Cuando decimos: «tratamos a los demás como nosotros quisiéramos ser tratados», ¿es el altruismo o el egoísmo lo que recomendamos? Cuando, remontándonos más alto, decimos: «La felicidad de cada uno está íntimamente ligada a la felicidad de todo los que le rodean: se puede tener algunos años de dicha relativa en una sociedad basada en la desgracia de los demás, pues esa dicha está edificada sobre arena: no puede durar; la cosa más insignificante basta para destruirla, y es infinitamente pequeña en comparación de la posible dicha de una sociedad igualitaria: además, siempre que tú veas el bien general, obrarás bien»; cuando decimos esto, ¿es el altruismo o el egoísmo lo que predicamos?. Hacemos constar sencillamente un hecho.
Y cuando añadimos, parafraseando una palabra de Guyau: «Sé fuerte, sé grande en todos tus actos, desarrolla tu vida en todas sus modalidades, sé tan rico como te sea posible en energía, siendo para ello el ser más social y más sociable si quieres gozar de una vida llena, entera y fecunda. Guiado siempre por una inteligencia ampliamente despejada lucha, arriésgate -el riesgo tiene también sus goces-, arroja tus fuerzas, sin contarlas, mientras las tengas, en todo lo que creas ser hermoso y grande, y entonces habrás gozado la mayor suma posible de felicidad. Únete con las masas; y, sucédate lo que quiera en la vida, sentirás latir contigo precisamente los corazones que amas, y latir contra ti los que menosprecies». Cuando decimos eso, ¿es el altruismo o el egoísmo lo que enseñamos?
Luchar, afrontar el peligro, arrojarse al agua para salvar, no ya a un hombre, sino a un simple gato; alimentarse con pan seco para poner fin a las inquietudes que os sublevan, acordarse de los que merecen ser amados, ser amado por ellos, para un filósofo enfermo eso es quizá un sacrificio: pero para el hombre y la mujer pletóricos de energía, de fuerza. de vigor, de juventud, es el placer de vivir. ¿Es egoísmo? ¿Es altruismo?
En general, los moralistas que han levantado sus sistemas basados en la pretendida oposición del sentimiento egoísta y el altruista, han equivocado el camino. Si esa oposición existiera en realidad, si el bien del individuo fuera verdaderamente opuesto al de la sociedad, la especie humana no existiría; ningún animal habría podido alcanzar su actual desarrollo. No encontrando las hormigas un intenso placer en trabajar juntas por el bienestar de la colonia, ésta no existiría, y la hormiga no sería lo que es hoy, el ser más desarrollado entre los insectos: un insecto cuyo cerebro. apenas perceptible con el auxilio de una lente, es casi tan poderoso como el cerebro medio del hombre. No encontrando un intenso placer en sus emigraciones, en los cuidados que se toman para cuidar su prole, en la acción común para la defensa de sus sociedades contra las aves de rapiña, el pájaro no habría podido alcanzar el desarrollo a que ha llegado: el tipo pájaro habría retrogradado, en lugar de progresar.
Y cuando Spencer prevé un tiempo en que el bien del individuo se confundirá con el de la especie, olvida una cosa: que si los dos no hubieran sido siempre idénticos, no hubiera podido cumplirse la evolución misma del reino animal.
Lo que ha habido en todo tiempo es que se ha encontrado, así en el mundo animal como en la especie humana, un gran número de individuos que no comprendían que el bien del individuo y el de la especie son en el fondo idénticos. No comprendían que siendo el fin del individuo vivir intensamente, encuentra en gran manera esta condición de la existencia en la mayor sociabilidad, en la más perfecta identificación de sí propio con todos los que le rodean.
Pero esto no era carencia de inteligencia, falta de comprensión. En todo tiempo ha habido hombres ruines, en todo tiempo ha habido
; pero en ninguna época de la historia, ni aun en las geológicas, el bien del individuo ha sido opuesto al de la sociedad. En todo lugar han sido idénticos, y los que mejor lo han comprendido han gozado siempre de la vida más completa.
La distinción entre el egoísmo y el altruismo es, pues, absurda a nuestros ojos. Por eso no hemos dicho nada más de los compromisos que el hombre, a creer a los utilitarios, tendría constantemente entre sus sentimientos egoístas y sus sentimientos altruistas. Tales compromisos no existen para el hombre convencido.
Lo que hay, realmente, es que desde el momento en que pretendemos vivir conforme a nuestros principios de igualdad, los vemos chocar a cada paso. Por modestas que sean nuestra comida y nuestro lecho, somos aún Rotchschild en comparación del que duerme bajo los puentes, y que a menudo se halla falto de pan seco; por poco que nos entreguemos a los goces intelectuales y artísticos, somos todavía Rotschild en comparación de los millones que toman a la tarde embrutecidos por el trabajo manual, monótono y pesado, los cuales no pueden gozar del arte y de la ciencia, y morirán sin haber conocido nunca tan nobles satisfacciones.
Conocemos que no hemos apurado el principio igualitario; pero no queremos transigir con tales exigencias. Nos sublevan contra ellas: nos aplastan; nos vuelven revolucionarios; no nos acomodamos a lo que nos subleva; repudiamos toda transacción con el armisticio, y prometemos luchar a todo trance contra estas condiciones sociales. No es posible transigir, y el hombre convencido no quiere que se le permita dormir tranquilo, esperando que esta sociedad cambie por sí sola. Henos al fin de nuestro estudio.
Hay épocas, hemos dicho, en que la concepción moral cambia por completo. Se observa que lo que se había considerado como moral es la más profunda inmoralidad. Aquí, una costumbre, una tradición venerando, pero inmoral en el fondo; allá, no se encuentra más que el provecho de una sola clase. Se les arroja por la borda y se grita: «Abajo la moral». Constituye un deber practicar estos actos inmorales. Saludemos estos tiempos, son tiempos de crítica, el siglo más seguro en que se hace un gran trabajo intelectual en la sociedad: la elaboración de una moral superior.
Lo que esa moral será hemos tratado de formularlo, basándonos en el estudio del hombre y en el de los animales, y hemos visto la que se dibuja en las ideas de las masas y de los pensadores.
Semejante moral no ordenará nada; rehusará en absoluto modelar al individuo con arreglo a ninguna idea abstracta, como rehúsa mutilarlo por la religión, la ley y el gobierno. Dejará la libertad plena y entera al individuo; llegará a ser una simple demostración de hechos, una ciencia.
Y esta ciencia dirá a los hombres: si no te sientes con ánimo, si tus fuerzas se limitan a ser las necesarias para conservar una vida grisácea, monótona, sin fuertes emociones, sin grandes goces y también sin grandes sufrimientos, no te separes de los sencillos principios de la equidad igualitaria. En las relaciones igualitarias encontrarás lo que necesitas, la mayor suma de felicidad posible dadas tus escasas fuerzas; pero si sientes en ti el vigor de la juventud, si quieres vivir, si quieres gozar la vida entera, plena, desbordante -es decir, conocer el mayor goce que un ser viviente puede desear-, sé fuerte, sé grande, sé enérgico en todo lo que hagas.
Siembra la vida en tu alrededor, advierte que engañar, mentir, ser astuto, es envilecerse, empequeñecerte, reconocerte débil, desde luego; ser como la esclava del harén, que se cree inferior a su señor. Hazlo si te place; pero entonces ten presente que la humanidad te considerará pequeño, mezquino, débil, y te tratará en consecuencia. No viendo tu energía, te considerará como a un ser que merece lástima, sólo lástima. No te quejes de los humanos si tú mismo paralizas así tu actividad.
Sé fuerte, por el contrario, y cuando veas una iniquidad y la hayas comprendido -una iniquidad en la vida, una mentira en la ciencia, un sufrimiento impuesto por otro- rebélate contra la iniquidad, la mentira y la injusticia. ¡Lucha! La lucha es la vida, tanto más intensa cuanto más viva sea aquélla. Y entonces habrás vívido; y por algunas horas de esta vida no darás años de vegetación en el cieno del pantano.
Lucha para permitir a todos vivir esta vida rica y exuberante, y ten por seguro que encontrarás en esta lucha goces tan grandes, como no los encontrarías parecidos en ningún otro orden de actividad.
Tal es cuanto puede decirte la ciencia de la moral: a ti te toca escoger.
(Fragmento del final de "La moral anarquista". Por Pyotr Kropotkin)
¿Es el altruismo o el egoísmo lo que predicamos?
Re: ¿Es el altruismo o el egoísmo lo que predicamos?
Leí La Moral Anarquista hace un par de años, así que no he leído el texto que has colgado con detenimiento. No obstante, la impresión que yo saqué de aquel libelo, en relación a la pregunta que planteas, es que el altruísmo tal como se entiende actualmente no es más que la forma más inteligente, en términos sociales, del egoísmo. Es decir, la que mejor le viene al individuo, y de rebote a la sociedad (al resto de individuos). Dicho de otra manera, si fuésemos un poquito más racionales, eso debería bastar según la interpretación que hago de lo que decía Kropotkin para que aumentase el grado de altruísmo de la sociedad en general.
Así que la respuesta a la pregunta que planteas en el título para mí sería que ambas cosas, porque el altruísmo y el egoísmo sólo están separados cuando se es impulsivo, cuando la razón tiene poco que decir en el asunto.
Así que la respuesta a la pregunta que planteas en el título para mí sería que ambas cosas, porque el altruísmo y el egoísmo sólo están separados cuando se es impulsivo, cuando la razón tiene poco que decir en el asunto.
Hoy condenará la Audiencia
a un ladrón principiante
por no robar lo bastante
para probar su inocencia...
Ser cenetista

a un ladrón principiante
por no robar lo bastante
para probar su inocencia...
Ser cenetista

-
tyler_durden_anarka
- Mensajes: 372
- Registrado: 16 Oct 2006, 16:15
Re: ¿Es el altruismo o el egoísmo lo que predicamos?
Es egoísmo, al menos para mí. El altruismo no es más que una forma de egoísmo disfrazado, no quiero decir que con eso que no hagamos cosas por los demás pero siempre sin perder de vista nuestras propias necesidades, ese supuesto altruismo cristiano no existe, es otra de sus mentiras. Como dice Pablo es una mezcla de las dos cosas porque evidentemente tampoco podemos ser completamente egoístas o acabaríamos matandónos unos a otros.
Es proponiéndose lo imposible como el hombre ha logrado siempre lo posible. Aquellos que se han ceñido prudentemente a lo que les parecía factible, jamás han avanzado un solo paso.
Marx tiene el defecto de todos los sabios de profesión: es dogmático. Cree absolutamente en sus teorías y desde lo alto de las mismas, desdeña todas las demás
Marx tiene el defecto de todos los sabios de profesión: es dogmático. Cree absolutamente en sus teorías y desde lo alto de las mismas, desdeña todas las demás
Re: ¿Es el altruismo o el egoísmo lo que predicamos?
Yo creo que una forma de abordar este asunto de forma creativa sería verlo desde el punto de vista de las motivaciones.
No creo que sea posible que exista el puro altruismo de hacer el bien a los extraños por la solitaria gratificación personal de hacerlo, por lo menos, no de forma sistemática ni racional.
La mayoría de las personas actúan por las gratificaciones personales que reciben en su entorno, de forma que podemos reducir todo altruismo a una forma de egoísmo. Por ejemplo, la madre lo da todo por su bebé, pero es porque el bebé la estimula enormemente por su proximidad.
Muchas personas cooperan en temas tipo ONG porque estas actividades sirven de punto de encuentro para personas que comparten temperamentos parecidos, y son estas relaciones personales la motivación inmediata (hay quien dice que incluso se busca el éxito sexual directamente).
Hay quienes obran para ser gratificados de inmediato en el entorno próximo, y quienes obran para ser gratificados en un entorno más amplio, social.
La gratificación próxima sería la de la familia o entorno íntimo similar. La más lejana es la que se da en la militancia en Iglesias u organizaciones políticas, de tipo social. De ahí las típicas y dramáticas elecciones que se dan al deber elegir entre "los tuyos" y "la causa".
A mí se me ocurre que la solución sería crear un entorno próximo donde las gratificaciones emocionales tengan como consecuencia indirecta el obrar altruista. Es decir "yo obro para que me quieran aquellos a los que quiero privadamente, pero eso me obliga a querer hacer determinados actos públicos"
Eso exigiría poner sobre la mesa cuestiones emocionales, temperamentales, más que ideológicas.
Un poco por reducción al absurdo, he desarrollado ese tipo de temas en una fantasía a la que le he dado forma de novela. Estoy poniendo un resumen aquí..
http://www.alasbarricadas.org/forums/vi ... 36&t=35050
No creo que sea posible que exista el puro altruismo de hacer el bien a los extraños por la solitaria gratificación personal de hacerlo, por lo menos, no de forma sistemática ni racional.
La mayoría de las personas actúan por las gratificaciones personales que reciben en su entorno, de forma que podemos reducir todo altruismo a una forma de egoísmo. Por ejemplo, la madre lo da todo por su bebé, pero es porque el bebé la estimula enormemente por su proximidad.
Muchas personas cooperan en temas tipo ONG porque estas actividades sirven de punto de encuentro para personas que comparten temperamentos parecidos, y son estas relaciones personales la motivación inmediata (hay quien dice que incluso se busca el éxito sexual directamente).
Hay quienes obran para ser gratificados de inmediato en el entorno próximo, y quienes obran para ser gratificados en un entorno más amplio, social.
La gratificación próxima sería la de la familia o entorno íntimo similar. La más lejana es la que se da en la militancia en Iglesias u organizaciones políticas, de tipo social. De ahí las típicas y dramáticas elecciones que se dan al deber elegir entre "los tuyos" y "la causa".
A mí se me ocurre que la solución sería crear un entorno próximo donde las gratificaciones emocionales tengan como consecuencia indirecta el obrar altruista. Es decir "yo obro para que me quieran aquellos a los que quiero privadamente, pero eso me obliga a querer hacer determinados actos públicos"
Eso exigiría poner sobre la mesa cuestiones emocionales, temperamentales, más que ideológicas.
Un poco por reducción al absurdo, he desarrollado ese tipo de temas en una fantasía a la que le he dado forma de novela. Estoy poniendo un resumen aquí..
http://www.alasbarricadas.org/forums/vi ... 36&t=35050