Gaia... la diosa de la Tierra

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Invitado

Gaia... la diosa de la Tierra

Mensaje por Invitado » 15 May 2005, 20:52

« Entrevista a James LovelockDialogo »

La hipótesis Gaia

Texto extraído de “La ira de la tierra”, escrito por Isaac Asimov y Frederik Pohl
Publicado en la antigua gaiaxxi



A todos nos gustaría creer que existe algo (alguna clase de ser superior y bueno) que puede intervenir y salvarnos de las cosas que van mal en nuestro mundo.

La mayoría de la gente siempre ha tenido una creencia de este tipo que la reconforte. Durante la mayor parte de la historia de la humanidad, el candidato para este “algo” ha sido Dios (no importa a qué dios se adorara en cada tiempo y lugar) y ésa es la razón por la que, en los veranos secos, los agricultores han levantado sus ruegos para pedir lluvia. Lo siguen haciendo, pero, a medida que los conocimientos científicos aumentan y se empiezan a encontrar cada vez más explicaciones a los acontecimientos de las leyes naturales en vez del capricho divino, mucha gente empieza a desear un protector menos sobrenatural (y quizá más predecible). Por eso hubo bastante revuelo en la comunidad científica cuando, hace unos cuarenta años, un científico británico, llamado James Lovelock, propuso algo que cumplía estos requisitos. Lovelock dio un nombre a su nuevo concepto hipotético: lo llamó Gaia, por la antigua diosa de la tierra.

Cuando Lovelock publicó la hipótesis de Gaia, provoco una sacudida en muchos científicos, sobre todo en aquellos con una mente más lógica que odiaban un concepto que sonaba tan místico. Les producía perplejidad, y lo más desconcertante de todo era que Lovelock era uno de ellos. Tenía fama de ser algo inconformista, pero sus credenciales científicas eran muy sólidas. Entre otros logros a Lovelock se le conocía por ser el científico que había diseñado los instrumentos de algunos de los experimentos para buscar vida que la nave estadounidense Viking había llevado a cabo en la superficie de Marte.

Y, sin embargo, a los ojos de sus iguales, lo que Lovelock estaba diciendo rayaba en la superstición. Peor todavía, cometió la temeridad de presentar sus argumentos en forma de “método científico” ortodoxo. Había obtenido las pruebas para su propuesta de la observación y la literatura científica, como se supone que debe hacer un científico.. Según él, las pruebas demostraban que toda la biosfera del planeta tierra (o lo que es lo mismo, hasta el ultimo ser viviente que habita en nuestro planeta, desde las bacterias a los elefantes, las ballenas, las secoyas y tú y yo) podía ser considerada como un único organismo a escala planetaria en el que todas sus partes estaban casi tan relacionadas y eran tan independientes como las células de nuestro cuerpo. Lovelock creía que ese super ser colectivo merecía un nombre propio. Carente de inspiración, pidió ayuda a su vecino, William Golding (autor de El señor de las moscas), y a Golding se le ocurrió la respuesta perfecta. Así que lo llamaron Gaia.

Lovelock llegó a esta conclusión en el transcurso de su trabajo científico mientras trataba de idear qué signos de vida debían buscar en el planeta Marte los instrumentos que estaban diseñando. Se le ocurrió que si fuese un marciano en vez de un inglés, habría sido fácil resolver el problema en sentido contrario. Para obtener la solución, todo lo que hubiera necesitado un marciano hubiera sido un modesto telescopio con un buen espectroscopio incorporado. La misma composición del aire de la Tierra proclama la innegable existencia de vida. La atmósfera terrestre contiene una gran cantidad de oxigeno libre, que es un elemento químic muy activo. El hecho de que se encuentre libre en esas cantidades en la atmósfera significa que tiene que haber algo que lo esté reponiendo constantemente. Si esto no fuera así, hace mucho tiempo que el oxígeno atmosférico habría reaccionado con otros elementos como puede ser el hierro de la superficie terrestre y habría desaparecido, exactamente igual que nuestros espectroscopios terrestres han mostrado que cualquier cantidad de oxigeno que hubiese habido se ha agotado desde hace mucho tiempo en nuestros vecinos planetarios, Marte incluido.

Por lo tanto, un astrónomo marciano habría comprendido de inmediato que ese “algo” que repone el oxígeno sólo podía ser una cosa: la vida.

Es la vida (las plantas vivas) lo que produce constantemente este oxígeno en nuestro aire; con es mismo oxígeno cuenta la vida (nosotros y casi todos los seres vivos del reino animal) para sobrevivir.

Partiendo de esto, la idea de Lovelock es que la vida (toda la vida de la tierra en su conjunto) interacciona y tiene la capacidad de mantener u entorno de manera que sea posible la continuidad de su propia existencia. Si algún cambio medioambiental amenazara a la vida, ésta actuaría para contrarrestar el cambio de manera parecida a como actúa un termostato para mantener tu casa confortable cuando cambia el tiempo encendiendo la calefacción o el aire acondicionado.

El término técnico para este tipo de comportamiento es homeostasis. Según Lovelock, Gaia (el conjunto de toda la vida en la tierra) es un sistema homeostático. Para ser más preciso desde el punto de vista técnico, en este caso, el término adecuado es “homeorético” en vez de “homeostático”, pero la distinción solo puede interesar a los especialistas. Este sistema que se conserva a sí mismo, no sólo se adapta a los cambios, sino que incluso hace sus propios cambios alterando su medio ambiente siempre que sea necesario para su bienestar.
Estimulado por estas hipótesis, Lovelock empezó a buscar otras pruebas de comportamiento homeostático. Las encontró en lugares insospechados.

En las islas coralíferas, por ejemplo. El coral está formado por animales vivos. Sólo pueden crecer en aguas poco profunda. Muchas islas de coral se están hundiendo lentamente y, de alguna manera, el coral sigue creciendo hacia arriba tanto como necesita para permanecer a la profundidad adecuada para sobrevivir. Esto es un tipo rudimentario de homeostasis. También está la temperatura de la Tierra. La temperatura media global ha permanecido entre límites bastante estrechos durante mil millones de años o más, aunque se sabe que en este tiempo la radiación solar (que es lo que determina básicamente dicha temperatura) ha ido aumentando interrumpidamente. Por tanto, el calentamiento de la tierra debía haberse notado, pero no ha sido así. ¿Cómo puede haber ocurrido esto sin algún tipo de homeoestasis?
Para lovelock resultaba todavía más interesante la paradójica cuestión de la cantidad de sal en el mar. La concentración actual de sal en los océanos del planeta es justo la adecuada para las plantas y animales marinos que viven en ellos. Cualquier aumento significativo resultaría desastroso. A los peces (y a otros modos de vida marinos) les cuesta un gran esfuerzo evitar que la sal se acumule en sus tejidos y les envenene; si en el mar hubiera mucha mas sal de la que hay, no podrían hacerlo y morirían. Y, sin embargo, según toda lógica científica normal, los mares deberían de ser muchos más salados de lo que son. Se sabe que los ríos de la Tierra están disolviendo continuamente las sales de los suelos por los que fluyen y las transportan en grandes cantidades a los mares. El agua que los ríos añaden cada año no permanece en el océano. Esta agua pura se elimina por evaporación debido al calor solar, para formar nubes que terminan cayendo de nuevo como lluvia; mientras las sales que contenían estas aguas no tienen a donde ir y se quedan atrás.

En este caso, la experiencia diaria nos enseña lo que sucede. Si dejamos un cubo de agua salada al sol durante el verano, se volverá cada vez mas salada a medida que se evapora el agua. Aunque parezca sorprendente, esto no sucede en el océano. Se sabe que su contenido de sales ha permanecido constante a lo largo de todo el periodo geológico.

Así que está claro que algo actúa para eliminar el exceso de sal en el mar.

Se conoce un proceso que podría ser el responsable. De vez en cuando, las bahías y brazos de mar poco profundos se quedan aislados. El sol evapora el agua y quedan lechos salinos que con el tiempo son recubiertos por polvo, arcilla y, finalmente, roca impenetrable, de manera que cuando el mar vuelve para recuperar la zona, la capa de sal fósil esta sellada y no se redisuelve. Más tarde, cuando la gente la extrae para sus necesidades, la llamamos mina de sal. De esta manera, milenio tras milenio, los océanos se liberan del exceso de sal y mantienen su concentración salina.

Podría ser una simple coincidencia que se mantenga este equilibrio con tanta exactitud, independientemente de lo que ocurra, pero también podría ser otra manifestación de Gaia.
Pero quizá Gaia se muestre a sí misma con más claridad en la manera que ha mantenido constante la temperatura de la Tierra. Como ya hemos dicho, en los orígenes de la tierra, la radiación solar era una quinta parte de la actual. Con tan poca luz solar para calentarse, los océanos deberían haberse congelado, pero eso no ocurrió.

¿Por qué no?

La razón es que por aquel entonces la atmósfera terrestre contenía mas dióxido de carbono que en la actualidad y éste, afirma Lovelock, es un asunto de Gaia, ya que aparecieron las plantas para reducir la proporción de dióxido de carbono en el aire. A medida que el sol subía la temperatura, el dióxido de carbono, con sus propiedades de retención del calor, disminuía en la medida exacta a lo largo de milenios. Gaia actuaba por medio de las plantas (indica Lovelock) para mantener el mundo a la temperatura óptima para la vida.

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Sabot
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Mensaje por Sabot » 28 Jun 2005, 15:43

Podría ser una simple coincidencia que se mantenga este equilibrio con tanta exactitud, independientemente de lo que ocurra, pero también podría ser otra manifestación de Gaia.
Pero quizá Gaia se muestre a sí misma con más claridad en la manera que ha mantenido constante la temperatura de la Tierra. Como ya hemos dicho, en los orígenes de la tierra, la radiación solar era una quinta parte de la actual. Con tan poca luz solar para calentarse, los océanos deberían haberse congelado, pero eso no ocurrió.

Por qué no?

La razón es que por aquel entonces la atmósfera terrestre contenía mas dióxido de carbono que en la actualidad y éste, afirma Lovelock, es un asunto de Gaia, ya que aparecieron las plantas para reducir la proporción de dióxido de carbono en el aire. A medida que el sol subía la temperatura, el dióxido de carbono, con sus propiedades de retención del calor, disminuía en la medida exacta a lo largo de milenios. Gaia actuaba por medio de las plantas (indica Lovelock) para mantener el mundo a la temperatura óptima para la vida.
Claro que es coincidencia, en donde intervienen multiples factores. Que el mundo hoy sea así es devido al discurrir de esos factores naturales, desde la actividad de los volcanes, del desarrollo de los organismos vivos, o del sol, etc.

Gaia, el conjunto de seres vivos interconectados y autoregulados, no tiene conciencia (a no ser que seamos nosotros :lol: , que lo dudo). Que el dioxido de carbo disminuyera de la atmosfera no fue obra de Gaia, en el sentido de una acción premeditada por un ente superior o una conciencia colectiva, fue simplemente la adaptación de los organismos al medio, trasformandolo. El medio transforma la vida obligandola a adaptarse, y la vida modifica el medio.
Esos organismos triunfaron aprovecando el CO2, fijandolo, y seguro que otros quedaron atrás o no pudieron adaptarse a los cambios producidos en el medio.

Sí, la vida se autoregula, compite y coopera, creandose una especie de equilibro, pero no es ningún plan superior, ni nada parecido.

¡Viva la madre tierra carajo!

No somos importantes para la vida
Lynn Margulis mantiene que las variopintas formas de vida existentes en la Tierra -incluido el hombre- tienen su origen en una sucesión de procesos simbióticos.
http://www.madrimasd.org/informacionidi ... sp?id=9776
"Conspirar significa respirar colectivamente."

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Chimaera monstrosa
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Mensaje por Chimaera monstrosa » 28 Jun 2005, 18:39

El hecho de que desde que hay vida sobre la tierra, siempre ha habido alguno de sus puntos entre los 0 y los 100 ºC, o un poco más mientras se mantenga la vida (hay bacterias en glaciares y en aguas termales a presión), no implica que eso que Lovelock llama Gaia, haya sido un "sistema con conciencia". No podemos pensar que los anticiclones y borrascas, las corrientes oceánicas o las proporciones de gases en cada capa de la atmósfera, tengan algún tipo de vida propia.
Como curiosidad, hay un libro de Nietzsche titulado "La Gaya ciencia", y en alemán cuando haces una cabronada puedes oir la palabra Gaya, que significa una mezcla de insultos.

Invitado

Mensaje por Invitado » 28 Jun 2005, 22:41

Es la vida (las plantas vivas) lo que produce constantemente este oxígeno en nuestro aire; con es mismo oxígeno cuenta la vida (nosotros y casi todos los seres vivos del reino animal) para sobrevivir.
o_O ¿¿Hay algun animal que sea anaerobio?? (lo pregunto enserio, es que ahora no caigo)

La vida genera y mantiene la vida, asi de simple :) :) :) Y bueno, si hubiera habido más sal en los mares simplemente habria diferente vida en el mar, todo se regula, y aunque tiene razon en su planteamiento no creo que se refiera (o halla) algo como Gai como vida consciente.

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mambru
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Mensaje por mambru » 02 Jul 2005, 08:40

Mi opinion es que si hay algo sobrenatural y es la madre naturaleza.El hecho de la vida,el instinto animal desde que nace,las mareas,la fotosintesis de las plantas...no se creo que todo seria diferente si el ser humano no hubiera hecho acto de presencia en el planeta,y creo que es el principal responsable de la mayoria de sus cambios.De no ser por eso creo que la propia naturaleza regularia su estabilidad,sin tener en cuenta sucesos como el choque de algun meteorito,etc...Pero se puede hacer uno idea del infinito?somos pulgas dentro de el que chupamos los recursos de nuestro sistema,parasitos que no hacemos sino enfermar el planeta.

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Chimaera monstrosa
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Mensaje por Chimaera monstrosa » 02 Jul 2005, 09:43

La vida es una propiedad que se pierde cuando mueres. Cumple 3 principios. Contiene toda la información para desarrollarse y esta sufre alteraciones -la evolución por mutaciones, deleciones, repeticiones, etc-(la información genética). Contiene mecanismos para expresar esa información (muchos no consideran que los virus sean vida, sino meta-cristales que parasitan la maquinaria genética de las células) y es capaz de reproducirse.
Si creamos un sistema con estos 3 principios o algo parecido, veriamos algunas de sus propiedades. Por ejemplo si tuvieramos en la memoria de un ordenador programas que sufrieran alteraciones -la mayoria serian perjudiciales-, y copiarse a si mismos y competir por la memoria del ordenador, veriamos como algunas modificaciones serian más efectivas y lograrían copar la memoria del ordenador. Pero esto no es vida (un programa no es capaz de fabricar un ordenador), pero tiene evolución y competencia.

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