Otro mundo es posible, pero no seguro ni ineludiblemente mejor
Mucho se habla del “mundo después de la pandemia”. Habrá cambios, seremos otros, dicen. Parece que el virus sea un agente transformador y no un mero factor de enfermedad, desempleo y pobreza. Desde luego, “otro mundo es posible”, pero ni el cambio está garantizado, ni tiene que ser ineludiblemente un cambio a mejor.
No podíamos esperar algo bueno para el pueblo en la situación que hoy vivimos; como siempre, la crisis la pagan los trabajadores. La ineficacia del gobierno para controlar la crisis del Covid-19 es bastante obvia, podemos cómo esta afecta de sobremanera a las clases más vulnerables, y cómo estas condiciones sociales se perpetran aún al pasar los años.
Para la inmensa mayoría de nosotros, esta es nuestra primera pandemia. Somos novatos en cuarentenas y en estados de alarma y, este nuevo escenario que ha ido avanzando a ritmos vertiginosos, ha implantando medidas nuevas prácticamente a diario, con la justificación de que, poco menos, que un virus está arrasando con la humanidad.
Compartimos con vosotras esta imagen del balance de la Red Cántabra de Apoyo Mutuo que recoge todas las facetas que ha abarcado durante todo este tiempo con las cifras que muestran la inmensa labor que ha realizado el voluntariado de la Red.
Desde el 1 de abril se ha convocado una huelga de vivienda que ha traspasado las fronteras a pesar del cierre de éstas y del confinamiento impuesto. Una huelga más que necesaria en un momento en el que, la imposibilidad de pagar sumada a las precariedades anteriores al Coronavirus, hace que se ponga encima de la mesa la cuestión de la vivienda como algo urgente.