Después de que la CDU y la AfD hayan llegado a un acuerdo: ¡la única salida es la resistencia desde abajo!

Die Plattform

Tardó menos de dos semanas. Sólo han pasado dos semanas desde que la CDU/CSU utilizó el terrible atentado con cuchillo de Aschaffenburg para volver a virar significativamente hacia la derecha a espaldas de sus víctimas. 

Esta semana, la Unión [la CDU] presentó dos mociones al Bundestag instando al Canciller a endurecer drásticamente la política migratoria alemana. Entre ellas se incluyen, por ejemplo, la introducción de controles permanentes y el rechazo inmediato de personas sin documentos de entrada válidos en las fronteras exteriores de Alemania, así como la detención de delincuentes extranjeros, de las llamadas personas peligrosas y de todas las personas que las autoridades de inmigración consideren obligadas a abandonar el país. Además, se están reforzando los poderes de vigilancia del Estado.

Pero no es solo el contenido de las solicitudes lo que es significativo: contrariamente a las garantías anteriores de la Unión de que descartaría la cooperación directa o indirecta con la AfD, esta vez tuvo en cuenta abiertamente el apoyo de la AfD [el partido de ultraderecha] a sus solicitudes. Al final, los miembros de la Unión votaron junto con el FDP [liberales] y la AfD.

En los últimos días, miles y decenas de miles de personas han salido a las calles en muchas ciudades para protestar contra esta connivencia con la extrema derecha, dando rienda suelta, con razón, a su miedo y a su ira. Al mismo tiempo, también hubo gran indignación en la prensa burguesa liberal de izquierda y entre el SPD, los Verdes y La Izquierda en el Bundestag.

¿La última grieta en el cortafuegos?

No hay duda de que el último paso de la Unión es un nuevo capítulo en el proceso de giro social hacia la derecha que se viene desarrollando en Alemania desde hace al menos diez años. Al menos a nivel federal, los demás partidos burgueses aún no han promovido, directa o indirectamente, proyectos políticos con la AfD. En lugar de ello, se han distanciado públicamente de la AfD y han pedido un cortafuegos para los "partidos democráticos". La acusación que se lanza contra la Unión en muchos lugares es que la Unión -y en concreto su presidente, Friedrich Merz- ha derribado este cortafuegos. Pero esta es una historia que no podría estar más equivocada.

Lo cierto es que, más allá del distanciamiento público hacia la AfD, la cooperación es desde hace tiempo una realidad en amplios sectores de las instituciones políticas. Ya sea a nivel municipal o estatal, los partidos burgueses -principalmente la CDU y el FDP, pero no sólo ellos- cooperan regularmente con la AfD. La extrema derecha se ha convertido desde hace tiempo en una fuerza, al menos relativamente aceptada, en las instituciones políticas. Era sólo cuestión de tiempo antes de que las medidas de distanciamiento comenzaran a desmoronarse a nivel político federal. Y es sólo cuestión de tiempo hasta que la colaboración con la extrema derecha deje de ser sólo indirecta y otros partidos burgueses se unan a la CDU/CSU y al FDP.

La razón de esto es que las ideas detrás de la construcción ideológica del cortafuegos -los buenos demócratas de un lado juntos contra los malvados racistas del otro- son erróneas. Aunque las posiciones de la AfD están a la derecha, o significativamente a la derecha, de los otros partidos burgueses en casi todos los aspectos, todos estos partidos -independientemente de que se llamen CDU/CSU, FDP, SPD o Verdes- se han movido masivamente hacia la derecha en los últimos diez años. Si los políticos de la AfD creen ahora con razón que la CDU/CSU se ha inspirado en su manifiesto electoral, esto no se aplica sólo a ellos. Especialmente ahora, en plena campaña electoral, queda claro que la agenda de política migratoria de todos los partidos burgueses sólo conoce una dirección: aislamiento asesino en las fronteras exteriores, restricciones más severas para los migrantes y ofensivas de deportaciones. El gobierno del semáforo [el anterior gobierno de Olaf Scholf formado por el SPD, FDP y Los Verdes, con colores rojo, amarillo y verde] ha demostrado de forma impresionante durante los últimos tres años que al menos éstas no son promesas electorales vacías.

El racismo no sólo es un componente central del programa de la extrema derecha, el racismo es un componente central del programa de la política burguesa actual y del orden democrático-burgués en su conjunto.

¿La sociedad civil contra el giro hacia la derecha?

Muchos millones de nuestras compañeras, vecinas, compañeras de clase y de estudios, amigas, familiares - especialmente aquellos que se verían particularmente afectados fuerte y directamente por un endurecimiento racista o patriarcal de la Ley - y nosotras mismas estamos justamente preocupadas por lo que sucederá si la CDU/CSU, el FDP y los otros partidos burgueses cooperan abiertamente con la AfD en el futuro. Y es justo y empoderador que cientos de miles de personas estén haciendo presencia en las protestas para llevar sus preocupaciones y su enojo a las calles.

Pero como el giro a la derecha lo impulsan de la misma manera todos los partidos burgueses, es fatal que muchos llamamientos a manifestaciones se centren únicamente en las acciones de la Unión en lugar de formular una crítica fundamental del giro a la derecha de todos los partidos burgueses. También es fatal que, debido a este hueco dejado deliberadamente, en muchas ciudades, junto al SPD y los Verdes, partidos y sus organizaciones juveniles que en los últimos años han consagrado el racismo en la ley, también formen parte de la protesta. Su aceptación en tales alianzas es parte de un problema más profundo del movimiento antifascista y de los movimientos sociales emancipadores en su conjunto: bajo la bandera de una llamada "sociedad civil" interclasista y mediada por ONG y organizaciones del movimiento liberal de izquierda, también trabajan junto con aquellos que efectivamente persiguen políticas contra los intereses de nuestra clase en general y específicamente de partes individuales de ella.

Además, las manifestaciones son símbolos de resistencia ampliamente visibles. Pero ellos solos no pueden detener el giro hacia la derecha. Las protestas de la pasada primavera son el mejor ejemplo de ello. Cuando estas cosas remitieron, los índices de popularidad de la AfD siguieron subiendo, la CDU hizo planes para una futura cooperación y el gobierno semáforo intensificó su ofensiva racista.

Sólo podemos confiar en nosotras mismas

No se puede combatir eficazmente el giro a la derecha con peticiones en Internet, no se puede ir a las calles junto al SPD y los Verdes, y no se puede evitar emitiendo el voto "correcto" en las urnas el 23 de febrero.

En cambio, sólo podemos confiar en nosotras mismas y en el poder organizado de nuestra clase. Debemos unirnos permanentemente con nuestros colegas, vecinos, compañeros de clase y compañeros de estudios en nuestros lugares de trabajo, barrios, escuelas y universidades. El punto de partida de lo necesario ya existe en muchos lugares: sindicatos, sindicatos de distrito, sindicatos de estudiantes, grupos universitarios y reuniones antifascistas abiertas. Ahora debemos centrarnos en fortalecer y ampliar estos enfoques. Cada una de nosotras puede contribuir a esto uniéndose y apoyando las estructuras existentes. En muchos otros lugares, el movimiento antifascista debe construirse casi desde cero. Esto también requiere personas que se organicen de forma permanente.

Pero para eliminar las causas del giro hacia la derecha, debemos abordarlas desde sus raíces. No hay capitalismo sin crisis y la extrema derecha sabe cómo movilizar la ira de los explotados y oprimidos para su agenda. El resentimiento que existe entre la población y que les permite hacer esto es alimentado por aquellos que están en el poder en este sistema burgués.

Cuanto más fuerte sopla el viento, más claro se vuelve cada día: no hay alternativa a la revolución. Luchemos por ellos.

La derecha avanza en todo el país: ¡organicemos la resistencia!