Quise decir que la lucha salarial es la lucha por el reparto de la plusvalía. Si l@s obrer@s aumentan sus salarios, esto reduce la plusvalía que se lleva el capitalista.azahuria escribió:c) A Paul Mattick:
«Mi opinión es que el sindicalismo es por su esencia una actividad reformista (aun si es acompañada con métodos "radicalizados" y una fraseología revolucionaria). La crítica radical al sindicalismo no se detiene en la tendencia de los sindicatos a burocratizarse. (…) Se centra en la misma actividad sindical, sea vertical y horizontal, de base o dirigista, con ideología marxista o ideología anarquista. El sindicato es la asociación de l@s trabajadores/as como propietari@s privad@s de fuerza de trabajo que lucha contra la patronal por una porción mayor de la plusvalía, sin cuestionar la plusvalía misma».
De acuerdo en gran parte de lo que dices pero hay una afirmación con lo que no podemos estar de acuerdo y es muy importante: das a entender que la lucha reivindicativa sería por “tener una mayor porción de plusvalía”.
La plusvalía es trabajo no pagado, los obreros no luchan por aumentar la plusvalía sino por reducirla. Su aspiración no es participar en el reparto de la plusvalía sino reducir su cuantía (lucha contra la explotación) en la perspectiva de abolir las bases que permiten su extracción (lucha por la desaparición de la explotación).
Lo que no coincido es que l@s obrer@s como clase estén luchando en este momento contra la explotación. Están luchando por una explotación "más justa", en todo caso. No quieren dejar de ser esclav@s asalariad@s, sino recibir una mayor paga. Las aspiraciones reales de l@s obrer@s en la actualidad no son para nada revolucionarias, creo que esto es obvio. Deberían serlo y tienden a serlo pues todo les empuja a ello, pero actualmente no lo son.
Yo preferiría decir "la liberación a la que debería aspirar la lucha del proletariado", porque actualmente la mayor parte de la lucha proletaria no aspira a su autoliberación integral.azahuria escribió:Esta cuestión se ve más clara en dos afirmaciones tuyas: 1ª«Toda actividad destinada a la autoliberación integral de los seres humanos es revolucionaria. Toda actividad que se limita a vivir mejor dentro de este sistema es reformista»; 2ª «Hay luchas autoorganizadas que son reformistas, y ese es el caso de las huelgas salvajes. Las huelgas salvajes son en su mayor parte una actividad sindical de l@s explotad@s que, debido a la "traición" o ineptitud de sus organizaciones sindicales tradicionales, debe ser realizada fuera y contra de ellas. Su forma suele ser la autoorganización en comités de huelga con delegados revocables. Pero su contenido sigue siendo reformista, pues se limita a reivindicaciones laborales (salario, tiempo y condiciones de trabajo, reincorporación de despedid@s, etc.)».
Precisemos en primer lugar que la liberación a la que aspira la lucha del proletariado es integral en el sentido de que pretende abolir toda forma de explotación, toda división en clases y todo Estado. En ese sentido implica una liberación no solo económica, sino social, humana y moral.
La lucha por reformas siempre fue una lucha de resistencia contra una explotación siempre en aumento. ¿Qué otra cosa fue la lucha por la jornada laboral de 8 horas?azahuria escribió:En segundo lugar, la lucha reivindicativa no es una lucha por reformas, es una lucha de resistencia contra una explotación siempre en aumento.
No creo que toda lucha reivindicativa sea inevitablemente derrotada, de hecho no lo son. Muchas luchas reivindicativas que no aspiran a ningún fin revolucionario tienen éxito. Ahora, a lo mejor lo que quieres decir es que, a largo plazo, lo que el capital cedió a l@s trabajadores/as se lo quita por otros medios (la inflación y el aumento de precios, por ejemplo).azahuria escribió:Sí no supera el estadio reivindicativo es inevitablemente derrotada, por lo que necesita, a través de sucesivos intentos, asumir el combate revolucionario contra el capitalismo que ella misma lleva en germen.
Yo pienso que no debería haber oposición entre lucha reivindicativa y lucha revolucionaria, pero que en este momento la hay. La mayoría de l@s que participan en la lucha reivindicativa no desean nada más que vivir lo mejor posible dentro de esta sociedad. Después hay una minoría de l@s que luchan por reivindicaciones que sí ven la necesidad de un cambio social revolucionario. Pero la mayoría de esta minoría ve a la lucha reivindicativa como algo aparte de la lucha revolucionaria y orienta todo su accionar a crear "puentes" entre ambas, ya sea con métodos explícitamente dirigistas como con métodos "horizontales".azahuria escribió:No hay una oposición entre lucha reivindicativa y lucha revolucionaria. Ambas son dos momentos de una misma lucha de la clase obrera que es a la vez explotada y revolucionaria. Esos dos momentos pueden presentarse en forma separada, sobre todo cuando la dominación capitalista se impone con toda su fuerza. Sin embargo, cuando el proletariado empieza a romper la capa de plomo de la dominación capitalista, las luchas reivindicativas y las luchas revolucionarias se unen entre si, se refuerzan mutuamente.
Por otra parte, yo no creo que la clase obrera en este momento sea revolucionaria. Ser explotado no es sinónimo de ser revolucionario. Si en este momento hay una hegemonía de actividad sindical y partidaria en el movimiento obrero, es porque la actividad de la clase obrera en su conjunto es alienada y por lo tanto reformista.
Obviamente, yo estoy por la superación de la actividad sindical y partidaria y a favor de la autonomía obrera (no como ideología o corriente política, sino como autoactividad real de la clase en su conjunto). Sé que la forma organizativa de la autonomía obrera se basará en la forma de la democracia directa, pero dudo mucho que lo que vayamos a ver sea un calco de los antiguos consejos obreros. Los consejos obreros también fueron recuperados por las tendencias burguesas dentro del movimiento obrero (en Rusia, por los bolcheviques; en Alemania, por la socialdemocracia). Por eso yo me enfoco más en la acción que en la organización, y en el contenido de la organización que en su forma. Necesitamos estar abiert@s a nuevas formas de actividad que puedan aparecer en vez de añorar las formas de actividad del pasado (sin importar cuán revolucionarias hayan sido).azahuria escribió:En el periodo histórico de la decadencia del capitalismo, los sindicatos no son los órganos de la lucha reivindicativa en oposición a las Asambleas y los Consejos Obreros que serían los órganos de la lucha revolucionaria.
Los sindicatos se oponen a la lucha revolucionaria, eso es verdad. Unos de manera más consciente que otros. Obviamente, los que se oponen inconscientemente a la lucha revolucionaria son los sindicatos con ideología revolucionaria.azahuria escribió:Los sindicatos se oponen tanto a la lucha reivindicativa como a la lucha revolucionaria.
Pero no creo que los sindicatos se opongan a la lucha reivindicativa en sí, sino a la unidad de la lucha reivindicativa con la lucha revolucionaria (de nuevo, unos de forma más consciente que otros).
Hay sindicatos tan vendidos a la patronal que hasta se oponen a la lucha reivindicativa y la boicotean, pero hay sindicatos "duros" o "intransigentes" (como les llama la prensa) que promueven la lucha reivindicativa de forma radical.
El universo no tolera vacíos. Si la lucha del proletariado no es conscientemente revolucionaria, entonces es reformista.azahuria escribió:Dices que «Una lucha de clases revolucionaria es cuando el contenido de la lucha de clases es incompatible con la sociedad de clases. Mientras el contenido de esa lucha sea compatible con la sociedad de clases esa lucha de clases es reformista». El proletariado es la clase revolucionaria de la sociedad actual es el productor colectivo de lo principal de las riquezas existentes y porque está privado de todo medio de producción: sí quiere sobrevivir tiene que pasar por el aro del trabajo asalariado. El capitalismo en su reproducción somete a los obreros a las necesidades de la ganancia y del interés nacional (la economía de guerra, ser competitivos). Sí sus intereses van bien permite que los obreros obtengan un nivel de vida más o menos equivalente al de su reproducción como fuerza de trabajo, pero sí la economía va mal o la guerra se impone, entonces la vida, la salud, la reproducción misma de los obreros y de la gran mayoría de la población, es inmolada en el altar de la supervivencia del capitalismo. Así pues, el capitalismo es una sociedad donde la vida humana es sacrificada a los dioses insaciables de la economía y la guerra. Cuando los obreros emprenden una lucha reivindicativa mínimamente consecuente están declarando que ellos no quieren sacrificarse como mansos corderos. Oponen sus necesidades humanas a las necesidades del capital. Su lucha inmediata lleva en germen un antagonismo irreconciliable con el Capital pero sí este antagonismo no es asumido entonces es derrotada y aplastada. Por eso la lucha de clase del proletariado no es “reformista” sino que o bien es derrotada y queda latente hasta una nueva explosión, o bien, acaba asumiendo su naturaleza revolucionaria.
Por más que el proletariado sea la clase que por sus condiciones de existencia social está llamada a hacer la revolución, está compuesta por seres humanos de carne y hueso, con todas las virtudes y fallas que eso implica.
No hay que tener miedo de asumir esto. Es más, si queremos cambiar efectivamente la realidad, el primer paso es mirarla tal como es -sin filtros ideológicos- y ser siempre conscientes de la diferencia entre lo que es y lo que debería ser o nos gustaría que sea. Es la "tensión" entre estos dos polos lo que nos impulsa espiritualmente como seres humanos a contribuir a un cambio social revolucionario.
Sin la voluntad no podemos hacer nada, pero con la voluntad sola no basta: tenemos que desarrollar nuestro pensamiento de una forma no alienada de la realidad práctica. Esto requiere abandonar los formalismos y la manera lineal (no dialéctica) de encarar los problemas. Requiere que abandonemos la concepción ejecutiva de la teoría como "guía para la acción" y darnos cuenta de que su papel es de "guía para pensar la acción". Esta visión de la teoría y la práctica alienada que implica (pues la práctica se limitaría a aplicar la teoría) no contempla la necesidad de la acción creativa y tiende a encerrar nuestra mente en esquemas, lo cual no nos capacita para reaccionar ante lo inesperado (lo cual es lo más "esperado" en un universo de posibilidades infinitas).
No se trata de reemplazar un modelo de organización por otro. No se trata de reemplazar una teoría por otra. No se trata de reemplazar una forma de lucha por otra. Todas estas cosas no son más que resultados.
Se trata de cambiar la manera en que vivimos, empezando desde hoy. Nuestra autoliberación de las ideologías y de las prácticas alienantes no se limita a una mejora "técnica" de nuestra capacidad de lucha, sino que es parte integral de nuestra autoliberación como individuos, de nuestra constitución en seres humanos totales: un proceso de lucha constante por mejorar nuestra calidad de vida. Es esto lo que es verdaderamente antagónico con este sistema, y no la "militancia revolucionaria" entendida en su forma tradicional.