[Palencia] Sobre lo ocurrido durante la manifestación de los sindicatos CCOO y UGT el 4 de marzo

El 4 de marzo aconteció en Palencia una manifestación de los sindicatos mayoritarios CCOO y UGT. Algunas personas decidimos salir ese día para denunciar la pantomima de estos vende obreros, y salimos a pedir la huelga general. El resultado estaba claro: más policía que manifestantes, los sindicatos mayoritarios acusándonos con su falta de vergüenza habitual de liberados a cargo de la patronal, pero al final, y a pesar de los empujones y golpes de la policía, muchos asistentes de la manifestación de los oficialistas quisieron pasarse a nuestro lado del cordón policial, siendo impedido esto por las fuerzas de seguridad del Estado. Al día siquiente, y como era de esperar, el desierto, nada habia ocurrido, los periodicos sólo mostraban las caras sonrientes de los dirigentes sindicales. La paz social predomina, la paz de los cementerios…

Jueves 4 de marzo. Ocho de la tarde. Plaza mayor de Palencia. Los sindicatos escenifican en la calle “su enfado” contra el retraso de la edad de jubilación, de 65 a 67 para abandonar la esclavitud asalariada.

Siempre se hace necesario, y más en esta sociedad desmemoriada e idiotizada, recordar algunos hechos pasados e incluso presentes, de la forma de proceder de los sindicatos mayoritarios: cocos y ugt.

Olvidados quedaron los tiempos en los que los miembros de estos sindicatos eran expulsados a patadas de las asambleas que organizaban autónomamente los trabajadores, tras comprobar cómo los traicionaban una y otra vez.

Fueron tiempos de lucha, de huelgas salvajes, de sabotajes, de piquetes… Fueron los años de la transición, donde los sindicatos dieron muestras más que suficientes de servir a los intereses del Estado y sin cuya ayuda, pasada y presente, las sucesivas crisis que engendra el capital serían insuperables.

Fueron ganando terreno tras las primeras elecciones sindicales, cuando se convierten en únicos interlocutores con la empresa ejerciendo el poder en las negociaciones de los convenios colectivos, lo que puso fin a los movimientos asamblearios. Desde entonces las protestas han ido decayendo hasta su desaparición definitiva a día de hoy. La ultima “huelga general” fue en el año 2002, con Aznar en el gobierno. Los motivos fueron la propuesta de una reforma laboral con recorte de derechos y de prestaciones por desempleo que finalmente no se acometieron aunque el resultado de estas y otras movilizaciones sindicales siempre ha sido el mismo: empeoramiento de las condiciones laborales y salariales de los trabajadores. Fue aquella una procesión pacífica unicamente rota cuando un trabajador de Sintel le abrió la cabeza al entonces secretario general de COCOS: camarada Fidalgo. El gesto valiente pero aislado de este trabajador sólo consiguió desacreditarle y tuvo que pedir perdón públicamente a la miserable “víctima”, sólo satisfecha con la humillación del arrepentido.

Ocho años antes, en el 94, el gobierno de Felipe González “soportó” otro simulacro de huelga general de los sindicatos que protestaban, siempre pacíficamente, contra otra reforma laboral que se firmó por decreto y que incorporó el contrato basura para jóvenes y el recorte de las prestaciones por desempleo. Los seis meses de paro por año trabajado se redujeron a cuatro. Alcanzaron pleno auge las ETT´s, aumentaron los incentivos empresariales y se redujeron los salariales.

Estas vergonzosas concesiones sindicales sin la más mínima oposición encuentra su explicación en los años inmediatamente anteriores, tras la primera victoria de los sindicalistas en el 82 y su política de reconversión industrial. Miles de trabajadores fueron expulsados de las fábricas que, en opinión del gobierno, habían dejado de ser rentables, y en esta sangría no faltó la fundamental colaboración de los sindicatos y la eficaz intervención policial.

¿Cómo fue posible que la huelga general del 88 convocada, (con la que había caído y seguía cayendo) contra el Plan de Empleo Juvenil, fuera secundada por la inmensa mayoría de trabajadores?. El país se paralizó o en palabras del entonces secretario general de UGT, Nicolas Redondo: “no volaron ni los pájaros”. Este apoyo definitivo de los trabajadores a los artífices de su derrota fue lamentable y les fortaleció hasta el punto de que hoy no hay mesa, convenio, acuerdo, reforma o pacto del que no formen parte como principales interlocutores, sus millonarias subvenciones les coartan.

Parecemos no darnos cuenta de lo que se nos avecina. La crisis actual no encuentra precedentes con las anteriormente citadas; además el gobierno de ZP se ha empeñado en no adoptar (al menos de cara a la opinión publica) ninguna medida que “moleste” a los sindicatos y deja a estos y a la patronal la decisión de la renta consensuada.

Es así como se ha acordado la congelación salarial por tres años, incluso la rebaja de los salarios, convenio mediante, con la clausula de descuelgue empresarial. Todas las arbitriaridades patronales habrían de ser acatadas sin rechistar. Es lo que tan pomposamente denominan flexibilidad interna y como tienen alma de policía, una de sus principales batallas sera contra el absentismo laboral. ¡No hay derecho a enfermar¡ Las mutuas decidirán cuál es el medico de cabecera, que que ya estamos bien, y se pretende que esos días no corran a cargo del empresario. Adivina, adivinanza; ¿a quién se los cargarán?: Las ETT´s seran las nuevas oficinas de empleo privado. El INEM quedará como mero órgano administrativo, hundido como está por una deuda hasta ahora desconocida.

Saturno devorando a sus hijos: Los cinco millones de parados que se niegan a reconocer. Y no ha venido lo mejor, la reforma laboral prevista para abril, de la que nada se sabe pero todos lo que la rodea es ese inquietante infame contrato para jóvenes, despido libre, ERE´s sin tramites administrativos y firmados por los mismos sindicatos que nos representan, bonificaciones empresariales y más sacrificios salariales, todo menos recortes.

Por esto y más salimos la calle el 4 de marzo. Llegando a la Plaza Mayor nos recibió la policía con empujones y porrazos. A falta de paz social buenas son hostias. Los medios de comunicación allí congregados no vieron ni oyeron, sólo tragaron ordenes de no dar noticias de lo acontecido. ¿AY,ay!, ¡ Periodistillas de medio pelo!. Esto se llama censura y vosotros sois el último eslabón del engranaje represivo. “No sale, no existe”. Este es vuestro lema. Vuestra razón de SER, desde cuya emisora se comenta: “Son los de siempre, salen a molestar”. Ni se os ocurra publicar este escrito, enviádselo a la policía con quien tan buenas relaciones tenéis

Da gusto veros actuar como si fuerais uno. Y hasta la próxima.

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