferencia consustancial entre tener una idea (mero objeto de compra-venta) y sentir, tener una pulsión. En 1917 se tenía la idea de la Revolución y el sentir de la Autoridad. Se nos habla hoy de Paz mientras portan Guerra en las entrañas y se defiende la supresión del Estado mientras muchos de los que así hablan mantienen dictaduras domésticas. El razonamiento es básico, y ya lo expuso Schiller: “A todos pertenece lo que piensas. Sólo es tuyo lo que sientes. Si quieres que sea tuyo lo que piensas, has de sentirlo”.
Si un cacique se dice anarquista, la autoridad que ejerce sobre mí, con independencia de sus ideas de cabecera, me demuestra que no lo es, que lo que siente no es lo que piensa. Y mientras muchos se enredan en desvelar el carácter falaz de la ideas, pocos se atreven a tocar el tabú de la individualidad cercenada, la que hace que digamos lo que no sentimos ni queremos y que pensemos lo que no experimentamos. Pero ese es otro tema.
Has tratado de justificar tu “crítica” al texto ¿Pero qué crítica? Sólo has intercalado una serie de adjetivos y de sustantivos transmutados en epítetos. Que el autor no vendía su verdad como una y universal es una obviedad. Que sólo destacaba cosas “buenas” es una falacia si se lee el artículo anterior y una estupidez sino se entiende el sentido del texto. Personalmente yo le atribuyo el siguiente: creo que el autor sólo intentaba comentar los dejes autoritarios que había observado en distintos ambientes y ante distintos individuos. Después trató de glosar el antiautoitarismo desacomplejado con el que también se había topado. Es por tanto, este último texto, un simple corolario de distintas cualidades individuales y sujetos, como el anterior era un bestiario de pruritos y manías impositivas. Verlo de otra forma, y creer que se pontifica, es tomar la parte por el todo.
No obstante eres muy libre de verlo como gustes, como yo lo soy de señalar las incongruencias que veo en un mensaje que, poniendo el acento en el maniqueísmo moral, es profundamente moralista.
Reitero que ni este mensaje, ni el anterior, han sido escritos con la intención de ofender, pero si tú hablas de “buenismo enfermizo” se te podrá hablar a ti de “juicios éticos solapados” o de “fraude literario”, es mera reciprocidad sin pretender hacer sangre.
Dices por último que se te ha atacado con “nocturnidad y alevosía”, yo he escrito cuando he visto tu mensaje y a la hora que he podido (aunque es de suponer que utilizas tu acusación como frase hecha), no obstante ¿cómo llamas tú a comentar el 8 de enero un texto de hace más de un mes y que lleva varias semanas fuera de portada? Yo no lo llamo “cabronada”, lo llamo expresión libre, y no pienso que lo hayas hecho suponiendo que nadie te contestaría, para ahorrarte las contrarréplicas… Si yo no pienso mal de ti no veo motivos para que tú lo hagas de mí.
Salud, para cuidarse esos nervios.
para epatante
En este caso no suplanto a nadie, soy criminal, como cualquiera y egoista del mismo modo, supongo que como tu.
vaya por delante que pese al alarde de conocimientos de los que haces gala, no me pones nervioso, ni me apabullas, por mucho que hayas sacado el rodillo de la descalificacion, si te va ese rollo alla tu.
Vamos a ver, si yo como todas y cada una de las crias humanas que nacemos en sociedad somos domesticadas en los principios y valores de esa sociedad, es logico y normal que nuestro disco duro, este formateado y reaccione con los tics para los que ha sido programado. Asi que es normal que yo este bajo los influjos de esa doma.
Si dices que has seguido otras cosas mias, sabras que yo no le digo a nadie lo que antes no he dicho de mi mismo, no me excluyo de mi propia medicina.
Si todo lo que he plagiado lo he plagiado mal, es posible que se deba a que algo de mi cosecha se ha colado en el plagio, y eso hace que sea un mal plagio, pero insisto en cualquiera de los casos no me importa plagiar, si lo que plagio me interesa. Acaso a ti no te ha ocurrido despues de leer, oir o ver algo, el pensar ostia eso tambien lo veo yo así, y si no te ves o no te planteas el mejorarlo, pues tal como esta y punto.cual es el pecado, no citarlo, no me importa.
Te molesta el latiguillo de cristiano que utilizo ¿porque? para mi es como decir comunista, o si prefieres totalitario y absolutista, aparte de ello que la gran revolucion social que significó como sistema, no es baladi, y en mi opinion los diferentes ismos, solo hacen que vender el mismo proyecto de cielo social, el anarquismo el que mas.el anarquismo, no se si sera un sentimiento, pero si se que esta definido como sistema para todos y eso lo hace en mi opinion totalizante y autoritario. El anarquismo en tanto que sistema, man que le pese a Malatesta,no es deseable para mi.
De todas formas hay algo que pesea tu concienzudo saber,no parece que hayas entendido. Yo defiendo la anarquia como una situación cambiante, indefinible por tanto, y la niego como sistema pues este viene siempre a acotarla. Entiendo la anarquia como toda aquella situacion exenta de regulacion , y es en ese sentido que digo que cualquier cabron puede vivir una situacion anarquista, no que cualquier cabron sea un idealista de la anarquia, aunque eso tambien te sorprenderia
Que stirner base como tu dices todo en el individuo no lo hace individualista, los individualistas eran una corriente anarquista y a stirner se le metio en ese saco porque convenia, las ideas comunistas se impusieron, en mi opinion stirner es partidario del original, del individuo antes de la doma, del no estandarizado.
Me puedes tratar como te plazca, que ya lo haces,simplemente destacaba el hecho, porque veia cierta animaversion, supongo que por mi chabacaneria, pero que voy ha hacer, asi soy yo
Como debes saber, ni me dedico a hacer adeptos, ni a vender nada, digo lo que se me pasa por la cabeza con el unico afan de relacionarme, y si puedo derribar algun santo de su pedestal, ni mas ni menos.Y aunque no me quiero poner medallas, ni tu ni nadie puede negar el hecho de que hasta criminal, muy pocas voces en la epoca presente habian dicho lo que yo he dicho, aunque sea mal dicho y plagiando.
Para mi cabron es el que me hace una cabronada, es decir el que me hace algo que me va mal,y ese cabron puede que solo lo sea conmigo y solo en ese momento, todo cambia como tu sabes incluso los parametros.
Las idelogias y las abstracciones es divertido flagelarlas, aunque no se haga todo lo bien que debiera hacerse, por suerte (sin recochineo)hay otros como tu que lo saben hacer mejor, y yo que me alegro amigo competidor.
criminal
Para Criminal
En primer lugar no sé por qué te alteras tanto. Creo que sacas las uñas porque crees que esto es una batalla de “Egos” (de ahí lo de que creas que saco el rodillo de aplastar “ineptos”, que te denuesto, que trata de apabullarte con conocimientos o que tengo animadversión hacia ti). Creo, y te lo digo con consideración, que no has entendido un ápice del sentido de mis mensajes y, lamentablemente, tampoco de los tuyos propios. Pasaré a explicarme y te rogaré paciencia y que te libres de cualquier precepto para que puedas coger mi exposición desnuda de colores y sectas.
Mi contestación a tu primer mensaje está motivado por una cosa: mi “amor” (librémonos de la ojeriza stirneriana a esta palabra, aunque sea por un momento) a la crítica original. No me importa que a un escritor que aprecio le digan que es la efímera que gasta su vida revoloteando en una sensibilidad muerta, el helminto que se nutre de planteamientos descompuestos o el anófeles que contamina al “pueblo” -todo ello con argumentos de primera mano-. Tampoco me importan los típicos “payaso”, “desperdicio” o “basura individualista” (ese me gusta especialmente, porque refleja ciertos atavismos colectivista en quien lo vomita). Pero contemplar la retahíla consabida: “es usted un anarquista de salón”, “eres el pequeño burgués enemigo de la unidad de la clase obrera”, “eres el ideologizado defensor de una fantasmagoría religiosa que atenta contra mi causa, fundada en nada”… son ejemplos que me apenan profundamente, porque han sido robados de la boca de viejos muertos debido a que su portador a matado su originalidad, su Individualidad, en el altar de una sistematicidad cualquiera, del pro-común de turno.
Tu “crítica” no fue tal crítica; fue una concatenación de ideas comunes (por mucho que el círculo de los “seguidores” de Stirner sea estrecho) que no salían de la tasación para no tener que entrar nunca en la opinión: ideas, antítesis idealismo-realidad, buenismo enfermizo, ensoñación, maniqueísmo, absolutismo cristianoide… Y pensé “¡Demonios, es imposible que alguien acabe un párrafo sin que lo que exprese esté hipotecado, sin que deje de ser fruto de algo parecido a él mismo!”. Me apena ver que la Individualidad que le presupongo a todo Individuo, que la unicidad que, aplastada por el ambiente, siempre es como un rescoldo en busca de combustible con el que prender, sea cercenada, no ya sólo por la presión ambiental, por el apercollamiento de las estructuras mayestáticas, si no por la propia necesidad de muchos individuos de derribar un ídolo (Estado, Capital, Dios) sólo para arrastrarse ante otro (Marx, Volkstaat, Nietzsche, Súper-hombre, etc.).
Imaginando que todo individuo, más o menos amaestrado, es siempre en su interior una incógnita única, un fenómeno que puede estallar contra la naturaleza que se arroga el papel de haberlo creado, un títere que pude morir anónimo o prender con sus trapos los cimientos de la Sociedad, no puedo soportar que ese sujeto dotado de inteligencia y sensibilidad (no importa cuanta) deje de exponer sus entrañas para convertirse en Eco.
Tu caso ha sido especialmente sangrante porque has insistido en imitar (ayudando a convertir en escuela [no importa que no fuera tu intención]) lo que se proponía como inimitable. Cuando la gente sigue a Marx se cumplen los designios de ese pope, cuando la gente sigue a Cristo insisten en obedecer la voluntad de un opiómano ilusionista, pero cuando la gente sigue a Stirner caen en el oxímoron. Stirner pretendía propagar una Rebelión de francotiradores, y que cada uno escogiera sus balas. Su mensaje trataba de desmitificar la abstracción cristiana y humanista para que cada cual tuviera vía libre de cumplir el lema de la abadía de Thelema. Cuando alguien lo recita reproduce lo que hace un obispo engalanado cuando nos habla del pauperismo del hijo de un carpintero, lo que hace un Ministro de Defensa hablándonos de Paz o un Propietario de Equidad.
Nuestro problema dialéctico es el que se produce cuando alguien me habla desde el mimetismo, desde el esprit de corps, mientras me vende originalidad. Es triste ver el esclavo haciendo apología de la esclavitud, pero es irritante ver al amo haciendo apología de la libertad.
Con esto trato de decirte que mientras no desligues la influencia de Stirner de lo que es Criminal, que mientras Stirner sea algo más que un compañero de viaje, un pozo útil, pero superado en tu haber, y no la perífrasis con la que designar tus elucubraciones, la voz que proyectas siempre será la de otro. Y eso no le hace justicia Stirner y tampoco se lo hace a lo que puede subyacer en Ti.
Desgraciadamente, he de transmitirte que me niego a seguir lo que escribes porque nunca he podido persistir en leerte. Leo un párrafo, algún fragmento suelto, al azar, y de repente me invade una enorme sensación de “ya leído”. Un inmenso Déjà vu que me impide leer algo que ya conozco, pero que no tiene el espíritu contestatario y refractario de lo que ya he leído. Siento decírtelo, te aseguro, honestamente, con cordialidad, que no quiero sonar duro, pero no creo que si plagias mal a Stirner sea porque hay algo tuyo en sus palabras (algo tuyo, aparte de las extrapolaciones, tiene que haber, aunque yo no encuentre más que adecuaciones; de lo contrario serías un autómata) sino porque no lo has llegado a intentar comprender.
Después volveré con este último planteamiento, pero sobre lo de plagiar a Stirner aún me queda algo (tranquilo y no busques todavía una estaca… Tardaré poco). Está muy bien que podamos haber contratado nuestras ideas con un “espíritu afín”, que nos empapemos de un autor y nos peleemos y nos reconciliemos con él, y descubrir, sobre todo, que hemos podido llegar por vías distintas a una misma meta; eso es gratificante. Pero cuando nuestro estilo es el suyo, entonces somos un fraude. Cuando sus conclusiones son las nuestras, y si no las desarrollamos más es porque carecemos de su talento, entonces somos borregos. Cuando sus términos son los nuestros, entonces somos un cascarón vacío y, paradójicamente, “estamos poseídos” y somos “los endemoniados”. Marx hablaba del declive capitalista sin saber que sus ideas, y la materialización de su sistema, convertiría a los obreros en los médicos del Capitalismo y no en su tumba. Es posible que Stirner nos hablara de la gente que se sentía “acosada por fantasmas” sin suponer que más de un siglo después de su muerte habría quien haría de él su personal “ectoplasma”. Que algunos harían de sus propuestas ideología, de su egoísmo sistema y de su Único un Papa. Y si ahora, escribiéndote este mensaje, desvío la vista hasta algún párrafo de tus artículos, creo poder diagnosticarte que has reducido a Stirner a la condición que él le figuraba al “hombre”. Puedo decirte, y esto no me duele, que eres un fraude, pero baso esta opinión en que sólo he leído a un mini-Stirner; a Criminal, al que late bajo esa piel de papel, aún no lo he leído y estoy seguro de que, como cualquier ser sintiente y pensante, tiene mucho que decir, más allá de los simples ripios. Pero por ahora esto es sólo una conjetura.
En un plano meramente formal deberías de citar al autor de lo que dices para evitar equívocos. La mayoría de la gente desconoce a Stirner, pero sus frases circulan por Internet, y cualquier lector podría creer que una interesante tesis tuya queda invalidada por ser la labor de un copista. Te recomiendo que no te eclipses ni eclipses a otros. No le hagas un trabajo de transmutación a tipos que ya están licuados. Marca donde termina Stirner y donde empieza Criminal.
En otro orden de cosas, el apelativo de cristiano siempre me ha parecido un sustancioso descalificativo, un hermoso y bello insulto. Con él se señala que un sujeto ha dejado de creer en sí mismo porque ha necesitado buscar algo más grande que él (la bondad con los hombres en general para no dedicársela a ningún individuo en particular [Stirner visto por Camus], el sufrimiento propio para justificar el ajeno, el sometimiento y la humildad para dar explicación a la propia cobardía y la pusilanimidad) ¿hay algo más descriptivo? El problema es que las distintas sectas lo han convertido en un soniquete para tratar de desvirtuar esa hermosa función. Tal y como el término “proletario” pasó de tener un significado peyorativo para convertirse en reivindicativo y acabar siendo una clasificación constrictiva, al término “cristiano” lo está vaciando de contenido como a una calabaza. El concepto de pequeño-burgués denota para mí hoy que quien lo lanza está imbuido de un clasismo marxistoide bastante acentuado. De igual modo, hoy un postmodernista llama cristiano a uno que le lleva la contra, con la misma ligereza con la que se le puede lanzar a un Individualista (a tu ejemplo me remito). Cuando un primitivista llama cristiano a un Anarquista intuitivo, cuando el sindicalista se lo dedica al que rompe relaciones con la estructura de grupo, y tú puedes decírselo a un Individualista que ha escrito esto: “Puede que los “anarquistas” abandonen las vías autoritarias antes de que les hablen de un “Dios Anarquista” y de misas alrededor de una bandera negra. Pero si aceptamos la autoridad del colectivo, la de las poses, la de cierto sindicalismo reformista, también la del individuo estrella, la del marxismo, la de la patria ¿cómo oponernos a una “religión anárquica”, a un “dogma de fe libertaria” […]?”, es que habéis conseguido desvirtuar el término y queréis convertirlo en la llave maestra que habrá el cajón de vuestra falta de originalidad. Estáis consiguiendo darle alas, precisamente, al cristianismo, librándolo de una de sus cruces, y haciendo que la utilización de ese término acabe siendo un recurso demagógico que se lance de derecha a izquierda con la misma facilidad con la que hoy se prenuncia aquello de “fascista”.
Llegamos ahora a la piedra angular de tu mensaje y de mi exposición, la base por la que creo que no conoces los abismos de Stirner y sí su superficie. Pienso, sinceramente, que has dejado que sean otros lo que definan lo que para ti es el Anarquismo y, perdóname si me aventuro en terrenos inestables, creo que se debe a un medio hostil y jerarquizado que ha trazado una línea divisoria entre Anarquismo y Anarquía haciéndote abominar del primero. Perdona si me extiendo en este de por sí largo mensaje. Me he encontrado mucha gente que me ha dicho algo parecido a lo aquí escrito: “Algunos “anarquistas” […] dirán […] que el Anarquismo no es ninguna “simpleza” (como quieren sus detractores) que es algo muy “científico” muy articulado. El Anarquista “amateur” puede dar con un grupo que, paradójicamente, estando compuesto por Libertarios, puede ser homogéneo y monolítico. Allí se le dice al joven que para ser Anarquista hace falta adscribirse a una tradición, conocer una teoría y ser aceptado por el “grupo”. Para el “anarquista” gregario el campesino andaluz que alzaba la hoz y la horquilla no podía ser Anarquista si antes no se había empapado de teoría. Al “anarquista” mimético no se le puede explicar que los “pioneros” no encontraron tradición alguna a la que adscribirse ¿A cuál se adhirieron Proudhon o Godwin?, ¿a cuál los Libertarios “pre-históricos” de Lao- Tsé o Faigny? Para el “anarquista” arribista sólo vale la “verdad colectiva”; la Individual puede ser sacrificada. El grupo, la mayoría. Siempre tiene razón; si discrepas sólo conseguirás ser “Un Enemigo del Pueblo”. Usan el “organízate y lucha” como una amenaza. “¿No te organizas, no te dejas absorber por el conglomerado? Entonces no eres un verdadero Anarquista”. Eso parecen decir”.
A mí también me han dicho que el Anarquismo es una tradición, un sistema, una ideología, una ciencia, una filosofía. Me han dicho que para ser Anarquista es necesario que el movimiento te “acepte”, que te adaptes al grupo, que “sigas” unas determinadas reglas consuetudinarias, que aprendas una “doctrina”, que defiendas un “sistema”, un futuro basado el positivismo de Comte, la Sociedad del “por venir”. Y creo sinceramente que esto pasa porque la mayoría de Individuos Anarquistas hemos reculado. Hemos dejado que otros nos digan lo que hacer y esperar, lo que somos y debemos ser, y así nos han hecho maldecir hasta la última fibra de nuestra propia sensibilidad. Sin embargo Criminal, la decisión no es suya; es nuestra.
Si miramos lo que otros fueron, ante lo que cierta propaganda cierra los ojos, descubrimos que, justamente en contra de lo que tú mismo has dicho cuando has enjuiciado a Stirner y has mencionado a los Individualistas, cuantiosos sujetos del pasado decíanse Anarquista e Individualistas mientras se negaban a mantener la fe en cualquier sistema; mientras decían que la esperanza en una Sociedad futura no valía nada mientras la vida presente era desgraciada (Armand); mientras mantenían que cualquier límite, regulación y administración de la experiencia existencial, practicado por la Sociedad, el Estado o la propia Anarquía, era -en su realización práctica y no abstracta- liberticida (Zo d’Axa); mientras afirmaban que habían rebasado todas las teorías, también las Anarquistas, en cuanto estas supusiera una cortapisa (Zo d’Axa); mientras aseguraban que la fe en el progreso, en los mesías, en los salvadores, y los sistemas, las ideologías, la historia, la filosofía, la ciencia, la historia, el arte, son juguetes en los que hay que escupir (Albert Libertad); que todo ideal es la muerte (Han Ryner); que el nihilismo, no entendido como “razón de Estado”, sino como la perdida de la certeza en todo era el leitmotiv del Anarquismo (Renzo Novatore; y un largo etc.
Con esto te pretendo decir que infinidad de Anarquistas han sentido un Anarquismo que ninguna relación guarda con ninguna escuela. Personalmente considero la Anarquía el enclave que carece de cualquier forma de Autoridad y en el que la Voluntad de cada uno es lo único que rige sobre cada sujeto concreto; el Anarquismo es el sentimiento de quien experimenta esto; y el Anarquista el realizador en vida de sus propias frustraciones y anhelos, el impugnador de toda Autoridad, tenga el nombre que tenga (también si se esconde tras una bandera negra).
Que tú hables de la Anarquía como se bosqueja el Tao (lo indefinible, lo que no puede nombrarse) no es nada nuevo, desde Stirner, pasando por Dora Marsden, hasta Bey o Black, han hecho algo similar. El problema es que crees que esto es inentendible para los demás porque has dejado que te coman terreno. Te niegas a reclamar el Anarquismo como sensibilidad porque considerándolo sistema te es fácil cedérselo a otros. También los consejistas afirman defender la Anarquía pero no el Anarquismo. Toman Anarquía por su acepción vulgar (ausencia de Estado) pero se horrorizarían si oyeran “ausencia de Autoridad”. Tú, de igual modo, puede que rechaces la Autoridad, pero, creyendo que el Anarquista “convencional” es el partidario de un sistema cerrado y el que está embebido de una idea sacra (“la santísima Anarquía”), renuncias a ser algo que te mueve a demoler porque es más fácil friccionar que romper. Te olvidas de que el fanatismo que se oculta detrás de cualquier excusa, no importan el nombre, y en vez de considerar que, como un autoritario puede estar detrás de cualquier bandera, tu lo señalarás allá donde se parapeten, prefieres cederles tu asiento y considerar que su autoritarismo tiñe todas las manifestaciones, aunque eso incluya tu emociones. Ignoras que te contradices. Si defiendes que no se puede decir que todos los Anarquistas son “buenos” (como erróneamente le atribuías al texto), no partes de que esto es porque la autoridad germina en cualquier lugar, sino porque, sin dejar de decir que no todos son de una “manera”, que también los hay de “otra”, consideras que el autoritarismo de algunos de los que se dicen Anarquistas se traslada, no a sus ideas, sino a la de todos, hasta hacer de éstas un sistema. Partiendo de la particularidad acabas por defender una generalidad.
Circunscribes en un redil tu idea del Anarquista convencional porque antes que reclamar lo que te da la gana y dotarlo al modo que se te antoje, prefieres concederle al autoritario que su forma de ver el Anarquismo es la que “es” y te reservas las migajas de lo que nadie reclama. Así constriñes a un tipo de autoritario cubierto de “Anarquía” como el “Anarquista idealista”, y no alcanzas a ver que el idealista de la afirmación puede hacer de su adversario un idealista de la negación.
Si un tipo ejerce autoridad sobre mí ¿qué me motiva a meterme en su mente, a obedecer su llamado y bautizarlo con el nombre que el escoge? Me niego a seguirle el juego. Si el déspota encubre sus actos bañando en “libertad” ¿seré tan arribista como para llamarle Libertario? El cabrón que planta cara a su jefe después de darle una paliza a su compañera ¿ha conseguido hacerte ver que los actos se desvinculan de otros actos y estos de las personas? ¿es acaso un cabrón anarquista que ha hecho un acto de autoridad y otro de rebeldía? ¿así te impele a llamarlo mientras miras la realidad por sus ojos? Un cabrón autoritario que se ha enfrentado a otro cabrón autoritario mientras ha pisoteado a quien único no ha practicado un acto de autoridad; eso es lo que yo digo. Si quieres encontrar una sombra de Anarquía deja de buscarla en quien te humilla; que sea capaz de realizar un acto anti autoritario no significa que haya matado en su interior a la Autoridad, así como un creyente puede blasfemar sin matar a Dios en sus entrañas.
Sobre Stirner, ratifico que no conoces sus interioridades. La palabra Anarquía, desde los Siete contra Tebas de Esquilo, ha sido un nombre para definir una sensibilidad. Con el tiempo se le llamo Rebeldía, Libertad, Insurrección, poco importa, es sólo el formalismo del significante, del bautismo. Los Anarquistas, a los que hoy llamamos así, hubieran sido iguales si este vocablo no se hubiera originado (nihilistas, iconoclastas, herejes, enragés, qué más da), Godwin y Stirner era paritariamente Individualistas y Anarquistas avant la lettre, antes de que Proudhon recogiera este término ya empleado en la Revolución Francesa. Análogo proceso puede describirse con el Individualismo. Cuando Thoreau que “el hombre sólo debe seguir el ruido de su propio tambor”, sin definirse como Individualista ni como Anarquista, realiza el mismo acto practico de Individualismo y Anarquismo que cuando Stirner dice: “Su ideal [el del liberalismo] es un orden razonable, una conducta moral, una libertad moderada, y no la anarquía, la ausencia de leyes, el individualismo”, porque lo importante es “el egoísmo, el individualismo”. Siendo él mismo el que se define como defensor del Individualismo es raro que hayas escogido este momento para disentir con él, no en base a sus ideas, sino a lo que dice él mismo de sí y sus preferencias.
Sobre lo que llamas “corriente Individualista” he de referirte, con perdón, que desconoces soberanamente ese tema. Mi mensaje es ya demasiado extenso, y puede que este no sea el lugar para referirte una historia del Anarco Individualismo, pero haré un esbozo muy somero a fin de despejarte dudas (tal vez, para este tipo de cosas, sería mejor encontrar otro tipo de comunicación). El Individualismo está en la misma cuna del llamado “Anarquismo moderno” (por no remontarnos al prehistórico). Godwin ya exponía un elaborado pensamiento autonomista negando a la mayoría la capacidad de suplantar el criterio Individual (también parte de su círculo romántico tenía ideas análogas). Le sigue Stirner, cuya influencia es decisiva, empero ni Tolstoi (el único que con seguridad lo había leído), ni Wilde, ni Thoreau estuvieron influenciados por él y aún así (a pesar del moralismo religioso del primero) se decantaron por el Individuo, bien en contra posición a lo “externo”, a la Sociedad, bien como algo anterior al conglomerado. En ese lugar llamado Europa empezó a notarse una fuerte presencia Individualista, sobre todo en la Belle Époque. Algunos inspirados en Stirner (reedescubierto y propagado por Mackay), pero muchos otros, como los antiorganizzattore en Italia o los “desorganizados” de Gracia y Andalucía en 90 del XIX, casi siempre desconocían tan siquiera su nombre, y se inspiraban (en contradicción flagrante con lo que tú has dicho) en el comunismo libérrimo de Kropotkin. Paso a explicarme. Cuando muere Bakunin y el colectivismo empieza a decaer (salvo en ese lugar llamada España) a favor del comunismo de Herzig, Dumartheray y Kropotkin, muchos empezaron a contemplar en el comunismo expuesto en la Conquista del Pan (tomar sin regulación y en base a voluntad y necesidad, el individuo concebido como núcleo del colectivo y no a la inversa) un estilo de vida espontaneo, sin necesidad de organizarse y ultra voluntarista. Mucho tiempo después el renacer de Stirner vino a fortalecer estas posturas Individualistas y a darles una “filosofía” atractiva, pero antes que eso ya existía una actividad Individualista intensa. Esto pasó en contra de la voluntad del propio Kropotkin que, mientras escribía artículos diciendo que el Individualismo más amplio se daba en Comunismo Libertario, empezaba a recelar de los nuevos bríos stirnerianos reforzados por Nietzsche. Muchos anatemizaron este Individualismo cada vez más fuerte (Malatesta y Merlino desde su comunismo escéptico, y Grave desde el ortodoxo). Es en esos momentos cuando empieza a perfilarse las disparidades que hoy perduran que entablar la bipolaridad Individualismo vs Comunismo, cuando antes sólo era Individualismo sin propiedad privada y Anarco comunismo. De hecho la mayoría de las comunas libertarias que se dieron en la época eran experiencias Individualistas como las de Butaud y Rimbault etc. En América se había dado un Individualismo, en principio independiente, vía Warren, después influenciado por Proudhon (que no era Individualista) y Stirner. Este Individualismo de Tucker y cía., sin dejar de interesarse por asuntos “filosóficos”, estaba, bajo la mano de Proudhon, muy inclinado hacia la economía, y fue el que se enfrentó con el Comunismo y acentuó la antinomia. En definitiva el Individualismo se originó en muchos sitios sin necesidad de Stirner, en otros no fue más que el reencuentro con un pionero, y no necesariamente un aldabonazo para la artificial controversia Individualismo contra Comunismo; sobre todo, porque gran parte del Individualismo finisecular se originó interpretando libremente los conceptos comunalistas (así como el comunismo, por ejemplo en el caso de Miguel Rubio, se inspiraba en algunos planteamientos colectivistas y éstos en los mutualistas. Por otra parte, antes que se dieran estas fórmulas del XIX, ya la primera manifestación argumentada de Anarquismo, alumbrada por Godwin, era a partes iguales Individualista y Comunista [pues la primera edición de Investigación sobre la Justicia Política se oponía a la propiedad y defendía lo de “a cada uno según sus necesidades”]).
Bien basta de hablar de historia y “teoría” (es curioso siendo uno un a-históricista). Reitero para acabar que no ha sido mi intención ningunearte, simplemente me desuela que una voz que debería aspirar a ser original se limite a reproducir lo leído. Si te dediqué mi primer mensaje es porque no podía concebir como podía se ofrecía como crítica un saco de retórica prestada para acusar a un texto o autor; cuando quizás fuera necesario bebernos nuestra propia cicuta y pulir la autonomía de nuestros planteamientos antes de asaltar los ajenos.
Sobre lo de que “nadie se ha atrevido a decir lo que tú”, es algo en lo que no quiero ahondar porque sinceramente no me gusta zaherir sin necesidad. Simplemente pon términos como lo que utilizas en cualquier buscador y verás a cientos de escritores noveles con ínfulas del malditismo hablándonos de anti-civilización, Anarquía neutra e insondable, el caos y El Indomable –más un largo etc.
Y creo que ya no me queda nada que decirte. Acabo de llegar a casa y ver tu texto, tengo muchas otras cosas pendientes por escribir (una infinidad de ellas) y no he podido revisar ésta, así que perdona si cometo alguna “negligencia gramática”. Prometo no volver a escribir otro texto tan largo, así que no te asustes. Ya buscaremos, quizás, si te interesa, otra forma menos enrevesada de comunicarse. Por lo demás te repito que no te desprecio ni trato de pincharte, simplemente no me gusta como escribes porque lo haces con pluma prestada. Eso no significa que algún día el Juan o el Pepe que están antes del nombre, pero también antes de Criminal y antes de Stirner, puede expresar algo propio, algo individual; que es eso, parafraseando a Miller, lo más difícil de encontrar.
Con afecto, y que no te despisten las hostias, Salud.
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