Zaragoza ¿Monstruo de un millón de habitantes?

Extraído de

http://expo-no.es/

Zaragoza ¿Monstruo de un millón de habitantes?

Por Leo Vargas

Zaragoza acaba de superar los 700.000 vecinos, una cifra redonda que confirma el crecimiento exponencial que ha experimentado la ciudad en los últimos años. A ellos hay que sumar una emergente área metropolitana que acumula ya casi otros 30.000 con poblaciones como Villanueva o Cuarte, prácticamente unidas a la ciudad. Un dato significativo: en los últimos años, la capital ha crecido a 1,3% anual, mientras que los municipios del entorno lo han hecho al 7,4%.

La orgía de crecimiento poblacional que propone el ayuntamiento, como si fuera un fin positivo en sí mismo, es llegar a la ciudad del millón de habitantes, lo que convertiría a Zaragoza en la tercera ciudad de España, en esa especie de siniestra competición contra Valencia que se aprecia especialmente en las obras faraónicas.

Según los “expertos” en urbanismo es posible seguir creciendo, aunque el millón que añoraba y prometía el alcalde Belloch, aún está lejos.

Surgen varias preguntas, como ¿Mantendrá Zaragoza en el futuro este ritmo? Pero sobre todo: ¿Es deseable una capital aragonesa con un millón de habitantes, que refuerce la idea de “Zaragón”, de megápoli convertida en región? De momento, solo hay proyecciones técnicas, pero todo apunta a que el casco urbano y su área metropolitana seguirán ganando población, aunque también es otra cuestión no menor la forma en que se distribuye esa población.

Zaragoza difícilmente puede crecer hacia el Norte por las servidumbres militares y su supeditación a espacios como la Academia General Militar o el campo de tiro de san Gregorio, pero sin embargo se ha lanzado con la llamada urbanización del corredor de la carretera de Huesca, mezclando polígonos industriales con viviendas, un estilo similar al que se impone en zonas como Arcosur, un barrio dormitorio que con la nueva normativa europea no debería construirse, por estar situado en pleno cono de ruidos del aeropuerto.

La zona sur de Zaragoza ya se ha saturado de vivienda con Arcosur y otro dormitorio, como es Valdespartera, que encima se vendió como proyecto ecológico. Por otro lado los escándalos de corrupción de la Muela ha dejado en suspenso la iniciativa privada en esa zona, pero la expansión junto a la autovía oscense y la reconversión residencial de la orla este, desde San José hasta Vadorrey, arrasando con la huerta de las Fuentes y mezclando de nuevo zona industrial con viviendas amenaza con una capital más extendida y ahí es donde entra ese millón de personas.

Los planes del Ayuntamiento de Zaragoza contemplan la construcción de 25.000 viviendas más en Arcosur y 10.000 en el entorno de la huerta de las Fuentes. En este último espacio se incluyen engendros como una torre de 30 plantas, con etiqueta bioclimática, o varios de parkings subterráneos para absorber la previsible inflación automovilística, uno de los nuevos males de nuestra ciudad.

Todo este proceso convertiría a la Zaragoza compacta de hace apenas 25 años en un monstruo extendido sobre sí mismo, pero sin correspondencia con el aumento poblacional, dado que Zaragoza habrá duplicado su extensión con apenas un 20% más de población, destacando el enloquecido ritmo durante el periodo 2001-2006 con un crecimiento del 6,25%, mientras que el incremento del catastro, es decir, del número de viviendas edificadas, superó el 15,25% (1).

Las cifras son claras. Zaragoza ha ganado 100.000 habitantes en 18 años y alrededor de 130.000 si proyectamos a 25. Según el Ayuntamiento, en 1991 la capital aragonesa tenía 594.394 empadronados. En 1992, se saltó a los 600.892. Desde entonces casi todos los años se ha ganado población, con una media de unas 5.000 personas anuales. No obstante, ese crecimiento se ha concentrado en el siglo XXI. Entre 1991 y 2001, Zaragoza sumó 19.039 habitantes, mientras que entre ese último año y 2010 la población ha aumentado en 87.657.

Todo esto se explica por los flujos migratorios, lógicamente, pero esta población está mayormente concentrada en barrios como Delicias, Casco Histórico o las Fuentes, mientras que buena parte de la población “autóctona” trabajadora se ha desplazado hacia los nuevos dormitorios y la clase acomodada se ha establecido en zonas residenciales exclusivas en la periferia de la ciudad, aparte de las zonas tradicionalmente burguesas como Ruiseñores o Sagasta. Es a esto a lo que me refiero cuando hablo de un desequilibrado reparto poblacional.

Pero, por si alguien no tiene memoria de lo que Belloch proponía, en 2008, antes de la inauguración de la Expo, insistía en la misma idea: "Una ciudad de un millón de habitantes es ideal, según todos los expertos, si las cosas están planificadas. Tiene el número suficiente de masa crítica y referentes sociales y, sin embargo, ninguna de las pegas de una gran ciudad".

Las pegas, en mi opinión, ya son visibles. Como, por ejemplo, una ciudad más contaminada y ruidosa, que experimenta un tráfico mucho más denso, con una gran dependencia del vehículo privado y serias carencias en el transporte público.

Amén de esta cuestión, otro tema es la preocupación por la aparición de guetos en Zaragoza. Se habla como de un problema de cara al futuro, cuando en realidad podemos estar hablando de una realidad aquí y ahora. Guetos claramente perfilados en la distribución por barrios, donde destaca Delicias, con casi un 26% de sus 110.000 habitantes de origen inmigrante o la zona de san Pablo, con un porcentaje similar, frente al 1% de Santa Isabel. Por otro lado es evidente el establecimiento de guetos económicos claramente definidos.

Todo ello sin tener en cuenta las condiciones de vida en los nuevos barrios, que han convertido las autovías y rondas de circunvalación en calles y que dependen de largos desplazamientos a centros comerciales para las compras más básicas. Por no hablar de un área metropolitana que tiene un comportamiento asimilado a barrios de gran ciudad, pero con los servicios de un pequeño pueblo.

Ahora bien ¿Este millón de habitantes es algo real o una estrambótica cuenta? Según la Fundación de Economía Aragonesa (2), en un cálculo arriesgado, habría que esperar al menos hasta finales de siglo. Sí que vislumbra, en un periodo más corto, en la década de 2050, que la capital y los municipios del área metropolitana podrían sumar esa población. Pero son proyecciones llenas de incertidumbres.

Según Fundear, la capital aragonesa tendrá en 2020 entre 731.578, si se mantiene constante el peso de la población en el conjunto de Aragón, y 745.004 habitantes. Pese a lo cual los planes constructivos en Zaragoza son ahora mismo de miles de viviendas de protección oficial pendientes, lo que contrasta con las más de 56.000 que se reconocen como vacías (3) y que en realidad son muchas más, dado que no existe un censo realmente fiable sino datos anticuados, amén de solares y edificios abandonados, auténtica plaga en la zona centro de la ciudad.

Los cálculos de Fundear apuntan a que la suma de la capital y su área metropolitana rondará los 800.000 habitantes en 2020 y que se aproximará al millón de habitantes en 2050. Hay que tener en cuenta que el número de nacimientos en los 21 municipios de la mancomunidad central de Zaragoza ha aumentado casi un 50% en 15 años.

Mientras tanto, en el resto de Aragón la situación es bien distinta. Según datos del INE, la provincia de Zaragoza ganará población en 2020, pero Huesca habrá perdido 115 habitantes y en Teruel vivirán 4.658 personas menos. Lo dicho, la ciudad-región cada vez más cerca, en el centro de un desierto poblacional.

Pero es que ese desierto poblacional, a su vez es consecuencia de una ciudad que devora recursos y atrae población rural. Los pequeños pueblos de los alrededores son aprovechados como residencia por la metrópoli y ya es normal escuchar de quien vive en Zuera, Muel o la Muela o en poblaciones aún más lejanas, pero la relación de estas localidades es puramente instrumental. No generan tejido industrial o agrícola de ningún tipo, sino que se han convertido en barrios alejados de nuestra ciudad.

Concluyendo: Zaragoza se consolida como urbe extensiva frente al modelo más cómodo y deseable de ciudad consolidada, que sigue ampliando su oferta de vivienda y su espacio edificado en función de los sueños grandilocuentes de personajes como Belloch o la gran empresa zaragozana.

Una ciudad en la que se sigue recalificando, pero en que los solares proliferan, las viviendas vacías se cuentan por miles y se tiene por natural que, pese al exceso de oferta, la vivienda no baje.

Pero, aún así, se quiere a toda costa vender la idea-fuerza de la maravilla del millón de habitantes, de una ciudad menos vivible, grande y diseñada a mayor gloria de los centros comerciales, el vehículo privado y el asfalto.

1. Informe del Observatorio de la Sostenibilidad de España (OSE), Sostenibilidad Local: una aproximación urbana y rural. Mayo de 2009.
2. Boletín económico de la Fundear

http://www.fundear.es/asp/boletin_economico.asp?cod=49

3. Estudios de la Unión de Consumidores de Aragón.

Nota: Datos extraídos de Fundación de Economía Aragonesa, Instituto Nacional de Estadística, Federación Asociaciones de Barrios de Zaragoza y Ayuntamiento de Zaragoza.


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