José Luis Carretero: "Necesitamos convertir en bienes comunes todo lo que está en manos del Estado"
Errico Malatesta
Hoy en la mañana José Luis Carretero participó de una actividad enmarcada dentro de la V Feria anarquista del libro de Sevilla. La propuesta era que hablara de su libro "La autogestión viva. Proyectos y experiencias de la otra economía al calor de la crisis". Y así fue, -como se puede comprobar escuchando el audio- José Luis hizo una somera síntesis de los puntos esenciales de su trabajo y abrió de inmediato el debate, ya que lo rico del encuentro era el intercambio horizontal de todos y todas las que allí estábamos.
Y sin duda el debate posterior fue, digamos, protagonista del evento. En un lapso no menor de una hora diferentes personas fueron/fuimos opinando, proponiendo, cuestionando y por que no, acordando con los ejes de las nuevas propuestas de una otra economía, de esa economía diferente que necesariamente debe surgir de los discursos y las prácticas coherentes, anticapitalistas, entiestatistas.
No podría realizar una crónica de ese encuentro obviando un aspecto del debate (que se presenta en el audio) en el cual aparecieron las diferentes tendencias existentes dentro del movimiento anarquista- libertario. Uno que podríamos llamar más radical, purista, principista, ante otro que a mi manera de entender es igualmente radical y combativo, pero con otro tipo de parámetros y estrategias, coincidentes con el anarco sindicalismo.
Esto reedita las históricas controversias, que datan de más de 100 años y aún no han sido resueltas. Probablemente no haya nada que deba ser resuelto, simplemente es así, y ambas líneas se sostendrán a lo largo del tiempo y la historia, con más o menos adeptxs. Hay espacio dentro del movimiento libertario para que ambas tendencias coexistan, choquen y debatan ad infinitum.
Pero como comprenderán quienes me leen en este momento, no ha sido el des-encuentro (una vez más) de líneas ideológicas anarquistas divergentes lo que me hace mencionar este detalle. Tal vez sí, la reflexión de cuantas veces en el afán de defender la radicalidad, las acciones más duras, los principios más ostensibles, los valores más inmaculados, se cae en el error de tratar con cierto menosprecio a los y las camaradas que no acuerdan con esa línea, con la adopción de posturas y discursos autoritarios.
Es una perogrullada y una obviedad, recordar cuan importante es para el anarquismo defender y ejercer la prácticas de libertad y antiautoritarismo. Pero más aún, ejercer el debate implacable y sin miedos, abrirnos a escuchar y entender (aunque no compartir) las diferentes posturas, sin pensar que quien no coincide con mis postulados o mis líneas de acción es un anarquista deficiente o menos anarquista (como si de enarbolar un "anarcometrónomo" se tratara).
Encuentros como los de esta mañana de sábado, en El Pumarejo, demuestran lo importante de participar de eventos de discusión e intercambio. Eso sí, mi propuesta es que nuestra participación podamos hacerla con la amplitud y la apertura de cabeza que éste amerita.
La rabia siempre es legítima, la violencia la padecemos todo el tiempo, porque el sistema es violento en forma permanente. Y no solo la rabia, sino las ganas de responder quedan absolutamente legitimadas. Eso si, a partir del deseo, de lo visceral, de lo interno se abre un paréntesis en el cual se hace indispensable la reflexión política, la evaluación de estrategias, el ameritar la pertinencia/consecuencia/ utilidad de las acciones.
Y esta es la diferencia que concretamente existe, cuando lo que hago, lo que hacemos trasciende mi deseo, mis ganas, para transformarse en una acción política hacia el afuera que acarreará respuestas, que tendrá consecuencias.
Lo que decida cada persona, cada grupo, ya entra en el libre albedrío y será la responsabilidad política de esos y esas protagonistas, con sus logros y desaciertos. Y yo, como anarquista, partiré de aceptar lo que decidan. Tienen la libertad de hacerlo y defenderé el ejercicio de esa libertad. Pero también, podré ejercer mi libertad de no compartirlo, podré opinar que es un error lo que llevan a cabo, podré pensar que hay estrategias equivocadas, pero siempre reconoceré que sus causas son válidas. Y creo que esa sería la mejor política por parte de los y las anarquistas, de cualquiera de las tendencias, para legitimar justamente los principios básicos libertarios.
Libertad, antiautoritarismo, respeto...
El audio de la charla se puede escuchar desde este enlace:
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