Destacaría del texto las siguientes ideas:
Yo creo que esto debería ser la principal idea fuerza del antidesarrollismo/antiindustrialismo (llamemoslo como queramos), que no basta con eliminar el control capitalista del industria ya que en muchos casos esta industria exige, por su propia composición, la generación de nuevas jerarquías, poderes establecidos, desigualdad y enajenación laboral.No se ataca la lucha de clases y las ideologías obreristas porque se piense que ahora el trabajo es "inmaterial", porque estemos en una etapa "postfordista" del capitalismo, ni demás pamplinas del precariado, sino porque se considera que el modelo clásico de revolución basado en la toma de los medios de producción, y la autogestión de ésta, es algo no sólo imposible, sino indeseable.
Rechazando el pacifismo, ya que considero que es darle al estado una justificación moral que no tiene, considero que es muy acertada esta última reflexión, es muy común en los ambientes radicales una postura según la cual si una acción no implica fuego, explosiones y sangre seguramente es reformista, reaccionaria o izquierdista.Corre el riesgo de que algunxs conviertan el antidesarrollismo en la ideología de moda de los ambientes libertarios/autónomos/okupis, sucesora de insurreccionalismos y primitivismos varios, y que se caiga en el voluntarismo militante y activista tan común, se espectacularice las luchas y se mitifique la violencia.
Sin obviar el aporte muy interesante que han hecho gente como Félix Rodrigo o Miguel Amorós, hay que tener en cuenta que una excesiva dependencia de los ideologos/intelectuales puede retrasar, momificar y perjudicar a posibles iniciativas antidesarrollistas. Como diría Bakunin:Corre el riesgo de que la elaboración de su discurso recaiga sobre unas élites intelectuales que ejerzan de vanguardia, y que sus reflexiones se asuman como si se tratara del Antiguo Testamento. Muchxs no entendemos que jornadas, acampadas, o encuentros recurran sin cesar a estos poppies para cubrir las actividades de aquéllas, en lugar de proponer debates sobre luchas e ideas entre lxs asistentes, sin más.
¿Qué puede hacer, pues, la propaganda? Aportando una expresión general más justa, una forma feliz y nueva a los limpios instintos del proletariado, puede algunas veces facilitar y precipitar su desarrollo, sobre todo desde el punto de vista de su transformación en conciencia y en voluntad reflexiva de las mismas masas. Puede darles la conciencia de lo que ellas son, de lo que sienten, de lo que quieren ya instintivamente, pero jamás podrá darles lo que no tienen, ni despertar en su seno pasiones que por su propia historia les son extrañas