La Huelga General y otras hierbas
“La Huelga General no es necesaria” –decían responsablemente no hace mucho Toxo y Méndez apoyando al Gobierno. “La Huelga General es imparable” –dijeron poco después los mismos personajes tan campantes. “La Huelga General será el 29 de Septiembre” –dicen tocando la corneta los que tienen el don de convocarlas y desconvocarlas… Parece por el gesto que ponen ante las cámaras, que se vayan a arrancar las venas. Y ahora nos queda decidir a los que hemos gritado en las calles “¡que no nos representan!, ¡que no!”… ¿qué coño hacemos el 29 de Septiembre? Los que dicen que van por “libre”, no sabemos lo que harán. Si velan “por sus intereses”, seguramente irán a trabajar, porque quien está solo es débil, y muchas veces prefiere emboscarse a ver qué pasa. Pero los que nos hemos organizado en sindicatos, en colectivos de lucha obrera, vecinal, ecologista, feminista, anti-sistema…, tenemos que dar respuesta a los acontecimientos que nos rodean: hay una ofensiva capitalista en toda regla como hace años no se veía. Trabajaremos más horas y más años, por menos dinero, habrá más paro, nos manejarán más a su antojo, y viviremos peor y menos tiempo. A nosotros, a los que nos gusta reconocernos entre los que combaten al Capital, no nos queda otra que sentarnos a discutir…, no si vamos o no a la huelga, sino más bien, cómo vamos a afrontar ese nuevo 29-S que nos viene dado. Y no hay más elección: o se lo dejamos a ellos, o lo arrebatamos para nosotros. Habrá quien diga que esto es un paripé, que estamos contribuyendo al apuntalamiento del sistema y de sus sindicatos oficiales. Pero también estamos los que afirmamos que no queda otra que volver a dar el callo, aunque sea en las peores condiciones. Pienso que es absurdo pasarse la vida criticando “la pasividad de la clase trabajadora” y de los “sindicatos oficiales” y el día en que se mueven, aunque sea poco y de forma confusa, esos mismos críticos se queden en casa diciéndoles – “pues ahora yo no”. Esto es ridículo, por no decir cobarde. Por tanto, los currantes y parados organizados, tenemos que sentarnos y hablar, aportar desde nuestros posicionamientos, pero aportar, no poner chinitas al trabajo común. Tenemos que decidir cómo, dónde y cuándo vamos a dar el golpe. Ese golpe tendrá tanta fuerza como la fuerza que seamos capaces de desarrollar. Porque otros no harán lo que nosotros mismos no seamos capaces. Peor aún: si resulta que otros dan el golpe, quedaremos como el culo. Algunos de los nuestros, quizás los más inteligentes o los más echaos p’alante, ya nos están indicando el camino (los del metro de Madrid, los trabajadores vascos y tantos y tantos…). Esos no se han puesto a esperar. ¿Qué haremos nosotros? Entre el quedarse en casa y no hacer nada, y entre el ir, gritar, respirar, sentirse alguien, aunque sea 24 horas, yo me quedo con lo segundo. Siempre mejor ir a la batalla aún con riesgo de que te partan la cara, que la cara del que dice que “estamos derrotados” sin abrir fuego siquiera. Y es que con ese espíritu de “no hacer nada”, nada cambia. Pero nosotros queremos que cambie algo. Soñamos y queremos mundos nuevos. Nosotros somos los trabajadores asociados, los que nos expresamos con la brocha, con el cartel, con la bandera, con nuestras palabras, con nuestros cuerpos y con nuestros actos... El único miedo que tenemos, es el no estar a la altura de las circunstancias. Que por nosotros no quede. Que los que nos tiranizan no piensen que no valemos un duro. Que los que nos gobiernan sepan que no somos unos pringaos. Que los que “nos representan” vean que vamos más allá de sus tímidas protestas y sus mentiras de andar por casa. Que los pobres, los dominados, los desposeídos, se den cuenta de que hay una respuesta a los desmanes de los ricos. Que todos los rincones de la piel de toro se tiñan de rojo y de negro. Tiempo habrá para comentar y analizar, pero mejor al día siguiente. En esa jornada de huelga, en ese domingo que no viene en el calendario, valen más mil gestos que una palabra. Porque somos la Clase Obrera Organizada. Vamos a cambiar el mundo. El 29 de Septiembre, veinticuatro horas de luz. ¡Viva la Huelga General!
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Comentarios
¿de donde sacais que yo
¿de donde sacais que yo voy a trabajar el dia 29? ya veo que las falacias son una costante en esta página? Yo no voy a trabajar el dia 29, entre otras cosas porque seguramente seguiré parado lo mismo que estoy ahora. Lo de animar a secundar una huelga de 24 horas que han convocado los sindicatos del gobierno y la patronal me parece, ya lo he dicho antes, hacerle de mamporreros a los traidores de los trabajadores. Pero bueno, que estos postulados populistas izquierdistas ya no me extrañan nada por los usuarios de esta pagína: la llamada a la unión de todos, como si con la unión y solo con ella para unos echos puntuales, o no puntuales, se fueran a solucionar los problemas derivados del capitalismo. Los reformismo solo han servido a lo largo de la historía para cambiar las cosas para que después todo vuelva a seguir igual o peor.
Lo que deberiamos de hacer es estar luchando (ahora, ya, y no el dia 29) en las calles, en los poligonos, y sobre todo en nuestros propios medios, para concienciar de que una jornada de huelga no sirve absolutamente para nada; que es como mear contra el viento con la polla tiesa. La lucha, debe ser continua y sin fechas especificas, y menos aún si esas fechas son para hacerle de mamporreros a los traidores.
En fin, que que pronto se olvida la historia y las consecuencias terriblemente negativas de las juntas con los que buscan sentarse en la poltrona y sus aborregados tontos útiles.
REVOLUCIONARIOS, SI; VOCEROS DE LA REVOLUCION NO
El abuso llegó a tal extremo, que la locución pasó a mejor vida completamente desgastada y sin provocar la más ligera protesta. Este cambio en las costumbres no fue meramente de fórmula, como pudieran imaginarse los poco versados en el movimiento social contemporáneo.
Más o menos, todos creíamos, a puño cerrado, que la Social estaba a la vuelta de cualquier esquina y que el día menos pensado íbamos a encontrarnos en pleno reinado de la anhelada igualdad. Andando el tiempo, la imaginación , hizo plaza a la reflexión, el corazón cedió la preeminencia al entendimiento y fuimonos dando cuenta de que por delante de nosotros había un largo camino que recorrer, camino de cultura y de experimentación, camino de lucha y de resistencia, camino indispensable de preparación para el porvenir. Y todos nos pusimos a estudiar y todos, estudiando, aprendimos a luchar, a propagar, hasta a hablar con maneras nuevas que correspondían a maduras reflexiones. El cambio en el uso de las locuciones que parecían insustituibles, respondió al cambio de las ideas y los sentimientos que, al precisarse, se hicieron más exactas y más conformes a la realidad.
Tal novedad, no lo es si se tiene en cuenta la exhuberancia de la vida en los primeros años. No hay juventud sin bellos ensueños, sin arrebatos de pasión, sin irreprimibles entusiasmos.
Es claro que no por esto, los que hemos sido revolucionarios hemos dejado de serlo. Más que en los hechos en las palabras, la táctica revolucionaria persiste y gana aún a los que andan rehacios en poner de acuerdo la conducta con las ideas. Nadie cree que la revolución sea cosa de inmediata factura, pero se labora cada vez más conscientemente por acelerar todo lo posible el advenimiento de la sociedad nueva.
Y en este derrotero, las palabras son lo de menos; a veces son un estorbo, o una necedad, o una preocupación.
Hacer conciencias; dar luz, mucha luz a los cerebros; poner a compás hechos y principios; realizar, cuanto más mejor, aquella parte esencial de las ideas que nos distingue de los acaparadores de la vida; combatir sin tregua y firmemente todas las fuerzas retardatrices del progreso humano, es tráfago revolucionarlo de los tiempos modernos, bien saturados de ideales y de aspiraciones novísimos.
En nuestros días, las multitudes proletarias actúan precisamente en este sentido. Aun cuando no estén unánimente penetradas del ideal, como el ideal está en el ambiente y el espíritu revolucionarlo las ha penetrado por completo, ellas obran conscientes de su misión renovadora y van en erechura a emanciparse de todos los ataderos que las sujetan a inicua servidumbre.
¿Qué importa que la palabra revolución no esté en sus labios, si la revolución está en sus pensamientos y en sus hechos?
La certidumbre del revolucionarismo proletario, bien nos compensa de aquel extinguido uso de palabras altisonantes que no dejaban tras si rastro de provecho. :
Mas como en achaques sociales se dan las mismas leyes que en toda suerte de mudanzas humanas, no se extinguió la ingenuidad revolucionaria de los primeros tiempos sin dejar, como recuerdo, la mueca de: la juventud pasada. Nos quedan los voceros de la revolución, los anacrónicos gritadores de oficio, los que se entusiasman y embelesan con lo grotesco, con lo vulgar y necio de las palabras y están ayunos
del contenido ideal de las expresiones. Es fruto natural de la incultura sociológica o del incompleto conocimiento de los principios revolucionarlos. Con el mejor deseo, con la mayor naturalidad, sanos de corazón y de pensamiento, algunos, no sabemos si pocos o muchos. no tienen de la revolución y del futuro otra idea que la violencia, las palabras fuertes, los gritos selváticos. los gestos brutales. Antójaseles que el resto es cosa de burgueses, de afeminados, o cuando más de revolucionarios tibios, prontos a pasarse al enemigo. Para merecer el titulo de revolucionarlo es menester gritar mucho,bullir mucho. Manotear y gesticular como poseídos.
No discutáis un hecho por bestial que sea, por cruel, por antihumano que os parezca. Al punto os tacharán de reaccionario.
Hay en las filas revolucionarias, con distintas etiquetas, bastantes cuItivadores de la barbarie. No se es revolucionario si no se es bárbaro. Todavía hay muchos que piensan que el problema de la emancipación se resuelve muy sencillamente con la poda y corta de las ramas podridas del árbol social.
No decimos nosotros que no sea necesaria la fuerza, que no sea fatalmente necesario podar y cortar y sajar; no decimos nosotros que el revoluclonarismo consista en abrir las
ostras por la persuasión; pero de esto a resumir en una feroz expresión de la brutalidad humana la lucha por un ideal de justicia para todos, de libertad y de Igualdad para todos,
hay un abismo en el que no queremos caer.
No voceros de la revolución, sino conscientes de la obra revolucionaria, tan larga o corta como haya de ser, necesita la humana empresa de emancipación total en que andamos
metidos los militantes por los ideales del porvenir.
Sin importarnos un ardite de los gritadores profesionales, apesadumbrados con los inconscientes gritadores que lealmente, sinceramente, creen servir a la revolución a voces y a manotazos, nosotros afirmamos en nuestras convicciones de siempre, diciendo a todos:
«Revolucionarios, si; voceros de la revolución, no.»
Ricardo Mella(«ACCIÓN LIBERTARIA», núm. 14. Gijón 17 de marzo 1911.)
Para el nietissimo
Claro, por supuesto, los autenticos revolucionarios son aquellos que se pueden permitir pasarse las mañanas navengando por los foros de Iternet, mandando mensajes desde el ordenador de su puesto de trabajo. Esos mismos revolucionarios que no saben lo que es tener que dar el cayo de verdad, sin poder escaquearse, para poder conservar su precario y temporal puesto de trabajo en una empresa subcontratada por otra empresa subcontratada. Que fácil que es ser revolucionario pancartero con el pan bien seguro debajo del brazo.
Pero en fin, el tiempo lo pondrá todo en su sitio
Nota de
Nota de Alasbarricadas.org: No vamos a permitir ataques personales amparados en el anonimato.
Salud.
Lecciones de la historia
Permítasenos considerar el caso clásico del anarcosindicalismo en España.
Los anarquistas en el gobierno. La C.N.T. tiene cuatro ministros, a parte de los quince que constituyen el gobierno. Aquí está lo que escribía "Solidaridad Obrera" en 1936:
"La entrada de la CNT en el gobierno de Madrid es uno de los hechos más importantes de la historia politica de nuestro país. La CNT siempre ha sido, en sus principios y por convicción, anti-Estado y enemiga de toda forma de gobierno. Pero las circunstancias, casi siempre superiores a la voluntad humana, aunque determinadas por ella, han transformado la naturaleza del gobierno y el Estado español. En la actualidad, el gobierno, en tanto instrumento regulador del Estado, ya no es una fuerza opresiva contra la clase trabajadora."
Pobre Bakunin (lo cual no es nada) y pobre clase obrera (lo cual es serio). Estos anarquistas, que intentan esconder su propia incapacidad personal para actuar detrás del aparente "realismo" de la bandera anarcosindicalista, no podrán nunca meditar lo bastante en este pasaje. Con estas líneas cayeron en España no sólo el antiestatismo anarquista, sino también el voluntarismo, amargamente reducido a simple jerga de un gacetillero no muy brillante.
"Todos los hombres más prominentes de los grupos sindicalistas y anarquistas están presentes... Nos hemos unido al gobierno, pero las calles se nos han escapado..."(Federica Montseny)
"Quiero apuntar un hecho curioso: el fiasco de la cúspide, de la minoría dirigente, de los lideres. No estoy hablando sólo de los politicos socialistas y comunistas. También estoy hablando de los bien conocidos militantes anarquistas, aquéllos que, en términos cotidianos, podriamos llamar dirigentes" (G. Leval)
"La verdad es que la base no fue consultada; sólo unos pocos de los elementos mejor conocidos de la CNT y de la FAI estaban presentes en las reuniones. Eso fue un estafa más." (Los Amigos de Durriti, en "Le Combate Socialist", 1971)
Los dirigentes por un lado y las masas por el otro. El resultado: las últimas asumieron las grandes construcciones colectivistas y comunitarias, resolvieron problemas económicos de considerable importancia, lucharon en las calles contra los fascistas y contra los no menos peligrosos "fascistas rojos"; los dirigentes se mantuvieron a parte, ya previamente en el gobierno o totalmente incapaces de hacer nada.
Ciertamente, Leval no puede ser acusado de estar contra la organización sindical, ni en general ni en el caso particular de la C.N.T.. Con todo, permítasenos ver lo que escribe:
"El anarquismo español tenía muchos <<dirigentes>> que no asumieron ningún papel. Estaban absortos por los puestos oficiales que habían ocupado desde el principio... Esto les impidió continuar su tarea como dirigentes. Permanecieron fuera de esta gran obra de reconstrucción, donde el proletariado aprendería preciosas lecciones para el futuro... Diversos intelectuales en los margenes de las tareas oficales estaban lejos de la transformación radical de la sociedad." (Leval)
Como podemos ver, Leval no discute la presencia de un "dirigente" sindical, y quizás lo haga incluso menos que la de un dirigente político; pero no puede dejar de notar, como observador honesto que es, que los acontecimientos siguieron tal camino que las masas se dirigieron ellas mismas por un lado y los dirigentes por el otro.
Las consecuencias no esperaron mucho para hacerse sentir. Así empezaron los conflictos, las luchas, la marginación y también la represión. Por toda España numerosos grupos anarquistas (y también aquellos que no eran anarquistas declarados, pero que estaban influenciados por estos últimos) estaban por la acción directa, el igualitarismo y la organización inmediata de la nueva sociedad, de modo que se desarrolló una forma de lucha entre la C.N.T. y la F.A.I. por un lado, y estos otros grupos por el otro.
En marzo de 1937 estallaron incidentes en Villena (Vilanese), cerca de Valencia, debido a un decreto gubernamental votado por el ministro anarquista López que era dañino para las colectividades locales (que habían sido formadas por la C.N.T. y la U.G.T. socialista).
En mayo de 1937 un choque entre anarquistas y el Partido Comunista en Barcelona condujo a una serie de luchas que duraron sobre una semana y se extendieron a cierto número de pueblos vecinos. Junto a los anarquistas de los grupos de Los Amigos de Durruti, estaban los grupos del P.O.U.M. (comunistas disidentes) y la Juventud Libertaria. Condenados por la C.N.T., Los Amigos de Durruti fueron obligados a suspender la lucha. El Partido Comunista envió inmediatamente una columna armada y empezó la represión, matando a numerosos camaradas. El periódico "Los Amigos de Durruti" se hizo clandestino.
Cuando la división comunista de Lister empezó la destrucción sistemática de la colectividad de Aragón en 1937, camaradas quisieron organizar la resistencia pero fueron impedidos por una orden precisa de la C.N.T.. En el periódico "Espagne Nouvelle", impreso clandestinamente en Francia a causa de que estaba prohibido en España, se lee:
"Debimos haber defendido nuestros Consejos con las armas, a pesar de la actitud derrotista de la CNT" (29 de octubre de 1937)
Los camaradas del grupo Corale escriben:
"No hace falta de decir que en 1936 el anarcosindicalismo en España se encontró enfrentado al mismo fenómeno que ocurrió en Francia en 1906: la integración de movimiento a causa de su aceptación de las exigencias de la sociedad burguesa. Cuando es necesario, la burguesía republicana acepta la colectivización de la industria pesada para controlarla más tarde como industria de guerra. En Cataluña, donde la jurisdicción era diferente al resto de España, la colectivización fue promulgada para el conjunto de la industria en octubre de 1936. Las colectividades eran sólo toleradas en el sector servicios y en la agricultura. En lugar de tener presente las lecciones históricas de los espataquistas y las dos caras del poder burgués en Alemania en 1919, y de los makhnovistas y comunistas en Ucrania en 1919, aplastaron a los revolucionarios eliminando así las conquistas obreras: los anarcosindicalistas, con las masas a su disposición, tomaron el poder político para sí mismos." (Corale)
No hay muchos análisis de esto. A veces se entra en cuestiones particulares (por ejemplo, el problema militar) y otras se olvidan. A menudo se traza un balance sumario y se destacan los fenómenos positivos; quizás por amor al país, los negativos se mantienen en silencio. Pensamos que es hora, limitándonos al problema del sindicalismo, de poner en relieve algunos de estos aspectos negativos de la estructura.
"El fascismo, en el sentido amplio de la palbra, no consiste en los simbolos o tipos de régimen que definimos como tales... es la autoridad en sus diversas formas y manifestaciones la que da lugar al fascismo. Hemos construido un ejército idéntico al del Estado y a los clásicos órganos de represión. Como antes, la policía está actuando contra los trabajadores que intentan hacer algo socialmente útil. Las milicias populares ha desaparecido. En una palabra: la Revolución Social ha sido estrangulada". (La Columna de Hierro, en <<Linea de Fuego>>.)
Las condiciones para la derrota militar estaban ahora firmemente establecidas. A esto se añadió la derrota de la moral y de los principios; esencialmente, la derrota de un cuerpo extraño que, en la forma de una mentalidad directiva, había infiltrado la organización sindical anarquista gracias a la composición particular de este tipo de organizaciones.
A ver cuando los
A ver cuando los revolucionarios se deciden un día a hacer la revolución sin esperar a que haya circunstancias benévolas, que parece como lo que les detiene es el reformismo, y no las porras de la policía. Porque hasta el más incendiario de los que lanza discursos, se pone en plan prudente cuando ha de pasar de la palabra al acto.
Y por cierto, las construcciones revolucionarias no las hizo el pueblo, las hizo la CNT, que tendrá cosas malas, pero tambiñén buenas.
Por mí que cada cual haga lo que considere conveniente, en el día de huelga general y en la semana siguiente. Pero que haga algo.
heroes de la clase obrera
No, la revolución se la dejamos a los posibilistas disfrazados de anarquistas, que a lo largo de la historia tenemos muchos ejemplos de sus conquistas revolucionarias.
No nos engañemos, no hay orgullo obrero, tan solo miseria. Hoy más que nunca, es en campos y fábricas donde se labran y forjan nuestras cadenas.
Qué de tonterías. No tiene
Qué de tonterías. No tiene sentido responder a tanta necedad.
Gracias Suso por tus artículos, tan sensatos como de costumbre.
Es muy manido, pero "ladran, luego cabalgamos"
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