Este texto es una invitación a tomar conciencia sobre un conflicto del cual, nos guste o no, ya somos parte. Es una invitación a posicionarse. A traer la guerra a casa, aquí, donde está el corazón palpitante de las políticas neocolonialistas. Porque la época de las guerrillas anticolonialistas no ha terminado, sino que se ha desvanecido nuestra disposición de reconocerlas.