EUTANASIA
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Invitado
EUTANASIA
La eutanasia ha adquirido un calado social como debate gracias a la película "Mar adentro", que explica la trágica historia y decisión concienciada de Ramón San Pedro de querer acabar con su vida.
Desde los sectores más conservadores, ven en ésta postura una forma de asesinato (y no en la invasión de Irak), lejos de padecer la realidad del que la demanda, como acto libre y consciente de un individuo dueño de su vida.
Abro el debate porque me parece interesante y está de actualidad.
¿Hay que legalizar la eutanasia? ¿Por qué? Espero argumentos razonados.
Desde los sectores más conservadores, ven en ésta postura una forma de asesinato (y no en la invasión de Irak), lejos de padecer la realidad del que la demanda, como acto libre y consciente de un individuo dueño de su vida.
Abro el debate porque me parece interesante y está de actualidad.
¿Hay que legalizar la eutanasia? ¿Por qué? Espero argumentos razonados.
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Invitado
No te voy a dar muchos argumentos ni voy a razonar demasiado, es que creo que el tema tampoco da para tanto, pero al menos te doy mi opinión.
Yo creo que la gente tiene derecho a la eutanasia cuando la persona, en pleno uso de sus facultades mentales, lo decide. El motivo por el que estoy a favor es porque a veces la vida es un sufrimiento terrible ( como por ejemplo en el caso de Ramón Sampedro) y él por sí solo no se puede suicidar. Lo contrario sería un absurdo porque no tiene sentido prolongar interminablemente la agonía, cuando el interesado no tiene ganas de seguir luchando.
Yo creo que la gente tiene derecho a la eutanasia cuando la persona, en pleno uso de sus facultades mentales, lo decide. El motivo por el que estoy a favor es porque a veces la vida es un sufrimiento terrible ( como por ejemplo en el caso de Ramón Sampedro) y él por sí solo no se puede suicidar. Lo contrario sería un absurdo porque no tiene sentido prolongar interminablemente la agonía, cuando el interesado no tiene ganas de seguir luchando.
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Invitado
tu vida e stuya la mia es mia, x mucho que digan k se callen la boca. cada uno tenemos una vdia y cada uno somos suficientemente para decidir sobre ella cuando y porque keremos morir, te kieres suicidar tu vida es hazlo (muchos creen k es un acto heroico, otros creen k es de cobardes hay kedan las opniones personales sobre el tema)
yo estoy afavor d ela eutanasia Xa k vivir exo una mierda, postrado en una silla, y haciendolo pasar mal a la gente k m kiere ....
yo estoy afavor d ela eutanasia Xa k vivir exo una mierda, postrado en una silla, y haciendolo pasar mal a la gente k m kiere ....
si
No nos piden autorización para traernos a este mundo, pero somos libres de dejarlo cuando no podemos más.
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Uno
Delicado tema
El tema es más delicado de lo que la prensa y los partidos intentan presentar, creo.
No me parece un tema menor, ni por lo que supone, decisiones sobre la muerte, ni por lo que podría llevar aparejado.
Estoy de acuerdo con el que ha dicho que "la vida es mía y tengo derecho a decidir sobre ella"
Lo malo es que muchos pueden aprovechar la situación para actuar sobre la vida de otro.
Pensad en la posibilidad de influir sobre un anciano, impedido, enfermo terminal, etc., para que firme su sentencia y el posible beneficio a sacar. Herencia, estorbo, sadismo.
La comunidad tiene que poner unas condiciones para que no pueda haber abusos.
No somos ángeles y abierta la posibilidad siempre habría aprovechados. Parece que "por ahí", lo he leido en alguna parte, hay alguno ensayos bien planteados. Lo que no sé es con qué resultados.
Sobre la eutanasia
- i -
La eutanasia consiste en ayudar a morir a alguien, generalmente por petición expresa de la persona afectada, en ocasiones sin esta. Según la RAE “acción u omisión que, para evitar sufrimientos a los pacientes desahuciados, acelera su muerte con su consentimiento o sin el”; también “muerte sin sufrimiento físico”.
Se entiende que la persona paciente de la acción está incapacitada para efectuar tal cometido por una enfermedad inhabilitante o causa similar. Si no, obviamente, estaríamos hablando de suicidio y el tema estaría zanjado por sí solo.
Tal problemática se relaciona o choca –según las circunstancias- con la concepción que socialmente construimos, tenemos y aplicamos de la libertad, la vida (el derecho a decidir sobre vivirla o dejar de hacerlo, en qué condiciones es esta vivida y por qué), la naturaleza humana, los derechos humanos, las creencias religiosas, las convenciones sociales, etc.
Así, las preguntas surgen por sí solas. ¿Qué entendemos por libertad?, ¿se puede decidir sobre la propia vida o no?, ¿pueden las personas más cercanas discernir lo apropiado o no de terminar con la existencia de una persona en fase terminal que no pueda decidir por sí misma debido a su estado?, ¿es lógico padecer una vida de sufrimientos por respeto sacrosanto a la vida?. El tema no es baladí, no solo por lo que en sí representa sino por las implicaciones en distintas percepciones que de las cosas tenemos y en la manera en que actuamos respecto de ellas.
Las convenciones sociales y las creencias –religiosas, ideológicas, etc.- tienen una impronta considerable sobre asuntos como este, hasta el punto de distorsionar la cosa en sí y condicionar las actuación de los individuos que conforman la sociedad. La conducta, como bien es sabido, es moldeada socialmente (condicionada si se prefiere) y una serie de preconcepciones son asimiladas por las personas educadas en sociedad, la cual se articula en relación con esos convencionalismos. Frecuentemente –como es obvio- estas preconcepciones son gestadas e impuestas arbitrariamente, atendiendo a intereses creados por el Estado, el aparato eclesiástico, el capital... que conforman una forma de ver, comprender y hacer el mundo. Es por tanto un mecanismo de control.
- ii -
Como se mencionó antes, el poder disponer de la propia vida se relaciona directamente con cómo entendemos la libertad y con cómo la practicamos. En nuestra sociedad la eutanasia es un delito, esta tipificado como tal en el código penal, y eso dice mucho acerca de lo que es la libertad que disfrutamos (o que no disfrutamos) dentro de este sistema. Se infiere que la persona no es dueña de sí misma sino esclava de la sociedad –sobre todo en alusión a las instituciones estatales y las vinculadas a estas, así como la familia- y que es la sociedad la que decide sobre su vida (en el sentido de no permitir a las personas dejar de vivir libremente). También se deduce la moral vigente, de raigambre cristiana, basada en concepciones místicas –el alma que mora el cuerpo hasta su muerte, indistintamente de las condiciones en que se halle este, y que después irá a un más allá que se vislumbra muy lejano... y por ello, dicen los creyentes, se ha de respetar la vida, algo al parecer divino o que devino de Dios-, moral por tanto alejada de presupuestos racionales, lógicos y naturistas.
De hecho, si volvemos a la definición de la RAE se puede deducir de la primera definición la mano invisible de la acción eutanásica: el experto, el médico, el que prescribe la acción eutanásica el hecho en sí, su viabilidad o no. En último término el especialista, el sacerdote, el legislador o el que administra las leyes. Sea como fuere, siempre es alguien que no es la propia persona afectada el que administra la vida y la muerte, la regula, al parecer porque es considerado apto para tal función, por el motivo que sea (el sacerdote, porque Dios así lo quiso; el médico especialista, porque así lo corroboran y legitiman sus conocimientos; el legislador y el administrador, porque la confianza depositada en ellos y sus habilidades lo justifican, etc., etc., etc.).
Toda una serie de arbitrios exógenos al “paciente desahuciado” decidirán sobre el destino de este, sobre su vida. Porque los especialistas saben qué es bueno o malo, qué es lo necesario o no, incluso cuánto sufre un paciente, un ciudadano o un feligrés –según los ojos que lo miran así será la persona. Por supuesto, el propio afectado es el menos indicado para opinar y mucho menos saber qué es lo que se ha de hacer. Es un infante a los ojos de la sociedad, representada por un amplio abanico de especialistas, de elites. No puede decidir sobre sí mismo porque no está capacitado, no es lo suficientemente inteligente, listo, cabal: se le ha de decir, en todo momento, qué es lo que tiene que hacer o dejar de hacer.
Yendo a una concepción más amplia de libertad, no hay que obviar que en la medida en que una persona se quita la vida esa acción, la ausencia de alguien que antes estaba ahí, puede generar sufrimiento en los demás. La libertad individual del que lleva a cabo una acción eutanásica, o un suicidio, afecta a la libertad del otro, de su entorno en un sentido sicológico y existencial (el sufrimiento, la pena es una losa, muy muy pesada).
Es el vínculo sicológico y afectivo el que interacciona entre una libertad y la otra. Sobrevivir a un ser querido es duro, y más cuando llega de manera repentina e inesperada o cuando no se comprende el porqué.
No obstante, ¿de quién es la culpa de ese sentimiento de pérdida? ¿del que se libera de su sufrimiento, aún a riesgo de generarlo en los demás? ¿o de las personas que, habitualmente, no están preparadas para superar esas situaciones, que no están concienciadas suficientemente o que no han sido educadas en el desarrollo de sus capacidades empáticas? Porque, ¿no es motivo de alegría más que de tristeza el final del sufrimiento de alguien?
- iii -
Por tanto, la negación de la eutanasia a una persona en plenas facultades mentales y que ha tomado la decisión de no querer prolongar más el sufrimiento solo puede ser negada en una sociedad en la que prima la mediación, la sumisión y el egoísmo. Porque si de empatía se tratara, la cosa no tendría vuelta de hoja: la eutanasia no sería controvertible si viviéramos en una sociedad libre, en igualdad y con solidaridad.
Negar a alguien su derecho a morir por el sufrimiento que pudiera generarnos es, sin intención de pecar de cinismo, una postura egótica, porque se antepone nuestro sufrimiento al del que realmente sufre.
Desde un punto de vista racional y moral, la eutanasia no es una mercancía ni algo mediatizable. Ha de ser un derecho individual innegable, inalienable e intransferible.
- i -
La eutanasia consiste en ayudar a morir a alguien, generalmente por petición expresa de la persona afectada, en ocasiones sin esta. Según la RAE “acción u omisión que, para evitar sufrimientos a los pacientes desahuciados, acelera su muerte con su consentimiento o sin el”; también “muerte sin sufrimiento físico”.
Se entiende que la persona paciente de la acción está incapacitada para efectuar tal cometido por una enfermedad inhabilitante o causa similar. Si no, obviamente, estaríamos hablando de suicidio y el tema estaría zanjado por sí solo.
Tal problemática se relaciona o choca –según las circunstancias- con la concepción que socialmente construimos, tenemos y aplicamos de la libertad, la vida (el derecho a decidir sobre vivirla o dejar de hacerlo, en qué condiciones es esta vivida y por qué), la naturaleza humana, los derechos humanos, las creencias religiosas, las convenciones sociales, etc.
Así, las preguntas surgen por sí solas. ¿Qué entendemos por libertad?, ¿se puede decidir sobre la propia vida o no?, ¿pueden las personas más cercanas discernir lo apropiado o no de terminar con la existencia de una persona en fase terminal que no pueda decidir por sí misma debido a su estado?, ¿es lógico padecer una vida de sufrimientos por respeto sacrosanto a la vida?. El tema no es baladí, no solo por lo que en sí representa sino por las implicaciones en distintas percepciones que de las cosas tenemos y en la manera en que actuamos respecto de ellas.
Las convenciones sociales y las creencias –religiosas, ideológicas, etc.- tienen una impronta considerable sobre asuntos como este, hasta el punto de distorsionar la cosa en sí y condicionar las actuación de los individuos que conforman la sociedad. La conducta, como bien es sabido, es moldeada socialmente (condicionada si se prefiere) y una serie de preconcepciones son asimiladas por las personas educadas en sociedad, la cual se articula en relación con esos convencionalismos. Frecuentemente –como es obvio- estas preconcepciones son gestadas e impuestas arbitrariamente, atendiendo a intereses creados por el Estado, el aparato eclesiástico, el capital... que conforman una forma de ver, comprender y hacer el mundo. Es por tanto un mecanismo de control.
- ii -
Como se mencionó antes, el poder disponer de la propia vida se relaciona directamente con cómo entendemos la libertad y con cómo la practicamos. En nuestra sociedad la eutanasia es un delito, esta tipificado como tal en el código penal, y eso dice mucho acerca de lo que es la libertad que disfrutamos (o que no disfrutamos) dentro de este sistema. Se infiere que la persona no es dueña de sí misma sino esclava de la sociedad –sobre todo en alusión a las instituciones estatales y las vinculadas a estas, así como la familia- y que es la sociedad la que decide sobre su vida (en el sentido de no permitir a las personas dejar de vivir libremente). También se deduce la moral vigente, de raigambre cristiana, basada en concepciones místicas –el alma que mora el cuerpo hasta su muerte, indistintamente de las condiciones en que se halle este, y que después irá a un más allá que se vislumbra muy lejano... y por ello, dicen los creyentes, se ha de respetar la vida, algo al parecer divino o que devino de Dios-, moral por tanto alejada de presupuestos racionales, lógicos y naturistas.
De hecho, si volvemos a la definición de la RAE se puede deducir de la primera definición la mano invisible de la acción eutanásica: el experto, el médico, el que prescribe la acción eutanásica el hecho en sí, su viabilidad o no. En último término el especialista, el sacerdote, el legislador o el que administra las leyes. Sea como fuere, siempre es alguien que no es la propia persona afectada el que administra la vida y la muerte, la regula, al parecer porque es considerado apto para tal función, por el motivo que sea (el sacerdote, porque Dios así lo quiso; el médico especialista, porque así lo corroboran y legitiman sus conocimientos; el legislador y el administrador, porque la confianza depositada en ellos y sus habilidades lo justifican, etc., etc., etc.).
Toda una serie de arbitrios exógenos al “paciente desahuciado” decidirán sobre el destino de este, sobre su vida. Porque los especialistas saben qué es bueno o malo, qué es lo necesario o no, incluso cuánto sufre un paciente, un ciudadano o un feligrés –según los ojos que lo miran así será la persona. Por supuesto, el propio afectado es el menos indicado para opinar y mucho menos saber qué es lo que se ha de hacer. Es un infante a los ojos de la sociedad, representada por un amplio abanico de especialistas, de elites. No puede decidir sobre sí mismo porque no está capacitado, no es lo suficientemente inteligente, listo, cabal: se le ha de decir, en todo momento, qué es lo que tiene que hacer o dejar de hacer.
Yendo a una concepción más amplia de libertad, no hay que obviar que en la medida en que una persona se quita la vida esa acción, la ausencia de alguien que antes estaba ahí, puede generar sufrimiento en los demás. La libertad individual del que lleva a cabo una acción eutanásica, o un suicidio, afecta a la libertad del otro, de su entorno en un sentido sicológico y existencial (el sufrimiento, la pena es una losa, muy muy pesada).
Es el vínculo sicológico y afectivo el que interacciona entre una libertad y la otra. Sobrevivir a un ser querido es duro, y más cuando llega de manera repentina e inesperada o cuando no se comprende el porqué.
No obstante, ¿de quién es la culpa de ese sentimiento de pérdida? ¿del que se libera de su sufrimiento, aún a riesgo de generarlo en los demás? ¿o de las personas que, habitualmente, no están preparadas para superar esas situaciones, que no están concienciadas suficientemente o que no han sido educadas en el desarrollo de sus capacidades empáticas? Porque, ¿no es motivo de alegría más que de tristeza el final del sufrimiento de alguien?
- iii -
Por tanto, la negación de la eutanasia a una persona en plenas facultades mentales y que ha tomado la decisión de no querer prolongar más el sufrimiento solo puede ser negada en una sociedad en la que prima la mediación, la sumisión y el egoísmo. Porque si de empatía se tratara, la cosa no tendría vuelta de hoja: la eutanasia no sería controvertible si viviéramos en una sociedad libre, en igualdad y con solidaridad.
Negar a alguien su derecho a morir por el sufrimiento que pudiera generarnos es, sin intención de pecar de cinismo, una postura egótica, porque se antepone nuestro sufrimiento al del que realmente sufre.
Desde un punto de vista racional y moral, la eutanasia no es una mercancía ni algo mediatizable. Ha de ser un derecho individual innegable, inalienable e intransferible.
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Invitado
Si hay consentimiento creo que la mayoría vamos a estar de acuerdo, lo más polémico es cuando la persona no puede dar su consentimiento ( porque está en coma por ejemplo) o cuando la persona da su consentimiento pero no está en pleno uso de sus facultades mentales.“acción u omisión que, para evitar sufrimientos a los pacientes desahuciados, acelera su muerte con su consentimiento o sin el”
Por cierto, me imagino que ya sabeis que los familiares de Ramón Sampedro quieren que se vuelva a abrir el caso para que juzguen a la mujer que le ayudó a morir, ya hay que ser rencorosos, solo faltaba que encima le metan en la cárcel a la pobre señora.
- Hayis Mc Maton
- Mensajes: 3068
- Registrado: 24 Oct 2003, 18:51
- Ubicación: Korova Milk Bar
Me parece que es sólo un hermano suyo, no todos los familiares, ya se sabe, el amor fraternal es algo muy imperioso.Anonymous escribió:Por cierto, me imagino que ya sabeis que los familiares de Ramón Sampedro quieren que se vuelva a abrir el caso para que juzguen a la mujer que le ayudó a morir, ya hay que ser rencorosos, solo faltaba que encima le metan en la cárcel a la pobre señora.
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Invitado
La hipocresía está servida:
No a la eutanasia! Si a la pena de muerte!
No al aborto! Si a las guerras preventivas!
Auténtica demagogia e incoherencia de los conservadores. Siempre queriendo imponer criterios y decidir como tiene que ser la vida y la muerte. Dejen que cada un@ tome sus propias decisiones, los conservadores ni nadie vive mi vida, la vida es lo único que tiene el ser humano, todo lo demás es miseria, si un ser humano no quiere continuar con lo único que tiene, nadie tiene derecho a decirle lo que tiene que hacer, que cada cual sea dueño de su vida y de lo que hace con ella.
No a la eutanasia! Si a la pena de muerte!
No al aborto! Si a las guerras preventivas!
Auténtica demagogia e incoherencia de los conservadores. Siempre queriendo imponer criterios y decidir como tiene que ser la vida y la muerte. Dejen que cada un@ tome sus propias decisiones, los conservadores ni nadie vive mi vida, la vida es lo único que tiene el ser humano, todo lo demás es miseria, si un ser humano no quiere continuar con lo único que tiene, nadie tiene derecho a decirle lo que tiene que hacer, que cada cual sea dueño de su vida y de lo que hace con ella.
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Uno
Supuesto
Es sólo un supuesto.
Tengo ochenta y nueve años, me encuentro impedido. Mi única propiedad es la casa donde vivo y un retiro miserable. Pero la casa está en un buen sitio. No hay manera de conseguir una residencia que pueda pagar.
Mis herederos ¿? deciden que ya es hora, pero yo quiero seguir viviendo aunque sea así.
Un sencillo lavado de cerebro me convence.
¿Qué hago yo aquí, sufriendo, siendo una carga para los demás, sin más esperanzas que mirar desde mi ventana la vida que pasa, dependiendo de lo que otros quieran hacer por mí?
Firmo.
¿Es eutanasia o asesinato?
- Hayis Mc Maton
- Mensajes: 3068
- Registrado: 24 Oct 2003, 18:51
- Ubicación: Korova Milk Bar
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Invitado
Los primeros interesados en evitarlo somos los familiares del anciano de 89 años. De todas maneras te recuerdo que tampoco hace falta la eutanasia para deshacerse del pobre señor, a los 89 años es difícil valerte por ti mismo, así que si tus familiares se olvidan de ti es fácil que acabes muriendo sin necesidad de que le coman la olla y que firme su eutanasia.¿Y a quien corresponde evitarlo, moderarlo, impedirlo, lo que sea?
Por supuesto que tenemos derecho a nuestra vida y a nuestra muerte, pero ¿cómo evitar los posibles desafueros al respecto?
Aún con todo sigue en pie el problema de quien determina y como se determina el que una persona esté en pleno uso de sus facultades mentales o no lo esté.
La Polla lo dice y yo con ellos.
EUTANASIA
Los tubos mantienen mi respiración
y sé que no volveré a mi cuerpo.
La ley me obliga a seguir así.
Mi fuerza se va por un cable hasta una máquina.
Engordar para morir.
No puedo recordar,
tu dolor
aunque me mojan tus lágrimas.
Tengo que saber
porque no llega mi hora.
Tengo que saber
si se ha cumplido mi tiempo.
¿Qué soy?, yo soy una máquina.
¿Qué soy?, yo soy un milagro de la técnica.
Engordar para morir.
No puedo recordar,
tu dolor
aunque me mojan tus lágrimas.
¿Qué soy?, yo soy una máquina.
¿Qué soy?, me preguntas... un milagro de la técnica.
Yo soy un ser en suspensión, esperando el fin.
Para esto nadie me educó, me consumiré.
Y vivo sin vivir en mí, con la esperanza de morir,
alguna vez me apagaré. Final feliz.
Los tubos mantienen mi respiración
y sé que no volveré a mi cuerpo.
La ley me obliga a seguir así.
Mi fuerza se va por un cable hasta una máquina.
Engordar para morir.
No puedo recordar,
tu dolor
aunque me mojan tus lágrimas.
Tengo que saber
porque no llega mi hora.
Tengo que saber
si se ha cumplido mi tiempo.
¿Qué soy?, yo soy una máquina.
¿Qué soy?, yo soy un milagro de la técnica.
Engordar para morir.
No puedo recordar,
tu dolor
aunque me mojan tus lágrimas.
¿Qué soy?, yo soy una máquina.
¿Qué soy?, me preguntas... un milagro de la técnica.
Yo soy un ser en suspensión, esperando el fin.
Para esto nadie me educó, me consumiré.
Y vivo sin vivir en mí, con la esperanza de morir,
alguna vez me apagaré. Final feliz.