Crítica a las teorías de la "desaparición del proletari

Presente y futuro de la Lucha Obrera, así como la validez, aciertos y contradicciones de las formas de organización de la Clase Trabajadora. Seguimiento de conflictos laborales, huelgas, etc.
Invitado

Mensaje por Invitado » 13 Abr 2005, 18:37

Bueno, aclarar ciertas cosas:
1) Es el sistema el que ha fomentado el interclasismo, no voy explicar las razones porque las he argumentado mil veces a lo largo de esta discusión. Los situacionistas no defendemos, ni caemos "en el discurso oficial del interclasismo". Decir esto es una broma de mal gusto..antiguamente el sistema fomentaba la lucha entre dos clases y la lectura era de lucha de clases (burguesia vs proletariado-obreros) desde el marxismo-anarquismo.El sistema lo sabia y se enfrentaba a ello.
No negamos la existencia de clases, ni que la "ideología dominante es la ideología de la clase dominante", de hecho esta ideología ya ha seducido a la clase obrera como para calificarla como sujeto revolucionario. El hedonismo mercantil supera las clases.
2) Estamos por la lucha contra las clases.El proletariado es el conjunto de individiduos que independientemente de su estatus social-clase obrera, clase media, inmigrante,obrero social, estudiante etc hace frente a sus condiciones, a su existencia.El individuo es el sujeto revolucionario y en la lucha es necesario juntarse para la formación de una nueva comunidad de rebeldes: el proletariado. Esto desmiente las acusaciones de radical-burgueses y o anarquistas-stirnerianos, porque no somos individuos egoístas y menos aun intelectuales auto-ilustrados, sino revolucionarios que creemos comprender la nueva época. Lo demas no dejan de ser perjuicios.
3)Veo que no has comprendido el ciudadanismo político. El ciudadanismo político recoge las aspiraciones de las clases medias burocratizadas que ven la necesidad del Estado como mediador para que sus intereses se vean completados en las instituciones. Son la extrema izquierda del Capital, cierto; y la escuela negriana, con su verborrea indescifrable esta en sintonía con el ciudadanismo político. Negri opone el termino spinoziano multitud al hobessiano masa en dos dualismos absolutos. Multitud, cuyo "sujeto" revolucionario sería principalmente el obrero terciarizado, movil, intelectual; sujeto creado por las condiciones postfordistas de producción. Masa, que seria el sujeto el pueblo con la creación del Estado-Nación, o la clase obrera adaptada por los socialistas más adelante (esto lo dice Negri en Imperio). Alguien ve similitudes o ciudadanismo en alguna de las teorias postsituacionistas -que combate el ciudadanismo como el que más-. Bueno, el que lo haga, como Jacabo, enhorabuena por su confusa virtud!!
4)Bueno, dices "concepciones pequeños burguesas -socialdemocratas" je,je.Atentos camaradas del Foro, anarquistas, autonomos,libertarios!!! nuestras ideas, por diferentes que sean solo tienen un objetivo que Jacabo sentencia: el reformismo frente a sus pretensiones "revolucionarias. Es bien dado desde el "marxismo" mezclar terminos e ideas y diagnosticar "cientificamente" (frente a nuestro "idealismo"sobre todo). Dice que el "proletariado (que mezcla con clase obrera porque su "marxismo" no lo permite) no puede desarrollar cualquier conciencia de clase segun los postsituacionistas", de clase claro que no, pero de revolucionario y contra la existencia de clases si, partiendo desde el individuo autoconsciente que como ser social que es (y esto niega tus pretensiones/acusaciones de stirneranismo o radicalismo burgues), se revela junto a otros.Planteamos la insumisión cotidiana individual, la transformación individual; pero tambien la lucha siempre necesaria con otros. No planteamos la subjetividad unica contra el mundo (existencialismo), ni la union de egoistas, sino la comunidad de rebeldes, sin que esto suponga cercenar la libertad individual de cada individuo "unico e irrepetible" (si, esto esto es de Stirner je,je).
5) Piti no dice que los obreros no piensen en sus luchas, dice que muchas huelgas obreras no van mas alla de la seguridad y estabilidad laboral que ofrece el sistema. Esto es una realidad.
Ademas pienso que las revueltas que has puesto de ejemplo (sobre todo Argentina y Argelia) son un buen ejemplo de lo que vengo exponiendo los ultimos dias aqui. No son revueltas exclusivamente obreras, sino mira el caso argentino. Autoorganización de los barrios, comunidades vecinales asamblearias, autogestión de fabricas, escuelas; es decir la autoorganización que supera la lucha de clases (la clase media no exclusivamente obrera fue muy afectada por la crisis). La recuperación de la vida, de los lazos comunitarios y de la autonomia individual son sus objetivos (leer Colectivo Situaciones).Asi que otro desmentido.
Mis propuestas/análisis son de estimulación, no de minusvaloración, y menos de los obreros.
6) Sobre que dices que yo he afirmado que "la lucha de clases no ha existido nunca", veo que tus principos ideologicos te crean justamente de lo que tu me acusas, de miopía. Un buen ejemplo, lo que yo llamo "segundo asalto a la sociedad de clase", revueltas de Mayo frances del 68, autonomia operaia italiana etc: Son revueltas de lucha de clases cuyas reivindicaciones no eran exclusivamente laborales, sino de valores como la liberación de la mujer, antipatriarcalismo, ecologismo etcetera que van más alla de lo puramente "material". En sociología lo llaman, quiza de forma muy cerrada, valores "postmateralistas".
7) Marx predijo el caracter totalizador de la mercancía y como la misión del capitalismo a traves de la economia política era su implantación y dominación del mundo entero.Este es el objetivo de la mundialización posmoderna. La terciarización de la economía, las reconversiones nacen en el mal llamado mundo desarrollado, pero sus efectos son para todo el mundo, no unos pocos paises (efectos colaterales si quieres, aunque no lo creo tanto). La utopia liberal del progreso es lineal y su modelo de desarrolllo es igual para todos los paises aunque sus etapas/fases vayan en tiempos diferentes (se esta industrializando el mal mundo subdesarrollado). No podemos separar el analisis total del mundo en parametros economicos diferentes, aunque si tener en cuenta sus peculiaridades.
Aqui no hay eurocentrismo, sino partimos de donde se toman las decisiones del Sistema, que son los que causan tanta devastación ecologica y social aqui y en el llamado mundo subdesarrollado, aunque las consecuencias sean más graves en los paises últimos.
Bueno, que siga el debate!!
aio!

Piti
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Mensaje por Piti » 13 Abr 2005, 18:38

Lo anterior lo escribio Piti!! :wink:

azauria

Debate que va con la discusion de este Foro

Mensaje por azauria » 20 Abr 2005, 13:08

Compañeros:
He aqui el anuncio de una reunion publica donde se propone un debate que está relacionado con la discusion de este Foro
Saludos
CCI
REUNIÓN PUBLICA sobre el tema:
100 AÑOS DE LA REVOLUCIÓN DE 1905 EN RUSIA:
UN ANIVERSARIO SOBRE EL QUE NADIE HABLA
Hace cuatro años se cumplió el 25 aniversario de la Constitución española, los festejos de tal aniversario nos salían por las orejas con sus odas a la democracia; el año pasado nos machacaron hasta la nausea con los festejos del 60 aniversario del desembarco de Normandía, con más odas al triunfo de la democracia... y por si eso fuera poco, a mayor gloria de la democracia, el mundo entero festejó los 15 años de la caída del muro de Berlín. ¡La burguesía mundial bien sabe festejar lo que le conviene que recordemos los trabajadores!.
En cambio sobre lo que no le conviene que recordemos ¡levanta un muro de silencio!. Nadie, ni historiadores, ni partidos de Izquierda y Extrema Izquierda del capital (que se presentan fraudulentamente como defensores de la clase obrera) abren la boca sobre la revolución de 1905. ¡Mejor pasar de puntillas sobre él!.
¿POR QUÉ LO OCULTAN?.
Porque la revolución de 1905 en Rusia muestra claramente que el proletariado es la clase revolucionaria, muestra concretamente como actúa el proletariado cuando lo hace como clase revolucionaria.
Porque 1905 muestra de forma práctica como el proletariado lucha de forma masiva, unida y consciente: la huelga de masas y los consejos obreros.
Hoy mientras apologistas de todo pelaje entierran al proletariado sentenciando su desaparición o glorificando como verdadera lucha revolucionaria revueltas populares sin perspectiva o episodios de violencia ciega al servicio de tal o cual imperialismo en las guerras que desgarran el planeta como en Irak; los revolucionarios defendemos que las lecciones de 1905 –tomadas lógicamente de forma crítica y no dogmática- nos muestran el camino que deba recorrer el proletariado de nuestra época para llevar adelante su misión histórica: la destrucción del capitalismo.
Hoy cuando el capitalismo genera terribles sufrimientos sin fin a la humanidad, cuando solo puede ofrecer barbarie, guerra y miseria y, si la clase obrera no lo remedia, la destrucción del planeta; cuando ante ese fracaso del capitalismo en ofrecer una alternativa a la humanidad, es preciso preguntarse ¿quién puede acabar con el capitalismo?, ¿cómo se puede luchar verdaderamente contra él?, ¿qué proceso puede conducir desde el nivel actual de la lucha de clases hasta la revolución?... Para responder a estas preguntas la experiencia de 1905, como después la de la oleada revolucionaria de 1917, nos son preciosas.
Para discutir estas cuestiones acude a las Reuniones Públicas que tendrán lugar en:
BARCELONA: Sábado 7 de Mayo a las 17 horas en el el Centre Civic Garcilaso (Sala nº 51, 6º piso) C/ Garcilaso esquina Juan de Garay, frente a Mercado Felipe II. Metro Sagrera (Líneas 1 y 3)
VALENCIA: Sábado 14 de Mayo a las 17 horas 30 minutos en la Librería SAHIRI. Calle Danzas nº5.
ACCION PROLETARIA (CORRIENTE COMUNISTA INTERNACIONAL).
Tras la Reunión Publica se realizará una presentación y discusión posterior sobre el libro de Rosa Luxemburgo “Huelga de masas, partidos y sindicatos” que estudia la experiencia de1905.

Piti
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Mensaje por Piti » 20 Abr 2005, 19:32

No me lo puedo creer!!! es increible, he aclarado hasta la saciedad que no preconizamos el fin de la revolución, de la revuelta, sino que lo estimulamos ahora más que nunca, que creemos que la revolución es la unica manera de cambiar nuestra vida y de recuperarla.
A cambio, las unicas "argumentaciones" que encuentro son posturas brutalmente ideologicas en el peor sentido de la palabras, de proto-bolcheviques a la espera de la toma del Palacio de Invierno de la clase obrera "ese Dios a punto de autoorganizarse en cada huelga, en cada conflicto laboral, que parece ser se encuentra en estado de vigilia" (eso si, clase obrera representada en una vanguardia,claro esta!).
Para esta gente nada a cambiado en 100 años, y la situación es la misma.Segun ellos, el que diga lo contrario no es más que un "interclasista", un burgues al "servicio del imperalismo", y se quedan tan anchos despues de clasificarse como "no dogmaticos".
Todo esto sin tener en cuenta todo lo que hemos considerado (en este foro) que vivimos en una nueva época, donde es necesario deconstruir la revuelta,el lenguaje, y las nuevas formas de revolución para acabar de una vez por todas con siglos de explotación y crear una sociedad comunista autoorganizada bajo el poder de las asambleas.
Ellos dejan la responsabilidad para el cambio a la clase obrera, mantienen la idea de que esta clase obrera es la unica que puede cambiar algo. Asi mientras no resurja, y de hecho (segun ellos) sino resurje de sus cenizas, nada cambiara. Esto es una irresponsabilidad, y entierra muchas potencialidades.
Nosotros estamos por la recuperación de la memoria de las luchas político sociales, de la guerra social. Creo que vivimos en una época de falsificación historica, de enterrar la conciencia revolucionaria.Lo efimero, el presente perpetuo, la ausencia de la crítica y su desfundamentación es la conciencia mercantil que ha suplantado la idea de comunidad de rebeldes que nosotros tratamos de recuperar, estimular y poner en marcha. Mientras los voceros del espectaculo (esos pensadores asalariados del Estado) se aprovechan de esta situación de ausencia de medios y situación donde la comunicación sea un lugar de dialogo real entre iguales.
Frente a ellos, aquellos los que creemos en el analisis y el pensamiento como valor reflexivo de los hechos, en el sentido del tiempo, en consonancia con otros etc.
aio!

Invitado

Mensaje por Invitado » 22 Abr 2005, 00:16

Saludos!!!

Primero decir que no he leído el debate entero pero que, en general, comparto la opinión de Piti.

Yo asistí a la charla sobre la "autonomia obrera i l'acció directe als anys setanta" y no salí desanimado, ni resignado, ni mucho menos confuso...¿Quién habla del fin del proletariado y/o de revolución?
La charla d'Emili Pardiñas, ex-MIL, me encantó. Salí de ella con más entusiasmo y alegría que nunca. Incluso, antes de salir, compré su libro y lo leí en tres días.

Bueno, a lo que vamos. ¿Quién piensa que, en un mundo tan globalizado, pueda tener lugar una revolución en un solo país sin que sea aplastada rápidamente? ¿Quién piensa que, algún día confluiran todos los factores internacionales necesarios para que ocurra a nivel global? La revolución tiene más posibilidades de prosperar desde un nivel micro a un nivel macro, el nivel micro es la vida cotidiana. La "revolución" són actos vividos cotidianamente, actos en los que uno invierte el orden de las cosas. I pueden invertirse aunque las estructuras sociales sean todas contrarias a este fin.

El sujeto revolucionario pueden ser jóvenes precarios,estudiantes, obreros, niños, marginados, parados, intelectuales.... Me gustaría pensar en una clase obrera cohesionada y concienciada pero me temo que hoy el proletariado ha perdido prácticamente toda su capacidad de presión, aunque no nos guste reconocerlo. Las razones són varias: el desdibujamiento progresivo del antagonismo entre clases, el corporativismo, la aplicación de políticas keynesianas, los "beneficios" del Estado del Bienestar etc. La "indústria cultural" ha colonizado a gran parte del proletariado tradicional. La clase obrera, ya no es aquella clase de la que hablaba Lukács en “Historia y conciencia de clase”, portadora de una consciencia (determinada por su situación en el sistema porductivo, por ser quién sufría más en sus carnes la explotación del sistema etc etc etc) capaz de superar la alienación y cosificación del capitalismo.

Los situacionistas no pretenden (debería decir pretendemos?)dividir nada ni a nadie, hay cosas más interesantes que hacer. Las experiencias de los setenta sirven de ejemplo, claro está. Pero lo que intentaba mostrarnos la gente (dentro de la autonomía obrera) que participó en las luchas de esos años, como Emili, es que al enfrentarnos al Sistema no podemos usar sus mismas armas, tenemos que ser más inteligentes. ¿Luchar contra la muerte con las armas de la muerte? ¿Sacrificarte a tí mismo, quemándote, para conseguir algo con sus mismas armas? La mejor arma contra el sistema es la vida. Concebir la vida auténtica, como acto de sabotaje, hacer lo posible para destarla de los imperativos económicos que la constriñen. El Poder (económico, social, político etc.) no soporta a la gente que aprende a gozar de sí y del mundo ignorando los valores arcaicos, la gratuidad implícita que esto comporta no cuadra en un mundo donde todo se intercanvia, se vende y se cuenta (incluso los sentimientos). Estos eran algunos de los principios a los que se aspiraba con las “luchas” de la autonomía obrera”, para los que querían sacrificarse a sí mismos, militar, resignarse y obedecer consignas ya estaban los grúpusculos trotskistas o bolcheviques. El esfuerzo (que no sacrificio) real nace de la autonomía.

Ahora Revolución más que nunca, ya que, los valores sobre los que siempre se apoyaba el sistema económico capitalista (autoridad, patriarcalismo, identificación con un rol, sacrificio, ascetismo...) están cayendo progresivamente por su propio peso, a finales de los setenta empezaron a caer. Evidentemente, este hecho en parte responde a una reestrucuturación del capital, el libre mercado ha ridiculizado los valores que le vieron nacer para poder extenderse sin trabas. Pero es una carrera ciega y a la deriva puesto que, hay un límite natural (la constante disminución de combustibles fósiles en los que basava su crecimiento) que no le permitirá ir mucho más lejos.

Puede que la esperanza de la revolución que, décadas atrás debia impulsar el proletariado, se encuentre en todas partes donde se niegan los valores que representa el capitalismo. En aquellos lugares donde florecen las energias renovables y gratuitas, en el gesto del padre que se niega a imponer los valores patriarcales en su família, en la caída de las religiones y las ideologías en tanto que formas de sacrificarse “cristianamente” por un dogma inamovible o una Causa, en la sonrisa del niño, en la mente del lector de Marx, de Malatesta, de Fourier, de Debord, de Orwell....

Ahora, más que nunca autonomía, obrera también, por supuesto ;)

Un abrazo

Pasaje al noroeste
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Mensaje por Pasaje al noroeste » 22 Abr 2005, 12:47

Lo anteriror lo escribí yo, se me olvidó entrar!

Piti
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Mensaje por Piti » 24 Abr 2005, 13:25

Epa!!! (Hola Pasaje al Noroeste, espero que me respondas al email pronto!! :wink: )

Creo que no podemos desperdiciar la potencial revolucionaria y liberadora que supone ir construyendo nuestros propios sueños día a día. Esto no supone abandonar el hecho de derrumbar las estructuras que alienan nuestras vidas, pero creo que al igual la importancia de la revolución cotidiana de nuestras vidas. Por ejemplo la insumisión a las falsas necesidades mercantiles que nos imponen no con metodos autoritarios, sino con algo mucho más dificil con el que hacerle frente: la seducción de los objetos. Otro ejemplo sería una reestructuración libertaria de la familia, negando el matrimonio por ser una injerencia burocrática del Estado y/o la Iglesia sobre una relación sentimental, amorosa; y a su vez negando los valores patriarcales de la misma.
Estos serían dos pequeños ejemplos (entre muchos) de la negación social de los roles que la descomposición de la sociedad burguesa nos impone.
A nivel colectivo, la potenciación de los espacios publicos que exceda y contraponga lo estatal (por supuesto) -negación de la privatización del espacio-tiempo vital- mediante el tejido asociativo autogestionado, redes comunitarias etc; y la expropiación de los valores solidarios que se agenciado el Estado mediante formas paternalistas.
El caso argentino es un buen ejemplo de esto. Han estado años labrando un buen trabajo de autogestión, de recuperación de los lazos comunitarios destruidos por el Estado, por las relaciones mercantiles, por los valores culturales hedonistas y colonialistas (patriarcalismo, violencia marginal, educación doctrinaria privada y estatal, analfabetismo etc).
Los clubes de trueque, las asambleas, la economía social,las huertas colectivas,el trabajo libre y autogestionado, comedores populares, casas de cultura popular y libertaria, el don gratuito y la libertad creativa cultural han sido recuperados; y sobrevive pese a los obstaculos y el rearme espectacular de las estructuras alienantes, sobre todo en los ultimos años.
El individuo es el sujeto revolucionario de esa masa heteroclita que podemos llamarle proletariado, es el que comienza a deconstruir su vida aunque sea parcialmente, aunque sea dentro de los limites que el espectaculo le permite moverse. A pesar de la Gran Transformación -esos procesos economicos, políticos, y sociales que han minimizado la centralidad obrera-, la revuelta, la lucha social, la revolución (sea cotidiana, individual o/y colectiva) no ha desaparecido. Ha desaparecido la clase obrera como clase revolucionaria "para si" y "en si", pero no la transformación revolucionaria de este mundo.
La revolución futura no sacará su poesía (el hacer) del pasado, deberá deconstruirla.Las decisiones presentes seran la llave que nos habra la puerta de un futuro prometedor cuyo objetivo no sera otro que la de una vida autentica y libre.En ello estamos!!
"Cuando el hombre sea libre, la política será una canción" León Felipe

Karlos fax

Mensaje por Karlos fax » 30 Abr 2005, 19:48

Sobre dos cuestiones:
Primero sobre "el papel del individuo en la historia" (no voy a hablar del libro de Plehanov, que por otra parte es muy recomendable); pero la primera cuestión que se plantea es: si el sujeto revolucionario son los individuos, o mejor dicho, los individuos autoconscientes, o todavía mejor, los individuos autoconscientes unidos en comunidad, ¿Porqué demonios no se les ha ocurrido antes, en miles de años, luchar por la sociedad sin clases? ¿Porqué tiene que ser precisamente ahora?
Se pueden responder múltiples cuestiones, pero me parece que algunas de las más interesantes son estas:
1.- porque los individuos no eran lo bastante individuos;
2.- porque no podían constituir una comunidad de lucha
3.- porque no eran lo bastante conscientes
4.-porque el desarrollo de la producción, de la riqueza de la sociedad, no permitía una sociedad sin clases
Los individuos humanos somos seres sociales, y por eso somos producto, y al mismo tiempo factor activo, de las relaciones sociales y del desarrollo histórico. Pero se puede decir que hasta el capitalismo, la afirmación de los individuos estaba ampliamente coartada por relaciones de dependencia con la naturaleza y entre las clases sociales (por ej los esclavos pertenecían a sus propietarios patricios, e igualmente entre siervos y señores feudales existía una relación de dependencia.
Con el desarrollo de la industria, el capitalismo desarrolla (para bien y para mal) la posibilidad de transformar la naturaleza, y en el obrero da lugar (aparentemente), al "productor libre", que se confronta libremente en el mercado con los capitalistas y los demás obreros. Pero solo aparentemente, porque en realidad, para sobrevivir, el obrero está condenado a venderse como mercancía, a entregar su actividad al capital, a cambio de los medios de subsistencia, y si no lo hace simplemente se deja morir. Roma tenía que mantener a sus esclavos y aún con malas cosechas, los siervos guardaban un mínimo, pero el obrero desempleado no tiene nada.
De otro lado y como consecuencia de lo anterior, en el capitalismo las relaciones humanas aparecen invertidas como relaciones entre cosas. Los seres humanos solo participan del trabajo social en la medida en que compran y venden mercancías. o se compran y se venden como mercancias. No se relacionan en la actividad vital, en el trabajo y en la vida social como personas, sino en el mercado como mercancias y propietarios de los medios de producción.
Esto no es otra cosa que la llamada alienación. Efectivamente la sufren igual los capitalistas que los pequeño burgueses, que los obreros, pero hay una diferencia, y es que mientras que los primeros obtienen beneficios de esta relación social, los obreros al contrario, sufren toda su inhumanidad (no se si existe el término) y por eso están permanentemente impulsados, para defender unas condiciones de vida humanas, a poner en cuestión toda la alienación y la deshumanización de las relaciones capitalistas.
No hay individuos abstractos. los individuos somos igualmente un producto del desarrollo histórico, y sólo en la lucha de la clase obrera, donde se concentra "a contrario" toda la negación de los "individuos humanos autoconscientes" se contiene la perspectiva de los individuos libres. La clase obrera es por primera vez en la historia de la humanidad, la clase explotada y revolucionaria al mismo tiempo, y precisamente es el producto del desarrollo histórico. Es su naturaleza de clase explotada lo que le impulsa constantemente a la lucha y es la naturaleza de esa explotación lo que hace que su lucha tenga una potencialidad revolucionaria.
Por eso el capitalismo no puede prescindir de la clse obrera. por mucho que estén de moda los discursos de la "recomposición del proletariado". MIentras haya explotación capitalista habrá clase obrera.
Sin embargo, la lucha revolucionaria no es sólo la expresión mecánica de una necesidad histórica, sino su expresión consciente.
Comparto las preocupaciones que expresan las reflexiones de Pity por la conciencia, por la solidaridad, y por la debilidad de las luchas desde el 68 para plantear una perspectiva revolucionaria, pero no estoy de acuerdo en que esa dificultad es la consecuencia de la integración de la clase obrera, o de su recomposición, o simplemente de su fin.
En realidad es un producto de la dificultad para plantear una perspectiva revolucionaria, para discutir en profundidad sobre la alternativa al capitalismo, para mantener discusiones y luchas políticas. Y en gran parte esto es producto de la derrota de la "primera tentativa revolucionaria", y los largos años de contrarevolución que le siguieron, con la 2ª guerra mundial incluida.
La generación del 68 apenas pudo aprender de esa "primera tentativa" (casi todo en los libros, pero no a través de una experiencia viva); pero la generación que hoy empieza a luchar contra el capitalismo sí cuenta con la posibilidad de tomar la experiencia de la del 68.
Es est6a generación la que se plantea la crítica del capitalismo en profunidad, la necesidad de una perspectiva revolucionaria, la que levanta hoy el estandarte del proletariado que cantó Gorter y retomó Rosa Luxemburg: "Fui soy y seré"

Piti
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Mensaje por Piti » 01 May 2005, 14:29

He repitido ad nauseam(y esto es clave, porque parece que no se entiende) que 1) la clase obrera ya no es el sujeto revolucionario, no que ha desaparecido; 2) que el individuo autoconsciente es el sujeto revolucionario, más alla de su condición de clase; 3) no hay un final de la revuelta, sino una recomposición de las luchas, que pueden ser a nivel colectivo o individual; 4) la expansión del mundo de la mercancía ha modificado el antiguo esquema de luchas; 4)preconizamos la lucha contra las clases y todo tipo de poder jerárquico;
5)le damos mucha importancia a la revolución de la vida cotidiana contra todo tipo de dominación.
Creo que se justifica aún a la clase obrera como clase revolucionaria en base a lecturas del antiguo sistema de luchas. Es alucinante, en mi opinión, decir y seguir justificando que en décadas de luchas político-sociales no ha cambiado nada; y más alucinante aún ver que en la clase obrera todo sigue igual, y ver alli un sujeto innegable -que incluso algunos reconociendo que se encuentra en estado de vigilia- siempre a punto de autoorganizarse y hacer la revolución.
Creo que la caida del denominado bloque "socialista" dio lugar a pensar de que no había alternativa al capitalismo, aún sabiendo claramente que este bloque "socialista" no era una alternativa al capitalismo, sino otra forma capitalista. Esto ha sido un lastre, pero las características históricas que he(mos) explicado a lo largo de este tema creo que son las adecuadas para creer de que la situación es diferente, que vivimos en otro estadio desde el punto de vista de la guerra social, y que la dominación ha adquirido nuevas formas. Estudiarlas, analizarlas y combatirlas es nuestra tarea, y no utilizarlas para justificar la validez de una u otra ideología revolucionaria.
Es innegable que ha habido una liquidación de las identidades fuertes, de la autonomía obrera cuya sede reside en las fábricas. Ha habido una ruptura de memoria histórica colectiva de las luchas a traves de la falsificación donde el pasado no existe y el presente es perpetuo.
La primera tarea revolucionaria es no hacerse ilusiones, y deshacerse de las que hemos heredado del pasado donde las luchas sociales no han acabado con el sistema de clases:el proyecto comunista de la abolición de la dominación no se ha realizado. Las revoluciones son únicas e irrepetibles.No va haber un nuevo 1917, ni un 1968.
La segunda tarea es la recuperación de la memoria histórica, mínimo necesario para quien desea una nueva humanidad, frente al conformismo, hedonismo y pasividad que conforma nuestras vidas y destrozan nuestra identidad como seres sociales e individuos libres, críticos y creativos.
"Equivocadamente, los izquierdistas quieren creer que desde hace años se mantiene una especie de esencia revolucionaria en la juventud proletaria, siempre espontáneamente subversiva, a punto de autoorganizarse`para transformar la sociedad" Jaime Semprún; Enciclopedie Des Nuisances.

herrmann

Mensaje por herrmann » 02 May 2005, 14:29

En este foro han ido apareciendo posiciones, en principio, opuestas y encontradas sobre el asunto que lo origino, a saber, acerca de las "teorias sobre la desaparición del proletariado". Por lo que hemos podido ver parece ser que habrian dos posiciones, "enfrentadas" y "opuestas" sobre la cuestión en debate. De un lado estarían los que a pesar de todas las evidencias acumuladas desde los años 1.980 mantendrían posturas "brutalmente ideologicas", "marxisistizantes" e incapaces de reconcer la cruda realidad, es decir, la clase obrera ha perdido su papel de sujeto revolucionario porque se ha perdido la centralidad de la fábrica como elemento motor de su actividad como clase. Y, por otra parte, encontramos a aquellos que defienden sin prejucios y complejos del pasado que, las clases no han desaparecido, que lo único que cambia (y no es poco,evidentemente) es que la clase obrera ya no va a ser jamás el sujeto, actor central o protagnista de una futura y NECESARIA (AHÍ ESTAMOS TODOS DE ACUERDO), revolución social. Y esa perdida de protagonismo de la clase obrera, que no desaparición del proletariado como clase (PITI, se lee lo que dices, aunque si no se entiende, deberías preguntarte porque se te "malinterpreta") y que el individuo autoconsciente y organizado, es el nuevo sujeto revolucionario de esta, nueva época histórica.
Personalmente quiero expresar mi opinión sobre algunos aspectos del debate en el foro y empezare diciendo que para mi no hay un debate entre "buenos" y "malos". Entre posturas "brutalmente ideologizadas" y "nuevos esquemas inventados". Quedandonos ahí, no vamos a ir muy lejos en la comprensión de las condiciones de la revolución en la nueva época que vivimos tras el hundimiento del "bloque comunista de la URSS" en 1.989. Porque efectivamente comparto la idea que ha expresado PITI, y otros, de que vivimos una nueva época historica, dificil y compleja. E igualmente comparto la afirmación que tambien ha hecho PITI de que no va a haber una reedición, tal cual de otro 1.917 u de otro 1.968. La revolución no es tan cierta como si ha hubiera hecho y ganado, a pesar de que esta es la opinión de algunos marxistas, y no cabe duda de que hay que comprender apoyandonos en la memoria historica (de la lucha HISTORICA de la clase obrera o del proletariado, a elegir) como hacer la revolución en nuestra época.
Dicho esto, para precisar mi posición, he de decir que en este foro no tomo la "via del medio", no me coloco entre ambas visiones. Política e ideologicamente me situo en el terreno del marxismo y en la continuidad histórica de su evolución. Y precisamente por ello, no me cuesta el más mínimo esfuerzo reconocer que algunas de las cuestiones planteadas por PITI (ya he señalado algunas y hay más) son de recibo y merecen ser consideradas. No obstante, y visto que no podemos agotar en varias intervenciones una explicaciones de las ideas de cada cual, quisiera precisar dos cuestiones. Una sobre la "centralidad de la fábrica como aspecto central de la lucha de la clase obrera como sujeto revolucionario". Y la otra sobre los "cambios de la nueva época".
PITI se enfada mucho porque "...ha repetido hasta la saciedad que no desaparecen las clases y se insiste en contestarle con el esquema de la única clase revolucionaria es la clase obrera= los obreros de la fábrica en acción...". Y además se, permitase la expresión "... se pone del hígado..." cuando se habla de 1.905 y el papel de la clase obrera en aquella revolución. Bien es cierto que, han pasado 100 años y que han cambiado muchas cosas (ya hablaremos largo y tendido), pero no es menos cierto que decir que el marxismo ha atribuido un papel central, único y exclusivo a la actividad de la clase obrera y el proletariado en la fábrica para defender sus condiciones de clase contra el capital, es parcial, limitado y, por tanto el reflejo de un prejuicio o del desconocimiento. El papel de la clase obrera en 1.905, en 1.917, en 1.919 en Alemania y, para no quedarme anclado en el pasado lejano, en 1.968, en los 70 y en Polonia en 1.980, como bien sabes PITI, va mucho más alla de la fábrica. No solo te hablo de los Consejos Obreros que reagrupan no sólo a los obreros, sino a otros sectores no explotadores de la sociedad (algo de lo que por cierto no he leido nada en las intervenciones que defienden el fin de la clase obrera como sujeto), te hablo de los MKS de los obreros en Polonia que, desde las fábricas en primera instancia, desarrollan un movimiento político y social que afecta e incumbe al conjunto de la sociedad y plantea cuestiones no solo fabriles de tal o cual sector obrero, sino de la clase obrera actuando politicamente como tal. Quiero decir con esto, que tu idea de la centralidad de la fábrica como único y exclusivo centro político de clase, superado por la globalización, es en el mejor de los casos una visión, estalinista, de la clase obrera. PITI, me gustaría conocer tu opinión sobre el problema de los Consejos Obreros (que solo se dan en momentos de una marcha hacia la revolución, evidentemente) y de donde y en que fundamentas que la acción política de la clase obrera, su acción revolucionaria, a lo largo de su historia, se ha basado FUNDAMENTALMENTE en el papel de la fábrica.
Quisiera tambien señalar que como ha planteado JACOBO, en su intervención ( y no he visto que nadie le contestara concreta e históricamente), los cambios de esta nueva época que vivimos, no se deben a la mundialización de la producción capitalista sobre el planeta y los cambios que ha producido en la producción y en la vida y acción política de la clase. De hecho, como recuerda, la misma intervención, es un hecho OBJETIVO y no ideologico que el capitalismo unifico el mercado mundial a lo largo del siglo XIX y que por ahí no vienen , ESENCIALMENTE, los cambios de la nueva época que afectan a las condiciones de una nueva revolución. Es un aspecto importante que apenas ha sido abordado y, como señala Karlos Fax, debería explicarnos porque a lo largo de la historia aún no se ha producido el hecho objetivo de que los individuos autoconscientes hayan protagonizado o puedan protagonizar en el futuro el papel de sujeto de la revolución de nuestra época.
Para acabar, y tambien me gustaria, que los de la revista "COMUNISMO", el GCI, expusieran negro sobre blanco, su posición sobre las tesis de Amoros, como pedía un compañero, porque no se prodigan mucho en los FOROS y valdría la pena que lo hicieran.
Disculpad la longuitud, pero había acumulado retraso en poder escribir. Me comprometo a ser más breve en el futuro.
Salud y lucha.

Cuenca

Mensaje por Cuenca » 02 May 2005, 16:18

Desde la caída del bloque imperialista ruso en 1.989 la burguesía desató una feroz campaña anticomunista atreviéndose a decir incluso que "era el fin de la historia", nos habló de la engañifa de "un nuevo orden mundial" y de la "desaparición de la clase obrera". En realidad no es nada nuevo puesto que la ideología dominante es la de la clase dominante, y la burguesía acepta la vertiente de clase explotada en el proletariado pero no la vertiente de clase revolucionaria al mismo tiempo, la única clase revolucionaria que puede derrocar el capitalismo e implantar la sociedad comunista. Sin embargo como dice Hermann "la revolución no es tan real como si hubiera ocurrido". Ese falso razonamiento de "la revolución es tan real como si hubiera ocurrido" es una metedura de pata de Bordiga, pero Marx y Engels nunca lo afirmaron. Engels si que afirmó a finales del siglo XIX que si el comunismo no triunfaba la humanidad se vería abocada a la barbarie. Todos somos conscientes que el capitalismo se encuentra en su fase terminal de descomposición y si el proletariado, que es la única clase social de la historia que es explotada y revolucionaria al mismo tiempo, no ejecuta su sentencia histórica nos veremos abocados a la barbarie más absoluta cuyos indicios están ya padeciendo en África y tres cuartas partes de la humanidad.
Todas esas seudoteorías que parecen muy modernas pero que son más viejas que la tos de "buscar el sujeto revolucionario en el individuo que toma conciencia que carece del espacio tiempo..." nos lleva al campo de la ideología burguesa cuyo mito es el individuo-Robinson Crusoe, cuando pertenecer a una clase social no es una decisión individual, por ejemplo en la Edad Media uno no podía elegir si quería ser siervo o noble. Por más vueltas que le demos la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases, y aunque haya individuos que hayan tenido un protagonismo importante no es lo determinante. Es una manipulación por parte de la burguesía por ejemplo descargar la responsabilidad de la Segunda Guerra Mundial en la maldad de Hitler, y ocultar de esa manera que es toda la burguesía y su sistema social en decadencia los verdaderos culpables. La formación del proletariado como clase histórica es una realidad material y social, y verlo como una suma de individuos procedentes de todas las clase sociales nos lleva al absurdo y al interclasismo más estúpido que además propician las religiones de todos los pelajes. Como afirmaron los revolucionarios de principios del siglo XX el capitalismo se encuentra en su etapa de decadencia, que ha sumido a la humanidad en un horror sin fin. La única clase social que puede acabar con este modo de producción en descomposición es el proletariado cuyo interés por instaurar el comunismo coincide con los intereses de la humanidad entera.

Sick Boy

Mensaje por Sick Boy » 02 May 2005, 21:56

El debate que se ha establecido es bastante interesante, no solo por el tema sino por el tono, en ningun momento se ha caido en el insulto o la chuleria, lo cual suele ser algo bastante comun en los foros, principalmente por que sabes que el que esta en frente no te puede arrear un hostion.

Bien, una vez dicho esto al grano. Voy a empezar por posicionarme, comparto casi la totalidad de los argumentos que ha expuesto Karlos Fax. Pero creo que no ha hecho suficiente hincapie en un punto fundamental, el proletariado (la clase trabajadora) no es solamente el obrero fabril, el fornido y rudo trabajador del metal vestido con mono azul. Esta es una concepcion tipica del estalinismo y del marxismo vulgar mecanicista. Es por tanto la idea que han preconizado los partidos comunistas oficiales y sus sindicatos correa desde hace lo menos 80 años. Obviamente esto ya no es así, pero no es asi en el estado español y en gran parte de europa donde el desarrollo del capitalismo ha conducido a una mayor 'terciarizacion' de la economia y a un enorme desarrollo del sector servicios (y ultimamente el de la constru tambien), sin embargo se siguen fabricando coches, barcos, tornillos y todas esas cosas que fabrican los rudos monos azules. ¿donde? En el extranjero., en otros paises donde si existe este tipo de clase obrera y donde o ya es o va camino de ser mayoritaria (vease por ejemplo corea, china o algunos paises del este).

Lo que quiero mostrar con esto es que la idea de la disolucion de las clases parte de una idea falsa (o al menos parcial) como es identificar a todo el proletariado con una parte muy concreta del mismo (pa los situs: ¿ya no os acordais de lo que decia debord sobre esa tendencia del Espectaculo a mostrar la parte por el todo?) y ademas parte de una vision muy limitada de una realidad muy concreta.

Como decia arriba la situacion ha cambiado en españa desde finales de los 70, los monos azules son una especie en extinción (todas las luchas contra la reconversion desde los 80 hasta ahora dan buena cuenta de ello). No solo se estan desmantelando muchas fabricas, sino que en las que quedan se tiende a sustituir al obrero fijo que se tira toda su vida en la misma fabrica por personal subcontratado, temporal y altamente precarizado. Ya ves, cosas del mercado...

Pero esto no significa ni que la clase obrera haya desaparecido (y ya se que tu no dices eso Piti) ni mucho menos que haya perdido su papel como sujeto revolucionario. Por supuesto que los monos azules en extinción no son el sujeto revolucionario hoy por hoy en el estado español (la mayoria estan demasiado preocupados intentando mantener sus privilegios a costa de los curritos temporales que vienen/venimos detras) en eso estamos de acuerdo, pero puesto que este sector de los trabajadores ni es ni representa las condiciones de vida de la mayoria de la clase trabajadora, no puedo estar de acuerdo en que la clase obrera ha dejado de ser el sujeto revolucionario. Lo es y seguira siendolo mientras exista el capitalismo.

Podemos hablar si quereis de que su composcion ha cambiado, de que sus condiciones de vida han cambiado, de que han cambiado mil y una cosas desde los 70, el 68, los 20 o 1905 (¿acaso no cambiaron desde 1905 a 1977?) pero mientras haya gente que solo tenga su fuerza de trabajo para vivir (y cada vez somos mas y de ahi que la sociedad se proletarice dia a dia) habra proletarios y mientras haya proletarios estos seguiran necesitando la revolucion para dejar de serlo como clase. Por que este es el interes principal del proletariado: dejar de serlo, autosuprimirse como clase destruyendo el capitalismo.

Bueno, y despues de esta parrafada (espero no haber sido muy casposo o muy pesado) me gustaria comentar en otra, espero que mas breve, parrafada aquello del individuo autoconsciente.

En primer lugar me gustaria preguntar a los que hablan de individuo autoconsciente... ¿autoconsciente de que? Por autoconsciente entiendo consciente de sí mismo, consciente de que uno existe, de que uno es un individuo diferenciado de los demas. Hasta ahora pensaba que eso era en gran parte lo que nos diferenciaba de los animales. Habia oido hablar de 'clase autoconsciente' que es como llamaban antes a qie exista una conciencia de clase pero lo otro, ni idea ¿es que hay individuos que no sean autoconscientes?

Vamos a ver, si aceptamos que vivimos en una sociedad de clases (y tú, Piti, creo que lo has repetido 'ad nauseam') cualquier individuo autoconsciente estará por definicion en una de las clases en la que se divide la sociedad. Para no complicar mucho el asunto digamos o será burgues o será proletario. Eso me deja tres opciones, o bien los individuos autoconscientes proletarios son el nuevo sujeto revolucionario o lo son los individuos autoconscientes burgueses o da igual de que clase sea mientras sea un individuo autoconsciente.

Como sigo sin entender muy bien lo que implica ser autoconsciente me veo en un callejon sin salida asi que dire lo que yo pienso sobre el tema.

Sé de muchos individuos burgueses que son conscientes de su situacion y de la de su clase y que luchan por mantener su situacion de privilegio ¿son estos los individuos autoconscientes que haran la revolucion? me temo que no.

El unico sujeto revolucionario posible es el proletariado, los individuos pertenecientes a la clase trabajadora que dandose cuenta de su situacion y de la de su clase comprendan que la unica posibilidad de acabar con su explotacion y con la alienacion generalizada es destruir el capitalismo. Organizandose como clase (lo que algunos llamarian constituirse en clase 'para sí') para enfrentarse a la burguesía, a sus organos represivos (policia, ejercito..) a sus organizaciones de encuadramiento (partido, sindicatos, organizaciones izquierdosas de todo pelaje..). Y todo esto sin olvidarnos de la vida cotidiana, luchando contra la alienacion que nos impone el sistema capitalista, contra sus divisiones, sus ideologias y sus falsas conciencias. Y esto solo podremos hacerlo, repito, organizandonos como clase, sin jefes ni lidercillos, sin popes que nos guien ni seguidistas a los que guiar, desde las asambleas de barrio, de curro y de donde sea
por que al fin y al cabo, como dijo un viejo borracho, "no se puede ya combatir la alienacion bajo formas alienadas".

Un abrazo y mil perdones si me he extendido en exceso o me he puesto mu pesao....

Sick Boy

Piti
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Mensaje por Piti » 03 May 2005, 19:44

Parece que el debate avanza, lo cual es bueno.Me han gustado las apreciaciones de Karlos Fax y Sick Boy, creo sus aportaciones al debate son muy importantes y pronto atendere más tranquilamente. El único problema es que ahora tengo que estudiar y no tengo tiempo!! :(
Sick Boy, registrate y si eso hablamos; conoces bien la teoría situacionista y eso esta bien.
Bueno, un saludo a los dos, y pronto estamos!

azahuria

Algunas cuestiones

Mensaje por azahuria » 06 May 2005, 00:38

Hola a todos. Me dirijo particularmente a Sick Boy con cuya respuesta me siento bastante identificado. También otras aportaciones como la de Karlos Fax.
Solo quiero desarrollar dos puntos. El primero es sobre la relación entre el individuo y la clase social.
El segundo responde a un punto que no he visto claro en el mensaje de Sick Boy quizá por que no lo he entendido bien: me ha parecido entender que habría una contradicción o al menos un antagonismo temporal entre los obreros precarios y los obreros fijos. Volveré en otro mensaje.
Me concentro brevemente en el primer punto. Como ha dicho muy justamente el amigo Cuenca en la sociedad feudal el individuo no podía elegir libremente: se nacía siervo o se nacía noble. La sociedad burguesa dio la apariencia de un individuo libre, autoconsciente, que se determinaría a si mismo, pudiendo elegir su propio destino. Como dice también Cuenca uno de los mitos preferidos de los ideólogos burgueses es Robinson Crusoe, el individuo solitario que se hace a si mismo y se determina a si mismo.
Sin embargo, la realidad es muy diferente. Respecto a la sociedad feudal el individuo se ha liberado de las ataduras marcadas por la cuna y la estirpe pero nuevos ataduras mucho mas sutiles e invisibles lo atan de pies y manos y determinan más brutalmente si cabe su trayectoria vital. Las leyes del mercado determinan como si fuera una mano invisible la existencia de los individuos, dictaminan de forma implacable si podrán comer o no comer, si gozarán de mayor o menor tiempo "libre". Otros muchos mecanismos -ideologicos, publicitarios, propagandisticos- interferirán con violencia en sus afectos, sus relaciones, sus aspiraciones... La sociedad burguesa que tanto presume de individualismo cuyo credo oficial es el individuo es la que somete a la dictadura más brutal su existencia.
De las diferentes clases sociales, es la clase obrera la que padece con más virulencia e intensidad esa insidiosa desposesión y alienación. No repito sobre esto pues Karlos Fax lo ha desarrollado con claridad.
Verdaderamente si queremos que el individuo sea humano habrá que hacer humanas sus condiciones de existencia.
Todas estas reflexiones sobre los sufrimientos profundos del ser humano, los atentados a su conciencia, a su socialidad, a su propio desarrollo y afirmación, son expuestas con agudeza y profundidad por Engels y por Marx en textos desconocidos como los Manuscritos Económico Filosóficos, la Ideología Alemana, La Sagrada Familia, La Miseria de la Filosofía... Se ha deformado mucho el marxismo y se ha dado una visión falsa, fría, deshumanizada, que no corresponde para nada con la realidad. Hay un abismo entre el marxismo y todos los que dicen reclamarse de él pero que dan una versión absolutamente falsificada: estalinistas, trotskistas, maoistas...
Los adversarios honestos del marxismo deben criticar no esos espantajos asquerosos sino los documentos reales de Marx y otros.
Por ejemplo, los situacionistas honestos reconocen en parte las aportaciones de lo que se ha dado en llamar el "Marx joven". Sin embargo, eso es una deformación pues en El Capital Marx jamás pierde de vista la alienación y sus consecuencias sobre la "vida cotidiana".
Finalmente, como dice HERMANN, no se puede reducir la clase obrera a los obreros de la fábricas. La clase obrera nace de una relación social y no de una posición sociológica, profesional o tecnológica. Esté en el paro, sea un emigrante, sea un obrero fijo a punto de jubilarse, sea un precario, en todas esas situaciones no deja de ser obrero, no deja de gravitar alrededor de la relación social que marca el trabajo asalariado y la extracción de plusvalía.
Quizá me he alargado demasiado, de todas maneras espero haber aportado una reflexión útil

azahuria

Fijos y precarios

Mensaje por azahuria » 06 May 2005, 00:50

Como lo prometido es deuda. Aqui va un debate entre dos grupos: Comunistas Revolucionarios de Ferrol y Corriente Comunista Internacional a propósito de la cuestión de si hay o no hay un antagonismo entre precarios y fijos. El texto es largo pero creo que lo mejor es copiarlo entero. De todas formas no aborda la cuestión central que se anda discutiendo en este foro aunque también es interesante. Publicamos a continuación una carta del grupo Comunistas Revolucionarios que plantea cuestiones que preocupan a todos los elementos avanzados de la clase obrera. Incluimos a continuación la primera parte de Nuestra Respuesta (la segunda la daremos a conocer en el siguiente número de Acción Proletaria).
CARTA DEL GRUPO COMUNISTAS REVOLUCIONÁRI@S A LA C.C.I. :
LAS LUCHAS EN LOS ASTILLEROS DE LA RIA DE FERROL.
Saúdos companheir@s.
Atenderemos de modo resumido a vuestra carta en la que nos solicitáis información sobre el conflicto laboral en IZAR, pues en realidad nosotros tenemos pendiente una valoración mucho más minuciosa del asunto. Si os parece adecuado, podéis publicar esta carta en Acción Proletaria (esperamos que lo hagáis). Creemos que el tema, además, dará incluso para que tratéis la cuestión de fondo más ampliamente a la luz de vuestras experiencias concretas.
EL CONFLICTO ACTUAL: LA NEGOCIACIÓN DEL CONVENIO EN IZAR.
El actual conflicto en el sector naval de Ferrol no es más que otra falsificación sindical típica de la lucha de clases. Y esto en múltiples sentidos.
En primer lugar, el conflicto actual está circunscrito a los obreros de IZAR, el astillero público que ahora engloba a los dos astilleros de la ría de Ferrol, los antiguos Astano y Bazán. Sin embargo, en una situación holgada de carga de trabajo -pues los astilleros están continuamente sometidos a un volumen de producción variable y limitado, a causa de las políticas de reestructuración-, los obreros de las empresas auxiliares, que trabajan tanto en el área de reparaciones como de obra nueva de ambos astilleros son como menos una parte muy importante de la plantilla -en la antigua Astano son la amplia mayoría-.
Los sindicatos, que actuaron y actúan descaradamente como los agentes del capital estatal, llevan años maniobrando en las luchas de negociación de los convenios de empresa de Izar-Fene (Astano) e Izar-Ferrol (Bazan) convirtiendo lo que ya eran luchas "acomodadas" de la aristocracia obrera en puros mamoneos totalmente vacíos de contenido.
Así, el actual conflicto no es más que una sucesión de paros parciales y alternos, de varias horas al día, combinados con procesiones de masas por la ciudad, lo que, en el marco de una plantilla relativamente amplia en relación con el volumen de trabajo (en Izar-Ferrol, pues en Astano no hay ahora mismo apenas actividad productiva), se traduce en un claro chalaneo sindical: las horas perdidas aparecerán en el próximo convenio como incremento salarial.
La demostración más grave del corporativismo sindical y aristocrático de este sector de trabajadores, cuyas condiciones laborales y sociales están ampliamente por encima de la mayoría de los asalariados, y que para nada intentan, ni siquiera minoritariamente, oponerse al menos a sus dirigentes sindicales (que los llevan años vendiendo, dicho sea de paso), puede verse en las connivencias con la patronal. Se han atrevido incluso a cambiar un día de "paro" para evitar la demora en las nuevas fragatas que están construyendo en la factoría de Ferrol, con objeto de no "perjudicar a la competitividad de la empresa".
En el astillero de Fene la lucha por el nuevo convenio de empresa ha estado marcada por la falta de carga de trabajo, reivindicando "carga de trabajo sin limitaciones" (nuevos contratos de construcción y acceso a la construcción de todo tipo de buques) y la retirada de las sanciones de empleo y sueldo a los trabajadores que se habían negado -en ejecución de una decisión colectiva en asamblea general- a ser movidos al astillero de Ferrol, medida justificada por la empresa por la caída de la carga de trabajo en Fene. Pero sus métodos de lucha no han sido precisamente "de clase" (por no hablar del auténtico significado práctico de la "carga de trabajo sin limitaciones": justificar el empleo y salario de sus obreros sindicalizados, ya se sabe que no serán ellos quienes tendrán que afrontar realmente el peso de la explotación salvaje "sin limitaciones").
Puesto que en IZAR-Fene carecen casi totalmente de carga de trabajo en el área de obra nueva, no se les ha ocurrido a sus dirigentes sindicales otra cosa que venir a parar el trabajo en el área de reparaciones (donde los trabajadores de la principal son escasamente unos pocos técnicos y obreros cualificados, menos de un 10% de la plantilla efectiva). No llamarnos a unirnos a su lucha ni hacernos participes de nada, sino parar unilateralmente el trabajo impidiendo la entrada con un piquete, y justo cuando la mayoría de los obreros de auxiliares se iba a ir a la calle esa semana o la siguiente por falta de volumen de trabajo a causa de su conflicto (varios barcos que venían a realizar reparaciones dieron vuelta, y probablemente fuese la misma empresa IZAR quien prefirió "cerrar" el área de reparaciones para socavar las posiciones sindicales).
Todo esto lo sabemos de primera mano: si de las maniobras sindicales en Izar-Ferrol tenemos fuentes directas, las maniobras en Izar-Fene las hemos vivido. Esta actitud antidemocrática y antiproletaria, sabiendo que las condiciones de trabajo en las empresas auxiliares están determinadas por la más absoluta precariedad y dictadura patronal, tiene su explicación en las luchas de las empresas auxiliares de los últimos años 2001 y 2002.
LAS LUCHAS UNITARIAS DE LOS OBREROS DE LAS EMPRESAS AUXILIARES
Es significativo que sobre estas luchas apenas se hable. Los sindicatos prefieren callar, porque saben que no representan a los obreros de las auxiliares. Tanto en Izar-Fene como en Izar-Ferrol han sido contestados como vendidos durante las huelgas salvajes del naval: huelgas organizadas y convocadas al margen y contra las posiciones colaboracionistas de los sindicatos, orientadas no hacia las negociaciones institucionales, sino a la lucha contra los fundamentos de la subcontratación, esto es, la sobreexplotación mediante la extensión de la jornada laboral.
Estas luchas merecerían un análisis pormenorizado de sus aportaciones y sus errores, de sus debilidades y de su potencial, pero esta es para nosotros una tarea todavía por realizar, y seria además extensa en exceso para esta carta.
El combate contra la sobreexplotación, no obstante, ha adoptado la forma del incremento amplio de los salarios, como forma de retraer a los obreros de ceder ante las presiones de los jefes para realizar horas extraordinarias sin límites. La reivindicación del cumplimiento legal de la jornada ha estado presente, cada vez más claramente, pero, sin embargo, no ha habido una visión de como efectivar su aplicación más allá del apelo al compromiso individual y de mantener la cohesión colectiva frente a las presiones. Así, todas estas huelgas han salido derrotadas en parte en su objetivo más ansiado: la reducción de la jornada real (que actualmente se sitúa habitualmente en las 11-12 horas para la mayoría de las empresas), sin perdidas salariales, reintegrando el valor de las horas extras dentro del salario convencional. Pero todas las luchas han servido para lograr incrementos salariales relevantes, que sirven objetivamente para contener la extensión de la jornada.
Hay que tener en cuenta, además, que la elevada flexibilidad de la carga de trabajo en los astilleros públicos, acentuada por las políticas capitalistas orientadas a su privatización (inicialmente mediante la sustitución progresiva de las plantillas fijas por la subcontratación en precario), multiplica la temporalidad y las oscilaciones del trabajo subcontratado, lo cual favorece la aceptación obrera de la extensión de jornada para compensar no sólo el descenso del valor efectivo de los salarios, algo que está generalizado entre la clase, sino también los más que seguros periodos en paro, tratando de evitar así la emigración.
Las luchas obreras de auxiliares no han tomado conciencia de que la lucha contra la sobreexplotación no puede realizarse sin crear formas de poder proletario y sin crear núcleos militantes organizados capaces de dar orientación firme a las luchas. No se entiende que la cuestión de las horas extras es la clave del modelo de acumulación capitalista, y que las fortunas de los empresarios de las empresas auxiliares, creadas al calor de la reestructuración planificada por el Estado, son el resultado natural del capitalismo, son lo que hace rentable el negocio de la subcontratación para ambos los patronos de auxiliares y para IZAR. Pues aunque los beneficios sean amplios, su crecimiento y gran parte de su volumen (en resumidas cuentas, la tasa de beneficio rentable) depende directamente de la sobreexplotación del tiempo de trabajo (principalmente horaria, pero también importante en lo que respecta a los ritmos, las condiciones materiales y técnicas, etc.).
Estas debilidades son la causa fundamental de que, pese a la separación y oposición clara a los sindicatos, en un clima de desconfianza generalizada por años de reconversiones y traiciones, finalmente las luchas hayan sucumbido a las presiones capitalistas y se hayan apoyado parcialmente en los sindicatos para favorecer y ratificar acuerdos laborales.
Son estas las condiciones que han impulsado a los sindicatos de IZAR -aún más corporativos y reformistas si cabe que sus filiales locales-, a pasar literalmente de los obreros de auxiliares. En la factoría de Ferrol no se ha llamado ni siquiera a la solidaridad a los obreros de auxiliares, concentrados en el área de reparaciones. En la factoría de Fene, como dijimos, se nos impidió trabajar dos días, también sin buscar unidad alguna. Saben que, después de sus traiciones durante todas las luchas, los comités de empresa de ambas factorías son despreciados profundamente por la mayoría aplastante de los obreros precarios, son vistos como lo que son: como parásitos sobre la clase y como representantes de los intereses de la empresa principal que los amamanta con cariño. Saben además que, aunque pudiesen manipular a los obreros de auxiliares y adherirnos a sus luchas, rápidamente darían pie a que planteásemos nuestras propias reivindicaciones, a que iniciásemos nuestra propia lucha continuando las anteriores. Y ellos también han sacado sus lecciones: saben perfectamente que nuestra precariedad y sobreexplotación es la base de su función de servidores del capital, y la base de su posición dirigente gracias al acomodamiento del estrato de clase que representan. Saben, sobre todo, que el control sindical de las luchas de auxiliares es muy limitado y que no pueden dirigirlas.
CONCLUSIÓN: CONTRA EL SINDICALISMO, POR LA VERDADERA UNIDAD Y LUCHA DE CLASE.
Y así llegamos a la situación actual. En este contexto de estratificación de la clase en un sector con trabajo garantizado y un sector precarizado, con condiciones de trabajo y de vida ampliamente diferenciadas, y encuadradas por los sindicatos en el marco institucional y legal establecido para las relaciones laborales, las luchas obreras en IZAR son en su naturaleza esencial luchas reaccionarias por conservar una posición privilegiada. Y al contrario, las luchas obreras de auxiliares del naval son esencialmente revolucionarias, puesto que luchan por la igualdad de condiciones laborales con los obreros de la empresa principal y contra los fundamentos del capitalismo actual, acentuados si cabe por las particularidades nacionales de Galiza (bajos salarios, elevada tasa de paro, pequeñas empresas, etc.).
Y aquí se ve, de forma candente, como la perpetuación del sindicalismo como ideología entre la clase y de las estructuras sindicales tiene su base en los sectores aristocráticos del trabajo, y no es una cuestión abstracta sobre formas de organización, diferencias de concepción de la lucha de clases, reformismo, etc.
Las luchas proletarias solamente pueden progresar construyendo su unidad y su programa en una oposición revolucionaria al sindicalismo y a los sectores privilegiados que lo apoyan por sus intereses especiales. Esto no es más que la verificación de que el sindicalismo se ha transformado desde hace mucho tiempo en un movimiento reaccionario, cuya ideología, forma de organización y métodos de lucha sólo son considerados conscientemente como "de clase" por sectores minoritarios y corporativos cuyos intereses poco tienen que ver con la situación general de la clase: precarización, flexibilización y sobreexplotación; ausencia de derechos laborales y degradación continua de las condiciones de vida.
La unidad de clase con los sectores aristocráticos que tienen un peso importante en la correlación de fuerzas tiene que empezar por su solidaridad práctica y real con las luchas de los obrer@s precarizad@s, pero esta sólo puede ser verdadera fuera de los sindicatos y de luchas corporativas, encuadradas en el sistema. En el caso del sector naval de Ferrol-Fene, mientras que los obreros de auxiliares apoyaron tradicionalmente y durante mucho las luchas de los de la principal, lo recíproco no ha sido así, demostrando que la solidaridad inconsciente y la unidad sin principios no llevan a ninguna parte.
Es una característica muy relevante que las luchas más "populares" sean en muchos casos las de los sectores relativamente más favorecidos de la clase o cuya posición económica es estratégica, etc., y cuyas luchas son puramente reformistas. Mientras, se silencia la resistencia sorda de los obreros frente a la dictadura del capital y se silencian las luchas que se atreven a desafiarla en sus fundamentos.
Con esta carta pretendemos lanzar una advertencia a tod@s l@s compañer@s comprometid@s de un modo u otro con el desarrollo real de la lucha de clase: compañer@s, no es oro todo lo que reluce. Las luchas que realmente sacuden los cimientos del sistema, que transforman de un salto la pasividad y las actitudes pequeño burguesas dentro de la clase obrera, que impulsan el desarrollo de la conciencia de clase y la formación de un nuevo movimiento obrero, no son las que promueven los sindicatos y las que publicitan ampliamente los medios del sistema. Es en las luchas que responden a la situación general de la clase, que tienden a salirse de los encuadramientos sindicales y legales, donde el potencial revolucionario de la clase tiene verdadera vida como tal, donde la necesidad del comunismo se expresa como movimiento real, en la acción proletaria.
¡Adelante las huelgas salvajes contra el capitalismo totalitario!
¡Por la organización del poder proletario y la destrucción de los sindicatos!
¡Revolución proletaria o hundimiento en la barbarie!
Comunistas Revolucionári@s (Autonomia Obreira) 15.07.2003
NUESTRA RESPUESTA
Es vital que haya un debate vivo sobre todas las cuestiones que afectan a la lucha, la conciencia y las perspectivas históricas de la clase obrera. Vuestra contribución sobre el conflicto de los astilleros de Izar (Ferrol) se inscribe en ese esfuerzo de discusión y clarificación. Con ella pretendéis “lanzar una advertencia a tod@s l@s compañer@s comprometid@s de un modo u otro con el desarrollo real de la lucha de clase: compañer@s no es oro todo lo que reluce. Las luchas que realmente sacuden los cimientos del sistema, que transforman de un salto la pasividad y las actitudes pequeñoburguesas dentro de la clase obrera, que impulsan el desarrollo de la conciencia de clase y la formación de un nuevo movimiento obrero, no son las que promueven los sindicatos y las que publicitan ampliamente los medios del sistema. Es en las luchas que responden a la situación general de la clase, que tienden a salirse de los encuadramientos sindicales y legales, donde el potencial revolucionario de la clase tiene verdadera vida como tal, donde la necesidad del comunismo se expresa como movimiento real, en la acción proletaria”.
Nosotros apoyamos vuestra denuncia de los sindicatos, vuestro llamamiento a la lucha obrera que “tiende a salirse de los encuadramientos sindicales y legales”, vuestra comprensión del potencial revolucionario que encierra.
Ahora bien, no basta con un enunciado general, hace falta que los análisis y las orientaciones prácticas sean coherentes con él. Y es ahí donde vuestro análisis del conflicto de Izar nos plantea problemas que vamos a exponer con la mayor claridad posible.
En primer lugar, dais a entender que la clase obrera está dividida entre “un sector con trabajo garantizado y un sector precarizado, con condiciones de trabajo y de vida ampliamente diferenciadas, y encuadradas por los sindicatos en el marco institucional y legal establecido para las relaciones laborales”, de lo que se desprende que existirían dos luchas: “las luchas obreras en Izar son en su naturaleza esencial luchas reaccionarias por conservar una posición privilegiada. Y al contrario, las luchas obreras de auxiliares del naval son esencialmente revolucionarias, puesto que luchan por la igualdad de condiciones laborales con los obreros de la empresa principal y contra los fundamentos del capitalismo actual”.
En segundo lugar, afirmáis que “la perpetuación del sindicalismo como ideología entre la clase y de las estructuras sindicales tiene su base en los sectores aristocráticos del trabajo y no en una cuestión abstracta sobre formas de organización, diferencias de concepción de la lucha de clases, reformismo etc.”, por lo que “las luchas proletarias solamente pueden progresar construyendo su unidad y su programa en una oposición revolucionaria al sindicalismo y a los sectores privilegiados que lo apoyan por sus intereses especiales”.
No sabemos el alcance que dais a estas afirmaciones. ¿Las limitáis a un problema local, sectorial, de un determinado tipo de empresas, o las veis, por el contrario, como un problema general de toda la clase obrera internacional? ¿Se trata de constataciones válidas únicamente para una situación coyuntural del proletariado o, son, en cambio, una característica que va a acompañar su lucha histórica? En espera de vuestras aclaraciones, matizaciones o eventuales rectificaciones, es legítimo que saquemos de vuestros análisis estas dos conclusiones:
1º Que la clase obrera está dividida entre sectores “aristocráticos” con privilegios que mantener y sectores precarios que serían los auténticos depositarios de su combate revolucionario
2º Que los sindicatos defienden el capitalismo no tanto porque se hayan integrado en su estructura estatal sino porque serían los representantes de los intereses especiales de esa capa de aristocracia obrera.
En esta primera carta abordaremos la primera cuestión dejando la segunda por una siguiente carta.
Las divisiones que golpean a la clase obrera
A lo largo de la historia, el proletariado siempre se ha visto afectado por todo tipo de divisiones. En el siglo XIX, que los sociólogos y los sindicalistas consideran como la “edad de oro” de la clase obrera , esta se vio dividida entre obreros industriales y agrícolas, entre artesanos y simples peones, entre obreros cualificados bien pagados y obreros sin calificación pésimamente remunerados; nacionales y emigrantes etc. En Inglaterra fue muy dañina la división entre obreros de origen inglés y obreros irlandeses.
Esta situación persiste en la actualidad: trabajadores de “cuello blanco” y trabajadores de “mono azul”, contratados y subcontratados, fijos y eventuales, funcionarios y sector privado; dentro de cada país por sectores, regiones, sexo, razas, oriundos y emigrantes, parados y activos, jubilados y jóvenes y, en los países más atrasados, se añaden diferencias religiosas y tribales. Por último, a escala mundial, las diferencias son evidentes entre los obreros de los países centrales y los de los países periféricos.
La burguesía y sus agentes echan toda la sal posible en esas heridas: la extrema derecha de energúmenos como Le Pen o Haider agita hasta la nausea la división entre obreros nacionales y obreros emigrantes; la Derecha “democrática” y la Izquierda “moderada” le dan la vuelta a ese argumento defendiendo el paternalismo de que los obreros nacionales deben renunciar a sus reivindicaciones porque, por un lado, son unos “privilegiados” respecto a los emigrantes y obreros del Tercer Mundo y, por otra parte, deben ser “solidarios” con ellos; en fin, los grupos izquierdistas (trotskistas, maoístas, estalinistas reconvertidos etc.) dividen al proletariado mundial entre obreros privilegiados de las metrópolis y los pueblos del Tercer Mundo que serían los auténticos “revolucionarios”.
Pero los máximos especialistas en la división de la clase obrera son los sindicatos: como hemos visto en Puertollano provocan el enfrentamiento entre obreros de contratas y obreros “de plantilla” llamando abiertamente a estos últimos a no apoyar a sus compañeros . Cuando los obreros de una empresa o de un sector se ven afectados por planes de despidos siempre los plantean como un problema local, empresarial o sectorial protestando encerrando a los obreros afectados en la dinámica del agravio comparativo frente a los demás. Las luchas de los trabajadores del sector público las plantean como un problema de “funcionarios” diciendo que los demás trabajadores “no los comprenden” porque son unos “privilegiados con el puesto garantizado” y llamándoles a reivindicar la “mejora de los servicios públicos” para hacerse perdonar ese “privilegio”. En definitiva, los sindicatos oponen a fijos con eventuales; a los de un sector con los demás sectores; a los de una categoría con el resto de la empresa; a los más combativos con los más atrasados; a los parados con los activos etc.
La unidad de la clase obrera
Marx, Engels y todos los revolucionarios jamás han negado estas divisiones. Su método ha sido siempre ver que su raíz era el sistema mismo de explotación capitalista, el cual encierra simultáneamente su causa y las condiciones para superarlas:
«Mientras que la burguesía de cada nación sigue manteniendo sus intereses nacionales aparte, la gran industria ha creado una clase que en todas las naciones se mueve por el mismo interés y en la que ha quedado ya destruida toda nacionalidad (…) Huelga decir que la gran industria no alcanza el mismo nivel de desarrollo en todas y cada una de las localidades de un país. Sin embargo, esto no detiene el movimiento de clase del proletariado, ya que los proletarios engendrados por la gran industria se ponen a la cabeza de este movimiento y arrastran consigo a toda la masa, y puesto que los obreros eliminados por la gran industria se ven empujados por esta a una situación de vida aún peor que la de los obreros de la gran industria misma. Y, del mismo modo, los países en los que se ha desarrollado una gran industria influyen sobre los países plus ou moins no industriales, en la medida en la que estos se ven impulsados por el intercambio mundial a la lucha universal por la competencia» (Ideología Alemana, página 69 edición española).
Marx y Engels comprenden que a diferencia de la burguesía –dividida de forma insuperable a nivel nacional- el proletariado tiene en todas sus secciones –nacionales o sectoriales- el mismo interés, pero ¿deducen de ello que los obreros están siempre unidos como un solo hombre, es decir, que su unidad sería algo mecánico que brota espontáneamente?
¡En absoluto!, «la competencia –prosiguen- aísla a los individuos, no solo a los burgueses, sino más aún a los proletarios, enfrentándolos a unos contra otros, a pesar de que los aglutine», y por ello la construcción de la unidad de la clase implica la lucha de clase: «Solo es posible vencer tras largas luchas a cualquier poder organizado que se enfrente a estos individuos aislados y que viven en condiciones que reproducen diariamente su aislamiento. Pedir lo contrario sería tanto como pedir que la competencia no existiera en esta determinada época histórica o que los individuos se quitaran de la cabeza aquellas relaciones sobre las que, como individuos aislados, no tienen el menor control» (ídem.)
La teoría de la aristocracia obrera
En resumen, Marx y Engels no niegan las divisiones existentes dentro de la clase obrera, las reconocen, comprenden su causa –la competencia- y, por eso mismo, ven que la clase obrera las pueden superar en la lucha para actuar de acuerdo con sus intereses.
Sin embargo, hay grupos izquierdistas (trotskistas y maoístas) o grupos que se sitúan en un terreno “intermedio” de pantano (intentan aproximarse a las posiciones revolucionarias) que sustentan una teoría opuesta: esas divisiones configuran en su seno una minoría privilegiada -la “aristocracia obrera”- la cual, gracias a las migajas que le arroja el capitalismo, estaría aliada con él y lo apoyaría en oposición a la gran masa proletarizada .
Esta teorización tiene dos vertientes: 1ª a nivel sectorial, la clase obrera estaría dividida entre secciones privilegiadas (aristocracia obrera) y secciones parias (el “verdadero” proletariado revolucionario); 2ª a escala mundial la clase obrera estaría dividida entre el proletariado de los países ricos (globalmente “aburguesado” y “vendido” al imperialismo) y el de los países pobres (el auténticamente “revolucionario”)
Esta teoría toma en su apoyo algunos pasajes de Marx, Engels y Lenin que, en determinados momentos, hablaron vagamente de “aristocracia obrera”. Este término era erróneo e inapropiado pero aún así jamás le dieron el significado de una división irreconciliable dentro de la clase obrera. Así, Engels en un texto clásico –La situación de la clase obrera en Inglaterra- afirma: “mientras duró el monopolio industrial de Inglaterra, la clase obrera inglesa participó hasta cierto punto en los beneficios de dicho monopolio. Estos beneficios se distribuían dentro de la misma clase obrera de una manera muy desigual: la mayor parte correspondía a su minoría privilegiada, aunque también a la gran masa le tocaba algo de vez en cuando. Por eso, desde la muerte del owenismo no ha habido socialismo en Inglaterra. Cuando se derrumbe el monopolio, la clase obrera inglesa perderá su situación privilegiada. Y llegará un día en que toda ella, sin exceptuar la minoría privilegiada y dirigente, se encuentre en el mismo nivel que los obreros de los demás países. Por eso, volverá a haber socialismo en Inglaterra” (ídem.)
Es decir, reconoce esa situación privilegiada como algo temporal y pasajero destinado a ser perdido. Por eso, en contra de las especulaciones de los teóricos de la aristocracia obrera, el Manifiesto Comunista afirma con rotundidad que «de todas las clases que hoy se enfrentan a la burguesía, solo el proletariado es una clase verdaderamente revolucionaria. Las demás clases van degenerando y desaparecen con el desarrollo de la gran industria; el proletariado, en cambio, es su producto más genuino». Esto lo escribieron en 1847 Marx y Engels y en los numerosos prólogos que hicieron donde corrigieron elementos del Manifiesto que consideraban erróneos o anticuados, jamás se les ocurrió señalar que el “producto” de la “gran industria” era “la división del proletariado entre una aristocracia obrera y una gran masa proletarizada”.
La teoría de la aristocracia obrera no parte del ser histórico de la clase obrera, de lo que esta es capaz de realizar conforme a su posición en las relaciones capitalistas de producción, sino de una visión estática, puramente sociológica y democratista. Concibe a los obreros como una categoría sociológica y no como una clase social. Como categoría sociológica forman una suma de individuos cada cual con su estatus social, su carrera profesional, su formación, su puesto etc. Esta masa abigarrada de individuos es la que se manifiesta en los momentos de “normalidad” capitalista cuando la clase no consigue unirse y afirmarse como tal, cuando –como dicen Marx y Engels- son “individuos aislados” que “no tienen el menor control sobre su situación”.
Los sindicatos propagan una visión democratista de los obreros, cada uno de ellos sería un ciudadano autónomo y soberano que iría a la huelga o sería solidario con otros compañeros de la misma manera que depositaría su voto en las urnas: en virtud de una decisión individual “libre e independiente”. Los teóricos de la “aristocracia obrera” retoman esa visión sindical del obrero “ciudadano” lo que les lleva a una profunda decepción: comprueban que bajo el agobiante peso de la “normalidad capitalista”, es decir, fuera del marco unitario y colectivo de la lucha y la conciencia de clase, los obreros son víctimas de la explotación, la opresión y la manipulación ideológica de la burguesía, están dominados por la concurrencia y aparecen como individuos aislados que cada cual va a su bola.
Pero la clase obrera no tiene nada que ver con ese concepto sociológico y democrático de una suma de ciudadanos asalariados, es una clase histórica que, en el combate y en la toma de conciencia revolucionaria, es capaz de superar esas mil fuentes de división que la destrozan en la vida cotidiana. Los partidarios de la “teoría” de la “aristocracia obrera” solo ven una “realidad” en los obreros: cuando son una suma de individuos aislados separados por la competencia. Pero su ceguera les impide ver dos “realidades” mucho más importantes y decisivas: por una parte, la maduración de su toma de conciencia que les hace comprender a través de un proceso largo y doloroso la necesidad y la verdad profunda de su unidad de clase, por un lado, y, por otra parte, la lucha masiva y unitaria que les hace ver la fuerza social que representan y les da confianza en su propia identidad de clase.
Con el desarrollo y agravación de la crisis del capitalismo se produce una igualación por debajo de las condiciones de vida de todos los sectores de la clase obrera (fijos y precarios, con empleo o desempleados, públicos o privados). Poco a poco, la crisis con sus golpes enseña que el “puesto fijo para toda la vida”, las “prestaciones sanitarias decentes”, el “trabajo cómodo”, la “jubilación en buenas condiciones” etc., son “privilegios” cada vez más minoritarios. La escuela dolorosa de la crisis muestra que lo temporal y transitorio son los “privilegios”, las “migajas”, las ventajas corporativas, es decir, todo lo que divide a la clase obrera y constituye el “fundamento” de la teoría de la aristocracia obrera. En cambio, ¿qué es lo que se convierte en permanente, en estructural, en duradero? Pues la inseguridad en el puesto de trabajo, los despidos en masa, la liquidación de prestaciones sociales, la amenaza de no poder disfrutar siquiera de una jubilación decente, es decir, todo lo que une en un mismo lazo a todos los sectores de la clase obrera, todo lo que les obliga a reconocer su unidad por encima de las ilusiones individualistas que puedan tener o de las divisiones que sindicatos, partidos, empresas, instituciones, les marcan al rojo vivo.
La “teoría” de la aristocracia obrera está golpeada por la miopía congénita del inmediatismo: sólo ve a los obreros en el “día a día”, como “ciudadanos aislados dominados por la competencia”. Por ello, no le entra en la cabeza que a lo largo de su historia, el proletariado, pese a las divisiones y contra ellas, ha sido capaz de unirse, de afirmarse como una clase unitaria y colectiva: en la Comuna de Paris peleaban como un solo hombre panaderos, impresores, jornaleros, artesanos …; en la gran huelga de masas de 1905 no existían obreros polacos, fineses o rusos sino una misma y única clase obrera; en 1917, los obreros de Rusia tomaron el poder comprendiendo que eran el primer eslabón de la revolución mundial; en 1968 en Francia, 10 millones de obreros, de fábricas como Renault o de pequeños talleres, de las regiones más industriales y de las más agrarias, se fundieron en una gran huelga; en Vitoria 1976 los obreros de Forjas Alavesas se negaron a volver al trabajo pese a que les habían concedido todas las reivindicaciones mientras no se satisficieran los de todos los compañeros de las demás empresas en huelga; en Polonia 1980 12 millones de obreros se unieron en una gigantesca huelga de masas.
¿Qué consecuencias tiene la sedicente teoría de la aristocracia obrera?
Actualmente, el proletariado sigue sufriendo los efectos del enorme retroceso de su combatividad y su conciencia resultante de los acontecimientos de 1989 (hundimiento del supuesto bloque “comunista” que permitió a toda la burguesía mundial lanzar una gigantesca campaña sobre el fin del comunismo y de la lucha de clases ). Sus luchas se desarrollan de manera lenta y difícil aunque con los combates que recientemente se han producido en Francia o Austria ha habido una cierta maduración . Sin embargo la combatividad en la clase es todavía muy heterogénea. Hay sectores muy combativos y decididos y, en cambio, hay otros más pasivos, desmoralizados o desorientados. Tal es lo que, a nuestro juicio, se desprende de vuestra informe sobre Izar: los compañeros de las contratas, golpeados de una forma más inmediata y brutal, están más dispuestos al combate que compañeros fijos que atomizados y desmovilizados se agarran como un clavo ardiendo a la quimera de unos “privilegios” que poco a poco van perdiendo con la complicidad de los sindicatos .
Los sectores obreros más combativos deben poner su combatividad al servicio del despertar y la incorporación a la lucha del resto de trabajadores más atrasados. ¡Esa es la mejor perspectiva para la defensa de sus propios intereses y los del conjunto de la clase! En cambio, ¿qué hacen los sindicatos, tanto los “moderados” como los “radicales”? ¡Pues empujarlos a luchas largas en el aislamiento que los conducen a un callejón sin salida, a acciones violentas minoritarias! Es decir, los encierran en una lucha sin futuro que tiene como fin sangrar su combatividad, debilitarlos paquete por paquete. La “teoría” de la “aristocracia obrera” al racionalizar la idea de que ellos son “los radicales” y el resto “los aburguesados” no hace sino echar más leña al fuego a esa estrategia de división.
Pero, además, la sociedad capitalista actual sufre una profunda descomposición ideológica y social que empuja a la división, al enfrentamiento, a la atomización y la fragmentación social. La teoría de la aristocracia obrera al oponer radicalmente obreros “privilegiados” y obreros “parias”, al dar a los segundos la etiqueta de revolucionarios y a los primeros la de “reaccionarios” favorece el enfrentamiento y la división dentro de la clase. Pero puede llevar más lejos: puede favorecer el mobbing, el pogromismo, el odio y la violencia dentro de la clase. Es por tanto muy peligrosa.
Y, por último, dentro de la clase obrera, como expresión del proceso global de toma de conciencia, aparecen minorías que buscan una alternativa revolucionaria –como es, por ejemplo, vuestro caso. Estas minorías toman conciencia de la crisis del capitalismo, de la falta de perspectivas que ofrece. Pero al mismo tiempo les es muy difícil ver al proletariado como el portador de la alternativa revolucionaria. La teoría de la aristocracia obrera les obstaculiza todavía más esa comprensión crucial. Esta teoría, con la misma fuerza que los aleja de la comprensión de la clase obrera como clase revolucionaria, los empuja hacia el interclasismo del “movimiento anti-globalización”: el sujeto “revolucionario” sería un magma amorfo de obreros combativos (como individuos), estudiantes, ecologistas, pueblos “revolucionarios” etc.
Por todas las razones que acabamos de exponer es importante que llevemos un debate a fondo sobre las auténticas causas de las divisiones existentes dentro de la clase obrera. El rechazo crítico y argumentado de la sedicente teoría de la “aristocracia obrera” es, en ello, un paso vital.
Acción Proletaria – Corriente Comunista Internacional
Muchos trabajadores se preguntan por qué los sindicatos siempre les traicionan. ¿Por qué en Puertollano se hicieron cómplices de la política de la empresa que provocó 8 muertos por accidente laboral ? ¿Por qué siempre apoyan abierta o solapadamente los planes de despidos? ¿Por qué pactan con el gobierno las políticas de precariedad laboral, recorte de los subsidios de paro o de hachazo a las indemnizaciones sociales? ¿Por qué convocan simulacros como el 20-J y, sin embargo, sabotean la lucha cuando los obreros tienen un mínimo de fuerza?
Para dar respuesta a ese interrogante se desarrollan en los medios obreros y politizados las más diversas explicaciones. Hay quienes hablan de “burocratización” de los sindicatos. Otros dicen que la culpa reside en que los sindicatos están instrumentalizados por los partidos políticos. Otra explicación habla de los “malos dirigentes” que andarían siempre vendiendo a la base. En fin, una teoría muy en boga es la que dice que “los obreros tienen los sindicatos que se merecen”, que sí éstos son reaccionarios es porque aquellos estarían aburguesados.
Este texto no tiene como objetivo responder a esas explicaciones. En nuestro folleto LOS SINDICATOS CONTRA LA CLASE OBRERA y en numerosos artículos –entre los que destacamos “Sindicatos: 70 al servicio del capital”, aparecido en Acción Proletaria nº 55- las hemos rebatido detalladamente dando argumentos apoyados en la experiencia histórica del proletariado. Nuestro objetivo es más limitado: queremos continuar el debate que en el número anterior de Acción Proletaria mantuvimos con los compañeros del grupo Comunistas Revolucionarios de Ferrol cuya contribución publicamos en dicho número .
Los compañeros hacen denuncias muy justas de los sindicatos: dicen que “actuaron y actúan como agentes del capital estatal”. Consideran que realizan “maniobras y chalaneos anti-proletarios”. Denuncian igualmente a los Comités de Empresa, esas instituciones del sindicalismo que muchas veces “se distancian” de los jerarcas sindicales para mejor hacer pasar los planes del capital. Los compañeros llaman a “la organización del poder proletario y la destrucción de los sindicatos” intuyendo que la revolución proletaria conllevará el enfrentamiento y la destrucción de los sindicatos, guardianes últimos del Estado Capitalista.
Todos estos elementos son muy positivos y animamos a los compañeros –así como a todos los que compartan esas posturas- a profundizar en ellos, a darles una base sólida y científica apoyándose en la comprensión de la experiencia histórica y mundial de la clase obrera y de sus posiciones programáticas.
Precisamente con ese objetivo queremos polemizar con ciertas afirmaciones del texto de los compañeros.
¿La base de los sindicatos sería la aristocracia obrera?
Del texto de los compañeros que publicamos en Acción Proletaria nº 172 parece desprenderse que sí los sindicatos son así es porque serían la expresión de una minoría de trabajadores fijos, privilegiados, una “aristocracia obrera”. Veamos algunas citas significativas:
“La demostración más grave del corporativismo sindical y aristocrático de este sector de trabajadores, cuyas condiciones laborales y sociales están ampliamente por encima de la mayoría de los asalariados, y que para nada intentan, ni siquiera minoritariamente, oponerse al menos a sus dirigentes sindicales (que los llevan años vendiendo, dicho sea de paso), puede verse en las connivencias con la patronal. Se han atrevido incluso a cambiar un día de "paro" para evitar la demora en las nuevas fragatas que están construyendo en la factoría de Ferrol, con objeto de no "perjudicar a la competitividad de la empresa”.
Refiriéndose a la actitud de los sindicatos, los compañeros afirman “Y ellos también han sacado sus lecciones: saben perfectamente que nuestra precariedad y sobreexplotación es la base de su función de servidores del capital, y la base de su posición dirigente gracias al acomodamiento del estrato de clase que representan (…)En este contexto de estratificación de la clase en un sector con trabajo garantizado y un sector precarizado, con condiciones de trabajo y de vida ampliamente diferenciadas, y encuadradas por los sindicatos en el marco institucional y legal establecido para las relaciones laborales, las luchas obreras en IZAR son en su naturaleza esencial luchas reaccionarias por conservar una posición privilegiada”, en oposición a las luchas de los compañeros precarios que serían “esencialmente revolucionarias, puesto que luchan por la igualdad de condiciones laborales con los obreros de la empresa principal y contra los fundamentos del capitalismo actual”.
No vamos a entrar a rebatir la falsedad de la teoría de la “aristocracia obrera” pues ya lo hicimos en la primera parte de nuestra respuesta aparecida en Acción Proletaria nº 172. Lo que aquí vamos a abordar es la tesis según la cual los sindicatos representan a una minoría de trabajadores privilegiados, la llamada “aristocracia obrera”.
Que esta posición no es exclusiva de los compañeros, lo demuestra el que muchos jóvenes precarios dicen francamente que los sindicatos no les representan para añadir a continuación que ello es debido a que “sólo defienden a los fijos”. Del mismo modo, se ha repetido hasta la nausea que los parados son despreciados por los sindicatos que solo se ocuparían de los funcionarios o los empleados fijos.
Los sindicatos no son expresión de ningún estrato de la clase obrera
Vivimos bajo el peso de la ideología democrática. Esta ideología le sirve a la burguesía para justificar todas las tropelías que comete contra los obreros y la humanidad entera. Sí el gobierno español envía tropas a Irak o lleva una política económica que perjudica a la mayoría sería por culpa de todos los “ciudadanos” (incluidos los obreros) que le habrían votado. De todas las formas de Estado que han existido en la historia la más cínica y retorcida es la democrática. El Estado democrático defiende los intereses de la clase capitalista y en su nombre adopta medidas de despido, miseria y guerra, pero todo lo justifica con el argumento universal de que “representa” a la “mayoría”, de que expresa la “voluntad” de los ciudadanos.
Esa ideología democrática nos dice que toda capa de la población tiene también una “representación particular” que en el caso de los obreros estaría constituida por los Sindicatos. Así pues, sí los sindicatos firman Pactos y Convenios que van contra los intereses de los trabajadores, sí se cargan huelgas, sí avalan medidas que provocan mortales accidentes laborales, sería “por culpa de los obreros” que les habrían dado su representación.
Hay compañeros que reaccionan contra los sindicatos pero siguiendo todavía bajo el influjo de la ideología democrática se empeñan en encontrarles a toda costa una representatividad. ¿Y donde la encuentran? Pues, según ellos, los sindicatos son traidores porque representan a una capa especial de obreros –la aristocracia obrera- que habría traicionado a su clase por las migajas del privilegio de tener un “puesto fijo” .
La trampa está en pensar que el Estado democrático es “representativo” y que los sindicatos son “representativos”, es decir, aceptar aunque sea a regañadientes, la mistificación más peligrosa con la cual el capitalismo justifica su dominación. Contra ello, el marxismo demuestra que el Estado representa únicamente al Capital, únicamente vela por el interés nacional del Capital, sirve exclusivamente a la minoría constituida por la clase capitalista en su conjunto.
En consonancia con lo anterior, los sindicatos no representan a ninguna categoría de obreros, sino que representan al Estado Capitalista, son expresión del interés del Capital Nacional, su papel es imponer en los centros de trabajo lo que los capitalistas como clase necesitan.
El Estado democrático del capital pretende integrar en su seno a todos los sectores de la sociedad como supuesto órgano neutral “situado por encima de las clases”. En realidad, lo que hace es justamente lo contrario: prolongar sus tentáculos en todos los sectores sociales –y muy particularmente en la clase obrera- de tal forma que estén convenientemente controlados. Lo que la ideología democrática llama “integración” y “representación” es en realidad control opresivo y subordinación al servicio de la explotación.
Dentro de esos tentáculos, los sindicatos cumplen un papel particular: controlar a la clase obrera, dividirla, destrozar sus luchas, hacerle tragar los planes de despido y liquidación de costes sociales que el Interés Nacional del Capital exige como un dios déspota e insaciable.
¿Es que acaso la división de la clase obrera entre precarios y fijos ha nacido de la “voluntad” de los fijos que pretenderían “conservar sus privilegios”? Esta “explicación” niega la historia de la clase obrera en los últimos 80 años que muestra a los sindicatos como enemigos de todas las categorías de obreros: fijos, precarios, jornaleros o emigrantes etc. Por limitarse a los últimos 30 años: en 1968 en Francia cuando apenas existía el empleo precario se dedicaron a sabotear la huelga de 10 millones de obreros. Lo mismo pasó en Gran Bretaña, en Italia, en Argentina etc. En España, se dedicaron a atacar las huelgas de 1971-76 (cuando ni siquiera estaban reconocidos por el franquismo) y después apoyaron los Pactos de la Moncloa, los Acuerdos de Reconversión, la reforma de la Seguridad Social. Frente a las huelgas de 1983-87 contra las reconversiones –que supusieron cerca de UN MILLON de despidos- hicieron a los fijos la peor de las faenas: contribuir a que fueran a la calle.
¿Cómo ha surgido el trabajo precario? ¿Es que acaso resultó ser la expresión de un “anhelo social” en el que convergería el interés de los empresarios y de los aristocráticos trabajadores fijos? Semejante “explicación” es una más de las que nos machaca todos los días la ideología democrática. La precarización fue impuesta por las necesidades del Capital frente a la agravación incontenible de la crisis. En España, las primeras medidas en ese sentido fueron introducidas por el Gobierno “socialista” en 1984 desarrollando el cauce legal que dos años antes, CCOO y UGT y el gobierno de Calvo Sotelo habían creado con el ANE (“Acuerdo Nacional sobre el Empleo”). En 1992 (gobierno PSOE) y después en 1997 (gobierno PP) con el aval de los dos sindicatos se impusieron medidas que facilitaban todavía más la eventualidad y los contratos basura.
El medio más importante que el Capital tiene para responder a la crisis que le golpea es abaratar los costes de la fuerza de trabajo. Para ello, por una parte, elimina las llamadas “prestaciones sociales”: sanidad, pensiones, subsidio de paro, indemnizaciones por despido etc.; y, por otro lado, adopta medidas que hacen el empleo cada vez más precario. Pero mientras los hachazos a las “prestaciones sociales” suponen un ataque a todos los trabajadores (precarios, fijos, parados, emigrantes), las medidas de precarización dan al Capital una enorme ventaja política pues le sirven para sembrar la cizaña dentro de la clase obrera, atizando la concurrencia en sus filas.
Los sindicatos se han dedicado en cuerpo y alma a ahondar en esa cizaña que ellos han contribuido a crear. Ellos tienen dos discursos: a los fijos les dicen que los eventuales, los de contratas, los jóvenes con contrato basura, son sus rivales cuya íntima aspiración es “quitarles lo que tienen”. Pero con los precarios sueltan otro discurso completamente opuesto: los fijos serían unos vagos insolidarios y privilegiados, una “aristocracia del trabajo”, con los que no hay que contar a la hora de hacer una huelga.
En la situación actual donde está madurando penosamente la combatividad y la conciencia obrera, el mayor triunfo de los sindicatos (de todas las gamas y colores) es lanzar a los obreros unos contra otros. Por el momento, la combatividad no es homogénea en el conjunto de la clase, hay sectores mucho más combativos que el resto. Esta dificultad es aprovechada por los sindicatos para impedir que los más combativos contagien su espíritu de lucha al resto de la clase. Su labor “sanitaria” para detener la epidemia es encerrarlos en una lucha aislada y dirigida no tanto contra el capital o el Estado sino contra el resto de la clase obrera.
En Puertollano ha sido claro. En agosto cuando los obreros de las contratas se lanzaron a la huelga los sindicatos hicieron lo imposible para mantener a los fijos pasivos orquestando una asquerosa campaña de calumnias contra los compañeros de las contratas. Pero resulta que en octubre han hecho al revés: han llamado a una huelga exclusivamente de los subcontratados y a estos les han dicho que los fijos “no quieren luchar”, que “no se mueven”, que “tienen problemas distintos”. Ahora, la campaña de calumnias se ha dirigido contra los fijos.
Actualmente existen dos grandes generaciones de obreros. Por un lado, están los que tienen entre 45-55 años que vivieron las grandes luchas autónomas de los 70 y los combates contra las reconversiones del gobierno “socialista” durante los 80. Estos compañeros tienen experiencia sobre lo que son los sindicatos y lo que es la lucha obrera directa fuera de los cauces castradores que despliega el Estado capitalista pero, al mismo tiempo, sufren los males del escepticismo, la desorientación y son reticentes en muchos casos a luchar por miedo a sufrir otro palo más. Por otra parte, están los jóvenes, en su inmensa mayoría precarizados, sufriendo unas condiciones de trabajo extremadamente duras, con grandes interrogantes sobre el porvenir que les ofrece esta sociedad. Muchos de ellos tienen ganas de luchar pero apenas tienen experiencia y guardan ilusiones sobre los sindicatos. Lo que la clase obrera necesita es la unidad entre las dos generaciones, el debate y la lucha común, para unir experiencias y combatividad, y poder forjar su conciencia y de esta forma avanzar juntos hacia la lucha revolucionaria. Pero el interés de la burguesía –y por tanto de sus Sindicatos- es justo el contrario: se trata de crear un Muro de Berlín entre una y otra generación, oponerlas, separarlas, lanzar una contra otra. De ahí los dos discursos que cínicamente despliegan estos servidores del Estado burgués.
¿Por qué los sindicatos se han integrado en el Estado Capitalista?
En el siglo XIX los sindicatos nacieron de la clase obrera, de sus combates, de sus esfuerzos de organización y de unidad. En aquella época, el capitalismo, al ser un sistema en desarrollo, podía conceder a los trabajadores auténticas mejoras y reformas que hacían progresar sus condiciones de vida. Así, la jornada laboral pasó de unas 16-18 horas a principios de siglo a unas 10 horas a finales y a 8 horas en algunos países antes de la guerra de 1914.
En esta época, el proletariado podía dotarse de organizaciones de masas de tipo sindical con dos características esenciales: organización permanente que aspiraba a tener un reconocimiento legal por parte del Estado burgués y que tenía como meta la mejora progresiva de las condiciones de vida de los obreros.
Pero esas dos características no son posibles en el período histórico actual que es el de la decadencia del capitalismo. A principios del siglo XX el capitalismo conquista el mercado mundial, con ello sus contradicciones se hacen cada vez más agudas hasta el extremo de transformarse en un sistema que provoca destrucciones cada vez más brutales y somete a la humanidad a la amenaza de su aniquilación definitiva. Con esto, “el margen de maniobra que poseían los capitales nacionales y que permitía al proletariado llevar una lucha dentro de la sociedad burguesa por la obtención de reformas, queda reducido a la nada. La guerra despiadada que sostienen entre sí los distintos capitales nacionales se traduce en una guerra interna del Capital contra toda mejora de las condiciones de la clase productora” (de nuestro folleto LOS SINDICATOS CONTRA LA CLASE OBRERA página 24.). Por otro lado, en cada Estado nacional “los sectores más potentes del capital nacional se imponen al resto de su clase, concentrando progresivamente todo el poder en manos del Ejecutivo del Estado (gobierno), transformándose el parlamento en una simple correa de transmisión del gobierno que sólo mantiene en vida por razones de mistificación política” (ídem, página 25). De esta forma, el proletariado tiene enfrente no tanto a patronos individuales dispersos sino a todo el Estado burgués que actúa de forma coordinada y centralizada en su contra, un Estado que “no puede ofrecerle más que una explotación cada vez más implacable y alistarle como carne de cañón en los conflictos ínter imperialistas” (ídem.).
Estos dos rasgos esenciales de la sociedad del capitalismo decadente, que hemos podido comprobar a lo largo de todo el siglo XX en todos los Estados –desde los democráticos hasta los dictatoriales, desde los más “avanzados” hasta los más “atrasados”- hacen imposible la existencia de los sindicatos como organizaciones obreras.
En primer lugar, el balance de las condiciones de vida de la gran mayoría del proletariado y de la población mundial durante los últimos 100 años es realmente sobrecogedor: dos guerras mundiales con más de 60 millones de muertos, innumerables guerras “regionales” con cerca de 50 millones de asesinados, la miseria permanente en la mayoría de países del mundo mientras que en los países más industrializados tras el corto lapso de relativo bienestar durante los años 60-70 asistimos en los últimos 20 años a una caída en picado de sus condiciones de existencia que amenaza con retrotraerlos a una situación peor que a principios del siglo XIX. El primer fundamento que hacía de los sindicatos una organización obrera –el fundamento económico- ha sido radicalmente eliminado por la evolución del capitalismo.
En segundo lugar, el Estado ya no puede tolerar una organización de masas permanente que esté bajo el control de su enemigo proletario: tiene que integrarla completamente en sus engranajes bien a través del sometimiento directo y por decreto –regímenes fascistas o estalinistas- , bien por los medios sutiles e indirectos, pero mucho más eficaces, de los regímenes democráticos. “En estas condiciones, toda organización sindical, forzada por la naturaleza misma de su función a buscar la legalidad, sufre de manera permanente una presión que tiende a transformarla en correa de transmisión del Estado, por el único juego del respeto a las leyes capitalistas cuya aceptación tiene que imponer por lo tanto a los trabajadores. En el totalitarismo del capitalismo decadente los engranajes del Estado poseen un poder de integración que cuya potencia no puede ser combatida más que por la acción revolucionaria directa contra el Estado mismo. Al no asentar su actividad en ese terreno los sindicatos no tienen ninguna fuerza para resistirlo” (ídem, página 29). Así, pues, queda igualmente abolido el segundo fundamento (el fundamento político) que hacía de los sindicatos un organismo obrero.
La decadencia del capitalismo “pone violentamente al proletariado frente a la alternativa: GUERRA O REVOLUCION, COMUNISMO O BARBARIE. O el proletariado se compromete en un combate revolucionario de masas abandonando los viejos métodos de lucha parlamentaria y sindical, o se somete a la barbarie capitalista” (ídem., página 25). La prueba de que el proletariado comprendió ese envite planteado por la historia lo muestra el que, desde 1905, sus luchas tendieran hacia la lucha revolucionaria: la acción directa de masas (frente a los viejos métodos de lucha sindicalistas y parlamentarios) y la organización general en Asambleas y Consejos Obreros (frente a las viejas estructuras sindicales). Contra estas formas de lucha, estos contenidos y esta organización, los sindicatos se oponen con todas sus fuerzas, por ello desde hace casi un siglo no hacen otra cosa que servir al Capital: en 1914 se dedicaron a reclutar a los obreros para la guerra en nombre de la “defensa de la nación” prohibiendo las huelgas. Después, cuando desde 1917 surgen por todas partes los intentos revolucionarios del proletariado, los sindicatos se ponen del lado del capital constituyendo en Alemania el último recurso del Estado frente a las insurrecciones obreras. Desde entonces, el historial de los sindicatos se une indisolublemente al Capital: 1936 con la CNT en España, en la segunda guerra mundial, su reacción de oposición a las huelgas en 1968, su sabotaje de la huelga de masas en Polonia en 1980 etc.
Acción Proletaria / Corriente Comunista Internacional
Estos textos se encuentran en http://www.internationalism.org/spanish

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