Libertario belga reflexiona sobre su experiencia en el movimiento de los Chalecos Amarillos

El 17 de noviembre se convocó por redes sociales una manifestación contra el aumento del precio del diésel. Tomando como símbolo los chalecos amarillos, que se deben portar obligatoriamente en los vehículos, la convocatoria sacó a la calle a 125.000 personas en 2000 concentraciones.

Debido a la supuesta motivación ecológica de la medida, a que la oposición surgiera de los propietarios de vehículos, totalmente ajena a partidos y sindicatos y que el primer político que la apoyara fuera Marine Le Pen a las organizacines de izquierda les costó aceptar e integrarse en las protestas; movimiento libertario y autónomo incluído. El medio contrainformativo paris-luttes dos días antes de la manifestación, llamaba, en un ejercicio de ironía, a salir a la calle en contra del aumento del precio del cóctel molotov, pero apuntaba que:

[...] hubiera sido mejor que todas estas personas se movilizaran en contra de la ley laboral, la reforma de la ley laboral, la modificación de la Enseñanza Secundaria, Parcoursup y la ley ORE , la reforma de la SNCF, la ley de « Asilo-Inmigración», la Ley Elan, etc. Pronto será la sanidad, seguridad social y pensiones.

El éxito de convocatoria, su continuidad en forma de movilizaciones y la posibilidad de que la extrema derecha se apropie del movimiento han hecho que la izquierda se acabe decantando, en general, por apoyar verbalmente a los Chalecos Amarillos, pero sin participar en un movimiento que no termina de entender y en el que no sabe cómo encajar.

Reproducimos aquí un artículo de un miembro de Alternative Libertaire en Bélgica en el que reflexiona sobre su experiencia en las protestas y que anima a integrarse en las mismas para orientarlas en un sentido de clase y libertario:

Por unos chalecos rojinegros

Por Léon (Alternative Libertaire Lieja)

Desde hace unos días, los chalecos amarillos están haciendo correr mucha tinta por más o menos buenas razones. A veces se los describe como reaccionarios racistas, sexistas y homofóbos (y esto debido a varios sucesos impactantes, especialmente en Francia), a veces como «alborotadores» violentos que se oponen a las fuerzas del orden o, en ocasiones, como ciudadanos pacifistas de línea política poco definida.

Entonces, ¿quiénes son realmente los chalecos amarillos? Personalmente, en lugar de confiar en los medios de comunicación tradicionales, preferí involucrarme en el movimiento (del cual ya había formado parte durante algunos días).

Sin embargo, primero debemos preguntarnos los motivos que llevaron a esta movilización: es decir, un aumento en el precio del combustible. Para muchos, esto puede parecer ridículo (especialmente en el contexto del continuo retroceso de nuestras conquistas sociales) pero, de más de cerca, las cosas son más complejas. En primer lugar, muchas personas se ven obligadas a usar su automóvil muy a menudo (y además para largas distancias). En este caso, podemos pensar en quienes viven en el campo o trabajan lejos de casa (y para muchos, está claro que el transporte público no representa una alternativa viable). En resumen, para mucha gente, esto es otro duro golpe para la cartera (y, obviamente, un golpe demasiado fuerte).

Directamente, en las redes sociales, se han lanzado llamadas a la movilización (como en Francia) y está claro que se siguieron. En Feluy, Sclessin, Wandre, Erquellines, Wierde o Tertre, los grupos se organizan espontáneamente en las redes sociales y se turnan día y noche para bloquear el acceso a los almacenes (a veces participan en otras acciones, como los bloqueos de filtro en las autopistas).

Muy rápidamente (de hecho casi de inmediato), la ira ya no se centró únicamente en la cuestión del precio del combustible, sino en la disminución del poder adquisitivo en general (además, es algo que a menudo aparece en discusiones que tengo durante los bloqueos, la famosa «gota que colmó el vaso»).

Al principio, el movimiento era más bien pacifista y ciudadanista. Incluye personas de todos los ámbitos: desde el pequeño empresario hasta el trabajador, desde el trabajador desempleado hasta el trabajador típico. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la mayoría de los participantes pertenecen a la clase trabajadora y son precarios (que obviamente son los más afectados por las medidas autoritarias y por estos nuevos impuestos). De hecho, a menudo escucho una gran indignación contra el gobierno y señalando el hecho de que el gobierno está a sueldo de los más acomodados (en detrimento de los trabajadores). Por lo tanto, incluso si la ira está presente, todavía es difícil saber hacia dónde se dirige el movimiento (falta de homogeneidad, politización y organización, pero podría cambiar muy rápidamente).

Además, durante los bloqueos, ya vemos rupturas y cambios en el movimiento. En primer lugar, hay desacuerdos sistemáticos sobre los métodos que se utilizarán en la lucha: algunos quieren respetar las reglas y otros prefieren una ruptura clara, incluso utilizando métodos más severos o incluso ilegales. Personalmente, estoy seguro de que si el movimiento decide quedarse a medio camino está condenado a perder (porque los ujieres y la policía cada vez más vienen a evitar los bloqueos, tanto de día como de noche).

En el mismo sentido, hay mucha discusión sobre el papel de la policía. Algunos de ellos aún sienten mucha simpatía por esta (a menudo escucho el argumento que dice «sí, pero son trabajadores como nosotros y también sufren por igual 'la austeridad'»). Otros, en cambio, si no están necesariamente totalmente en contra de la policía, se sorprenden y enojan al ver a la policía atacar (o arrestar arbitrariamente) a otros chalecos amarillos y ver que siguen levantando bloqueos. Claramente, muchos todavía no entienden completamente que la policía solo está haciendo su parte y que su papel es antagónico a los intereses de nuestra clase y, por lo tanto, son los enemigos naturales de cualquier movimiento social (pero la policía, con las porras y los cañones de agua, aclararán suavemente la cuestión).

En resumen, si definiéramos los chalecos amarillos, podríamos decir que es un movimiento social espontáneo extremadamente heterogéneo cuya línea política (e ideológica) y reivindicaciones son bastante vagas. Sin embargo, no me gustaría detener mi informe en este punto y solo abogar por esta causa.

En primer lugar, incluso si hay muchos elementos reaccionarios presentes en el movimiento, estos son un reflejo de nuestra sociedad. Es cierto que en el contexto actual, hay sexismo, racismo y homofobia en trabajadores y precarios, pero es aún más importante participar en este movimiento. traer elementos del feminismo, antirracismo, antifascismo, anticapitalismo, etc.

Entonces, incluso si he visto, principalmente en las redes sociales, cosas horribles (como este grupo de chalecos amarillos, que en Francia, detuvo un camión que transportaba migrantes para entregarlos a la policía), no podemos imputarlas al movimiento como tal (porque ni es homogéneo, ni organizado, ni centralizado). Más allá de eso, también presencio actos de solidaridad muy hermosos durante los bloqueos: personas que se turnan para traernos comida y bebidas calientes, así como palés y neumáticos para mantener nuestras barricadas, los residentes del vecindario nos traen té o sopa y palabras de apoyo, los jóvenes de la zona, a veces racializados (justamente enojados con una policía que los estigmatiza) vienen a involucrarse en el movimiento.

En resumen, es un movimiento legítimo de ira que se debe, en mi opinión, apoyar. Que esté desorganizado, que existan en él elementos reaccionarios o cualquier otra cosa nos debe motivar aún más a unirnos a él para llevar a cabo algunas discusiones importantes sobre los valores y las prácticas del movimiento (y esto precisamente para neutralizar a ciertos elementos reaccionarios). Si continuamos rechazándolo como lo hacemos, dejamos pista libre a la derecha y la extrema derecha para recuperarlo (por ejemplo, Nation inicialmente despreció el movimiento para pasar a darle apoyo, así como sus ideas apestosas y reaccionarias). Además, el peligro de este acercamiento de los fascistas es aún más importante en una situación de desorganización y vaguedad ideológica (porque en la actualidad, durante los bloqueos, todavía es a menudo el reino de los picos de oro y los autoproclamados líderes).

Por otro lado, es cierto que si este movimiento quiere sobrevivir, tendrá que organizarse y organizarse democráticamente (como en Francia, donde en varios lugares se han celebrado asambleas generales y los grupos han comenzado a estructurarse). También es cierto que si queremos que este movimiento vaya en la dirección correcta, tendrá que eliminar sus elementos más reaccionarios aclarando su línea ideológica y política (y podemos colaborar con eso entrando en la lucha y posibilitando una solidaridad efectiva entre la izquierda y el movimiento).

De hecho, este movimiento es extremadamente importante y fue después de unos días de que se desarollara con fuerza y ​​la intensidad que nos dimos cuenta. Actualmente es un estallido de ira en bruto (con muy poca politización detrás) ¡pero es una ira motivada únicamente por el estado de las cosas! Por eso es importante que la izquierda revolucionaria (y sindical) participen en el movimiento para apoyar los esfuerzos legítimos de una clase en dificultades que está cansada de ser pisoteada por líderes títeres al servicio de un gran jefe.

Además, muchas personas durante los bloqueos (especialmente entre los más viejos que han experimentado muchas derrotas del movimiento sindical) han mostrado decepción y enojo con los sindicatos por los que se sienten traicionados y abandonados (estoy pensando en particular en un ex metalero con quien hablé y que guarda una gran amargura por lo que experimentó como derrota y traición en Arcelor Mittal).

En resumen, ¡mostremos con el ejemplo que los y las sindicalistas militantes se preocupan por sus luchas y están dispuestos a luchar en este movimiento! De ahora en adelante, si no queremos ver este movimiento espontáneo morir de golpe y generar por enésima vez rencor y pesimismo, nosotros, militantes sindicalistas y activistas de la izquierda revolucionaria, debemos construir una solidaridad efectiva con esta lucha sin esperar una indicación de nuestros comités.

Os esperamos.

Enlaces relacionados / Fuente: 
https://albruxelles.wordpress.com/2018/11/23/pour-des-gilets-rouges-et-noirs/
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