19 de abril XIV Marcha contra la Macrocárcel de Zuera
XIV Marcha contra la Macrocárcel de Zuera
Viernes 17 de abril - Jornadas anticarcelarias en el CSO Kike Mur
20 h Charla "La cárcel como negocio" a cargo de Daniel Jiménez, sociólogo especialista en derecho punitivo desde una perspectiva abolicionista
Sábado 18 de abril - Jornadas anticarcelarias en el CSO Kike Mur
13 h Concentración contra las macrocárceles en Pza España
15 h Comida Popular
16 h Hazlo tu mism@ y colabora con la marcha
19 h Charla "Pres@s polític@s en las cárceles" a cargo de Juan Manuel Olarieta y ex-preso politico
Domingo 19 de abril - Marcha contra la Macrocárcel de Zuera
De 12 a 18 h Teatro, Charlas, Concierto, Comida Popular, Cartas...
en el parking de la macrocárcel.
COMUNICADO XIV MARCHA CONTRA LA MACROCÁRCEL
Llevamos años organizando la marcha contra la macrocárcel de Zuera, años luchando por los derechos de las personas presas, apoyando a familiares y visualizando un problema social: la cárcel.
Creemos que la cárcel como institución no sirve. Que las macrocárceles, proyecto del PSOE ampliado y empeorado por sucesivos gobiernos, son un simple medio de almacenamiento y destrucción de personas. Asimismo pensamos que fallan desde un principio en su presunto objetivo de reinsertar.
Pero pese a que la realidad de la cárcel es conocida por muchas personas, se ha creado una imagen pública totalmente distorsionada. Bien desde los medios de comunicación de masas o bien por ignorancia intencionada se muestran las prisiones como si fueran hoteles, obviando el componente de castigo de las mismas. Nos hacen creer que las personas presas viven bien e incluso que tienen lujos. La realidad es diferente y Zuera es un penoso ejemplo de ello.
Si acercamos el foco un poco más a la realidad penitenciaria, ésta se nos antoja aún más insoportable. Las personas presas tienen algunos servicios, es cierto, pero son muchas más las cosas de las que carecen que las que poseen. Las personas presas también son personas.
Por lo pronto tienen una serie de derechos que se ven vulnerados por sistema, como es el de la proximidad a sus familias. Y no sólo hablamos de la lejanía de los centros a las ciudades, sino de la política de dispersión que se sigue contra todo aquel o aquella que osa protestar. En el caso de Zuera la dispersión es incluso impuesta por el propio edificio, que carece de instalaciones de primer grado para las mujeres, que deben cumplir condena por fuerza a cientos de kms. Tampoco son ajenas a la realidad carcelaria las torturas y los malos tratos, el propio Comité para la Prevención de la Tortura del Consejo de Europa lo ha hecho patente y denunciado. El hacinamiento fuerza, asimismo, los traslados de personas presas.
La cárcel no es un hotel, aunque tenga lavandería y cocinas. Es un lugar donde las condiciones alimentarias dejan mucho que desear, donde la atención médica personalizada es mínima, incluso para casos de extrema gravedad. En el talego no se tratan los distintos padecimientos y se medica por sistema incluyendo todo tipo de psicofármacos.
Y en este presunto hotel siguen muriendo personas por desatención médica o se suicidan. La tasa de suicidios en las cárceles españolas sigue siendo injustificable.
Al régimen penitenciario, duro de por sí, ahora se incorpora la llamada prisión permanente revisable, cadena perpetua por ley que se suma a las cadenas perpetuas de facto que ya existen desde hace mucho tiempo, y que generalmente se aplican a los presos disidentes.
Tampoco nos cansamos de denunciar el hecho de que en el Estado Español la cantidad de personas presas en relación al número de delitos es totalmente desproporcionada, hecho que, con la última reforma del código penal no puede sino empeorar.
Frente a la realidad penitenciaria apostamos por otras alternativas, mucho más funcionales, que ya están jugando un papel muy importante en la reforma del campo penitenciario, como es la intervención comunitaria. La persona que entra en prisión suele emprender un camino de no retorno, y no es distinto si este camino empieza en un centro de menores. Por ello apostamos por intervenir sobre individuos en libertad, no sobre personas que sólo perciben la presunta reinserción como un castigo.
Mediante esta marcha queremos acercarnos un poco más a las personas presas y por eso nos vamos a Zuera, para que nos oigan, para que sepan que en el mundo quedan personas que creen en la solidaridad y que nos sentimos cerca de aquellas que penan tras estos muros.
No estáis solas, no estáis solos.
Las cárceles no sirven, las macrocárceles tampoco.
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