Mensaje
por Anton FDR » 18 Ago 2004, 01:01
Me gustaría opinar sobre unas cuantas cosas que han salido a relucir en este diálogo.
1 LA LUCHA CONTRA LA CIVILIZACIÓN ES LA DESTRUCCIÓN DE LA MISERIA.
Simpatizo con muchas ideas de Tunez, sin embargo discrepo en varias cosas.
Primero, no creo que las alternativas anticivilización, anarquistas verdes y anarcoprimitivistas sean un acto de renegación y abnegación. Si simpatizo con ellas es precisamente por todo lo contrario. Creo que, además de los problemas de miseria material humana y destrucción de la naturaleza, INHERENTES al proceso civilizatorio también creo un sistema donde lo que prima es la escasez frente a la abundancia (véase "Las Sociedades Opulentas Primitivas" del eminente antropólogo Marshall Sahlins);la castración del Orden frente a la libertad, el trabajo frente al juego y la represión de los instintos (en el sentido descrito por Freud). Además hace primar la producción frente a la comunidad, el aislamiento de las relaciones personales. Nos aliena en el Tiempo, creándonos ansiedad y, mediante la desenfrenada división del trabajo nuestras vidas se convierten en un sinsentido que va mucho más allá de la alienación ecómica descrita por Marx (tanto en lo relativo a la plusvalía como a nuestra ajenidad sobre lo que es producido). Además de todo esto, el proceso civilizatorio muestra una paulatina pauperización de nuestra psique causando inauditos niveles de malestar psicológico traducido en pandemias de enfermedades psíquicas.
Creo que el rechazo de la civilización es la Gran Negación a lo que nos impide gozar de la salvajidad de los instintos y la voluptuosidad de nuestra propia animalidad. Lejos de ser un acto de abnegación cristiana -como parecen en su globalidad, generalizando, los ideologías izquierdistas- es más bien un acto de revitalización de la vida y el ser, hacia una existencia que pueda ser creativa, lúdica y equilibrada, además de respetuosa con la naturaleza.
2. TECNOLOGÍA, PROGRESO Y ECOLOGÍA.
En el siglo XIX hubo la última gran revuelta contra la implementación traumática de niveles más complejos de control, totalización de las instituciones políticas y la infraestructura tecnológica. La derrota de la revuelta luddita -en los distintos países que estaban industrializándose- marca el inicio de una nueva ideología social: el Tecnologicismo.
El Tecnologicismo no sería posible sin el previo triunfo de la ciencia sobre la religión (que al final acabaría convirtiéndose en una nueva teología -véase Contra el Método, Paul Feyerabend). Tampoco fue posible sin las ideas que traía consigo la burguesía con su invención, el concepto "Progreso". El Progreso -como la división entre tiempo de trabajo /tiempo de ocio y otras muchísimas instituciones que hoy damos por sempieternas- es un invento realmente reciente. Su maldición ahoga la vida y la libertad. Según la nueva ideología la utopía ya no es alcanzada por cambios en las relaciones sociales -como siempre se había pensado a nivel popular- sino que ahora es alcanzada, siguiendo las ideas del odiador de lo natural el creador del método empírico Francis Bacon, a través de la tecnología.
Cuando afrontamos el problema ecológico y decimos que necesitamos más tecnología para contaminar menos, estamos ignorando realmente la evolución histórica de esta especie y el futuro previsible de la misma. Nos hablan hoy de la fisión o fusión del hidrógeno para sustituir el petróleo, y así que los cohes y las industrias no arrasen la tierra... Pero las carreteras seguirán ahí, el mundo creado por ellas (con distancias y velocidades a la medida de las máquinas) seguirán allí. Será necesario multiplicar hasta el absurdo la industria nuclear para las nuevas tecnologías del hidrógeno... El mundo aún correrá mayor peligro. Sin embargo, sea como sea, la cuestión es que con el hidrógeno, la fotovoltaica o la solar, "todo cambia para no cambiar nada". Se trata de seguir manteniendo un modelo de socieda que necesariamente es nocivo en exceso: La sociedad impermasificada. Y esta socieda continuará desarrollándose, de esto trata toda tecnocracia y tecnologicistas.
Dice Anthony Guiddens que "cuanto mayor es el número de gentes y de recursos implicados más preciso tiene que ser el ordenamiento". El estudio de Zerubavel (1983) hecho al afecto, estudiando los hostpitales y la dictadura del reloj/control demuestran esta teoría. El Panopticismo descrito por Foucalt en Vigilar y Castigar -donde todo debe ser transparente al poder- nos muestra un refinamiento en el proceso de control/represión frente a los modelos basados casi únicamente en el castigo físico de las civilizaciones pre-industriales. La descripción de la Sociedad de Control de Deleuze, profundiza en el análisis foucaultiano señalando que los estratos del control no son meros compartimentos estancos disciplinarios de los cuales vamos saliendo para entrar en otros (la escuela, la oficina/fábrica, el hospital, la cárcel, el cuarte, etc.), sino que estos se entremezclan y expanden a lo largo de nuestra vida, en una sociedad de consumo que nos controla por más refinados métodos que la mera disciplina descrita por Foucalt.
Todo este control no es por nada. El Gran Hermano siempre debe de estar ahí arriba vigilando, pues sin un estricto Orden esto se cae a pedazos. La gente no quiere hacer lo que el sistema necesita: odia el Trabajo Forzado, maquinal y alienador, no consumiría los brutales niveles que el sistema necesita si nos es puesto el caramelo constantemente frente a sus bocas; no creería en la "bondad", o la "omnipotencia" o la "necesidad" del sistema si no se lo repitiesen día a día al modo goebbeliano... Se desataría el caos (=libertad) si no hubiese este brutal control.
Hablar de lo bien que pueden ir las cosas para el ecosistema y las gente con tecnologías más avanzadas es caer de lleno en la trampa del sistema, es ignorar todo el control/represión/disciplina mutiladora necesaria para mantener esta nocividad. Por útimo, echar las culpas de que esta tecnología no es aplicada porque los capitalistas no les interesa (ej.: alternativas vetadas por Repsol al petróleo) es trabajar para ellos, pidiendo que una nueva coz en nuestras bocas sea dada lo antes posible.
La tecnología jamás resolvío más problemas de los que creó. Hoy hay más paro que nunca en la historia, los países pobres hoy son más pobres de lo que lo fueron nunca, la media de longevidad GLOBAL es aun menor que la de las sociedades de cazadores/recolectores del Paleolítico, se han creado más enfermedades de las que se han erradicado, etc., etc. Seguir pensando en la "redención mediante la tecnología" y la "libertad mediante la automatización y las máquinas" es un gran acto de fe, escudado en la teológica "objetividad" de la ciencia, que se nos muestra como una mentira, como la Gran Mentira.
3. QUIÉN ESTA EN CONTRA DE LA TECNOLOGÍA?
Ahora bien, no estoy en contra de la tecnología, sin lugar a dudas los detractores de las ideas anticivilización tienen razón: la tecnología puede ser buena o mal. No obstante, decir que es tecnología de igual forma la rama que utiliza un simio para sacar hormigas de la corteza de los árboles y así llevárselas a la boca y el ordenador que permite una superpoblación suicida o coordinar el ataque de cientos de misiles nucleares a un mismo punto, es sin duda un gran acto de demagogia, muy barata. Un triste argumento para defender lo indefendible: la aberración actual.
Debemos distinguir máquinas de herramientas, tecnología de técnica, sino jamás podremos profundir en la interpretación de los problemas sociales e históricos. Lewis Munford en Técnica y Civilización, distingue entre herramienta (un cuchillo, por ejemplo), maquina-herramienta (un torno, una bicicleta) y una máquina (el pc que usamos ahora). Me parece un buen comienzo. En cuanto a la distinción entre técnica y tecnología, todo se vuelve más complicado. Todas estas herramientas y maquinarias, como muchas otras cosas, necesita e técnicas. No conozco nadie que esté en contra de la técnica en sí. La tecnología normalmente es usada como sinónimo de esta, en este sentido nada que objetarle. En un plano más coloquial, nada académico, la tecnología sueles pensarse como la técnica aplicada a las máquinas o las mismas máquinas en sí. En este sentido, tampoco nos preocupa la tecnología, en sí.
No se trata de decir hasta donde hay que destecnologizar la sociedad, se trata de ver que es lo que vuelve a la sociedad actual en un desastre tal. Para mi todas las tecnología que requieran un especialización del conocimiento que impliquen una necesaria especialización de por vida es mala. El sistema de castas o clases es negativo, en mi opinión. La profesionalización implica esto, implica una desigualdad, una dependencia de los técnicos, una fragmentación de nuestras vidas y del entendimiento de nuestra existencia y la reproducción de la misma. Requiere burocracias, y estas Estado, y los estados clases sociales y todo lo que ellas conllevan.
En este sentido de lo que se trata es de apoyar sólo tecnología que pueda ser incluídas dentro de la comunidad y no que planifiquen sobre ellas, dictando al final -como la historia demuestra- sus designios, imponiéndo las necesidades de la tecnología sobre la de las personas.
Un molino de viento es una máquina que en este sentido puede ser muy útil. Si dejamos volar nuestra imaginación descubriremos cientos de técnicas con las cuales disfrutar y hacer la vida más plena sin necesidad de destrozar el planeta. No se trata de una negación obscurantista de la tecnología, sino de una reapropiación de la libertad y de la harmonía con la Tierra imposible sino es destrozando el Sistema Tecnológico y todos sus valores.
4. Catastrofismo.
Por último, quiero mencionar que las ideas anticivilización no son un nuevo mileniarismo del fin del mundo. Pero tampoco estamos ciegos, y no hay que ser futurólogo para saber en lo que desembocará la biotecnología y la nanotecnología. El siglo en el que entramos, como bien advierte Jeremy Rifkin, muy problamente sea el Siglo de la Eugenesia; la destrucción de la biosfera hasta extremos insoportables para el ser humano es una posibilidad, como bien apunta Reichmann poniendo como ejemplo lo sucedido con la bacteri trangénica Klebsiella Planticola. La robotización del ser humano, la privatización de la vida, la hipermasificación del planeta, calentamiento global disparado por la industria, guerras por los recursos fruto de la rapiña consumista, y tantas otras monstruosidades que nos augura este siglo -que los médicos han bautizado como el siglo de la Depresión, y de la ansiedad añadiría yo- no son quimeras, no hace falta bolas de cristas... tan solo una cabeza bien sita en su lugar.
En el siglo XIX, hasta Darwin, solía pensarse la historia geológica y humana como algo de cambio abruptos (la "generación espontánea" y demás), contra estas tóría teológicas de un desarrollo catastrofista Darwin y los ecólogos -y al final todos los sacerdotes de la Ciencia- preconizaron una evolución de cambios lentos y graduales: la evolución de las especies de lo simple a lo complejo, la creación de las grandes formaciones goelógicas, todo transcurría pausadamente... Hoy sabemos que esto no es así. La vida en este planeta ha sido durantelas 6/7 partes unicelular, los organismo pluricelulares han aparecido y se han desarrollado -como quien dice- de la noche a la mañana. Desde que el ser humano ha pisado la tierra ha habidio 5 grandes extinciones donde han sucumbido innumerables especies de animales en un pestañear, y los seres humanos nos hemos librado por mera suerte, y nada más... En palabras de Richar Leakey, la evolución parece que juega a los dados, y la sexta estinción puede estar más cerca de lo que nos pensamos. ¿Le ha llegado la hora a la humanidad? Esperemos que no, pero sea como sea, la sexta gran extinción lleva ya dos siglos en marcha pues hoy son entre 14.000 y 100.000 las especies que desaparecen al año.
No se trata de ser catastrofistas, sino más bien realistas. R. Leakey, uno de los antropólogos físicos más respetados, lo tiene bien, claro, en la disputa de Darwin y los catastrofistas las evidencias dan razón a estos últimos. Pero también es cierto que la evolución no juega a los dados, porque ni tiene inteligencia para hacerlo (como aseguran los teólogos partidarios de la "generación espontánea") ni, obviamente tiene dados. Como decía César a Bruto en la obra de Shakespeare, "el sino no está en nuestra estrella, si no en nosotros mismo si nos resignamos a la inferioridad".
Vivir la locura civilizada y la destrucción maquinas, o una vida como continua revuelta optimista y creativa de vida sensual, instintiva, pasional y emocial. Bailar sobre las ruinas de los centros comerciales y los destripados relojes, o sucumbir bajo su peso... De nosotr@s depende.