Respuesta a Marat desde la Bastilla(15 M)
DE KAOSENLARED
Hace unos días apareció el artículo que menciono de Marat criticando desde una perspectiva izquierdista las movilizaciones del día 15 de Mayo por una Democracia Real Ya y llamando a la desmovilización. Pues bien, considero que un artículo así, en general argumentado y mínimamente documentado (aunque con algunas carencias) merece una respuesta; este es mi intento.
Debo decirte para empezar, Marat, que en contra de lo que dices, tu posición no es incómoda, es la más cómoda que en nuestros tiempos adquieren muchos de los que se autoconsideran vanguardia; descalificar, criticar y diseccionar cualquier movilización que no hayan organizado ellos para mantenerse así “puros e inmaculados” de todo contagio social “revisionista”. Pero resulta que ellos no organizan movilización alguna, pues conocen su nula capacidad de convocatoria e influencia entre el proletariado que dicen representar. Luego… ¿vanguardia de qué? Vanguardia sin masas no es vanguardia, la acción y desarrollo ideológico siempre tiene que tener su reflejo revolucionario en la sociedad y en la clase trabajadora. En estos tiempos de derrota, tenemos dos posturas dentro de los que sacan a pasear la vieja bandera roja; están los que obviando cualquier referencia o debate ideológico se centran en la acción “en las calles”, lo cual suele traducirse en puro oportunismo y seguidismo de las tendencias de moda entre una clase obrera aburguesada en su forma de pensar (es decir, los amigos de los ismos más allá de marxismo-leninismo, esos que se apuntan a lo que salga, ya sea feminismo, ecologismo, nacionalismo, regionalismo, animalismo…), y por otro lado, está el grupo en el que creo podría englobarte; el de los selectos clubs “marxistas”, cada cual con sus normas de entrada, en eterno debate escolástico sobre las escrituras sagradas hablando de una revolución que incluso ellos saben en el fondo que nunca iniciarán, y si es por ellos, tampoco verán.
Mientras unos, los de la camiseta del Ché y la bandera republicana, los cascarones vacíos de ideología, obsesos de la acción (más que tibia) y la calle mantienen aún postulados “frentepopulistas” y de constante suma de fuerzas (incluso incluyendo en esa entelequia que llaman izquierda al PSOE) contra “la derecha”, pero no contra el capitalismo, los otros tienden a la grupusculización del grupúsculo, cada cual con su apóstol, más enfrentados que mezclados, en sus eternos debates de salón sobre sus respectivas biblias… porque, ¿a quién le importa el mundo real?
Mientras así siguen los rojos o comunistas, sin que surja un auténtico partido comunista como Lenin los definió que sea una expresión de las masas proletarias revolucionarias a través de su vanguardia, y combine perfectamente el debate ideológico con la acción revolucionaria de masas, nunca habrá una iniciativa roja para “tomar las calles”, menos aún una “monopolizada” por nuestra ideología, con unos objetivos claramente marxistas y anticapitalistas. Sin embargo, por mucho que los comunistas sigamos anclados en una derrota que muchos aún no comprenden, la historia no se detiene, como tampoco se detuvo con el neoliberalismo y los Fukuyamas varios. La historia continua, y con ella la lucha de clases, lucha cuya expresión podríamos encontrar en el respaldo y respuesta que tienen iniciativas ciudadanas como esta de Democracia Real Ya. Y es que, con sus peros, su “amalgama” de ideologías y posturas, de tendencias oportunistas que una y otra vez chocan en el seno de las asambleas de DRY y hasta ahora se han anulado unas a otras, Democracia Real Ya tiene puntos positivos que considero un marxista debería entender dada la situación actual, en vez de correr a refugiarse en su madriguera “con casino y furcias” que diría Bender (“Futurama”).
Cierto es que DRY parte de cierto espontaneísmo que las teorías marxistas superaron hace tiempo; las revoluciones sociales no “estallan”, al menos no la revolución que emancipará a la humanidad, sino que se organizan por el proletariado consciente. Pero ese espontaneísmo que pueda ser criticable al menos de cara a la consecución de ciertos “objetivos” revolucionarios, es a la vez una virtud dado el momento de derrota del movimiento comunista; es indignación en bruto y sin esculpir, lucha de clases pura aunque sus protagonistas no sean conscientes en su mayoría de ello y recurran a señalar como sus enemigos a “políticos y banqueros” cuando quieren decir “Estado burgués” y la clase burguesa o propietaria que lo sostiene. Sin embargo, encuentro un sentido más primigenio y marxista, de alguna manera intuitivo por parte de la clase trabajadora, en este eslogan que los une, que en los programas corrompidos por el oportunismo y el revisionismo de muchos partidos que se dicen comunistas. Los trabajadores, aún sin conciencia proletaria, señalan a las instituciones económicas del capitalismo y sus perros del Estado (la partidocracia) como sus enemigos de clase. ¿Qué tiene esto de criticable? Avivemos como marxistas esa conciencia de clase, dotemos de contenidos esa idea “incipiente” de sus enemigos de clase, y combatamos posibles oportunismos desde dentro de la Plataforma, o al menos, desde la calle, no desde nuestras madrigueras.
Hablas de que las reivindicaciones de DRY son ambiguas, lo mismo que los objetivos comunes, y yo te pregunto, Marat; teniendo en cuenta el peso ideológico de la socialdemocracia, que extiende sus hilos hasta IU, el PCE y el PCPE, lo mismo que el predominio actual de las tendencias “reformistas” como oposición al capitalismo (falsa oposición), ¿de verdad te parece negativo que los objetivos sean ambiguos? Mejor unos objetivos ambiguos, en los que anarquistas y comunistas revolucionarios no nos sintamos del todo incómodos, que un programa claro y socialdemócrata reformista, apuntalador del “estado del bienestar”, que sería lo que se impondría con total certeza caso de que saliera a debate y votación en este momento en cualquier Plataforma con capacidad movilizadora. Por suerte, el discurso ambiguo de “qué queremos”, nos permite mantenernos como anticapitalistas sin renunciar a nuestros postulados dentro de la plataforma DRY. A lo mejor es que tu radicalidad es de corte reformista, y tus aspiraciones reformistas no se ven satisfechas en las reivindicaciones de la plataforma, no lo sé. Mi tendencia es más revolucionaria, como cualquier marxista debería ser.
“La dificultad de conciliar perspectivas a menudo contrapuestas y hasta antagónicas tiene siempre un vuelo corto: se acaba cuando la dinámica social e histórica de los acontecimientos obliga a definir mucho más las posiciones ideológicas y el proyecto.”
Es que no son conciliables, más que para salir a la calle conjuntamente y hacer una posición de fuerza, pero te equivocas al afirmar que “se acaba cuando la dinámica social e histórica de los acontecimientos obliga a definir mucho más las posiciones ideológicas y el proyecto”, pues no se acaba allí, sino que es justo en ese punto cuando puede avanzar. Muchas movilizaciones han partido de lo concreto a lo general desvirtuándose su mensaje primigenio, la batalla de la reforma concreta (como la vivienda, la paz en el mundo, el hambre…), del pequeño triunfo para nada revolucionario; esta movilización tiene la virtud de que parte de lo general, del sentimiento de malestar y potencial conflicto social, pero el horizonte no está definido. Nadie se atreve a hacerlo, pues sería entrar en el terreno de lo político, y por suerte somos muchos los anticapitalistas que hemos accedido a las asambleas y no estamos dispuestos a aceptar “el reformismo de lo concreto”. Sin embargo, ese horizonte habrá que definirlo algún día si se quiere conseguir algo más que la pura agitación y conflictividad social (que no es poco) y sacar a la clase trabajadora de su inercia y apatía (que es muchísimo). ¿Por qué renegar la posibilidad de estar ahí presente cuando llegue ese día, en el debate y votaciones consiguientes? ¿Por qué renunciar a ello? Es como si Lenin no hubiera cogido aquel tren desde Finlandia para asistir a la revolución burguesa de Kerensky por “no estar claros los objetivos”, o los bolcheviques hubieran rechazado participar en los soviets por “tener presencia de mencheviques, liberales, sindicalistas y socialrevolucionarios” que en un principio era mayoritaria. ¿Cómo “renegar” de participar en estos “soviets postmodernos” y su capacidad para deslegitimar la democracia burguesa y movilizar a la clase trabajadora? ¿Cómo abandonar esta tribuna que se nos brinda a los anticapitalistas sin considerarnos unos traidores a nuestros ideales más preocupados del “qué dirán los camaradas de tal grupúsculo” que de construir revolución? Los bolcheviques podían haber derrotado ideológicamente en mil y un debates a los oportunistas mencheviques y demostrado una y otra vez sus falacias, que de no haber llevado el debate al seno del proletariado, es decir, los soviets (por muy ambiguos y heterogéneos que fueran) nunca se habrían constituido como vanguardia de las masas proletarias, y su victoria ideológica habría sido solo teórica, sin darles una fuerza real que les permitiera hacer la revolución con independencia. El proletariado, al final, es quien decide a quien seguir; no lo olvidemos.
Con un Lenin como tú, los siervos rusos podían seguir esperando la revolución; quien pierde el tren de la historia, pierde la capacidad de dirigir algún día la locomotora. Sigamos esperando al mesia otros cien años, que siempre podemos entretenernos mientras en eternas discusiones entre el Frente Judaico Popular y el Frente Popular de Judea, con una concepción casi mística que nos lleva a pensar que cuanto más “refinada” y elaborada es nuestra ideología (que también es positivo y debe ponerse en práctica la crítica constante de todos nuestros principios, que no su revisión) más nos acercará a las masas… ¿Hasta tal punto hemos perdido contacto con las masas? Las masas no leían el “Kapital” de Marx, leyeron (algunos, los más avanzados de entre ellos) su “Manifiesto Comunista”. Y eran masas con una conciencia de clase mucho más desarrollada que en la actualidad. Las masas se guían por lo que ven y como actúa, no por lo que leen y como escribe. ¿Pensamos acaso que cuando lleguemos por métodos alquímicos de la dialéctica materialista al más puro de los marxismos, las masas se unirán a nosotros de la noche a la mañana como consecuencia inevitable? No, eso no ocurrirá; a las masas hay que irlas a buscar, ellas no vienen a ti, más con todas las trincheras de oportunistas políticos, cultura burguesa, “dogmas” históricos de fácil consumo, medios de desinformación… que las separan y aíslan de cualquier pensamiento anticapitalista. Y las masas están ahí, intentando organizarse de forma espontánea en las distintas asambleas locales (todas ellas estrictamente horizontales y sin jerarquías) de DRY, y estarán (los más concienciados de entre ellos) en las manifestaciones del día 15 de Mayo, no leyendo tu blog…
Desde luego, no solo se busca, sino que se está consiguiendo una convergencia social más amplia, pero que en general une a los desheredados de este sistema capitalista. El problema, una vez más, es que esos desheredados están disgregados en sus posiciones políticas concretas entre el oportunismo de los partidos pequeño-burgueses “izquierdistas”, el sindicalismo de la aristocracia obrera y el populismo de la gran burguesía… Ninguno de ellos representa su interés social como clase potencialmente revolucionaria, y sin embargo han logrado captar y dividir a la clase trabajadora con su mensaje, a falta de un mensaje revolucionario realmente alternativo adaptado al tiempo presente en el Estado español. ¿Es acaso criticable, tratar de reunificar a la clase trabajadora en su esfuerzo movilizador renegando de los símbolos y “conceptos vacíos” que dividen y anulan su capacidad de reacción? Más aún, ¿es criticable hacerlo cuando esos mismos símbolos han sido una y mil veces mancillados perdiendo para los proletarios en gran parte su significado? Yo pienso que no, que las ventajas de un manifiesto “heterogéneo” sobrepasan las de un manifiesto “heterodoxo”.
Estamos en una situación en donde el movimiento comunista debe empezar a reconstruirse desde su base en dos líneas, debate y reconstitución de la vanguardia, y por el otro lado reconciliación con las masas. ¿Cuál puede ser el precio de esa reconciliación? Pues a lo mejor darle menos importancia a los símbolos y palabras, y más a los contenidos; qué más da, cuanto tenemos tanto reformista “arrepublicanado” paseándose con la bandera de una república burguesa y la roja de la hoz y el martillo, sin que su carácter “revolucionario vaya más allá de cuatro poses radicales. ¿Acaso los espartaquistas alemanes no renunciaron a denominarse comunistas debido al éxito de los medios de propaganda burgueses denostando dicho término entre la clase trabajadora? Sacrificaron una palabra, pero no su esencia, no sus fines ni su radicalidad revolucionaria. Qué más da si un currito se considera más o menos conservador; lo que importa es que sea consciente de sus intereses de clase, porque a mi lo que es su moral y valores me importan más bien poco.
Cierto que entre las adhesiones a la convocatoria hay un catálogo interminable de grupos y asociaciones de la más distinta procedencia. Al fin y al cabo, puede apoyar quien quiera apoyar. Pero he aquí otro de los puntos positivos de esta movilización; es apartidista y asindical (que no apolítica, pues toda acción de protesta no deja de ser una acción de posicionamiento político, ni antisindical). ¿Qué tiene de malo que sea apartidista cuando prácticamente todos los partidos son de corte reformista y están dominados por ideologías pequeño-burguesas? No parece que exista un Partido Comunista (o partido de Nuevo Tipo) que podamos juzgar de forma distinta y con menor crueldad. El carácter apartidista de DRY, asumido por todos los participantes, es una defensa frente al oportunismo electoralista de turno, venga de los derechosos (UPyD) o de los “izquierdosos” (IU o EQUO). La movilización tiene un mensaje muy claro; esta sociedad se cambia en las calles, no en las urnas, y tu lucha esta el 15 de Mayo, no el 22.
Creo que has comprendido pésimamente el hecho de que se realice en periodo electoral, que como digo tiene que ver con esta idea de “alternativa” a la participación en la farsa democrática. De hecho, muchos son los que desde la plataforma piden la abstención, el voto nulo, el voto en blanco, o el voto a cualquier partido minoritario fuera de los partidos turnistas del PPSOE y su servidumbre al gran capital. ¿Hay gente de IU? Sin duda, lo mismo que hay gente de la CGT, la CNT, IA, conspiracionistas del movimiento Zeitgest, “populistas” de UPyD (los menos) y gente sin ninguna afiliación y que insiste que todos los partidos y sindicatos son iguales… Lo mismo que los Soviets estaban integrados por todas las corrientes políticas que pretendían representar al proletariado, así es la situación constante en la plataforma, en la que cualquier chispa desata un intenso debate en el que las posturas cambian. Pero como es una Plataforma construida contra “lo que no queremos”, y no por lo “que queremos”, el debate no llega a ser destructivo, pues se centra en como combatir el sistema electoralista y turnista actual.
Lo que no puede negarse es su capacidad potencial de desestabilizar el sistema atacando a la legitimidad de la propia democracia burguesa y sus actores, los partidos turnistas del PPSOE, y lo que es más importante, de poner en marcha a la clase trabajadora, crear una inercia de lucha donde puedan desarrollarse y crecer cualquier ideología de tipo anticapitalista, crear el clima propicio para ello.
Hasta aquí la defensa de las virtudes de DRY desde una perspectiva comunista. Ahora viene la crítica a tus posturas. Me parece poco creíble tu crítica viniendo de alguien que dice apoyar y compartir las huelgas “contra los recortes sociales” declaradas por unos sindicatos desclasados y con un papel clave en el sistema de dominación de una clase sobre otra; se han convertido en instituciones cuyo labor es subastar a los trabajadores al mejor postor, manteniendo la farsa de la representatividad. ¡Que bonitos son los “consensos” entre patronal y sindicatos oficiales (CCOO y UGT) que dicen firmar en representación de todos los trabajadores! ¡Que viva el sindicalismo vertical!
Pero aunque fueran sindicatos más combativos como puede serlo la CGT, el papel del sindicalismo es y será siempre el de perpetuar el trabajo asalariado renegociando la plusvalía con la burguesía. Es decir, que el proletariado se sienta cómodo en su explotación y consultado en la dominación de la burguesía. ¡Tan radical y acepta la sociedad de clases cuya expresión es el sindicalismo que nace en la misma! Nunca un sindicato saldrá contra el capitalismo, pues el papel de un sindicato solo se entiende dentro del capitalismo. Además, en CGT los rojeras de IU tratan de repetir la estrategia de CCOO infiltrándose en el mismo; al no haber debate en su partido, difícilmente comprenderán algún día que es una estrategia que una y otra vez tenderá al fracaso, y que todos los sindicatos terminan defendiendo los intereses del sistema capitalista. ¿Hacen falta ejemplos? Los países con mayor fuerza y peso de los sindicatos, EEUU y Gran Bretaña, siempre han sido los más antirrevolucionarios y anticomunistas. Dejemos de hacerle el juego a la aristocracia obrera.
No mucho menos criticable, dada la situación actual, es que continúes utilizando los conceptos tan manidos y carentes ya de significado como “izquierda y derecha”. ¿Qué es izquierda, y qué es derecha? Seamos claros, hablemos ya de una vez de capitalistas y anticapitalistas, y dejemos a todos los reformistas en la orilla que les corresponde frente a los que nos consideramos revolucionarios.
Después, afirmas, con bastante acierto, que un movimiento apartidista (que no apolítico como manipulas) corre el riesgo de ser aprovechado e infiltrado por la ultraderecha o los fascistas. ¡Qué razón tienes! Por ello decides abandonarlo, dejarlo a su suerte, e incluso llamas a que cualquier “radical” haga lo propio, dando vía libre a que otros, más mezquinos pero con más miras políticas y estratégicas, aprovechen el vacío que dejamos y lo rellenen con su discurso fascistoide. ¡Todo un logro, dejemos a los trabajadores, que por fin deciden moverse pero sin saber de donde les vienen los golpes exactamente, en manos del fascismo! ¡Renunciemos al debate dentro de las asambleas, abandonemos la plaza sin haber disparado una flecha desde las murallas! Puede que haya sido esta alergia que cada vez más marxistas de corte pequeño burgués sienten ante los proletarios y su “batiburrillo ideológico” la que esté permitiendo un segundo renacimiento del fascismo en Europa. Puede que ése ansia de ser el más letrado, el más refinado, el más puro de los rojos el que nos aleja de las masas, su lenguaje y sus conceptos. Seamos claros; sigamos con el debate ideológico, pongamos en cuestión los dogmas, analicemos nuestra derrota histórica, y reforcemos nuestras teorías revolucionarias… pero mientras lo hacemos, no podemos abandonar la calle y las masas, esperando a que estén ahí esperando a que terminemos de planear todos los detalles de nuestro “asalto al capitalismo”. Las contradicciones del capitalismo y la lucha de clases siguen su curso, con o sin nosotros, y si las masas no encuentran quien las acompañe y de respuesta a sus intereses y contenidos a su crítica entre los anticapitalistas, encontrarán quien les venda simplezas y populismo de aspecto radical entre el fascismo.
Por todo ello, yo llamo a participar, colaborar y organizar la manifestación del 15 de Mayo y las movilizaciones que seguro seguirán. Y lo hago sin renunciar a mi ideología, hacer de tripas corazón, o guardarla en un bolsillo por un día, sino consciente de las limitadas capacidades de “cambiar algo” de este movimiento espontaneista, pero también de sus virtudes y su capacidad movilizadora y concienciadora de la clase trabajadora.
El 15 de Mayo no estallará una revolución, pero con suerte sembraremos las semillas de las revoluciones futuras, que crecerán robustas regadas por nuestra lucha en las calles, pero también en los debates. Ideología y acción, vanguardia y masas proletarias.
15 de Mayo, TOMA LA CALLE POR UNA DEMOCRACIA REAL! Una democracia proletaria que no puede existir dentro del capitalismo.
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