Con el paso del tiempo nuestras películas y la figura de Eloy se han convertido hasta en algo de autor. Pero a mí concretamente, me preguntaban que cómo un tío tan culto como yo hacía películas tan chabacanas. Entonces lo que más nos llamaban era chabacanos, oportunistas. Y a mí me resultaba duro, a mí me dolía. Sinceramente, era difícil. Lo que pasa es que a Eloy le provocaba. Decía: “coño, tantos insultos, por algo serán”. Porque había críticas que eran de juzgado de guardia. O sea, completamente insultantes. Otro crítico fue a un pase privado de El pico y a la que salió me dijo: “oye, no está nada mal. Menos mal que no tengo que hacer la crítica yo”. No tenía la valentía para defender ese tipo de cine. Eloy era muy despreciado y muy insultado por la crítica. Lo que pasa que a veces provocaba noticias. Y además creo que la agresión que sufríamos era porque era éxito tras éxito. Si hubiéramos fracasado, no habría habido tanta agresividad.
En ‘los Picos’ matamos a los personajes, les presentamos con unas vidas completamente destrozadas por las drogas a todos los niveles: se quedan sin familias, sin sexo, sin dinero ni trabajo. Pero yo he visto a la gente saliendo de la sala del cine y yéndose al baño a chutarse de todo. Si haces una película sobre drogadictos y presidiarios, como los nuestros, tienes que hacer que el público les quiera. Claro, moralmente, esto tiene sus implicaciones, y nosotros lo pagamos bien caro… Yo no sé si los adolescentes de ahora ven películas como
El pico, con transexuales, palizas, maricones, y drogas “tutti plen”.
Hay una grandísima diferencia entre vuestras películas quinquis y las de los demás. En mi opinión, vosotros os acercáis a ese mundo con amor, con el cariño que se tiene a alguien sólo si se le conoce bien.
Es que nosotros conocíamos ese mundo porque convivíamos con ellos. Nuestro proceso no fue: “vamos a los barrios a ver si descubrimos algo para hacer una película”, sino “estos barrios que conocemos son muy buenos para una película, vamos a ver qué nos sale”.
¿Pero cómo llegáis a esos ambientes? Tanto Eloy como tú venís de familias de clase alta.
Pues por los chaperos, sobre todo, que también eran camellos muchas veces.
En El pico, los policías no es que sean fachas, es que son desagradables hasta en la forma de hablar, hasta en su vocabulario.
Y, ¿cuál es el problema con dejar que tu posición ideológica determine la manera en la que creas a los personajes? La ideología es parte de la mirada que tenemos sobre el mundo. Aquellos años fueron de extrema efervescencia política, si me perdonas esta frase hecha tan fea, pero verídica. Yo te diría que llegó un punto en el que estaba hasta feo que la política traspasara otros aspectos de la vida, como si eso fuera posible. Tal vez se debió a un hartazgo, a una saturación que llegó después de un tiempo en el que todo era política, todo era nuevo y, claro, los españoles estábamos todo el rato hablando de los nuevos partidos y el nuevo sistema. De ahí que, cuando nosotros seguíamos hablando de política, o por lo menos manejando la política y la ideología sin tapujos, se nos acusara de ser demasiado propagandistas o politizados o lo que fuera. En realidad, creo que fue más bien que para muchos la ideología fuera una moda pero para mí desde luego fue algo importante. Y con ideología aquí quiero decir acción, lucha, búsqueda de maneras de arreglar las cosas y de que los más desfavorecidos pudieran salir de su situación. -
Libro de entrevistas con el guionista Gonzalo Goicoechea 'La noche inmensa': https://e-archivo.uc3m.es/bitstream/han ... N_2013.pdf