Juventud revolucionaria y drogas
Juventud revolucionaria y drogas
Este texto me ha parecido interesante:
Las drogas, una industria capitalista y opresora, y la juventud abertzale
1. Objetivos para la juventud Abertzale respecto de las Drogas.
El papel de la juventud abertzale en todo lo relacionado con las drogas ha de abarcar cuatro niveles que ahora sintetizamos pero que iremos viendo más detenidamente a lo largo del texto:
1º- Denuncia pública sistemática de las causas e intereses que hay debajo de las drogas.
2º.- Divulgación por todos los medios posibles de una alternativa global, vital, contra las drogas.
3º.- Movilización práctica propia contra las drogas y apoyo a las movilizaciones similares que otros grupos organicen.
4º.- Reflexión crítica interna contra las drogas.
No hace falta decir que los cuatro niveles se apoyan y se exigen mutuamente.
2. Diagnóstico
Dejando de lado el uso de algunas drogas como elementos curativos, tranquilizantes y euforizantes, así como recursos exteriores para acceder a estados mentales "interiores", de contacto con los dioses, etc, características ambas existentes desde lo más remoto de los tiempos, también es incuestionable que las drogas se han usado desde un determinado momento, que luego veremos, como lo que son: elementos psicoactivos que alienan al sujeto, le hacen olvidar su mísera malvivencia, le transportan a un mundo irreal, ficticio, falso e inexistente, pero tramposo al principio y luego, mortal.
Dos son las razones de fondo de esta constante histórica: la primera es la contradicción entre el mundo objetivo injusto, limitado, peligroso, tenso, insatisfactorio, amargo, aparentemente incognoscible e inmóvil, por un lado y por otro, los deseos, sueños, anhelos y desesperaciones subjetivas de quienes quieren salir de esa amargura existencial sin saber cómo o sin atreverse a luchar por y para ello. Esta contradicción generalmente inconsciente entre el quiero pero no me atrevo, es una de las causas del recurso a las drogas como solución alternativa. Decimos una porque existen más, pero todas ellas nos remiten en última instancia a la incapacidad de la persona concreta a dar el paso primero que le encamine por el sendero de su liberación. Muchas son las formas en las que esa incapacidad se plasma, se materializa, dependiendo de las condiciones históricas, pero esa incapacidad, ese miedo e impotencia, puede reaparecer en determinados momentos, en situaciones de crisis de autoconfianza, tras derrotas personales o colectivas, tras decepciones y reveses que no pueden ser analizados y comprendidos con rigor, conscientemente, que aparentan responder a fuerzas inaccesibles, caprichosas, azarosas.
Esta impotencia también se plasma cuando en la cuadrilla, el grupo y el contexto cotidiano en el que nos movemos, una persona con influencia, o un recién llegado, o quien sea, empieza a introducir una droga nueva que promete más paraísos que las drogas ya socialmente establecidas. Si las condiciones del entorno son propicias por el alto nivel de la contradicción arriba expuesta, la droga nueva puede imponerse. La ausencia de un conocimiento crítico y alternativo sobre las causas e intereses de las drogas facilitan esa implantación.
Pero hay otra forma más peligrosa de ocultar esa contradicción, esa impotencia de la persona, y es presentar la droga nueva o un uso nuevo de la vieja, o una mezcla de todas ellas, como un instrumento de lucha y de liberación pseudorevolucionaria. La experiencia histórica muestra, al respecto, dos cosas muy unidas: una, que esa creencia y la droga unida a ella, es introducida por el poder opresor, con la finalidad de arrasar la vida colectiva. los casos son tan concluyentes que no nos extendemos. La otra es que si las organizaciones revolucionarias no tienen muy claro el peligro de esa maniobra enemiga, y no han desarrollado los instrumentos adecuados para combatirla, esa mentira -la de la droga como medio de liberación- termina aceptándose en gente militante pero sobre todo en gente que tiene poca experiencia militante. Es decir, que son los sectores más jóvenes y algunos ya experimentados los que se creen ese cuento y terminan enganchados a la droga y desenganchados de la praxis revolucionaria. En este caso la impotencia psicológica se oculta mediante el subterfugio y la estúpida y suicida creencia de que esa persona concreta logrará controlar los efectos de la droga, o sea, que no caerá en la drogodependencia.
Hasta aquí una, la primera, de las dos razones de fondo de esa constante histórica. La segunda es que, además, la economía dineraria lleva en sus entrañas la lógica de la drogadicción masiva. Vamos a explicarlo con cierto detenimiento porque es un asunto estratégico. La impotencia del sujeto, sus miedos e incapacidades para realizar lo que necesita y desea, y lo que es peor, para ser consciente de que lo desea y necesita, no está exclusivamente en función del grado de desarrollo del conocimiento social, de la cultura alcanzada en su época, sino en función de determinados condicionantes objetivos, externos al sujeto concreto, que le imponen ya antes de haber nacido una determinada forma y marco de vida. El sujeto concreto nace con eso ya impuesto, desarrollado por las generaciones pasadas y, desde un momento determinado de la existencia de nuestra especie, marcado por las contradicciones siempre ásperas y muchas veces sangrientas que permiten a los opresores vivir a costa de l@s oprimid@s: propiedad privada patriarcal, propiedad privada de las fuerzas productivas y propiedad privada del ocupante del pueblo ocupado.
la llamada economía dineraría, es decir, la que tiene como centro de equivalencia universal de todas las cosas al dinero, la que reduce todo a valor en cualquier forma de dinero, es la síntesis histórica resultante, y en muchas sociedades que no podemos estudiar ahora la causa, de esas tres opresiones y sus correspondientes formas de propiedad privada. La economía dineraria no se preocupa de las personas, de las mujeres, niñ@s y ancian@s, de l@s trabajador@s, de la naturaleza, en cuanto tales, sino sólo como mercancías, como cosas que convenientemente utilizadas y explotadas, tratadas como esclav@s, máquinas o simples recursos naturales deben producir un beneficio del que se apropia la minoría propietaria. La economía dineraria hace, por tanto, que la persona, la que fuera, se transforme en cosa, en mercancía, en objeto propiedad del propietario. Desde luego que las formas e intensidades dependen de los diversos modos de producción que han surgido de la primera economía dineraria, y que ahora no podemos exponer. Pero lo fundamental es que todos los modos de producción específicos centrados en el dinero, se caracterizan por algo imprescindible para comprender el problema de las drogas: la doble necesidad de a) alienar y engañar a l@s oprimid@s y b) la necesidad de la minoría dominante de incumplir sus propias leyes reguladoras de la marcha económica, de la forma legal de obtener dinero. De las dos, ahora sólo vamos a centrarnos en la segunda.
la economía dineraria es corrupta por necesidad. es decir, para acumular más y más, para reunir más dinero, ha de incumplir sus propias leyes o ha de imponer leyes nuevas que beneficien exclusivamente a una reducida minoría de esa minoría, que le beneficien sólo a ella, que obliguen a las otras fracciones a aceptar bajo la amenaza de la fuerza, o del desastre económica, o simplemente por la fuerza del dinero. La corrupción, el fraude, el engaño, el soborno, la trampa, el timo, etc, son los primeros pasos, pasos previos a otros más productivos como el robo, el saqueo, la piratería, el asalto, la guerra, la invasión. todas las economías dinerarias han recurrido por necesidad a esos instrumentos desde que existen datos y registros históricos al respecto. No importa que sea una fracción o un grupo ultraminoritario de la minoría dominante la que recurra a esos métodos. Todo depende de cada época, de las características de cada forma económica, de las necesidades de cada fase histórica. Y lo que en unos años es un crimen o una virtud, deviene en un nefando vicio o en un excelso derecho en otros años: todo depende del beneficio. Con el capitalismo esta dialéctica entre ley y crimen se ha generalizado, multiplicado y enrevesado.
Antes de llegar al tema de las drogas actuales, hay que insistir en este tema crucial porque es la base para comprender que sólo en una sociedad en la que haya desaparecido para siempre el dinero y todo lo que implica, desaparecerá la corrupción y de rebote la droga. Para decirlo clara, llana y simplemente: sólo con la sociedad comunista desaparecerá la necesidad alienada de la droga. Aunque más adelante volveremos sobre este asunto, ahora vamos a explicar una cosa: la necesidad de acumular más y más dinero obliga a la clase dominante a ampliar los negocios ilícitos, ilegales, corruptos, criminales y genocidas. El que fracciones de esa clase se resistan o se enfrenten incluso a esa necesidad sólo muestra las contradicciones internas del sistema. Pero la clase dominante, como unidad, tiene infinitos recursos para extraer inmensos beneficios de la llamada muy correctamente "economía criminal" que es otra de las formas, como la llamada "economía sumergida", el "trabajo negro", de enriquecimiento. No importa que sean drogas, armas, obras de arte, productos prohibidos por aranceles especiales, especies animales exóticas y en riesgo inminente de extinción, o carne humana en cualquiera de sus formas: trabajador@s sin papeles, comercio sexual mediante prostitut@s, niñ@s viv@s para cualquier cosa incluso mantenerlos viv@s hasta extraerles los órganos de transplantes, u órganos humanos recién muertos para transplantes o experimentación científica comprados o arrancados inhumanamente a gente joven del tercer y cuarto mundos en sus propios países... Todo esto ¡y mucho más! sucede dentro de la rama criminal de la economía capitalista.
Existen infinidad de mecanismos legales, paralegales y alegales dentro de la inmensa burocracia burguesa para blanquear las ingentes e inmensas sobreganancias libres de todo impuesto que el capitalismo como unidad extrae de la rama criminal de su economía. Recordemos que el calificativo de criminal depende de la correlación de fuerzas intraburguesas y sobre todo de la tasa media de beneficio que rinda cada forma concreta de esa economía criminal, pero no podemos extendernos en este importante asunto que, empero, es decisivo para comprender una de las dos razones de fondo del debate sobre la legalización o ilegalización del consumo de drogas, aunque a este tema concreto sí volveremos.
Cada rama o sector de la economía criminal tiene sus propias características, y exige sus mecanismos organizativos ilegales o paralegales específicos: por ejemplo, el tráfico internacional de armas no puede moverse con los mismos sistemas que el tráfico ilegal de patentes, o que el tráfico ilegal de biotecnologías, etc. Pero existe una especie de regla por la que la corrupción necesaria para el rendimiento de la economía criminal está en directa relación con la corrupción e implicación de los aparatos estatales y de sistemas paralelos de las grandes finanzas. Por ejemplo, el tráfico de armas a gran escala sería imposible sin la corrupción de amplios sectores administrativos, empresariales y financieros. Cuando los intereses de todos ellos, y del capital dominante en ese Estado, se hacen lo suficientemente importantes, en ese momento, el sistema en su conjunto, con el apoyo legal y político necesario, da el salto, legaliza e institucionaliza el antiguo comercio ilegal de armas y lo convierte en uno de los pilares político-económicos decisivos de ese Estado a nivel interno y externo. Se pasa así del negocio ilegal a las grandes corporaciones del complejo industrial-militar, como una de las ramas productivas más rentables del capitalismo en general y en ese país concreto.
Con la llamada "economía de la droga" sucede en esencia lo mismo, pero con diversos matices que ahora no podemos precisar. El grueso, la casi totalidad de los productos psicoactivos, están ya integrados legalmente en las economías imperialistas. esta cuestión básica ha de quedar clara: sólo una muy reducida porción de las drogas que actualmente se consumen a escala planetaria están fuera de la economía legal aunque todas ellas dentro de la economía real. La poderosísima industria farmacéutica, esencialmente unida a la estratégica industria química, es la mayor productora de drogodependencias fabricadas para el mercado insaciable del orden médico burgués, y sus conexiones invisibles con los poderes de los países donde se cultivan las bases de las drogas hoy ilegales, son tan vitales que los grandes estados e instituciones imperialistas no toman medidas efectivas en su contra, pese a la propaganda papanata. Tras el poder químico-farmaceútico viene el poder de las también intocables agrobussines o transnacionales de la agroindustria. poderosísimas empresas, muy unidas por necesidades productivas a la industria química-insecticidas, plaguicidas, conservantes, edulcorantes, colorantes, etc, y sobre todo por la biotecnología e ingeniería genética- que dominan extensísimas áreas de las cada vez menores tierras cultivables del planeta, agotándolas con el monocultivo industrializado de drogas como el tabaco, la vid, el café, etc. Podríamos desgranar más la larga lista de la economía legal capitalista de la droga y de sus dependencias mutuas con la economía ilegal capitalista de la droga, pero pensamos que estos ejemplos sirven.
La producción industrial en masa de una variada gama de drogas dentro de la legalidad dominante, no anula sino que exige la existencia de producciones más reducidas e ilegales de drogas más potentes o específicas -por ejemplo, las químicas de uso en los circuitos del bakalao o por ejemplo, los alcoholes de pésima calidad que se mezclan o se beben a garganta limpia en ese mismo circuito, o por ejemplo, el contrabando en masa de tabaco extranjero que compite con el oficial, etc,- que de modo alguno cuestionan el liderato indiscutible de las empresas legales en la producción industrial masiva de droga. Su existencia se debe a una razón muy simple: a que cumplen la lógica capitalista del máximo beneficio en el menor tiempo posible aprovechando las áreas de mercado todavía no monopolizadas por la producción legal. En realidad, nos encontramos ante una de las características históricas del capitalismo, la de la lucha por el mercado existente y a la vez, la de crear nuevos mercados. Los grupos que se dedican al negocio ilegal de la droga han de arriesgarse más que los que ya tienen legalizado su cota de mercado, y ese riesgo se compensa con una sobreganancia superior en menor tiempo. Una de las condiciones de su negocio es la de abrir nuevos mercados, mercados hasta ese momento no dominados por el sector legalizado, que se limita a explotar el que ya domina: los psicofármacos legalizados de venta masiva, el alcohol y el tabaco de venta oficial, etc.
Impelidos por esa necesidad ciega, que también presiona de manera tan igualmente ciega e inmisericorde sobre y contra la empresa más legalista, los sectores ilegales se lanzan a la búsqueda y comercialización de nuevas drogas, de nuevos mercados para ellas y de nuevas justificaciones para su consumo. Las recientes drogas de diseño, las rutas de bakalao, el policonsumo caótico y compulsivo, etc, sólo se comprenden desde esta férrea lógica de la mutua competencia, de la tendencia a la caída del beneficio de la economía de la drogadicción. Desde luego que siempre parte de la base objetiva de la existencia de una profunda miseria subjetiva, miseria creciente. Pero que esta miseria subjetiva, la infelicidad que todo lo arrasa, crezca, no quiere decir que la única beneficiaria sea la economía criminal. No. Al contrario. Por lo común, mayoritariamente, es la economía legalizada de la droga la que más se beneficia. Todo el Orden Médico, desde el aparato psiquiátrico privado hasta la decrépita sanidad pública, y sobre todo la industria quimico-farmaceútica, son las que más y más tajada obtienen con y del malestar social creciente. Ahora bien, también aumentan las posibilidades para la fracción ilegal, aunque se la debe trabajar porque sigue siendo eso, ilegal.
Pero la ganancia para el sector ilegal se multiplica y se hace más fácil en determinados casos, en concreto cuando el poder necesita de la economía criminal para aplastar a l@s oprimid@s y cuando el sistema en su conjunto se encuentra en momento de cambio de fase histórica. Vayamos por partes. Empecemos por el segundo, por el del cambio de fase porque se trata de un tema que explica muchas cosas. La economía criminal aumenta su importancia, obviamente, en los momentos de caída de la tasa media de beneficio, es decir, cuando casi todos los capitalistas ven como sus ganancias descienden. En esos momentos, la economía criminal les ofrece muchas y excitantes posibilidades de inmensas sobreganancias. Una de las razones de las crisis estructurales, además de otras, es que las ramas productivas clásicas, las que se desarrollaron en el pasado y que fueron rentables durante toda una fase histórica, han entrado en agotamiento por razones que no podemos explicar ahora. Son varias las soluciones que tiene el capital para salir del agujero, pero una de ellas y de las más rápidas, sencillas y de inmediatos beneficios, es la de la economía criminal.
Por ejemplo, actualmente, decenas de miles de millones de dólares que circulan por el mundo como capital financiero bordean a diario la legalidad y en muchísimos casos la incumplen sin escrúpulos. Pues bien, la actual financiarización, el llamado globo financiero, o más correctamente la explosión especulativa sin precedentes en la historia del capitalismo, además de ser una muestra de la gravedad de la crisis estructural que padece, es una de las salidas desesperadas de que dispone aunque sus costos sean terribles para pueblos y continentes enteros, y también para pequeños y medianos capitalistas anticuados. Y la financiarización tiene mucho que ver con el blanqueo del dinero ganado con las drogas. El "blanqueo" del dinero no es otra cosa que el acto de legalizar e introducir en la economía oficial las sobreganancias que se obtienen ilegalmente en la economía criminal, no oficial. Actualmente, la economía ilegal de las drogas es una de las fuerzas que impulsan la mundialización al necesitar de las transnacionales y de la liberalización absoluta para el libre tránsito de capitales a escala planetaria, con el fin de acelerar el blanqueo de sus inmensos beneficios. Los tres grandes bloques hiperimperialistas que ya están muy adelantados en su formación: euroAlemania, área asiático-japonesa y dolarAmérica, así como las grandes corporaciones transnacionales, están interviniendo activamente en la brutal guerra silenciosa que se está librando por controlar parcelas de esa economía. Sería muy ilustrativo analizar cómo en cada paso del capitalismo de una fase histórica a otra, como sucede en el momento actual, han tenido especial papel tres factores: la guerra, las innovaciones tecnoindustriales y la economía criminal. Ahora, insistimos, estamos en un momento de tránsito así.
Partiendo de aquí, podemos comprender mejor que en este momento preciso, ahora mismo, y mirando a la sociedad vasca del siglo XXI, la economía criminal y en concreto su rama de la droga, juega un nuevo y más importante papel que en el pasado. Antes de seguir recordemos el típico recurso al envío ilegal o extraoficial, secreto, de armas a dictaduras criminales, o a la inversa, el apoyo extraoficial a contrarrevoluciones de todo pelaje. En estos casos, el negocio armamentístico y las redes de dinero ilegal, son decisivos. En otros casos son las drogas mal llamadas duras. En realidad el recurso a la droga como arma opresora entra también en el capítulo de la guerra bioquímica. La droga es utilizada como medio de desmovilización, desmoralización y destrucción. Cuando se trata de cumplir esos objetivos, el negocio ilegal parte con unas claras ventajas: por un lado, tiene el apoyo incondicional y decisivo de los servicios secretos, de las policías y del Estado. Es decir, además de contar con una absoluta impunidad para recibir la droga, venderla y repartir el beneficio, también disponen de la información más reciente sobre los objetivos, zonas y sectores a los que hay que llegar. Tampoco tenemos que olvidar el hecho del colaboracionismo de la prensa al silenciar las denuncias populares y cubrir con un espeso silencio todo lo que interese al poder. Por otro lado, quienes disponen de ese apoyo institucional no tienen ninguna competencia importante de los sectores que carecen de ese apoyo; o sea, el monopolio es casi absoluto pues la policía es la primera interesada en impedir o controlar cualquier competencia no controlada, deteniendo a los distribuidores, chantajeando o deteniendo a los jefes del negocio competitivo, etc.
Los objetivos que se pretenden lograr con la droga son múltiples, pero nos interesan cinco de ellos que tienen estas grandes características:
1º) Que buscan la destrucción durante mucho tiempo de l@s revolucionari@s, debido a que la guerra bioquímica, la droga, produce efectos muy prolongados en el tiempo, algunos de ellos para toda la vida, hasta la muerte.
2º) Que buscan ampliar la masa de afectados por la droga a los familiares y conocidos, pues estas personas han de cargar con los actos de los drogadictos, sobre todo si han contraído el virus del SIDA.
3º) Que buscan generalizar lo que llaman la "inseguridad ciudadana" con la subsiguiente legitimación del incremento de las fuerzas represivas, sobre todo en los pequeños tenderos, comerciantes, personas mayores, etc, es decir, en una de las franjas sociales más fácilmente manipulable por la demagogia autoritarista.
4º) Relacionado con lo anterior pero con específica motivación, que buscan extender el individualismo más agresivo, el sálvese quien pueda, el darwinismo social de la supervivencia del más fuerte, pues la ideología de la droga es inseparable de esa mitología autoritaria, racista y machista, aunque algunas justificaciones para su inicial y primer consumo hablen de la "diversión colectiva", la "juerga en cuadrilla", etc.
5º) Que buscan ampliar la información policial, el control social, los medios de infiltración y hasta provocación en las organizaciones colectivas, sociales, populares de todo tipo, por no hablar de las organizaciones revolucionarias.
La consecución de estos y otros objetivos, exige organizaciones amplias y diversificadas, pero muy centralizadas. El propio sistema es el interesado en ocultar la verdadera amplitud de las redes organizativas de la economía de la droga. Nos ofrece una visión oficial de esas redes: la del pequeño yonki y la del camello desarrapado, pero nos oculta la enorme complejidad de esa rama de la economía capitalista. Las izquierdas, por lo general, se han tragado inocentemente esa versión, aunque la izquierda abertzale ha avanzado mucho en ese campo demostrando la unión de las fuerzas de ocupación con determinados sectores de las clases burguesas media y alta en la rama ilegal. Pero antes de seguir el análisis, hay que decir que el funcionamiento de cualquier reparto de droga es esencialmente el mismo que el de cualquier reparto de otra mercancía capitalista, salvando obviamente algunas distancia secundarias para los fines de nuestro estudio. Es el mismo, debe ser el mismo, porque lo que rige, lubrica y mide su efectividad es la ley del beneficio. En los casos en los que el opresor necesita el arma de la droga para aplastar a l@s oprimid@s, la efectividad de esta ley se hace aún más demoledora porque las fuerzas represivas aseguran con su poder que quienes se integren en su negocio político-económico obtendrán mayores beneficios que el resto. Si, encima, quienes se integran en sus redes tienen la misma ideología opresora, odian a l@s oprimid@s y a sus reivindicaciones, entonces la ley del beneficio funcionará a las mil maravillas.
Cada rama concreta de la economía de la droga tiene sus peculiaridades organizativas propias, pero todas ellas funcionan idénticamente en el fondo. Independientemente de que sea legal o ilegal el producto que lanza al mercado, el esquema en esencia es el mismo: un centro controlador, que surte del producto, que regula su reparto y contabiliza muy rigurosamente el beneficio obtenido. Este centro, que puede ser el departamento de distribución y venta de una multinacional de psicofármacos o de Tabacalera o de Bodegas El Rey, o el despacho de una comisaría o cuartelillo, o el tugurio de una pequeña banda de barrio obrero, controla todo el proceso e impone severos castigos o grandes recompensas a quienes no llegan al nivel estipulado de ventas o a quienes lo superan con creces. Los castigos y recompensas estarán relacionados con la empresa concreta, con su compromiso con la legalidad o sus tratos ilegales, etc, pero, insistimos, la lógica es la misma. Incluso es la misma para la drogodependencia religiosa, para el opio religioso: aquí también funciona la misma estructura ultracentralizada y ultrajerarquizada que en cualquier otra empresa de la economía de la droga. Lo que ocurre es que la drogadicción religiosa se caracteriza por apurar al máximo la ley del beneficio en general gracias a que, por su misma naturaleza alienada, rentabiliza a tope lo que se llama "capital simbólico", es decir, el conjunto de factores subjetivos, creencias, referentes, supercherías y mitos fantásticos que llevan en su interior una enorme carga de poder opresivo, de fuerzas de alienación psicofísica y de delegacionismo y dependencia, de modo que a la empresa concreta, a la iglesia, le revierte un beneficio global no estrictamente económico aunque también económico. No hace falta decir cuales son los instrumentos de condena o gratificación de la empresa religiosa de drogodependencia: el infierno o el cielo.
Una de las diferencias más llamativas entre las empresas legales y las ilegales del negocio de las drogas es que las segundas tienen a su cargo una mayor cantidad de empleados provenientes del lumpen y de l@s llamad@s marginad@s, de las franjas más empobrecidas del proletariado, etc. Ello es debido a que estos sectores tienen, de un lado, una urgencia vital para encontrar subsistencia con cualquier "trabajo" por ilegal que sea, carecen pues de escrúpulos; de otro lado, estos sectores por lo general ya están relacionados con niveles de economía criminal por lo que no tienen mayores dificultades de contacto y hasta disponen de sus correspondientes credenciales, títulos de trabajo, recomendaciones y referencias de otros empleos en la economía ilegal, lo que incluso les hace más vulnerables ante los chantajes y amenazas de su patronal y de las policías que usan sus ficheros, condenas y casos no resueltos para explotarlos más intensamente. Por último, estos sectores se caracterizan por apenas vivir inmersos en la cultura popular, en el código de valores del pueblo trabajador, pero también por tener su propia normativa, sus códigos propios, sus valores funcionales a la existencia que viven.
Lo que definimos como "desarraigo cultural" es, muchas veces, una cosa que no sabemos muy bien qué quiere decir: basta haber pasado por las cárceles o conocer un poco de cerca al "mundo de la delincuencia, la marginación y la droga", al "hampa", usando terminología tópica, para saber que este "mundo del hampa" tiene efectivamente su famoso "código del hampa". Sería muy ilustrativo analizar con cierto detenimiento los orígenes históricos, los componentes clasistas, patriarcales y nacionales de esos códigos, para ver cómo y por qué todas las izquierdas han tenido siempre más dificultades que las derechas para enraizar en ese mundo, excepto en momentos muy coyunturales y puntuales. El "mundo del hampa" es mucho más influenciable por las derechas que por las izquierdas porque su código de valores es substancialmente idéntico al de las derechas: depende y se centraliza en el dinero, en el individualismo, en la jerarquización y en el principio de que el fin justifica cualquier medio. Sin entrar ahora a una crítica de los peligros que encierra usar el término "desarraigo cultural", lo mismo que el de "anomia", tan querido por la sociología burguesa, debemos ser conscientes de que la ideología dominante en una sociedad es la ideología de su clase dominante. De que por eso mismo, los sectores más aplastados, desorganizados, atomizados y desestructurados del pueblo trabajador, sobre todo cuando su origen nacional es exterior al del país en el que malviven, esos sectores son especialmente propensos a aceptar la ideología dominante, o para decirlo más adecuadamente, sub-ideologías ramales pertenecientes al tronco sociohistórico de la ideología burguesa. Mucho más podemos decir, y a la vez delimitar la utilidad científico-crítica, o sea, para revolucionar el mundo real, si nos extendiéramos a la ideología patriarcal, machista y sexista, y a la ideología occidentalista, racista y gran-nacionalista. Pero carecemos de espacio.
Por la espesa alienación que padecen, esas franjas oprimidas son más propensas a seguir a la derecha que a la izquierda. Por eso, dentro de esas franjas existen sectores, el llamado "mundo del hampa" especialmente propensos, cuando no ya determinados por sus malvivencias infantiles, familiares, cotidianas, contextuales, etc, a ser empleados en el negocio ilegal de las drogas o en cualquier otra rama de la economía criminal. Y en determinados momentos de apuro para el poder opresor, cuando necesita ampliar sus ataques a l@s oprimid@s, en esos momentos son precisamente esos sectores los que surten la mayoría de tropas de base de los selectos cuerpos represivos, de la guerra sucia mas sanguinaria, de las bandas fascistas y racistas, etc. Esta incontrovertible lección histórica no anula la presencia de otros sectores e incluso de cachorros de la burguesía, pero son los primeros los que forman el cuerpo de tropa de esas organizaciones. Ocurre que con el desarrollo del pago a plazos y del crédito de baja cantidad pero suficiente para los niveles más bajos, con esos cambios, aparentemente se extinguieron las fronteras de clase y las distancias dentro de las mismas clases. De este modo, a simple vista desaparecieron esas bases sociales. Ni remotamente es así. Al contrario: desinflado el globo del "milagro económico" reaparecen y con más fuerza y extensión. Y muchos de sus miembros se resisten a una caída de sus niveles de consumo entrando en la economía criminal antes que sus predecesores, con menos edad, mas jóvenes. El impacto de la TV como nuevo y casi todopoderoso sistema educativo y normativo empieza a ser decisivo en la propagación de las llamadas "nuevas delincuencias", "nuevas violencias", etc.
Por tanto, a lo que estamos asistiendo fundamentalmente es a un recrudecimiento de la economía criminal como consecuencia del tránsito del capitalismo hacia una nueva fase histórica de su evolución, fase a la que se le dan muchos nombres: mundialización, globalización, haciendo una sopa o tortilla o ensalada muy variopinta. En los contextos en los que se aúnan y sintetizan todas sus contradicciones, y Euskal Herria es uno de los más explosivos en Europa, el poder capitalista no duda en recurrir a métodos y tácticas anteriores aunque con añadidos e innovaciones que hacen que la resultante de esos cambios sea algo nuevo, que supera lo viejo e integra lo permanente. La economía criminal en sus múltiples ramas es una pieza importante en ese tránsito, y más importante aún como instrumento integrado en la nueva represión global. Desde esta perspectiva, todo lo relacionado con las drogas debe ser reestudiado a la luz de las nuevas realidades y de las nuevas estrategias opresivas. Por ejemplo, el debate sobre el policonsumo, la legalización, el papel de la prensa y de la TV en la legitimación de una forma de vida que necesita las nuevas drogodependencias, el papel que el poder quiere dar a las nuevas drogas en la nueva miseria de la juventud vasca, etc, etc, éstas y otras muchas cuestiones claves para entender qué está sucediendo, qué está cambiando, hacia dónde y por qué, deben ser estudiadas partiendo del criterio de que nos encontramos en un período de cambio de fase histórica del capitalismo mundial, del capitalismo europeo, de los propios Estados español y francés Y de EUSKAL HERRIA. Si no partimos de esta base, no daremos ningún paso adelante porque no sabremos ni siquiera hacernos las dos preguntas elementales: ¿qué cambios nuevos y porqué está introduciendo el poder opresor en la guerra bioquímica que padecemos? y ¿cómo y para qué combatirla?.
Las drogas, una industria capitalista y opresora, y la juventud abertzale
1. Objetivos para la juventud Abertzale respecto de las Drogas.
El papel de la juventud abertzale en todo lo relacionado con las drogas ha de abarcar cuatro niveles que ahora sintetizamos pero que iremos viendo más detenidamente a lo largo del texto:
1º- Denuncia pública sistemática de las causas e intereses que hay debajo de las drogas.
2º.- Divulgación por todos los medios posibles de una alternativa global, vital, contra las drogas.
3º.- Movilización práctica propia contra las drogas y apoyo a las movilizaciones similares que otros grupos organicen.
4º.- Reflexión crítica interna contra las drogas.
No hace falta decir que los cuatro niveles se apoyan y se exigen mutuamente.
2. Diagnóstico
Dejando de lado el uso de algunas drogas como elementos curativos, tranquilizantes y euforizantes, así como recursos exteriores para acceder a estados mentales "interiores", de contacto con los dioses, etc, características ambas existentes desde lo más remoto de los tiempos, también es incuestionable que las drogas se han usado desde un determinado momento, que luego veremos, como lo que son: elementos psicoactivos que alienan al sujeto, le hacen olvidar su mísera malvivencia, le transportan a un mundo irreal, ficticio, falso e inexistente, pero tramposo al principio y luego, mortal.
Dos son las razones de fondo de esta constante histórica: la primera es la contradicción entre el mundo objetivo injusto, limitado, peligroso, tenso, insatisfactorio, amargo, aparentemente incognoscible e inmóvil, por un lado y por otro, los deseos, sueños, anhelos y desesperaciones subjetivas de quienes quieren salir de esa amargura existencial sin saber cómo o sin atreverse a luchar por y para ello. Esta contradicción generalmente inconsciente entre el quiero pero no me atrevo, es una de las causas del recurso a las drogas como solución alternativa. Decimos una porque existen más, pero todas ellas nos remiten en última instancia a la incapacidad de la persona concreta a dar el paso primero que le encamine por el sendero de su liberación. Muchas son las formas en las que esa incapacidad se plasma, se materializa, dependiendo de las condiciones históricas, pero esa incapacidad, ese miedo e impotencia, puede reaparecer en determinados momentos, en situaciones de crisis de autoconfianza, tras derrotas personales o colectivas, tras decepciones y reveses que no pueden ser analizados y comprendidos con rigor, conscientemente, que aparentan responder a fuerzas inaccesibles, caprichosas, azarosas.
Esta impotencia también se plasma cuando en la cuadrilla, el grupo y el contexto cotidiano en el que nos movemos, una persona con influencia, o un recién llegado, o quien sea, empieza a introducir una droga nueva que promete más paraísos que las drogas ya socialmente establecidas. Si las condiciones del entorno son propicias por el alto nivel de la contradicción arriba expuesta, la droga nueva puede imponerse. La ausencia de un conocimiento crítico y alternativo sobre las causas e intereses de las drogas facilitan esa implantación.
Pero hay otra forma más peligrosa de ocultar esa contradicción, esa impotencia de la persona, y es presentar la droga nueva o un uso nuevo de la vieja, o una mezcla de todas ellas, como un instrumento de lucha y de liberación pseudorevolucionaria. La experiencia histórica muestra, al respecto, dos cosas muy unidas: una, que esa creencia y la droga unida a ella, es introducida por el poder opresor, con la finalidad de arrasar la vida colectiva. los casos son tan concluyentes que no nos extendemos. La otra es que si las organizaciones revolucionarias no tienen muy claro el peligro de esa maniobra enemiga, y no han desarrollado los instrumentos adecuados para combatirla, esa mentira -la de la droga como medio de liberación- termina aceptándose en gente militante pero sobre todo en gente que tiene poca experiencia militante. Es decir, que son los sectores más jóvenes y algunos ya experimentados los que se creen ese cuento y terminan enganchados a la droga y desenganchados de la praxis revolucionaria. En este caso la impotencia psicológica se oculta mediante el subterfugio y la estúpida y suicida creencia de que esa persona concreta logrará controlar los efectos de la droga, o sea, que no caerá en la drogodependencia.
Hasta aquí una, la primera, de las dos razones de fondo de esa constante histórica. La segunda es que, además, la economía dineraria lleva en sus entrañas la lógica de la drogadicción masiva. Vamos a explicarlo con cierto detenimiento porque es un asunto estratégico. La impotencia del sujeto, sus miedos e incapacidades para realizar lo que necesita y desea, y lo que es peor, para ser consciente de que lo desea y necesita, no está exclusivamente en función del grado de desarrollo del conocimiento social, de la cultura alcanzada en su época, sino en función de determinados condicionantes objetivos, externos al sujeto concreto, que le imponen ya antes de haber nacido una determinada forma y marco de vida. El sujeto concreto nace con eso ya impuesto, desarrollado por las generaciones pasadas y, desde un momento determinado de la existencia de nuestra especie, marcado por las contradicciones siempre ásperas y muchas veces sangrientas que permiten a los opresores vivir a costa de l@s oprimid@s: propiedad privada patriarcal, propiedad privada de las fuerzas productivas y propiedad privada del ocupante del pueblo ocupado.
la llamada economía dineraría, es decir, la que tiene como centro de equivalencia universal de todas las cosas al dinero, la que reduce todo a valor en cualquier forma de dinero, es la síntesis histórica resultante, y en muchas sociedades que no podemos estudiar ahora la causa, de esas tres opresiones y sus correspondientes formas de propiedad privada. La economía dineraria no se preocupa de las personas, de las mujeres, niñ@s y ancian@s, de l@s trabajador@s, de la naturaleza, en cuanto tales, sino sólo como mercancías, como cosas que convenientemente utilizadas y explotadas, tratadas como esclav@s, máquinas o simples recursos naturales deben producir un beneficio del que se apropia la minoría propietaria. La economía dineraria hace, por tanto, que la persona, la que fuera, se transforme en cosa, en mercancía, en objeto propiedad del propietario. Desde luego que las formas e intensidades dependen de los diversos modos de producción que han surgido de la primera economía dineraria, y que ahora no podemos exponer. Pero lo fundamental es que todos los modos de producción específicos centrados en el dinero, se caracterizan por algo imprescindible para comprender el problema de las drogas: la doble necesidad de a) alienar y engañar a l@s oprimid@s y b) la necesidad de la minoría dominante de incumplir sus propias leyes reguladoras de la marcha económica, de la forma legal de obtener dinero. De las dos, ahora sólo vamos a centrarnos en la segunda.
la economía dineraria es corrupta por necesidad. es decir, para acumular más y más, para reunir más dinero, ha de incumplir sus propias leyes o ha de imponer leyes nuevas que beneficien exclusivamente a una reducida minoría de esa minoría, que le beneficien sólo a ella, que obliguen a las otras fracciones a aceptar bajo la amenaza de la fuerza, o del desastre económica, o simplemente por la fuerza del dinero. La corrupción, el fraude, el engaño, el soborno, la trampa, el timo, etc, son los primeros pasos, pasos previos a otros más productivos como el robo, el saqueo, la piratería, el asalto, la guerra, la invasión. todas las economías dinerarias han recurrido por necesidad a esos instrumentos desde que existen datos y registros históricos al respecto. No importa que sea una fracción o un grupo ultraminoritario de la minoría dominante la que recurra a esos métodos. Todo depende de cada época, de las características de cada forma económica, de las necesidades de cada fase histórica. Y lo que en unos años es un crimen o una virtud, deviene en un nefando vicio o en un excelso derecho en otros años: todo depende del beneficio. Con el capitalismo esta dialéctica entre ley y crimen se ha generalizado, multiplicado y enrevesado.
Antes de llegar al tema de las drogas actuales, hay que insistir en este tema crucial porque es la base para comprender que sólo en una sociedad en la que haya desaparecido para siempre el dinero y todo lo que implica, desaparecerá la corrupción y de rebote la droga. Para decirlo clara, llana y simplemente: sólo con la sociedad comunista desaparecerá la necesidad alienada de la droga. Aunque más adelante volveremos sobre este asunto, ahora vamos a explicar una cosa: la necesidad de acumular más y más dinero obliga a la clase dominante a ampliar los negocios ilícitos, ilegales, corruptos, criminales y genocidas. El que fracciones de esa clase se resistan o se enfrenten incluso a esa necesidad sólo muestra las contradicciones internas del sistema. Pero la clase dominante, como unidad, tiene infinitos recursos para extraer inmensos beneficios de la llamada muy correctamente "economía criminal" que es otra de las formas, como la llamada "economía sumergida", el "trabajo negro", de enriquecimiento. No importa que sean drogas, armas, obras de arte, productos prohibidos por aranceles especiales, especies animales exóticas y en riesgo inminente de extinción, o carne humana en cualquiera de sus formas: trabajador@s sin papeles, comercio sexual mediante prostitut@s, niñ@s viv@s para cualquier cosa incluso mantenerlos viv@s hasta extraerles los órganos de transplantes, u órganos humanos recién muertos para transplantes o experimentación científica comprados o arrancados inhumanamente a gente joven del tercer y cuarto mundos en sus propios países... Todo esto ¡y mucho más! sucede dentro de la rama criminal de la economía capitalista.
Existen infinidad de mecanismos legales, paralegales y alegales dentro de la inmensa burocracia burguesa para blanquear las ingentes e inmensas sobreganancias libres de todo impuesto que el capitalismo como unidad extrae de la rama criminal de su economía. Recordemos que el calificativo de criminal depende de la correlación de fuerzas intraburguesas y sobre todo de la tasa media de beneficio que rinda cada forma concreta de esa economía criminal, pero no podemos extendernos en este importante asunto que, empero, es decisivo para comprender una de las dos razones de fondo del debate sobre la legalización o ilegalización del consumo de drogas, aunque a este tema concreto sí volveremos.
Cada rama o sector de la economía criminal tiene sus propias características, y exige sus mecanismos organizativos ilegales o paralegales específicos: por ejemplo, el tráfico internacional de armas no puede moverse con los mismos sistemas que el tráfico ilegal de patentes, o que el tráfico ilegal de biotecnologías, etc. Pero existe una especie de regla por la que la corrupción necesaria para el rendimiento de la economía criminal está en directa relación con la corrupción e implicación de los aparatos estatales y de sistemas paralelos de las grandes finanzas. Por ejemplo, el tráfico de armas a gran escala sería imposible sin la corrupción de amplios sectores administrativos, empresariales y financieros. Cuando los intereses de todos ellos, y del capital dominante en ese Estado, se hacen lo suficientemente importantes, en ese momento, el sistema en su conjunto, con el apoyo legal y político necesario, da el salto, legaliza e institucionaliza el antiguo comercio ilegal de armas y lo convierte en uno de los pilares político-económicos decisivos de ese Estado a nivel interno y externo. Se pasa así del negocio ilegal a las grandes corporaciones del complejo industrial-militar, como una de las ramas productivas más rentables del capitalismo en general y en ese país concreto.
Con la llamada "economía de la droga" sucede en esencia lo mismo, pero con diversos matices que ahora no podemos precisar. El grueso, la casi totalidad de los productos psicoactivos, están ya integrados legalmente en las economías imperialistas. esta cuestión básica ha de quedar clara: sólo una muy reducida porción de las drogas que actualmente se consumen a escala planetaria están fuera de la economía legal aunque todas ellas dentro de la economía real. La poderosísima industria farmacéutica, esencialmente unida a la estratégica industria química, es la mayor productora de drogodependencias fabricadas para el mercado insaciable del orden médico burgués, y sus conexiones invisibles con los poderes de los países donde se cultivan las bases de las drogas hoy ilegales, son tan vitales que los grandes estados e instituciones imperialistas no toman medidas efectivas en su contra, pese a la propaganda papanata. Tras el poder químico-farmaceútico viene el poder de las también intocables agrobussines o transnacionales de la agroindustria. poderosísimas empresas, muy unidas por necesidades productivas a la industria química-insecticidas, plaguicidas, conservantes, edulcorantes, colorantes, etc, y sobre todo por la biotecnología e ingeniería genética- que dominan extensísimas áreas de las cada vez menores tierras cultivables del planeta, agotándolas con el monocultivo industrializado de drogas como el tabaco, la vid, el café, etc. Podríamos desgranar más la larga lista de la economía legal capitalista de la droga y de sus dependencias mutuas con la economía ilegal capitalista de la droga, pero pensamos que estos ejemplos sirven.
La producción industrial en masa de una variada gama de drogas dentro de la legalidad dominante, no anula sino que exige la existencia de producciones más reducidas e ilegales de drogas más potentes o específicas -por ejemplo, las químicas de uso en los circuitos del bakalao o por ejemplo, los alcoholes de pésima calidad que se mezclan o se beben a garganta limpia en ese mismo circuito, o por ejemplo, el contrabando en masa de tabaco extranjero que compite con el oficial, etc,- que de modo alguno cuestionan el liderato indiscutible de las empresas legales en la producción industrial masiva de droga. Su existencia se debe a una razón muy simple: a que cumplen la lógica capitalista del máximo beneficio en el menor tiempo posible aprovechando las áreas de mercado todavía no monopolizadas por la producción legal. En realidad, nos encontramos ante una de las características históricas del capitalismo, la de la lucha por el mercado existente y a la vez, la de crear nuevos mercados. Los grupos que se dedican al negocio ilegal de la droga han de arriesgarse más que los que ya tienen legalizado su cota de mercado, y ese riesgo se compensa con una sobreganancia superior en menor tiempo. Una de las condiciones de su negocio es la de abrir nuevos mercados, mercados hasta ese momento no dominados por el sector legalizado, que se limita a explotar el que ya domina: los psicofármacos legalizados de venta masiva, el alcohol y el tabaco de venta oficial, etc.
Impelidos por esa necesidad ciega, que también presiona de manera tan igualmente ciega e inmisericorde sobre y contra la empresa más legalista, los sectores ilegales se lanzan a la búsqueda y comercialización de nuevas drogas, de nuevos mercados para ellas y de nuevas justificaciones para su consumo. Las recientes drogas de diseño, las rutas de bakalao, el policonsumo caótico y compulsivo, etc, sólo se comprenden desde esta férrea lógica de la mutua competencia, de la tendencia a la caída del beneficio de la economía de la drogadicción. Desde luego que siempre parte de la base objetiva de la existencia de una profunda miseria subjetiva, miseria creciente. Pero que esta miseria subjetiva, la infelicidad que todo lo arrasa, crezca, no quiere decir que la única beneficiaria sea la economía criminal. No. Al contrario. Por lo común, mayoritariamente, es la economía legalizada de la droga la que más se beneficia. Todo el Orden Médico, desde el aparato psiquiátrico privado hasta la decrépita sanidad pública, y sobre todo la industria quimico-farmaceútica, son las que más y más tajada obtienen con y del malestar social creciente. Ahora bien, también aumentan las posibilidades para la fracción ilegal, aunque se la debe trabajar porque sigue siendo eso, ilegal.
Pero la ganancia para el sector ilegal se multiplica y se hace más fácil en determinados casos, en concreto cuando el poder necesita de la economía criminal para aplastar a l@s oprimid@s y cuando el sistema en su conjunto se encuentra en momento de cambio de fase histórica. Vayamos por partes. Empecemos por el segundo, por el del cambio de fase porque se trata de un tema que explica muchas cosas. La economía criminal aumenta su importancia, obviamente, en los momentos de caída de la tasa media de beneficio, es decir, cuando casi todos los capitalistas ven como sus ganancias descienden. En esos momentos, la economía criminal les ofrece muchas y excitantes posibilidades de inmensas sobreganancias. Una de las razones de las crisis estructurales, además de otras, es que las ramas productivas clásicas, las que se desarrollaron en el pasado y que fueron rentables durante toda una fase histórica, han entrado en agotamiento por razones que no podemos explicar ahora. Son varias las soluciones que tiene el capital para salir del agujero, pero una de ellas y de las más rápidas, sencillas y de inmediatos beneficios, es la de la economía criminal.
Por ejemplo, actualmente, decenas de miles de millones de dólares que circulan por el mundo como capital financiero bordean a diario la legalidad y en muchísimos casos la incumplen sin escrúpulos. Pues bien, la actual financiarización, el llamado globo financiero, o más correctamente la explosión especulativa sin precedentes en la historia del capitalismo, además de ser una muestra de la gravedad de la crisis estructural que padece, es una de las salidas desesperadas de que dispone aunque sus costos sean terribles para pueblos y continentes enteros, y también para pequeños y medianos capitalistas anticuados. Y la financiarización tiene mucho que ver con el blanqueo del dinero ganado con las drogas. El "blanqueo" del dinero no es otra cosa que el acto de legalizar e introducir en la economía oficial las sobreganancias que se obtienen ilegalmente en la economía criminal, no oficial. Actualmente, la economía ilegal de las drogas es una de las fuerzas que impulsan la mundialización al necesitar de las transnacionales y de la liberalización absoluta para el libre tránsito de capitales a escala planetaria, con el fin de acelerar el blanqueo de sus inmensos beneficios. Los tres grandes bloques hiperimperialistas que ya están muy adelantados en su formación: euroAlemania, área asiático-japonesa y dolarAmérica, así como las grandes corporaciones transnacionales, están interviniendo activamente en la brutal guerra silenciosa que se está librando por controlar parcelas de esa economía. Sería muy ilustrativo analizar cómo en cada paso del capitalismo de una fase histórica a otra, como sucede en el momento actual, han tenido especial papel tres factores: la guerra, las innovaciones tecnoindustriales y la economía criminal. Ahora, insistimos, estamos en un momento de tránsito así.
Partiendo de aquí, podemos comprender mejor que en este momento preciso, ahora mismo, y mirando a la sociedad vasca del siglo XXI, la economía criminal y en concreto su rama de la droga, juega un nuevo y más importante papel que en el pasado. Antes de seguir recordemos el típico recurso al envío ilegal o extraoficial, secreto, de armas a dictaduras criminales, o a la inversa, el apoyo extraoficial a contrarrevoluciones de todo pelaje. En estos casos, el negocio armamentístico y las redes de dinero ilegal, son decisivos. En otros casos son las drogas mal llamadas duras. En realidad el recurso a la droga como arma opresora entra también en el capítulo de la guerra bioquímica. La droga es utilizada como medio de desmovilización, desmoralización y destrucción. Cuando se trata de cumplir esos objetivos, el negocio ilegal parte con unas claras ventajas: por un lado, tiene el apoyo incondicional y decisivo de los servicios secretos, de las policías y del Estado. Es decir, además de contar con una absoluta impunidad para recibir la droga, venderla y repartir el beneficio, también disponen de la información más reciente sobre los objetivos, zonas y sectores a los que hay que llegar. Tampoco tenemos que olvidar el hecho del colaboracionismo de la prensa al silenciar las denuncias populares y cubrir con un espeso silencio todo lo que interese al poder. Por otro lado, quienes disponen de ese apoyo institucional no tienen ninguna competencia importante de los sectores que carecen de ese apoyo; o sea, el monopolio es casi absoluto pues la policía es la primera interesada en impedir o controlar cualquier competencia no controlada, deteniendo a los distribuidores, chantajeando o deteniendo a los jefes del negocio competitivo, etc.
Los objetivos que se pretenden lograr con la droga son múltiples, pero nos interesan cinco de ellos que tienen estas grandes características:
1º) Que buscan la destrucción durante mucho tiempo de l@s revolucionari@s, debido a que la guerra bioquímica, la droga, produce efectos muy prolongados en el tiempo, algunos de ellos para toda la vida, hasta la muerte.
2º) Que buscan ampliar la masa de afectados por la droga a los familiares y conocidos, pues estas personas han de cargar con los actos de los drogadictos, sobre todo si han contraído el virus del SIDA.
3º) Que buscan generalizar lo que llaman la "inseguridad ciudadana" con la subsiguiente legitimación del incremento de las fuerzas represivas, sobre todo en los pequeños tenderos, comerciantes, personas mayores, etc, es decir, en una de las franjas sociales más fácilmente manipulable por la demagogia autoritarista.
4º) Relacionado con lo anterior pero con específica motivación, que buscan extender el individualismo más agresivo, el sálvese quien pueda, el darwinismo social de la supervivencia del más fuerte, pues la ideología de la droga es inseparable de esa mitología autoritaria, racista y machista, aunque algunas justificaciones para su inicial y primer consumo hablen de la "diversión colectiva", la "juerga en cuadrilla", etc.
5º) Que buscan ampliar la información policial, el control social, los medios de infiltración y hasta provocación en las organizaciones colectivas, sociales, populares de todo tipo, por no hablar de las organizaciones revolucionarias.
La consecución de estos y otros objetivos, exige organizaciones amplias y diversificadas, pero muy centralizadas. El propio sistema es el interesado en ocultar la verdadera amplitud de las redes organizativas de la economía de la droga. Nos ofrece una visión oficial de esas redes: la del pequeño yonki y la del camello desarrapado, pero nos oculta la enorme complejidad de esa rama de la economía capitalista. Las izquierdas, por lo general, se han tragado inocentemente esa versión, aunque la izquierda abertzale ha avanzado mucho en ese campo demostrando la unión de las fuerzas de ocupación con determinados sectores de las clases burguesas media y alta en la rama ilegal. Pero antes de seguir el análisis, hay que decir que el funcionamiento de cualquier reparto de droga es esencialmente el mismo que el de cualquier reparto de otra mercancía capitalista, salvando obviamente algunas distancia secundarias para los fines de nuestro estudio. Es el mismo, debe ser el mismo, porque lo que rige, lubrica y mide su efectividad es la ley del beneficio. En los casos en los que el opresor necesita el arma de la droga para aplastar a l@s oprimid@s, la efectividad de esta ley se hace aún más demoledora porque las fuerzas represivas aseguran con su poder que quienes se integren en su negocio político-económico obtendrán mayores beneficios que el resto. Si, encima, quienes se integran en sus redes tienen la misma ideología opresora, odian a l@s oprimid@s y a sus reivindicaciones, entonces la ley del beneficio funcionará a las mil maravillas.
Cada rama concreta de la economía de la droga tiene sus peculiaridades organizativas propias, pero todas ellas funcionan idénticamente en el fondo. Independientemente de que sea legal o ilegal el producto que lanza al mercado, el esquema en esencia es el mismo: un centro controlador, que surte del producto, que regula su reparto y contabiliza muy rigurosamente el beneficio obtenido. Este centro, que puede ser el departamento de distribución y venta de una multinacional de psicofármacos o de Tabacalera o de Bodegas El Rey, o el despacho de una comisaría o cuartelillo, o el tugurio de una pequeña banda de barrio obrero, controla todo el proceso e impone severos castigos o grandes recompensas a quienes no llegan al nivel estipulado de ventas o a quienes lo superan con creces. Los castigos y recompensas estarán relacionados con la empresa concreta, con su compromiso con la legalidad o sus tratos ilegales, etc, pero, insistimos, la lógica es la misma. Incluso es la misma para la drogodependencia religiosa, para el opio religioso: aquí también funciona la misma estructura ultracentralizada y ultrajerarquizada que en cualquier otra empresa de la economía de la droga. Lo que ocurre es que la drogadicción religiosa se caracteriza por apurar al máximo la ley del beneficio en general gracias a que, por su misma naturaleza alienada, rentabiliza a tope lo que se llama "capital simbólico", es decir, el conjunto de factores subjetivos, creencias, referentes, supercherías y mitos fantásticos que llevan en su interior una enorme carga de poder opresivo, de fuerzas de alienación psicofísica y de delegacionismo y dependencia, de modo que a la empresa concreta, a la iglesia, le revierte un beneficio global no estrictamente económico aunque también económico. No hace falta decir cuales son los instrumentos de condena o gratificación de la empresa religiosa de drogodependencia: el infierno o el cielo.
Una de las diferencias más llamativas entre las empresas legales y las ilegales del negocio de las drogas es que las segundas tienen a su cargo una mayor cantidad de empleados provenientes del lumpen y de l@s llamad@s marginad@s, de las franjas más empobrecidas del proletariado, etc. Ello es debido a que estos sectores tienen, de un lado, una urgencia vital para encontrar subsistencia con cualquier "trabajo" por ilegal que sea, carecen pues de escrúpulos; de otro lado, estos sectores por lo general ya están relacionados con niveles de economía criminal por lo que no tienen mayores dificultades de contacto y hasta disponen de sus correspondientes credenciales, títulos de trabajo, recomendaciones y referencias de otros empleos en la economía ilegal, lo que incluso les hace más vulnerables ante los chantajes y amenazas de su patronal y de las policías que usan sus ficheros, condenas y casos no resueltos para explotarlos más intensamente. Por último, estos sectores se caracterizan por apenas vivir inmersos en la cultura popular, en el código de valores del pueblo trabajador, pero también por tener su propia normativa, sus códigos propios, sus valores funcionales a la existencia que viven.
Lo que definimos como "desarraigo cultural" es, muchas veces, una cosa que no sabemos muy bien qué quiere decir: basta haber pasado por las cárceles o conocer un poco de cerca al "mundo de la delincuencia, la marginación y la droga", al "hampa", usando terminología tópica, para saber que este "mundo del hampa" tiene efectivamente su famoso "código del hampa". Sería muy ilustrativo analizar con cierto detenimiento los orígenes históricos, los componentes clasistas, patriarcales y nacionales de esos códigos, para ver cómo y por qué todas las izquierdas han tenido siempre más dificultades que las derechas para enraizar en ese mundo, excepto en momentos muy coyunturales y puntuales. El "mundo del hampa" es mucho más influenciable por las derechas que por las izquierdas porque su código de valores es substancialmente idéntico al de las derechas: depende y se centraliza en el dinero, en el individualismo, en la jerarquización y en el principio de que el fin justifica cualquier medio. Sin entrar ahora a una crítica de los peligros que encierra usar el término "desarraigo cultural", lo mismo que el de "anomia", tan querido por la sociología burguesa, debemos ser conscientes de que la ideología dominante en una sociedad es la ideología de su clase dominante. De que por eso mismo, los sectores más aplastados, desorganizados, atomizados y desestructurados del pueblo trabajador, sobre todo cuando su origen nacional es exterior al del país en el que malviven, esos sectores son especialmente propensos a aceptar la ideología dominante, o para decirlo más adecuadamente, sub-ideologías ramales pertenecientes al tronco sociohistórico de la ideología burguesa. Mucho más podemos decir, y a la vez delimitar la utilidad científico-crítica, o sea, para revolucionar el mundo real, si nos extendiéramos a la ideología patriarcal, machista y sexista, y a la ideología occidentalista, racista y gran-nacionalista. Pero carecemos de espacio.
Por la espesa alienación que padecen, esas franjas oprimidas son más propensas a seguir a la derecha que a la izquierda. Por eso, dentro de esas franjas existen sectores, el llamado "mundo del hampa" especialmente propensos, cuando no ya determinados por sus malvivencias infantiles, familiares, cotidianas, contextuales, etc, a ser empleados en el negocio ilegal de las drogas o en cualquier otra rama de la economía criminal. Y en determinados momentos de apuro para el poder opresor, cuando necesita ampliar sus ataques a l@s oprimid@s, en esos momentos son precisamente esos sectores los que surten la mayoría de tropas de base de los selectos cuerpos represivos, de la guerra sucia mas sanguinaria, de las bandas fascistas y racistas, etc. Esta incontrovertible lección histórica no anula la presencia de otros sectores e incluso de cachorros de la burguesía, pero son los primeros los que forman el cuerpo de tropa de esas organizaciones. Ocurre que con el desarrollo del pago a plazos y del crédito de baja cantidad pero suficiente para los niveles más bajos, con esos cambios, aparentemente se extinguieron las fronteras de clase y las distancias dentro de las mismas clases. De este modo, a simple vista desaparecieron esas bases sociales. Ni remotamente es así. Al contrario: desinflado el globo del "milagro económico" reaparecen y con más fuerza y extensión. Y muchos de sus miembros se resisten a una caída de sus niveles de consumo entrando en la economía criminal antes que sus predecesores, con menos edad, mas jóvenes. El impacto de la TV como nuevo y casi todopoderoso sistema educativo y normativo empieza a ser decisivo en la propagación de las llamadas "nuevas delincuencias", "nuevas violencias", etc.
Por tanto, a lo que estamos asistiendo fundamentalmente es a un recrudecimiento de la economía criminal como consecuencia del tránsito del capitalismo hacia una nueva fase histórica de su evolución, fase a la que se le dan muchos nombres: mundialización, globalización, haciendo una sopa o tortilla o ensalada muy variopinta. En los contextos en los que se aúnan y sintetizan todas sus contradicciones, y Euskal Herria es uno de los más explosivos en Europa, el poder capitalista no duda en recurrir a métodos y tácticas anteriores aunque con añadidos e innovaciones que hacen que la resultante de esos cambios sea algo nuevo, que supera lo viejo e integra lo permanente. La economía criminal en sus múltiples ramas es una pieza importante en ese tránsito, y más importante aún como instrumento integrado en la nueva represión global. Desde esta perspectiva, todo lo relacionado con las drogas debe ser reestudiado a la luz de las nuevas realidades y de las nuevas estrategias opresivas. Por ejemplo, el debate sobre el policonsumo, la legalización, el papel de la prensa y de la TV en la legitimación de una forma de vida que necesita las nuevas drogodependencias, el papel que el poder quiere dar a las nuevas drogas en la nueva miseria de la juventud vasca, etc, etc, éstas y otras muchas cuestiones claves para entender qué está sucediendo, qué está cambiando, hacia dónde y por qué, deben ser estudiadas partiendo del criterio de que nos encontramos en un período de cambio de fase histórica del capitalismo mundial, del capitalismo europeo, de los propios Estados español y francés Y de EUSKAL HERRIA. Si no partimos de esta base, no daremos ningún paso adelante porque no sabremos ni siquiera hacernos las dos preguntas elementales: ¿qué cambios nuevos y porqué está introduciendo el poder opresor en la guerra bioquímica que padecemos? y ¿cómo y para qué combatirla?.
Re: Juventud revolucionaria y drogas
Si lo que quieres es hablar sobre la relacion entre el poder y las drogas, ya hay hilos abiertos sobre el tema. Y si lo que quieres es hablar a la juventud abertzale este no es el foro adecuado, ya que aquí no somos todos abertzales ni este foro está para tratar temas excluyentes. Y ademas tampoco es el subforo adecuado, ya que este es para temas de actualidad.was_on escribió:Este texto me ha parecido interesante:
Las drogas, una industria capitalista y opresora, y la juventud abertzale
1. Objetivos para la juventud Abertzale respecto de las Drogas.
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Re: Juventud revolucionaria y drogas
Debería cambiarse a higiene y ética anarquista o bien al foro de grupos, etc o a General.
Es un texto muy interesante para la formación, independientemente de que el sujeto elejido para desarrollarlo sea la juventud revolucionaria abertzale, fijarse en eso y no en el contenido me parece rozar lo anormal.
¿es del san vicente? De su mano hay textos muy plastas y prescindibles, pero hay otros de formación para la juventud muy interesantes, como por ejemplo el de "como aprender a pensar" o algo similar.
Es un texto muy interesante para la formación, independientemente de que el sujeto elejido para desarrollarlo sea la juventud revolucionaria abertzale, fijarse en eso y no en el contenido me parece rozar lo anormal.
¿es del san vicente? De su mano hay textos muy plastas y prescindibles, pero hay otros de formación para la juventud muy interesantes, como por ejemplo el de "como aprender a pensar" o algo similar.
Re: Juventud revolucionaria y drogas
¡que pasa! ¿que la juventud de Albacete no caga por el mismo agüjero que los abertzales. Pues a mi me parece que hacer esas discriminaciones si es ser anormal y aceptarlas tambien.Oposición Obrera escribió:
Es un texto muy interesante para la formación, independientemente de que el sujeto elejido para desarrollarlo sea la juventud revolucionaria abertzale, fijarse en eso y no en el contenido me parece rozar lo anormal.
Pues te aseguro que este texto me lo he leido, con mucho esfuerzo, la verdad, y me parece pero que muy plasta: no dice nada nuevo que no sepamos.Oposición Obrera escribió:
¿es del san vicente? De su mano hay textos muy plastas y prescindibles, pero hay otros de formación para la juventud muy interesantes, como por ejemplo el de "como aprender a pensar" o algo similar.
¿de verdad que tiene un texto para como aprender a pensar? ¡vaya tela!
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Re: Juventud revolucionaria y drogas
Eres tú quien levanta esas barreras al despreciar algo que viene de otro contexto. Cada cual escribe o milita en un contexto propio y va dirigido normalmente a ese contexto. Discriminación dices...supongo que la misma discriminación hacia los castellanoparlantes por hablar en euskera. O la misma discriminación si el títilo hubiera sido "para la juventud obrera del Barcelonés" o la "juventud antifascista madrileña"¡que pasa! ¿que la juventud de Albacete no caga por el mismo agüjero que los abertzales. Pues a mi me parece que hacer esas discriminaciones si es ser anormal y aceptarlas tambien.
¿Es plasta porque no dice nada que "no sepamos"? A mí no me parece plasta, pero claro, es una apreciación personal, creo que es fluido, esquemático, y aporta muchos elementos para aprender y debatir. Que no diga nada que tú no sepas, bueno, esque tu eres muy listo.Pues te aseguro que este texto me lo he leido, con mucho esfuerzo, la verdad, y me parece pero que muy plasta: no dice nada nuevo que no sepamos.
Sí, te vendría bien. Basicamente ofrece una metodología de autocrítica y debate interno en la militancia y en las organizaciones populares, en la vida personal y en el análisis de los discursos emanados por las estructuras de dominación que nos rodean con la finalidad de contruir un discurso propio y siempre actualizado frentre a las nuevas agresiones, o visicitudes de la militancia.¿de verdad que tiene un texto para como aprender a pensar? ¡vaya tela!
Re: Juventud revolucionaria y drogas
lo que tu digas hombre. Para ti la perra gorda.
yo por lo menos se distinguir quien viene a este foro a hacer proselitismo.
yo por lo menos se distinguir quien viene a este foro a hacer proselitismo.
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Re: Juventud revolucionaria y drogas
¿Quien viene a este foro a hacer proselitismo?yo por lo menos se distinguir quien viene a este foro a hacer proselitismo.
Re: Juventud revolucionaria y drogas
la lista no la tengo hecha todavía pero, desde luego, tú estás en ella.Oposición Obrera escribió:¿Quien viene a este foro a hacer proselitismo?yo por lo menos se distinguir quien viene a este foro a hacer proselitismo.
Última edición por CHINASKY el 12 Jun 2009, 14:53, editado 1 vez en total.
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Re: Juventud revolucionaria y drogas
Que miedo.
Y bueno ya que hablas en plural podrías decirnos quienes son. Por eso de acusar. (¿entra el autor de este hilo, entra quien participa en foros territoriales, entra quien te lleva la contraria?)
Y bueno ya que me mencionas, te exigo pruebas de dónde y de qué he realizado proselitismo.
La estrategia frentista (buenos-malos) es muy utilizada por quien solo tiene bilis y cero argumentos.
Y bueno ya que hablas en plural podrías decirnos quienes son. Por eso de acusar. (¿entra el autor de este hilo, entra quien participa en foros territoriales, entra quien te lleva la contraria?)
Y bueno ya que me mencionas, te exigo pruebas de dónde y de qué he realizado proselitismo.
La estrategia frentista (buenos-malos) es muy utilizada por quien solo tiene bilis y cero argumentos.
Re: Juventud revolucionaria y drogas
lo que pasa es que yo no tengo la cara dura de ir a foros leninistas y estalinistas a dejar articulos de pensadores y escritores anarquistas. Y tampoco voy pidiendo el voto para nadie. Y hablando mal de los compañeros que se han abstenido en estas ultimas elecciones. Mas claro, agua.
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Re: Juventud revolucionaria y drogas
Es decir, según tú sólo se puede publicar aquí textos anarquistas, y dentro de los textos anarquistas sólo los que te gusten a tí (los otros serán proselitistas). Por supuesto el autor de este hilo es ya leninista o estalinista y viene aquí a invadirnos el santuario anarquista.lo que pasa es que yo no tengo la cara dura de ir a foros leninistas y estalinistas a dejar articulos de pensadores y escritores anarquistas.
No se te ocurre que si alguien publica un texto que no te guste (por su contenido, no por anormalidades como el título o donde milita el autor) lo que puedes hacer es rebatirlo.
Y eso es hacer proselitismo...opinar en un hilo. Por otra parte no me sigue quedando claro ¿quien ha pedido el voto para nadie y ha hablado mal de los compañeros que se han abstenido?Y tampoco voy pidiendo el voto para nadie. Y hablando mal de los compañeros que se han abstenido en estas ultimas elecciones. Mas claro, agua.
Última edición por Oposición Obrera el 12 Jun 2009, 15:07, editado 1 vez en total.
Re: Juventud revolucionaria y drogas
pues nada, si te parece dejamos que entren militantes de la Falange a colgar todos los textos que quieran de sus ideologos.
Me parece que todo está bien en su justa medida, y algunos ya se están pasando de la raya
Me parece que todo está bien en su justa medida, y algunos ya se están pasando de la raya
La pluma sin la espada no sirve para nada
- Oposición Obrera
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- Registrado: 03 Abr 2009, 17:25
Re: Juventud revolucionaria y drogas
Eso dependerá de la administración de esta página. Pero bueno, en primer lugar quiero mostrate mi absoluto desprecio por comparar con el falanjismo este texto u otros (que puedes encontrar en todos los suforos) sobre muchos temas que no son escritos por anarquistas si no por gentes de la izquierda radical -o de otros ámbitos- pero que quien los cuelga creen que pueden aportar cosas positivas.
En segundo lugar pedirte que respondas cuando se te pide que aclares tus acusaciones y no te escabullas como un cobarde, de hecho lo vuelves a hacer:
Sigue mostrando fastasmas para justificar tu bilis y tu incapacidad argumental, que sólo demuestra lo endeble de tus posicionamientos políticos y que no nos deja precisamente en buen lugar a quienes nos consideramos anarquistas y trabajamos por hacer posibles sus planteamientos.
En segundo lugar pedirte que respondas cuando se te pide que aclares tus acusaciones y no te escabullas como un cobarde, de hecho lo vuelves a hacer:
, "algunos", "pasarse de la raya", ¿que algunos, y que raya?.Me parece que todo está bien en su justa medida, y algunos ya se están pasando de la raya
Sigue mostrando fastasmas para justificar tu bilis y tu incapacidad argumental, que sólo demuestra lo endeble de tus posicionamientos políticos y que no nos deja precisamente en buen lugar a quienes nos consideramos anarquistas y trabajamos por hacer posibles sus planteamientos.
Re: Juventud revolucionaria y drogas
Creo que todos sabemos de quienes hablo, no hay necesidad de dar nombres. Y te digo una cosa, modera tu lenguaje que yo no he insultado a nadie. Al final os vais a quedar vosotros solos en este foro si se sigue permitiendo que venga gente ha hacer proselitismo y no se toman medidas. No me extraña que haya compañeros, de gran calado en este foro, que ya no aparecen por aquí. Y a mi, la verdad es que, me estais echando.
La pluma sin la espada no sirve para nada
Re: Juventud revolucionaria y drogas
Jajajaja, joder, si lo llego a saber no lo publico.
Vamos a ver, tal y como ha señalado Oposición Obrera, ¿Proselitismo?
Lo he colgado porque este texto, la información que aporta, me parece extrapolable a otras juventudes revolucionarias, en este caso lo han escrito los de Bolchebike, juventudes abertzales, pero no estoy en absoluto de acuerdo con que la procedencia del artículo altere el resultado o la finalidad última del mismo, es decir: informar, informar desde un punto de vista óptimo, desde un punto de vista bajo el cual, en mi opinión, todos los jóvenes debieramos tratar el tema de las drogas.
Tú miedo ante el proselitismo que, según tú este texto podía pretender llevar al cabo, muestra una actitud paranoide, cerrada y sectaria.
Siento que no te haya gustdo, pero lo respeto, así como también comprendo que haya gente a la que si le pueda interesar, no hay más.
Está allí, o lo tomas o lo dejas, eres libre, pero las paranoias del proselitismo e invasiones externas las dejamos a un lado.
Vamos a ver, tal y como ha señalado Oposición Obrera, ¿Proselitismo?
Lo he colgado porque este texto, la información que aporta, me parece extrapolable a otras juventudes revolucionarias, en este caso lo han escrito los de Bolchebike, juventudes abertzales, pero no estoy en absoluto de acuerdo con que la procedencia del artículo altere el resultado o la finalidad última del mismo, es decir: informar, informar desde un punto de vista óptimo, desde un punto de vista bajo el cual, en mi opinión, todos los jóvenes debieramos tratar el tema de las drogas.
Tú miedo ante el proselitismo que, según tú este texto podía pretender llevar al cabo, muestra una actitud paranoide, cerrada y sectaria.
Siento que no te haya gustdo, pero lo respeto, así como también comprendo que haya gente a la que si le pueda interesar, no hay más.
Está allí, o lo tomas o lo dejas, eres libre, pero las paranoias del proselitismo e invasiones externas las dejamos a un lado.