[BCN] Este viernes, todos y todas a La Canadenca

Los técnicos de Movistar llevan casi dos meses de huelga indefinida, y cinco de ocupación del Mobile World Centre, en Plaza de Catalunya de Barcelona. Como trabajadores solo podemos agradecer la lucha de nuestros compañeros y compañeras que han decidido defender su dignidad con gran sacrificio, como siempre ocurre en el sindicalismo real, un frente de lucha alejado de cámaras y en muchas ocasiones fuera de las agendas de los movimientos sociales pese a las implicacions que el mundo del trabajo tiene en nuestras vidas.

La crisis capitalista que estamos afrontando se asienta en un modelo iniciado décadas atrás, basado principalmente en una vampirización de nuestros bienes comunes: el territorio, en cuya depredación se ha basado el modelo de la construcción en Catalunya, y la desposesión de aquellos pequeños espacios que nuestra clase había conseguido conquistarle al capital, principalmente los servicios públicos. Las privatizaciones y externalizaciones son las que más han contribuido a desviar el dinero público a manos privadas (a unas pocas manos privadas) y a precarizar nuestras condiciones de vida, bajando salarios y aumentando la debilidad del conjunto de la clase, lo que ha contribuido a disminuir la conflictividad y por tanto a aumentar la plusvalía empresarial en detrimento del salario directo o indirecto. Las consecuencias son una bajada paulatina desde los años 80 del salario en relación al coste de la vida y una clase trabajadora desnuda ante la incesante acometida del capital.

¿Nuevo sindicalismo?

La lucha de nuestros compañeros de Movistar puede encuadrarse en el llamado nuevo sindicalismo, un concepto que aparece de tanto en tanto, y que intenta revalorizar formas de lucha y organización para reconstruir las ofensivas sindicales que necesita nuestra clase. En realidad nos encontramos ante el sindicalismo más genuino, el que ha conseguido las pocas condiciones de bienestar de las que disfrutamos hoy en día. Un sindicalismo a pie de tajo, o de oficina, basado en la participación y la imaginación de las plantillas, amplio, iconoclasta, y conectado a una comunidad de resistencia formada, unas veces en el barrio, otras en el apoyo de la sociedad y sus elementos más avanzados organizados en movimientos sociales. Considerémoslo viejo, o nuevo sindicalismo, tenemos claro que cuando hablamos de sindicalismo tenemos que hablar de comunidad de lucha extensa, que ocupando el espacio, el territorio o las redes económicas, puede conseguir tratar de igual a igual al enemigo.

Les sobra dignidad, ayudémosles a conseguir justicia

La pelea de los subcontratistas de Movistar es la lucha de todos nosotros contra la precariedad y la consecución de conquistas que nos permitan vivir con un mínimo de bienestar vital. En el escenario que se abre ante nosotros, cometeríamos un grave error si entiéramos que el gran avance e incluso la victoria de candidatures populares apoyadas por la izquierda revolucionaria es el culmen de un proceso de acumulación de luchas. 

Debemos entenderlo como el inicio de una gran ofensiva social y sindical hacia un escenario que nos sirva de plataforma hacia transformaciones revolucionarias. Un escenario marcado por, sí, la apertura de espacios de participación democrática reales y no mediados, pero sobretodo por aquello que ponga punto y final a un modelo económico y de relacioenes laborales que nos está llevando a la ruina y la desorganización. El fin de las externalizaciones y la igualdad de condiciones, la reabsorción de los servicios públicos, y la prohibición del despido improcedente son luchas troncales y estratégicas que nos incumben a todas y todos. Por eso la digna lucha de contratas de Movistar tiene que ser nuestra lucha. Lo tiene que ser de verdad y en serio. 

Si no hemos empezado ya, el viernes tenemos una oportunidad de hacerlo en el símbolo de aquel sindicalismo de combate que consiguió las 8 horas de trabajo en nuestro país. Mañana a las 19h en La Canadenca volveremos a reunirnos, para ganarle a Movistar y para continuar su lucha en todas partes.

¡Venceremos!

Eneko, sindicalista y miembro del Procés Embat.

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