Mensaje
por tigretom » 09 Ene 2009, 12:38
Este tema, la verda, me parece muy interesante.
No se trata ni mucho menos de descalificar este o aquel medio de contrainformación, puesto que sin las paginitas de contrainformación estariamos solas para enfrentarnos a la realidad que construyen los mass media con profusión de "efectos especiales".
Pero somos bastante gente la que pensamos que la homogeneidad ideológica de los colectivos que ponene en marcha páginas de contrainformación es uno de los factores que más limita la información que allá se publique, tento en los temas tratados como en la orientación.
Seguramente del mismo modo que leemos de forma crítica los medios burgueses deberíamos acostumbrernos a leer de forma crítica los medios de contrainformación, una vez conozcamos más o menos por donde cojea cada cual. Sin obsesionarnos demasiado con "conspiranoias manipulatrices".
La homogeniedad de algunos medios de contrainformación es comprensible. A la hora de funcionar en colectivo es más sencillo cuantas más ideas compartas. Y a la hora de publicar es lógico que priorices los puntos de vista propios y los temas que más te interesan. Pero el efecto que tiene eso en el publico es análogo. La gente que lee suele tender a la convergencia ideológica con el medio más frecuentado, ya que acabamos por frecuentar aquellos con los que más cohincidimos y optamos por dejar de lado aquellos donde no encontramos referencia a nuestras ideas, aquellos con los que no nos identificamos. Esta relacion que se establece entre la politica editorial de un coletivo de una página de contrainformación y sus lectores se retroalimenta, una vez consolidada. Esa consolidación daría origen a lo que podriamos entender como una comunidad mediatica, una correinte de pensamiento, una comunidad cibernética que se puede corresponder o no a un movimiento.
Desde mi punto de vista es lo que sucedió en la haine. Personalmente yo lo viví como una pérdida, puesto que estaba en los márgenes del pensamiento de la haine. Pero el cerrar los comentarios permitió, a juicio del colectivo editorial, hacer mucho más eficiente el trabajo al no tener que preocuparse por eliminar trolls ni por que la página alojara demasiadas opiniones diferentes que diluyeran la linea escogida como politica editorial. La haine sobrevivió y se consolidó, al menos inicialmente, puesto que esa comunidad de lectores ya existía, el el momento álgido de las movilizaciones antiglobalización, en que la haine fue nuestra principal referencia.
El enfoque que a mi juicio deberiamos promover es el de aceptar este fenómeno de formación de comunidades mediaticas. Que sí, es cierto, impone muchas limitaciones, y alimenta el fenómeno del contraculturalismo, que es la peor lacra que afrontan los movimientos antisistémicos. Con contraculturalismo me refiero a que muchas de estas páginas se elimentan de la pugna contra algun "mal" de nuestro tiempo que actua como "pal de pallé", (palo de pajar) como poste en torno al cuel se articula nuestro pensamiento pesamiento (antipatriarcado, antimperialismo, anticapitalismo, antiautoritarismo, antiespecismo). Se fija la atención en una cuestión que constituiría un anti-totem para la comunidad, y se construye la identidad en torno a ese anti-totem. Pero deberíamos aceptar ese fenómeno, deberíamos aceptar que tadas y todos no podemos abarcar la totalidad de luchas, de perspectivas, no podemos abaracarlo todo ni conocerlo todo.
La clave estaría en tener la capacidad crítica suficiente como para aceptar nuestras diferencias y fomentar la inter-relacion de esas comunidades mediaticas, para lo cual es imprescindible dotarnos de una identidad común, algo que a veces es más bien complicado. (Soy demasiado anarkista para ser komunista y demasiado komunista para ser anarkista, jo macho le follón). Pero la interrelación mediatica y el intercambio de ideas, conocimientos y sentimientos no es otra cosa que la interrelación de movimientos, el paso imprescindible para transitar desde los "espacios de resistencia" de caracter básicamente contracultural hacia movimientos sociales de orden mayor, menos contraculturales, más propositivos, más integradores y con mayor capacidad de acción.
Ese espacio común, llamadme minchaflors, ya lo conocimos en el movimiento antiglobalización. Con sus limitaciones, y reyezuelos que pontificaban sobre lo que estaba bien y lo que no, coña pero tambien dejamos vivir a los que devoran las asambleas.
No es momento de ver que movimiento se come más tozo del pastel del descontento sociald e la crisis. Es momento de actuar con perspectiva y de tender puentes, de crecer, para lo que hay que aceptar la infinita riqueza de la diversidad.