Reflexiones antiindustrialistas, primitivistas, etc.

Conservacionismo, Antidesarrollismo, cuestionamiento de la tecnología, naturismo, alternativas al sistema industrial capitalista, cambio climático...
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turiferario
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Re: Reflexiones antiindustrialistas, primitivistas, etc.

Mensaje por turiferario » 26 Mar 2010, 11:40

La reflexión sobre la sociedad "drogodependiente" se puede enlazar con lo que yo llamo una sociedad "tóxica".
Qué quiero decir con esto. Que generalmente nos quejamos de nuestro estilo de vida, de la aparición de nuevas enfermedades, de alergias que no sabemos de dónde vienen y sin embargo es nuestro propio estilo de vida y nuestra tecnodependencia la que nos está envenenando.
En ese sentido retomo la idea de Argy cuando dice:
Sin embargo, la mejor manera que tiene el sistema de obligarnos a aceptar algo es convencernos de que no podemos hacer nada para evitarlo. En este caso, el sistema promueve la idea de que el progreso tecnológico es inherente a nuestra naturaleza
Un ejemplo perfecto son nuestros medios de locomoción. Dejando al margen la dependencia psicológica que nos ha creado en las llamadas sociedades desarrolladas el vehículo a motor, es causante además de afecciones de todo tipo que nos envenenan y envenenan a terceros, empezando por nuestros hijos:

http://alergomurcia.com/pdf/Alergia_y_m ... diesel.pdf
http://www.pehsu.org/az/pdf/fosiles.pdf

O nuestras formas de comunicarnos, que incluyen los célebres teléfonos móviles, lo que son las contaminaciones silenciosas, como las radiaciones electromagnéticas:

http://www.dsalud.com/numero7_6.htm
http://www.consumer.es/web/es/salud/200 ... /65715.php

Por otro lado, os pido que os fijéis en la ironía de algunos de los enlaces que he añadido, que pertenecen a medios puramente capitalistas o empresas, que apuntalan este sistema, pero, al mismo tiempo, son plenamente conscientes de la toxicidad de la realidad que nos rodea.
Hemos asumido un cierto nivel de envenenamiento, tanto físico como ideológico y lo damos por bueno. Queda ahora pues, derribar ese discurso.
“Todo el problema con el mundo es que los tontos y los fanáticos siempre están tan seguros de sí mismos, y la gente inteligente tan llena de dudas.”
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Juliano
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Re: Reflexiones antiindustrialistas, primitivistas, etc.

Mensaje por Juliano » 26 Mar 2010, 11:52

Oyes!, no estaría mal abrir un foro donde comentar los textos aquí recogidos. Se podría llamar algo así como "Recensiones sobre reflexiones antiindustria, etc..." o algo así :D.
De manera que no se rompe la dinámica del foro pero podemos comentar y además, citar este mismo foro.

Salud.

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raskolhnikov
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Re: Reflexiones antiindustrialistas, primitivistas, etc.

Mensaje por raskolhnikov » 26 Mar 2010, 14:10

Muy buen aporte Turiferario, me has dado ganas de lanzar mi móvil al basurero.

Ejemplos vivos de Izquierdismo

En muchas ocasiones la gente dice no estar de acuerdo con la descripción que desde las posiciones antiindustriales hacemos del izquierdismo así que este texto pretende dar ejemplos reales de cómo la actitud izquierdista se corresponde con la realidad, en sí es una adicción al análisis izquierdista de Theodore Kazcynski en su manifiesto.
11. Cuando alguien interpreta como despectivo casi todo lo que se dice de él (o acerca de grupos con quienes se identifica), concluimos que tiene sentimientos de inferioridad o baja autoestima. Esta tendencia está pronunciada entre los defensores de los derechos de las minorías, tanto si pertenecen como si no a la minoría cuyos derechos defienden. Son hipersensibles sobre las palabras usadas para designar a éstas. Los términos «negro», «oriental», «discapacitado», «pollito» para un africano, un asiático, una persona imposibilitada o una mujer originariamente no tenían una connotación despectiva. «Broad» y «pollito» eran simplemente los equivalentes femeninos para «tío», «caballerete» o «mozo». Las connotaciones negativas han sido agregadas a estos términos por los propios activistas. Algunos defensores de los derechos de los animales han ido tan lejos como para rechazar la palabra «mascota» e insistir en su reemplazamiento por «animal de compañía». Antropólogos izquierdistas llegan demasiado lejos al no querer decir nada acerca de personas primitivas que pueda ser interpretado como negativo: quieren reemplazar la palabra «primitivo» por «iletrado». Parecen casi paranoicos sobre cualquier cosa que les sugiera que alguna cultura primitiva es inferior a la nuestra. (No queremos decir que las culturas primitivas SON inferiores a la nuestra. Solamente apuntamos la hipersensibilidad de estos antropólogos).
Alcalde del PP llama "artistaza" a Miguel Bóse e Iu se indigna:

http://ecodiario.eleconomista.es/politi ... -Bose.html

George Bush se limpia la mano después de saludar a un haitiano:

http://www.foropolitica.com/foro/viewto ... =3&t=50491

Survival (ONG por los pueblos indigenas) denuncia el racismo contra los pueblos primitivos:

http://www.survival.es/plantalecara

Bibíana Aído propone abrir un debate sobre el "lenguaje sexista":

http://www.diariodesevilla.es/article/s ... xista.html

Todo esto no significa que nos agrade el racismo contra los índigenas, el que a Bush le de asco un haitiano o el lenguaje sexista, sino que muestra como estos detalles son realmente importantes para el izquierdismo.

To be continued... :)
"Perseguís a la gente de quien dependéis, preparamos vuestras comidas, recogemos vuestras basuras, conectamos vuestras llamadas, conducimos vuestras ambuláncias, y os protegemos mientras dormís, así que no te metas con nosotros."

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diengo!
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Re: Reflexiones antiindustrialistas, primitivistas, etc.

Mensaje por diengo! » 26 Mar 2010, 17:39

Muy buen aporte Turiferario, me has dado ganas de lanzar mi móvil al basurero.
Me parece incréible que afirmes que tienes móvil con tanta ligereza después de toda la mierda de ``yo soy el más radical y tú sólo eres un puto reformista que me he tenido que tragar rebatiendo hasta el absurdo´´.

Me están gustando mucho de los textos que estáis colgando. Creo, además, que estaría bien que los textos que consideremos puedan abrir un hilo aparte para discutirlos con calma y seriedad. un abrazo!

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raskolhnikov
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Re: Reflexiones antiindustrialistas, primitivistas, etc.

Mensaje por raskolhnikov » 26 Mar 2010, 17:49

diengo! escribió:Me parece incréible que afirmes que tienes móvil con tanta ligereza después de toda la mierda de ``yo soy el más radical y tú sólo eres un puto reformista que me he tenido que tragar rebatiendo hasta el absurdo´´.
Diengo, mi vida personal no te importa, por mi como si piensas que soy un infiltrado policial.


P.D: Ni siquiera en este hilo me dejan en paz, ¡Biba! :roll:
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free lancer
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Re: Reflexiones antiindustrialistas, primitivistas, etc.

Mensaje por free lancer » 04 Abr 2010, 20:17

Nosotros, los antidesarrollistas

La fe en el crecimiento económico ilimitado como solución a los males sociales ha sido inherente al régimen capitalista, pero no fue hasta los años cincuenta del siglo pasado cuando dicha fe, bajo el nombre de desarrollismo, se convirtió en una política de Estado. A partir de entonces, la Razón de Estado fue principalmente Razón de Mercado. Por primera vez, la supervivencia de las estructuras de poder estatales no dependía de guerras, aunque fueran “frías”, sino de economías, preferentemente “calientes”. La libertad, siempre asociada al derecho civil, pasaba cada vez más por el derecho mercantil. Ser libre fue a partir de entonces, exclusivamente, poder trabajar, comprar y vender libremente, sin regulaciones, sin trabas. En lo sucesivo, el grado de libertad de las sociedades capitalistas vino determinado por el porcentaje de parados y el nivel de consumo, es decir, por el grado de integración de los trabajadores. Y corolariamente, la protesta social más auténtica se definió como rechazo al trabajo y al consumismo, es decir, como negación de la economía independizada de la colectividad, como crítica antiindustrial, como antidesarrollismo.

Pronto, el desarrollismo se ha convertido en una amenaza no sólo para el medio ambiente y del territorio, sino para la vida de las personas, reducida ya a los imperativos laborales y consumistas. La alteración de los ciclos geoquímicos, el envenenamiento del entorno, la disolución de los ecosistemas, ponen literalmente en peligro la continuidad de la especie humana. La relación entre la sociedad urbana y el entorno suburbializado ha sido cada vez más crítica, pues la urbanización generalizada del mundo conlleva su banalización destructiva no menos generalizada: uniformización del territorio mediante su fácil accesibilidad; destrucción territorial por la contaminación y el ladrillo; ruina de sus habitantes por inmersión en un nuevo medio artificializado, sucio y hostil. El desarrollismo, al valorizar el territorio y la vida, era inherente a la degradación del medio natural y la descomposición social, pero, a partir del momento en que cualquier forma de crecer devino fundamentalmente una forma de destruir, la destrucción misma llegó a ser un factor económico nuevo y se convirtió en condición sine qua non. El desarrollismo encontró sus límites en el agotamiento de recursos, el calentamiento global, el cáncer y la producción de basura. Las fuerzas productivas autónomas eran principalmente fuerzas destructivas, lo cual volvía problemático y peligroso las huidas hacia delante. Pero la solución al problema, desde la lógica capitalista, residía en ese mismo peligro. Gracias a él podían convertirse en valor de cambio los elementos naturales gratuitos como el sol, el clima, el agua, el aire, el paisaje... O los síntomas de descomposición social como el vandalismo, la agresividad, los robos, la marginación... El riesgo se volvió capital. Las críticas ecológicas y sociológicas proporcionaron ideas y argumentos a los dirigentes mundiales. Así pues, la nueva clase dominante ligada a la economía globalizada, ha creído hallar la solución en el sindicalismo de concertación, la tecnología policial, el consumismo “crítico”, el reciclaje y la industria verde; en resumen, en el desarrollismo “sostenible” y su complemento político, la democracia “participativa.”

El crecimiento económico, a partir de los años setenta, no pudo asegurarse más por la mano de obra y pasó a depender completamente del desarrollo técnico. La tecnología se transformó en la principal fuerza productiva, suprimiendo las contradicciones que se desprendían de la preponderancia de la fuerza de trabajo. En adelante los obreros dejaban de ser el elemento principal del proceso productivo, y por consiguiente, perdían interés como factor estratégico de la lucha social. Si los conflictos laborales nunca habían cuestionado la naturaleza alienante del trabajo, ni el objeto o las consecuencias de la producción, puesto que las luchas obreras siempre se movían en la órbita del capital, menos cuestionarían ahora el meollo del problema, la máquina, condenándose a la ineficacia más absoluta como luchas por la libertad y la emancipación. Las ideologías obreristas eran progresistas; consideraban el trabajo como una actividad moralmente neutra y mantenían una confianza ciega en la ciencia y la técnica, a las que suponían los pilares del progreso una vez los medios de producción cayeran en manos proletarias. Criticaban el dominio burgués por no poder desarrollar a fondo sus capacidades productivas, o sea, por no poder ser suficientemente desarrollista. En ese punto demostraron estar equivocadas: el capitalismo, en lugar de inhibir las fuerzas productivas las va desarrollando al máximo. La sociedad plenamente burguesa es una sociedad de la abundancia. Y precisamente es esa abundancia, producto de dicho desarrollo, la que ha destruido la sociedad. En el polo opuesto, los antidesarrollistas, por definición contrarios al crecimiento de las fuerzas productivas, cuestionan los medios de producción mismos, ya que la producción, cuya demanda viene determinada por necesidades ficticias y deseos manipulados, es en su mayoría inútil y perjudicial. Lejos de querer apropiarse de ellos, aspiran a desmantelarlos. No apuestan por la autogestión de lo existente, sino por el retorno a lo local. También cuestionan la abundancia, por ser sólo abundancia de mercancías. Y critican el concepto obrerista de crisis como momento ascendente de las fuerzas revolucionarias. Bien al contrario, el capitalismo ha sabido instalarse en ella y demostrar más capacidad de maniobra que sus supuestos enemigos. La historia de los últimos años enseña que las crisis, lejos de hacer emerger un sujeto histórico cualquiera, no han hecho más que catapultar la contrarrevolución.

La visión del futuro proletario era la sociedad convertida en fábrica, nada esencialmente distinto del presente, en que la sociedad entera es un hipermercado. La diferencia obedece a que en el periodo de dominio real del capital los centros comerciales han sustituido a las fábricas y, por lo tanto, el consumo prima sobre el trabajo. Mientras las clases peligrosas se convertían en masas asalariadas dóciles, objetos pasivos del capital, el capitalismo ha profundizado su dominio, aflojando los lazos que le ligaban al mundo laboral. A su manera, el capitalismo moderno también está contra el trabajo. En la fase anterior de dominio capitalista formal se trabajaba para consumir; en la actual, hay que consumir incesantemente para que el trabajo exista. La lucha antidesarrollista quiere romper este círculo infernal, por lo que parte pues de la negación tanto del trabajo como del consumo, cosa que lleva a cuestionar la existencia de los lugares mal llamados ciudades, donde ambas actividades son preponderantes. Condena esos conglomerados amorfos poblados de masas solitarias en nombre del principio perdido que presidió su fundación: el ágora. Es la dialéctica trabajo/consumo la que caracteriza a las ciudades al mismo tiempo como empresas, mercados y fábricas globales. Por eso, el espacio urbano ha dejado de ser un lugar público para la discusión, el autogobierno, el juego o la fiesta, y su reconstrucción se rige por los criterios más espectaculares y desarrollistas. La crítica del desarrollismo es entonces una crítica del urbanismo; la resistencia a la urbanización es por excelencia una defensa del territorio.

La defensa del territorio, que tras la desaparición de la agricultura tradicional se sitúa en el centro de la cuestión social, es un combate contra su conversión en mercancía, o sea, contra la constitución de un mercado del territorio. El territorio es ahora el factor desarrollista fundamental, fuente inagotable de suelo para urbanizar, promesa de gigantescas infraestructuras, lugar para la instalación de centrales energéticas y vertederos, espacio ideal para el turismo y la industria del ocio... Es una mina inagotable de impuestos y puestos de trabajo basura, algo con lo que poner de acuerdo a las autoridades regionales, las fuerzas vivas municipales y los ecologistas neorrurales, para quienes la cuestión territorial es sobre todo un problema fiscal y de empleos. La lógica de la mercancía está fragmentando y colonizando el territorio desde las conurbaciones, componiendo con todo un solo sistema metropolitano. Las luchas antidesarrollistas tienen pues en la defensa del territorio un dique contra la oleada urbanizadora del capital. Intentan que retrocedan las fronteras urbanas. Son luchas por la recuperación del colectivismo agrario y por la desurbanización. Pero también son luchas que buscan el reencuentro y la comunicación entre las personas, luchas por el restablecimiento de la vida pública.

Para que el antidesarrollismo llene de contenido las luchas sociales ha de surgir una cultura política radicalmente diferente a la que hoy predomina. Es una cultura del “no”. No a cualquier imperativo económico, no a cualquier decisión del Estado. No se trata pues de participar en el juego político actual para contribuir en la medida que fuere a la administración del presente estado de cosas. Se trata mejor de reconstruir entre los oprimidos, fuera de la política pero en el seno mismo del conflicto, una comunidad de intereses opuestos a dicho estado. Para eso la multiplicidad de intereses locales ha de condensarse y reforzarse en un interés general, a fin de plasmarse a través del debate público en objetivos concretos y alternativas reales. Una comunidad así ha de ser igualitaria y estar guiada por la voluntad de vivir de otro modo. La política antidesarrollista se basa en el principio de la acción directa y la representación colectiva, por lo que no ha de reproducir la separación entre dirigentes y dirigidos que conforma la sociedad vigente. En esa vuelta a lo público, la economía ha de regresar al domus, ha de volver a ser lo que fue, una actividad doméstica. La comunidad ha de asegurarse contra todo poder separado, por un lado, organizándose horizontalmente mediante estructuras asamblearias, y controlando lo más directamente posible a sus delegados o enlaces, de forma que no se conviertan en jerarquías formales o informales. Por el otro, rompiendo la sumisión a la racionalidad mercantil y tecnológica. Nunca podrá dominar las condiciones de su propia reproducción inalterada si actúa de otro modo, es decir, si cree en la tecnología y en el mercado, si reconoce alguna legitimidad en las instituciones del poder dominante o adopta sus métodos de funcionamiento.

Para recuperar y desactivar la rebelión social, principalmente juvenil, contra las nuevas condiciones de la dominación, las que obedecen al mecanismo de construcción/destrucción/reconstrucción típico del desarrollismo, se pone en marcha una versión degenerada de la lucha de clases, los llamados “movimientos sociales”, plataformas inclusive. Puesto que ya no se quiere otro orden social, el mito del “ciudadano” puede sustituir cómodamente al mito del proletariado en los nuevos esquemas ideológicos. El ciudadanismo es el hijo más legítimo del obrerismo y del progresismo caducos. No surge para enterrarlos, sino para revitalizar su cadáver. En un momento en que no hay más auténtico diálogo que el que pueda existir entre los núcleos rebeldes, aquél sólo pretende dialogar con los poderes, hacerse un hueco desde donde tratar de negociar. Pero la comunidad de los oprimidos no ha de intentar coexistir pacíficamente con la sociedad opresora pues su existencia no se justifica sino en la lucha contra ella. Una manera de vivir diferente no ha de cimentarse en el diálogo y la negociación institucional con la forma esclava precedente. Su consolidación no vendrá pues ni de una transacción, ni de una crisis económica cualquiera, sino de una secesión masiva, de una disidencia generalizada, de una ruptura drástica con la política y con el mercado. En otras palabras, de una revolución de nuevo tipo. Puesto que el camino contrario a la revolución conduce no sólo a la infelicidad y la sumisión, sino a la extinción biológica de la humanidad, nosotros, los antidesarrollistas, estamos por ella.

El pensamiento antidesarrollista o antiindustrial no representa una nueva moda, una crítica puramente negativa del pensamiento científico y de las ideologías progresistas, o un vulgar primitivismo que propugna retroceder a un momento cualquiera de la Historia. Tampoco es una simple denuncia de la domesticación del proletariado y del despotismo del capital. Menos todavía algo tan mistificador como una teoría unitaria de la sociedad, propiedad de la última de las vanguardias o del último de los movimientos. Va más allá que eso. Es el estadio más avanzado de la conciencia social e histórica. Es una forma determinada de conciencia de cuya generalización depende la salvación de la época.


Miquel Amorós

Manifiesto del 7 de marzo de 2010
http://www.alasbarricadas.org/noticias/?q=node/13529
Cosas veredes que farán fablar las piedras

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argy
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Re: Reflexiones antiindustrialistas, primitivistas, etc.

Mensaje por argy » 17 Jun 2010, 09:55

Las consecuencias del progreso tecnológico

Desarrollar tecnología tiene unas consecuencias. Siendo muy simples, requiere tiempo, técnica, obtención y tratamiento de materiales, herramientas y en ocasiones una organización entre varias personas. El tiempo es algo a tener en cuenta porque si nuestro desarrollo requiere demasiado, tal vez no tengamos tiempo para propiciarnos sustento, por ejemplo. La técnica es conocimiento, y eso requiere a su vez tiempo y esfuerzo.

En la obtención y tratamiento de materiales tenemos que valorar ya una gran multitud de cosas, pues en todas nuestras acciones debemos procurar no amenazar el equilibrio del medio, pues eso amenaza también nuestra subsistencia. Además, es posible que este proceso requiera tiempo, esfuerzo, otras herramientas, etc. Y en las herramientas está la clave, porque también son tecnología, por lo que se repite el proceso hasta que las herramientas de la tecnología más básica sean las propias manos y poco más.

Dicho todo esto, hay mucho más que valorar. Que durabilidad tiene nuestra tecnología? Es más o menos eficaz que otra tecnología con características diferentes? Compensa? Que va a pasar cuando ya no sirva? Va a amenazar el equilibrio del medio?

Por otro lado, El drogadicto no valora de forma justa las consecuencias de un chute, tuerce la realidad lo suficiente para justificarlo, porque todo vale en nombre del "bienestar", de la huída del sufrimiento. Sufrir duele demasiado, y con ese dolor quien tiene energías para la ardua tarea de solucionar el problema de raíz? a duras penas hay energía para recurrir una vez más al parche, a la droga.

En una cultura en la que se ha creado el concepto de progreso tecnológico, y se ha creado un fin artificial llamado "bienestar" (que no es más que el reflejo del malestar perpetuo que este progreso no puede curar, como en una adicción) sin duda se dan muchas circunstancias que nos sugieren que esta compleja valoración de las consecuencias de un desarrollo tecnológico no va a darse de manera justa y exhaustiva. Y así es.

Podemos dividir las consecuencias del desarrollo tecnológico en varias fases: la que dura hasta que el desarrollo se ha materializado, la que se da durante su vida, y la que empieza una vez el desarrollo se deshecha. El antes, el durante y el después.

En esta cultura, adicta al progreso, se ignora de una manera sorprendente la fase del antes. La persona, bajo el rol de consumidor, ha sido educada para no asumir la responsabilidad de lo que sucede hasta que el desarrollo, bajo el rol de producto, llega a sus manos. Lo que sucede hasta entonces, NO es su problema. La fase del durante es la más ampliamente reconocida, pues es la menos ocultable. Muchos desarrollos se catalogan como ecológicos por ser relativamente respetuosos con el medio en esta fase, y solo en esta fase. La fase del después no está ni tan oculta como el antes, ni tan reconocida como la del durante. Por supuesto, esto no es absoluto. Dependiendo del desarrollo una u otra fase se reconoce u oculta con más ímpetu, y normalmente ninguna fase está completamente oculta o reconocida.

Personalmente, creo que la razón por la cual la fase del antes se halla tan oculta es que es la fase más irreformable por la sociedad del bienestar. Unx puede ser algo demagogx y hablar del consumo y la eficiencia de un desarrollo (durante) e incluso puede hablar maravillas de la gestión de residuos (después), pero la fase de producción (antes) tiene un buen puñado de condiciones sine qua non para el progreso de la sociedad del bienestar. Y no es que se nieguen esas realidades, lo que se oculta, lo que se entierra, es el vínculo entre ellas y el progreso. De manera que podemos denunciar la especialización laboral alienante, la amenaza de la naturaleza salvaje, la contaminación en sus múltiples maneras, y podemos exijir a lxs gobernantes que tomen medidas. Pero al no estar visible el vínculo, nadie va a machacar el progreso, a atar cabos.

Otra manera de analizar las consecuencias es volviendo al factor de recurrencia: las herramientas. Cuando se analizan las consecuencias de un desarrollo, pocas veces se tienen en cuenta las consecuencias de las herramientas. Unx podría argumentar que esas consecuencias ya deberían haber sido tenidas en cuenta en su día, pero lo cierto es que por lo que comentamos antes no lo fueron. Qué podemos deducir de esto? Que un desarrollo tecnológico arrastra con las consecuencias no asumidas de sus herramientas, y también con las herramientas de las herramientas, etc. El progreso tecnológico no solo ha hecho que la pirámide de dependencia entre tecnologías sea enorme, sino que la cúspide de la pirámide acarrea con toda su base.

Llegadxs a este punto, el análisis de consecuencias de un desarrollo tecnológico enmarcado en el progreso es sumamente complejo. Pero tenemos la información suficiente para saber que algo que dependa de este progreso acarrea con sus males, y por lo tanto los propaga.

Asumir las consecuencias de lo que se hace me parece una cuestión básica de responsabilidad. Asumir las consecuencias de desarrollar tecnología bebiendo de la sociedad del progreso es una tarea, cuanto menos faraónica, y probablemente imposible. Por lo tanto, no me parece una irresponsabilidad desarrollar tecnología, sino hacerlo dentro de la sociedad del progreso. Animo a quienes abogan por una vida con tecnología compleja a que se atrevan a defender esa vida desde la responsabilidad, luchando por vivir al margen del sistema, y asumiendo las responsabilidades de dichos desarrollos tan complejos.

No voy a ser yo quien afirme tajantemente que nadie querría asumir las consecuencias de desarrollar tecnologías complejas, así que adelante. Pero ya esta bien de caer en la irresponsabilidad de querer mantener y trasladar la megamáquina a un mundo libre (apropiarse de los medios de producción, como se dice muchas veces), porque eso es imposible. Así intentaré argumentarlo en el próximo apartado.
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Nedludd
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Re: Reflexiones antiindustrialistas, primitivistas, etc.

Mensaje por Nedludd » 17 Jun 2010, 20:18

argy escribió:Las consecuencias del progreso tecnológico

Desarrollar tecnología tiene unas consecuencias. Siendo muy simples, requiere tiempo, técnica, obtención y tratamiento de materiales, herramientas y en ocasiones una organización entre varias personas. El tiempo es algo a tener en cuenta porque si nuestro desarrollo requiere demasiado, tal vez no tengamos tiempo para propiciarnos sustento, por ejemplo. La técnica es conocimiento, y eso requiere a su vez tiempo y esfuerzo.

En la obtención y tratamiento de materiales tenemos que valorar ya una gran multitud de cosas, pues en todas nuestras acciones debemos procurar no amenazar el equilibrio del medio, pues eso amenaza también nuestra subsistencia. Además, es posible que este proceso requiera tiempo, esfuerzo, otras herramientas, etc. Y en las herramientas está la clave, porque también son tecnología, por lo que se repite el proceso hasta que las herramientas de la tecnología más básica sean las propias manos y poco más.

Dicho todo esto, hay mucho más que valorar. Que durabilidad tiene nuestra tecnología? Es más o menos eficaz que otra tecnología con características diferentes? Compensa? Que va a pasar cuando ya no sirva? Va a amenazar el equilibrio del medio?

Por otro lado, El drogadicto no valora de forma justa las consecuencias de un chute, tuerce la realidad lo suficiente para justificarlo, porque todo vale en nombre del "bienestar", de la huída del sufrimiento. Sufrir duele demasiado, y con ese dolor quien tiene energías para la ardua tarea de solucionar el problema de raíz? a duras penas hay energía para recurrir una vez más al parche, a la droga.

En una cultura en la que se ha creado el concepto de progreso tecnológico, y se ha creado un fin artificial llamado "bienestar" (que no es más que el reflejo del malestar perpetuo que este progreso no puede curar, como en una adicción) sin duda se dan muchas circunstancias que nos sugieren que esta compleja valoración de las consecuencias de un desarrollo tecnológico no va a darse de manera justa y exhaustiva. Y así es.

Podemos dividir las consecuencias del desarrollo tecnológico en varias fases: la que dura hasta que el desarrollo se ha materializado, la que se da durante su vida, y la que empieza una vez el desarrollo se deshecha. El antes, el durante y el después.

En esta cultura, adicta al progreso, se ignora de una manera sorprendente la fase del antes. La persona, bajo el rol de consumidor, ha sido educada para no asumir la responsabilidad de lo que sucede hasta que el desarrollo, bajo el rol de producto, llega a sus manos. Lo que sucede hasta entonces, NO es su problema. La fase del durante es la más ampliamente reconocida, pues es la menos ocultable. Muchos desarrollos se catalogan como ecológicos por ser relativamente respetuosos con el medio en esta fase, y solo en esta fase. La fase del después no está ni tan oculta como el antes, ni tan reconocida como la del durante. Por supuesto, esto no es absoluto. Dependiendo del desarrollo una u otra fase se reconoce u oculta con más ímpetu, y normalmente ninguna fase está completamente oculta o reconocida.

Personalmente, creo que la razón por la cual la fase del antes se halla tan oculta es que es la fase más irreformable por la sociedad del bienestar. Unx puede ser algo demagogx y hablar del consumo y la eficiencia de un desarrollo (durante) e incluso puede hablar maravillas de la gestión de residuos (después), pero la fase de producción (antes) tiene un buen puñado de condiciones sine qua non para el progreso de la sociedad del bienestar. Y no es que se nieguen esas realidades, lo que se oculta, lo que se entierra, es el vínculo entre ellas y el progreso. De manera que podemos denunciar la especialización laboral alienante, la amenaza de la naturaleza salvaje, la contaminación en sus múltiples maneras, y podemos exijir a lxs gobernantes que tomen medidas. Pero al no estar visible el vínculo, nadie va a machacar el progreso, a atar cabos.

Otra manera de analizar las consecuencias es volviendo al factor de recurrencia: las herramientas. Cuando se analizan las consecuencias de un desarrollo, pocas veces se tienen en cuenta las consecuencias de las herramientas. Unx podría argumentar que esas consecuencias ya deberían haber sido tenidas en cuenta en su día, pero lo cierto es que por lo que comentamos antes no lo fueron. Qué podemos deducir de esto? Que un desarrollo tecnológico arrastra con las consecuencias no asumidas de sus herramientas, y también con las herramientas de las herramientas, etc. El progreso tecnológico no solo ha hecho que la pirámide de dependencia entre tecnologías sea enorme, sino que la cúspide de la pirámide acarrea con toda su base.

Llegadxs a este punto, el análisis de consecuencias de un desarrollo tecnológico enmarcado en el progreso es sumamente complejo. Pero tenemos la información suficiente para saber que algo que dependa de este progreso acarrea con sus males, y por lo tanto los propaga.

Asumir las consecuencias de lo que se hace me parece una cuestión básica de responsabilidad. Asumir las consecuencias de desarrollar tecnología bebiendo de la sociedad del progreso es una tarea, cuanto menos faraónica, y probablemente imposible. Por lo tanto, no me parece una irresponsabilidad desarrollar tecnología, sino hacerlo dentro de la sociedad del progreso. Animo a quienes abogan por una vida con tecnología compleja a que se atrevan a defender esa vida desde la responsabilidad, luchando por vivir al margen del sistema, y asumiendo las responsabilidades de dichos desarrollos tan complejos.

No voy a ser yo quien afirme tajantemente que nadie querría asumir las consecuencias de desarrollar tecnologías complejas, así que adelante. Pero ya esta bien de caer en la irresponsabilidad de querer mantener y trasladar la megamáquina a un mundo libre (apropiarse de los medios de producción, como se dice muchas veces), porque eso es imposible. Así intentaré argumentarlo en el próximo apartado.
Muy, pero muy interesante!. Estas son las cosas que me levantan el animo. La explicacion me parece muy correcta, concreta y con argumentos fuertes pero simples. Este tipo de textos se presenta ideal para las nuevas generaciones y para quienes no estan interiorizados en el tema. Felicitaciones! este es el camino que yo apoyo, el camino de la produccion ideologica para difundir las ideas y sentar unas buenas bases para la revolucion venidera.
Argy, seria interesante que lo que escribes lo juntes todo en un gran texto y le des forma y continuidad. Yo estoy haciendo algo parecido.

Saludos.

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argy
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Re: Reflexiones antiindustrialistas, primitivistas, etc.

Mensaje por argy » 18 Jun 2010, 06:55

Lo intentaré, pero de momento quiero seguir investigando y reflexionando más, a ver si poco a poco me quedo más satisfechx con el resultado, porqué aún creo que tiene lagunas.

Gracias por el apoyo :)
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Anarcomisántropo
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Re: Reflexiones antiindustrialistas, primitivistas, etc.

Mensaje por Anarcomisántropo » 20 Jun 2010, 21:09

diengo! escribió:Me parece incréible que afirmes que tienes móvil con tanta ligereza después de toda la mierda de ``yo soy el más radical y tú sólo eres un puto reformista que me he tenido que tragar rebatiendo hasta el absurdo´´.
Hoy en día sin móvil es difícil hasta encontrar trabajo, o sea que no afirmes eso con tanta ligereza.

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