Sobre el anarcosindicalismo

Presente y futuro de la Lucha Obrera, así como la validez, aciertos y contradicciones de las formas de organización de la Clase Trabajadora. Seguimiento de conflictos laborales, huelgas, etc.
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Gerrard Winstanley
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Mensaje por Gerrard Winstanley » 27 Ago 2006, 14:55

ADMINISTRACIÓN: ¿pueden separarse los mensajes sobre el antifranquismo y demás en otro hilo y en otro foro? Sin más comentarios ya.

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Ricardo Fuego
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Mensaje por Ricardo Fuego » 27 Ago 2006, 16:52

kaste escribió:He aquí mi mejorable aportación al debate:

En primer lugar, no se puede juzgar lo que es el anarcosindicalismo extrapolando la actuación histórica de la C.N.T. en un momento dado. Y, si así fuera, también deberían ser tenidas en cuenta sus actuaciones en el período comprendido entre 1910 y 1936, con todos sus aciertos y sus errores. Además, la revisión histórica que responsabiliza a la C.N.T. de la contrarrevolución me parece precipitada, demagógica e inmadura, ya que, sin contar que omite numerosos datos probados (como el congreso que se realizó en otoño de 1936 para encontrar una solución alternativa a la participación en el gobierno y que, desgraciadamente, no llevó a ningún lado; o las propuestas estratégicas del secretario general de la A.I.T., que no fueron escuchadas por el sector comunista y que hubieran podido darlo un giro a la guerra y a la revolución), no considera la conyuntura política como atenuante. Yo pienso que los innumerables fallos que cometió la C.N.T. no se debieron a una supuesta esencia contrarrevolucionaria, sino a personalismos y a fallos humanos. De hecho, aquella "tiranía de los comités" que tanto perjudicó al sindicato y a la revolución social sólo pudo darse infringiendo los acuerdos confederales, es decir, funcionando de manera no-anarcosindicalista, aunque también hay que reconocer que dicha inorganicidad se vio favorecida por la pasividad de la militancia confededral.
Hay dos actitudes que pueden adoptarse a la hora de analizar la actuación de la CNT en la revolución española.

1) Ver sus "fallos" como simplemente eso, errores, desviaciones del "verdadero" anarcosindicalismo, y encontrar la responsabilidad de esos "fallos" en ciertas personas, malas decisiones o en la coyuntura.
2) Ver esos "fallos" como consecuencias intrínsecas al anarcosindicalismo, y no como desviaciones de él.

La primera visión teórica refleja una práctica del tipo "haremos lo mismo que antes, pero mejor". El anarcosindicalismo queda impoluto, fuera de toda crítica. El problema, entonces, es que no se fue (o no se pudo ser) lo suficientemente anarcosindicalista... De esta manera los "errores" y "desviaciones" se explican por "personalismos" y "fallas humanas". El mismo término "fallas humanas" dejar ver un pensamiento del tipo "la doctrina estaba bien, lo único que falló fue su aplicación". Que es exactamente lo mismo que se dice desde la izquierda. Esto para mí no es aprender de los errores. Hacer lo mismo y esperar resultados diferentes no me parece acertado.

Yo elijo la segunda actitud. Porque una praxis revolucionaria no sólo debe incorporar una crítica profunda de la sociedad, sino de las mismas acciones y pensamientos revolucionarios. Cuando analizamos la historia para extraer conclusiones prácticas de nuestra praxis anterior, y para que esas conclusiones nos sirvan para la praxis actual, lo que necesitamos no sólo es señalar y describir los fallos y las causas de las derrotas, sino explicarlos. Y la premisa/conclusión de que el problema no fue el anarcosindicalismo como praxis, sino su mala aplicación es negarse a hallar una explicación de los hechos. Es buscar chivos expiatorios a los que echar toda la culpa del fracaso de manera que la doctrina quede "limpia de todo pecado". Esto es decididamente conservador. Y esta actitud conservadora en la teoría refleja también una práctica conservadora, basada en el culto al pasado, en "salvaguardar el legado revolucionario", y no en la transformación concreta, aquí y ahora, de nuestras vidas.
kaste escribió:En segundo lugar, lo que verdaderamente diferencia el anarcosindicalismo del sindicalismo de oficina no es la manera de negociar la fuerza de trabajo, sino que el primero se concibe como un método transformador de TODA la sociedad (y no "recuperador del capitalismo", que os conozco), mientras que el segundo pretende ser reformador y se queda en prolongador del capitalismo (ya que ni siquiera favorece al trabajador o a la trabajadora a la hora de negociar con la patronal, cuando lo hace, es para venderlo o venderla a medio plazo). El método consiste en ser una herramienta útil para los trabajadores y las trabajadoras, una herramienta que les sirva para defenderse en sus puestos de trabajo (eso que, acertadamente, llamáis "negociar la fuerza de trabajo") y, sobretodo, para emanciparse como clase. En efecto, la C.N.T. es una organización formativa que, a través de sus asambleas, sus actividades y su fondo documental (biblioteca, F.A.L., etc.), pretende que el proletariado que milita en sus filas adquiera una visión anarquista de lo que es el capitalismo, erradique sus actitudes machistas y micromachistas, aprenda a funcionar de manera horizontal y sin líderes, a ser responsable de sí mismo... a vivir la anarquía. Al mismo tiempo, prepara al trabajador y a la trabajadora a salir del "especialismo" que le ha sido inculcado para que, llegado el momento adecuado, pueda asumir la socialización de la fábrica. En otras palabras, el anarcosindicalismo asegura la estabilidad laboral del ltrabajador o la trabajadora mientras le instruye como militante y lo organiza junto a otros trabajadores u otras trabajadoras para preparar y realizar la toma de los medios de producción.
Pero acá no estamos hablando de cómo se conciben a sí mismos el anarcosindicalismo y el sindicalismo de oficina. Claro que cada uno se concibe a sí mismo de distinta manera. Claro que el anarcosindicalismo se concibe como una corriente revolucionaria. Pero a las personas, las organizaciones y a las corrientes no se las debe evaluar -principalmente- en función de lo que dicen o piensan de sí mismas, tampoco en función de lo que pretendan, sino de lo que hacen, en función de su praxis real.

Yo utilizo ese método y por eso digo que en la práctica, a pesar de que el anarcosindicalismo se conciba como "un método transformador de TODA la sociedad", es un tipo de sindicalismo que se diferencia del sindicalismo de oficina en la forma de negociar el precio de la fuerza de trabajo.

En la práctica lo que el anarcosindicalismo hace es esto: "asegura la estabilidad laboral del trabajador o la trabajadora mientras le instruye como militante." Esto no es para nada una ruptura con esta sociedad y, aunque no guste, esto es una acción recuperadora. El sindicalismo de izquierda también hace lo mismo. Bajo qué fines declarados lo haga es secundario. Es la praxis concreta la que condiciona el fin, y no el fin declarado el que condiciona a la praxis.
kaste escribió:Contrariamente a lo que afirman muchos insurreccionalistas, no se trata de una organización reformista que espera el ataque del patrón para responder, que necesite justificar sus ataques al capital (huelgas, boicots, sabotajes, piquetes...) con movimientos de la patronal, sino que se trata de una organización etapista que no cree que la revolución pueda darse aquí y ahora. Está de acuerdo en que no hace falta una causa precisa para dañar al capital, pero discrepa en que cualquier momento sea bueno para realizar dicho daño, sobre todo si estamos hablando de la revolución, que deberá ser un movimiento popular.
Bueno, la admisión del carácter etapista lo dice todo. El etapismo es algo coherente con la lógica cuantitativa. "Para hacer esto tenemos que ser más." Entonces, primero hay una etapa de organización y agrupamiento, y después -cuando seamos suficientes activistas, y para eso hay que competir en el mercado activista contra las otras organizaciones- una etapa de ataque abierto. Necesariamente, entonces, en la primera etapa el ataque al Estado/Capital debe subordinarse a "ser más", y por lo tanto debe perder en profundidad. La cantidad sobre la calidad.

Esto es reformismo, aunque se haga bajo fines revolucionarios. Ya que si antes de realizar acciones revolucionarias debemos ser más, eso significa en la actualidad una postergación del ataque revolucionario al Estado/Capital, y esto no resulta en otra cosa que una praxis reformista. Ante esto hay dos actitudes. O se justifica esa praxis reformista o se la disfraza de revolucionaria.

Pero la revolución, antes que un movimiento popular, es un proceso de ruptura con el orden social actual, y ese proceso de ruptura empieza por el individuo. Que para abolir la sociedad de clases necesitamos que ese proceso de ruptura se generalice, es claro. Pero lo prioritario aquí es la calidad antes que la cantidad. Necesitamos generalizar un proceso de ruptura, y eso no va a hacerse si, individual y grupalmente, no empezamos aquí y ahora un proceso de ruptura con esta sociedad, siempre teniendo en cuenta las limitaciones reales que la coyuntura nos impone (y no las limitaciones que nos imponga la ideología).

El insurreccionalismo sí tiene esto claro, y aunque yo tengo críticas a algunos aspectos del insurreccionalismo (sobre todo en lo organizativo y en su a veces excesivo énfasis en la violencia y la destrucción) por su ataque crítico-práctico a la lógica cuantitativa lo considero una verdadera continuación del anarquismo revolucionario. Y aun si yo no pensara así, lo seguiría siendo.
kaste escribió:Sobre si conviene tal negociación de la fuerza de trabajo, mi opinión personal es, por lo tanto, que sí; ya que, como iba diciendo, el cuerpo más grande de los asalariados y las asalariadas no tiene actualmente conciencia para atacar el capital en su día a día. Cierto es que las ocho horas de trabajo, las ocho horas de cultura y las ocho horas de sueño no son el fin al que aspirar ni son del todo revolucionaria en el marco de la sociedad del espectáculo, como bien dice Raoul Vaneigem a lo largo de su crítica al trabajo asalariado, pero es lo que interesa a la mayoría de los trabajadores y las trabajadoras, sobre todo ahora que están despareciendo los últimos vestigios del Estado del bienestar y asistimos a una precarización general del trabajo. Y el anarcosindicalismo está concebido, no como una vanguardia, sino como una herramienta para defender los intereses de la clase trabajadora. Por lo tanto, lo criticable no sería el anarcosindicalismo en sí, sino, en todo caso, las escasas aspiraciones de la clase trabajadora. Y, aun así, te diré que es muy fácil decirlo cuando tenemos acceso a internet, comida y techo: hay para quien una mejora laboral es algo de primera necesidad, algo de lo que depende para sobrevivir, no una simple vía de acceso al consumismo exacerbado. Si no se tienen cubiertas las necesidades mínimas de vida, cómo emprender una revolución interior o destinar horas a la militancia? Es una cuestión de tiempo y energía. Además, no se os ha pasado por la cabeza que frenar la reforma laboral hubiese supuesto resistir a la lógica del neoliberalismo y frenar momentáneamente su avance. Es decir, no se os ha pasado por la cabeza -o quizá sí, y lo omitís- que, en determinados contextos, la negociación de la fuerza del trabajo se opone radicalmente al avance del capital y es, por ello, revolucionaria.
Por favor no caigamos en la típica muletilla de que quienes critican al sindicalismo niegan la necesidad de la lucha reivindicativa y entre ellas la salarial. Ya lo dejé claro en el primer mensaje:

"La lucha reivindicativa es necesaria y de por sí no es ningún desvío de la lucha revolucionaria. El problema es cómo se da esa lucha reivindicativa."

Lxs proletarixs conscientes que estamos por la abolición de este orden social no somos los papás o las mamás de lxs proletarixs no conscientes.

a) No podemos estar luchando por alguien que no lucha por sí mismx.
b) Lxs proletarixs como clase han luchado, luchan y van a luchar por su supervivencia física no porque haya personas que se lo hayan dicho, sino porque debían hacerlo.

De manera que la existencia de la lucha reivindicativa no descansa sobre nuestros hombros porque todas las personas, independientemente de las ideas que tengamos y de la vida que llevemos, necesitamos comer, vestirnos, etc.

Entonces, no depende de nosotrxs si la lucha reivindicativa se da o no. Lo que depende -y muy limitadamente- de nosotrxs es cómo se da esa lucha. Si se da aisladamente, como manera de (re)integrarse en esta sociedad, o unida a la transformación revolucionaria de esta sociedad. Y aquí tengo que volver a repetirme:

"El sindicalismo separa en los hechos la lucha reivindicativa de la lucha revolucionaria, la lucha económica de la lucha política."

La lucha reivindicativa no es reformista o revolucionaria en sí. Es el sindicalismo, la forma sindicalista de dar la lucha reivindicativa, la que la lleva al reformismo. La negociación no es el único problema. El sindicalismo aísla la lucha por elevar el precio de la fuerza de trabajo de las demás luchas. La convierte en una lucha parcial separada, y no en un aspecto de la lucha integral contra este orden social. Y, de vuelta, aunque la ideología bajo la que se dé la lucha sea revolucionaria, esto no resuelve las cosas, la separación sigue existiendo.

"El anarcosindicalismo cree que con argumentos ideológicos que unan la lucha sindical con la lucha por la anarquía y con el culto a la asamblea, la autoorganización y los métodos de lucha radicales resuelve prácticamente esa separación, pero no es así."

Es cierto que la clase trabajadora, en este momento, no tiene la aspiración de vivir en una sociedad libre. Su parte "excluída", mayoritariamente, tiene la aspiración de volver a ser "incluída". Su parte "incluída", mayoritariamente, tiene la aspiración de seguir siéndolo.

Pero eso no es razón para no criticar al anarcosindicalismo. Aquí veo el mismo método que el utilizado para no criticar el anarcosindicalismo en la revolución española. Encontrar chivos expiatorios para explicar las "desviaciones". El problema no es la doctrina, sino las "fallas humanas". Antes de ciertos militantes anarcosindicalistas por no serlo lo suficiente, ahora de la clase trabajadora por no ser anarcosindicalista. Este método es un círculo vicioso, una premisa/conclusión que se explica a sí misma, y este método teórico refleja una práctica que también se justifica a sí misma.
kaste escribió:
Bajo [el nombre de sindicalismo] se manifiesta una actividad revolucionaria, hostil a la acción parlamentaria y política, esforzándose principalmente en agrupar a los proletarios en sindicatos profesionales y de mantener en el mundo obrero una continua agitación. Los medios preconizados por el Sindicalismo consisten en presentar a la clase patronal reivindicaciones siempre crecientes; aumento de salarios, reducción de horas de trabajo, etc, etc. Y en empujar a la huelga en caso negativo, con el fin de infringir pérdidad más o menos considerables a los capitalistas, que ven así inactivos sus elementos de explotación. El Sindicalismo avanzado opta por el sabotaje, la acción directa, el antimilitarismo y, como hijo que es del Socialismo, fija la base de su concepción social en el hecho económico.* Su éxito ha sido grande entre los elementos obreros revolucionarios, porque se puede decir que es el acicate de su mejoramiento.

Émile Armand, El anarquismo individualista
* En el contexto, con estas palabras Armand reprocha al sindicalismo que limite el problema humano al "hecho económico" y rehúye así su doctrina, pero no se opone a la consecución de la igualdad económica y a los métodos de lucha que utiliza. Se podría decir que su crítica buscaba una renovación del discurso sindicalista y anarcosindicalista, lo que a mí parecer se ha conseguido, ya que las asambleas de C.N.T. ya no se limitan a tratar conflictos laborales, sino que se extienden a cuestiones como el género, la liberación animal o la represión. E, incluso durante los años previos ala Guerra Civil (esos años que nunca mencionáis los consejistas en vuestra crítica al anarcosindicalismo), esta organización financiaba ateneos libertarios y escuelas racionalistas o se vinculaba a toda clase de proyectos culturales, además de luchar contra el alcoholismo y por el vegetarianismo.

Queda así demostrado que el anarconsindicalismo no es un proceso que pretenda integrar al proletariado en el sistema capitalista, sino todo lo contrario.
Más de lo mismo. Para autoconvencerse de que el sindicalismo puede ser revolucionario, basta con reemplazar ideología reformista por ideología revolucionaria, métodos de lucha moderados por métodos de lucha radicales, organización vertical por organización asamblearia, centralismo por federalismo...

Es gracioso que me reproches que no mencionemos en la crítica a la actividad extra-sindical de la CNT, cuando durante todo este debate, donde he cuestionado la práctica del anarcosindicalismo, en su mayor parte me hayas respondido con lo que piensa el anarcosindicalismo de sí mismo y con sus pretensiones revolucionarias.

Lo que queda aquí demostrado es que hay dos métodos para evaluar la realidad. El que toma como criterio principal las acciones y el que toma como criterio principal las ideas, las declaraciones, el programa, etc.


PD para Luis Nuevo y para los moderadores: intenté cambiarme el nick hace un tiempo, pero el sistema del foro no me lo permitió.
¿Pueden cambiarme el nick a Ricardo Fuego?
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Sabot
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Mensaje por Sabot » 27 Ago 2006, 21:29

Gerrard Winstanley escribió:ADMINISTRACIÓN: ¿pueden separarse los mensajes sobre el antifranquismo y demás en otro hilo y en otro foro? Sin más comentarios ya.
Bueno parece que si se realizara la separación abría que tomar una decisión salómica con alguna intervención que ha tratado ambos temas por lo que no pasa nada tampoco si el tema se queda tal cual y se continúa a partir de ahora con la cuestión planteada en inicio.
Si veis que teneis cosas que decir sobre algún personaje como Semprún se puede abirir un hilo nuevo y pegais lo que aquí se ha escrito...
paul_mattick escribió:Por eso pido a los moderadores que muevan el tema de vuelta al foro "anarquismo y comunismo" o que, en su defecto, no dejen que la discusión degenere en ataques personales como el que hace el tipo de abajo, que no tiene ni idea de lo que habla (habla de marxismo-leninismo cuando nos declaramos expresamente antibolcheviques).
Bueno ya que trata especificamente sobre el Anarcosindicalismo el foro para hacerlo es este, que para eso se creo. Por supuesto intentaremos evitar que degenere el debate en discusiones personalistas o en insultos.
"Conspirar significa respirar colectivamente."

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Braulio
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El círculo eterno del CICA

Mensaje por Braulio » 28 Ago 2006, 02:57

kaste escribió:He aquí mi mejorable aportación al debate:

En primer lugar, no se puede juzgar lo que es el anarcosindicalismo extrapolando la actuación histórica de la C.N.T. en un momento dado. Y, si así fuera, también deberían ser tenidas en cuenta sus actuaciones en el período comprendido entre 1910 y 1936, con todos sus aciertos y sus errores. Además, la revisión histórica que responsabiliza a la C.N.T. de la contrarrevolución me parece precipitada, demagógica e inmadura, ya que, sin contar que omite numerosos datos probados (como el congreso que se realizó en otoño de 1936 para encontrar una solución alternativa a la participación en el gobierno y que, desgraciadamente, no llevó a ningún lado; o las propuestas estratégicas del secretario general de la A.I.T., que no fueron escuchadas por el sector comunista y que hubieran podido darlo un giro a la guerra y a la revolución), no considera la conyuntura política como atenuante. Yo pienso que los innumerables fallos que cometió la C.N.T. no se debieron a una supuesta esencia contrarrevolucionaria, sino a personalismos y a fallos humanos. De hecho, aquella "tiranía de los comités" que tanto perjudicó al sindicato y a la revolución social sólo pudo darse infringiendo los acuerdos confederales, es decir, funcionando de manera no-anarcosindicalista, aunque también hay que reconocer que dicha inorganicidad se vio favorecida por la pasividad de la militancia confededral.

En segundo lugar, lo que verdaderamente diferencia el anarcosindicalismo del sindicalismo de oficina no es la manera de negociar la fuerza de trabajo, sino que el primero se concibe como un método transformador de TODA la sociedad (y no "recuperador del capitalismo", que os conozco), mientras que el segundo pretende ser reformador y se queda en prolongador del capitalismo (ya que ni siquiera favorece al trabajador o a la trabajadora a la hora de negociar con la patronal, cuando lo hace, es para venderlo o venderla a medio plazo). El método consiste en ser una herramienta útil para los trabajadores y las trabajadoras, una herramienta que les sirva para defenderse en sus puestos de trabajo (eso que, acertadamente, llamáis "negociar la fuerza de trabajo") y, sobretodo, para emanciparse como clase. En efecto, la C.N.T. es una organización formativa que, a través de sus asambleas, sus actividades y su fondo documental (biblioteca, F.A.L., etc.), pretende que el proletariado que milita en sus filas adquiera una visión anarquista de lo que es el capitalismo, erradique sus actitudes machistas y micromachistas, aprenda a funcionar de manera horizontal y sin líderes, a ser responsable de sí mismo... a vivir la anarquía. Al mismo tiempo, prepara al trabajador y a la trabajadora a salir del "especialismo" que le ha sido inculcado para que, llegado el momento adecuado, pueda asumir la socialización de la fábrica. En otras palabras, el anarcosindicalismo asegura la estabilidad laboral del ltrabajador o la trabajadora mientras le instruye como militante y lo organiza junto a otros trabajadores u otras trabajadoras para preparar y realizar la toma de los medios de producción.

Contrariamente a lo que afirman muchos insurreccionalistas, no se trata de una organización reformista que espera el ataque del patrón para responder, que necesite justificar sus ataques al capital (huelgas, boicots, sabotajes, piquetes...) con movimientos de la patronal, sino que se trata de una organización etapista que no cree que la revolución pueda darse aquí y ahora. Está de acuerdo en que no hace falta una causa precisa para dañar al capital, pero discrepa en que cualquier momento sea bueno para realizar dicho daño, sobre todo si estamos hablando de la revolución, que deberá ser un movimiento popular...


...Queda así demostrado que el anarconsindicalismo no es un proceso que pretenda integrar al proletariado en el sistema capitalista, sino todo lo contrario.
Justamente esa era mi opinión inicial. Superficie revindicativa reformista y fondo e de autotransformación autonómica del sujeto, anarquía vivida como dijera Horst Stowasser. El sujeto, en teoría, se autotrasforma hacia formas de autonomía obrera en las que no veo la diferencias de movimiento práctico con relación los consejistas. ¡Su marxiana teoría de la ideología es su único argumento, al igual que el sofista mexicano Adolfo Sánchez Vázquez!

A veces me parece que estos del CICA más bien defienden la forma de decir las cosas que un teoría sobre el movimiento real de unos sujetos. ¿No será un oportunismo teórico similar al del leninismo que tanto critican ellos? Roi Ferreiro y sus seguidores bien saben que Marx teóricamente nunca representó —inteligente que era— su estatismo y autoritarismo práctico. Y tal ejemplo dejó, que su herencia en la 1era internacional "llevaría a la socialdemocracia y su versión jacobina (el leninismo)", que tan antimarxista encuentran los del CICA, dándole una lectura profunda (apropiada) a Marx.

Sin embargo, siempre puedo estar equivocado y los compañeros de la CNT me dirán de casos reales de este efecto.

Salud y CNT transformadora.

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Braulio
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¿Quién fuera CICA para darles círculos a las cosas?

Mensaje por Braulio » 28 Ago 2006, 03:38

Ricardo Fuego escribió:
Hay dos actitudes que pueden adoptarse a la hora de analizar la actuación de la CNT en la revolución española.

1) Ver sus "fallos" como simplemente eso, errores, desviaciones del "verdadero" anarcosindicalismo, y encontrar la responsabilidad de esos "fallos" en ciertas personas, malas decisiones o en la coyuntura.
2) Ver esos "fallos" como consecuencias intrínsecas al anarcosindicalismo, y no como desviaciones de él.

La primera visión teórica refleja una práctica del tipo "haremos lo mismo que antes, pero mejor". El anarcosindicalismo queda impoluto, fuera de toda crítica. El problema, entonces, es que no se fue (o no se pudo ser) lo suficientemente anarcosindicalista... De esta manera los "errores" y "desviaciones" se explican por "personalismos" y "fallas humanas". El mismo término "fallas humanas" dejar ver un pensamiento del tipo "la doctrina estaba bien, lo único que falló fue su aplicación". Que es exactamente lo mismo que se dice desde la izquierda. Esto para mí no es aprender de los errores. Hacer lo mismo y esperar resultados diferentes no me parece acertado.

Yo elijo la segunda actitud. Porque una praxis revolucionaria no sólo debe incorporar una crítica profunda de la sociedad, sino de las mismas acciones y pensamientos revolucionarios. Cuando analizamos la historia para extraer conclusiones prácticas de nuestra praxis anterior, y para que esas conclusiones nos sirvan para la praxis actual, lo que necesitamos no sólo es señalar y describir los fallos y las causas de las derrotas, sino explicarlos. Y la premisa/conclusión de que el problema no fue el anarcosindicalismo como praxis, sino su mala aplicación es negarse a hallar una explicación de los hechos. Es buscar chivos expiatorios a los que echar toda la culpa del fracaso de manera que la doctrina quede "limpia de todo pecado". Esto es decididamente conservador. Y esta actitud conservadora en la teoría refleja también una práctica conservadora, basada en el culto al pasado, en "salvaguardar el legado revolucionario", y no en la transformación concreta, aquí y ahora, de nuestras vidas.
Esas son críticas de sofista. Si la concepción teórica del anarcosindicalismo es anarquista, es decir, si se basa en una disolución estratégica real de las jerarquías, de las relaciones de dominación obediencia en la sociedad (donde no sólo el capital está implicado), su análisis de los errores se entieden claramente como fallas humanas respecto a la destrucción de esas mismas relaciones y ello actualiza el mismo formulismo práctico de la táctica (en teoría). Así el reformulismo cambia la praxis y no por eso deja de ser anarcosindicalismo, aunque más bien debiera llamarse sindicalismo de búsqueda anarquista, y por lo tanto, sus miembros deberían ser solidarios (en teoría) con otros grupos organizados anarquistas e ir quitándose (considerando las condiciones reales) lo sindical a su movimiento.

He puesto "en teoría" entre paréntesis para guardar mi debido escepticismo. Hasta allí lo entiendo bien, ahora falta que me deis ejemplo de lucha que hallan llevado prácticamente a formas revolucionarias de praxis. Siempre puedo equivocarme, pero cada vez me siento más seguridad de ver que los del CICA sólo han ayudado a aumentar mi confusión en estos foros.

PD.Por cierto CICA, vuestros sofismos se parecen mucho a los que usaba Marx contra Proudhon en Miseria de la Filosofía y prometo daros varios ejemplos de ello en otro foro pues estoy haciendo una trabajo respecto a esa famosa obra de Marx, allí quedan claros los intrumentos del discurso que usaba Marx para negar a sus "enemigos" intelectuales, afirmándose y "apropiándose" de su pensamiento en el trayecto. Nos es que diga que vosotros hacéis eso, pero los recursos discursivos se parecen.

Salud

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Luis Nuevo
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Mensaje por Luis Nuevo » 28 Ago 2006, 04:21

Aclarando que estoy en cnt y razonablemente agusto.

Las cuestión que últimamente más me inquietan es:

Que en el (anarco)sindicalismo la pertenencia a y la existencia de la organización no implica ninguna lucha.

En el movimiento autónomo la organización existe en cuanto existe una lucha. Los miembros lo son de la misma en cuanto participan de esa lucha.

Es decir, al afiliado a cnt le basta con pagar la cuota. Y podrían ni pasar por un local sindical para hacerlo, mediante transferencia bancaria o similar. En una organización autónoma, eres parte de ella en cuanto te implicas.

En los tiempos de poca actividad, es un pequeño número de afiliados de la organización los que la viven día a día, asumiendo y concentrando funciones, y lo que es peor, acostumbrando a sus compañeros a que eso sea normal.

Aunque en la mayoría de esquemas autónomos hay: por un lado organizaciones "de masa" en torno a luchas concretas (por ejemplo: asamblea ante cualquier conflicto), por otro otras de carácter más estable y "específico" que continuan en el tiempo "manteniendo la llama" (servir de memoria, teorizar) y agitando (por ejemplo: el CICA).

Entonces, el papel de los "específicos" en las organizaciones de masas va a ser probablemente de liderazgo, en el sentido que tendrán análisis muy desarrollados que presentar y multitud de ejemplos de situaciones similares, conocerán los pros y los contras de las distintas estrategias, además de tener una idea muy clara de hacia dónde quieren que se dirija el conflicto.

Por lo tanto, como por otra parte siempre dice Ricardo Fuego, se trata de tener presente el peligro de aparición de las dinámicas de liderismo/delegacionismo para evitarlas.

------------------
Ricardo Fuego escribió:En la práctica lo que el anarcosindicalismo hace es esto: "asegura la estabilidad laboral del trabajador o la trabajadora mientras le instruye como militante."
¿Eso no se podría decir también de los movimientos asamblearios de trabajadores?.
La transición española fue un caso claro: tras un fortísimo movimiento asambleario se entregaron las armas y se pasó de la discusión en el lugar de trabajo y del voto en asamblea, a las elecciones en el lugar de trabajo y las elecciones de delegados no revocables.
El movimiento tuvo mucha lucha por la estabilidad laboral, pero los militantes no sacaron en claro gran cosa, y anda que no se tiró papel (y me refiero a los grupos autónomos).

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Ricardo Fuego escribió:Lo que queda aquí demostrado es que hay dos métodos para evaluar la realidad. El que toma como criterio principal las acciones y el que toma como criterio principal las ideas, las declaraciones, el programa, etc.
Bueno, habla de la realidad que él vive en primera persona:
kaste escribió:las asambleas de C.N.T. ya no se limitan a tratar conflictos laborales, sino que se extienden a cuestiones como el género, la liberación animal o la represión
Y la que existió:
kaste escribió:durante los años previos ala Guerra Civil (esos años que nunca mencionáis los consejistas en vuestra crítica al anarcosindicalismo), esta organización financiaba ateneos libertarios y escuelas racionalistas o se vinculaba a toda clase de proyectos culturales, además de luchar contra el alcoholismo y por el vegetarianismo.
Aunque supongo que para Ricardo Fuego estos hechos son propios de la autoactividad de los trabajadores y no del carácter sindical del sindicato, si no a pesar del mismo.

Vamos, que si se presentan "hechos" la teoría nos dice que no podemos aceptarlos. ¿A eso no se le llama ideología?.

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Creo que no se puede. Lo que sí es lo que has hecho, crear un nuevo usuario llamado Ricardo Fuego. Quizá incluir una nota aclaratoria en la firma "Ricardo Fuego antiguo Paul Mattick", con link a tu antiguo perfil o al "buscar todos los comentarios" si se puede, o algo así.

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Braulio
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Mensaje por Braulio » 28 Ago 2006, 06:39

Luis Nuevo escribió:
Aunque supongo que para Ricardo Fuego estos hechos son propios de la autoactividad de los trabajadores y no del carácter sindical del sindicato, si no a pesar del mismo.

Vamos, que si se presentan "hechos" la teoría nos dice que no podemos aceptarlos. ¿A eso no se le llama ideología?.
Luis, cuando hablamos de carácter de sindicato entendemos que hablamos meramente de la fachada externa en el caso del anarcosindicalismo, ¿cierto? Para el Estado y capital consolidados la CNT es legitimamente un sindicato nada más y se le tolera.

De allí hacia adentro, esos miembros tienen, al abordar cuetiones de clases:1-Consciencia de clase. 2- Idelogía revolucionaria. 3-Desarrollo solidario producto de las luchas revindicativas. Luego de allí tendría que crecer una lucha autonómica obrera.

Ahora el CICA puede justificar su posición debido a los escazos miembros que los componen y por lo tanto sólo puede esparcir militantemente "la idea" con toda la parafernalia que lleve dentro de sí, incluso como análisis valido de la realidad y praxis consecuente.

Pero ahora vamos a la CNT, dime tú, ¿por qué el Estado/Capital o el Estado y el Capital (según la línea teórica que uses) toleran así a la CNT. ¿Será acaso que poco preocupa en términos prácticos? ¿o los detentores del Caoital/Poder polítco no se ponen a hacer el análisis de ella que aquí hacemos? ¿las condiciones aún no están para un insurreción/proceso autonómico creciente?

Vengan pues los hechos o por lo menos las potencialidades a realizarse.

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kaste
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Mensaje por kaste » 28 Ago 2006, 12:46

Ricardo Fuego escribió: Yo elijo la segunda actitud. Porque una praxis revolucionaria no sólo debe incorporar una crítica profunda de la sociedad, sino de las mismas acciones y pensamientos revolucionarios. Cuando analizamos la historia para extraer conclusiones prácticas de nuestra praxis anterior, y para que esas conclusiones nos sirvan para la praxis actual, lo que necesitamos no sólo es señalar y describir los fallos y las causas de las derrotas, sino explicarlos. Y la premisa/conclusión de que el problema no fue el anarcosindicalismo como praxis, sino su mala aplicación es negarse a hallar una explicación de los hechos. Es buscar chivos expiatorios a los que echar toda la culpa del fracaso de manera que la doctrina quede "limpia de todo pecado". Esto es decididamente conservador. Y esta actitud conservadora en la teoría refleja también una práctica conservadora, basada en el culto al pasado, en "salvaguardar el legado revolucionario", y no en la transformación concreta, aquí y ahora, de nuestras vidas.
Yo no he buscado chivos expiatorios sino atenuantes que puedan disculpar parcialmente la comisión de los distintos errores de la C.N.T. de los años treinta contemplando la posibilidad del fallo humani, y me he dejado en el tintero unos cuantos (como el carácter revolucionario del congreso de Zaragoza). Ahora bien, coincido contigo en que los y las anarquistas en general, y los y las militantes anarcosindicalistas en particular, no podemos obviar que aquella “escisión invisible entre la militancia de base y los dirigentes” (en palabras de Miguel Amorós) que tanto propició la contrarrevolución pudiera tener su origen en la propia estructura de la C.N.T. y nos vemos forzados y forzadas a revisar la doctrina anarcosindicalista, como se hizo en el V congreso de la C.N.T. (el de la Transición) y se sigue haciendo hoy día a través de debates, plenos y conferencias de militantes. No se trata de “hacer lo mismo y esperar resultados diferentes”, sino de diferenciar entre los errores humanos y los errores de metodología, para caminar distintamente en el futuro, y de mejor manera que si achacamos toda la culpa a la metodología y tenemos que volver a empezar de cero el camino (con lo que no estoy diciendo que haya que enmendar lo que se encuentra al borde del derrumbamiento o lo que de por sí no vale la pena habitar, como el Partido de clase). No creo que esto me convierta en un conservador o en un leninista.
Ricardo Fuego escribió: Pero acá no estamos hablando de cómo se conciben a sí mismos el anarcosindicalismo y el sindicalismo de oficina. Claro que cada uno se concibe a sí mismo de distinta manera. Claro que el anarcosindicalismo se concibe como una corriente revolucionaria. Pero a las personas, las organizaciones y a las corrientes no se las debe evaluar -principalmente- en función de lo que dicen o piensan de sí mismas, tampoco en función de lo que pretendan, sino de lo que hacen, en función de su praxis real.
Estoy de acuerdo contigo. Sucede que se me ha olvidado precisar que la concepción teórica que tiene la C.N.T. de sí misma se corresponde a la realidad que yo vivo en el interior de mi sindicato. Como se suele decir, “cada asamblea de C.N.T. es un mundo”, y sí las hay que estén menos vinculadas al hecho revolucionario. Quizá la responsabilidad sea de los acuerdos confederales por no concebir la Confederación como una vanguardia revolucionaria y permitir el acceso a ella a toda persona no explotadora o represora que sea capaz de respetar los principios de horizontalidad, asamblearismo, autogestión y acción directa… :roll: :roll:
Ricardo Fuego escribió: En la práctica lo que el anarcosindicalismo hace es esto: "asegura la estabilidad laboral del trabajador o la trabajadora mientras le instruye como militante." Esto no es para nada una ruptura con esta sociedad y, aunque no guste, esto es una acción recuperadora. El sindicalismo de izquierda también hace lo mismo. Bajo qué fines declarados lo haga es secundario. Es la praxis concreta la que condiciona el fin, y no el fin declarado el que condiciona a la praxis.
Me temo que te equivocas en tanto que el “sindicalismo de izquierda”, al que prefiero añadir los complementos “de Estado” o “corporativo”, no asegura la estabilidad laboral del trabajador o la trabajadora (y la última reforma laboral es una muestra idónea de ello) ni busca la instrucción revolucionaria de sus afiliados y afiliadas: lo único que ofrece en este sentido son cursillos de formación para liberados y liberadas, que, además, se limitan a brindar información respecto a legislaciones, convenios o empresas suministradoras. Es, en otras palabras, un organismo prolongador del capitalismo e integrador de la clase trabajadora en tanto que la desmoviliza. En cambio, y esto forma parte de la praxis, la C.N.T. dispone de una fundación de estudios libertarios y de bibliotecas, emprende programas de animación a la lectura, organiza charlas y debates, vídeo-forums, conciertos, exposiciones o congresos de Historia, publica artículos de economía y cultura y se involucra en proyectos más ambiciosos, como la creación de un ateneo (que es lo que se está haciendo desde el Sindicato de Oficios Varios de Madrid). Incluso dispone de una secretaría de cultura y propaganda para coordinar todo esto. Por lo tanto, la práctica del anarcosindicalismo conduce inexorablemente a una ruptura moral entre el trabajador o la trabajadora y el sistema de producción capitalista y, en ocasiones, industrial (se da el caso de militantes de tendencia primitivista); despierta la conciencia de clase, y esto hace que el anarcosindicalismo difiera del sindicalismo convencional en algo más que “los fines declarados”. El problema surge cuando no se da tal práctica, cuando uno se conforma con cotizar en el sindicato y nunca aparece por el local o en las concentraciones, pero esto es una “falla humana” fruto de la alienación que se trata de superar y que, poco a poco, se va disminuyendo. Conviene recordar que la C.N.T. es el sindicato con mayor porcentaje de militantes.
Ricardo Fuego escribió: Que para abolir la sociedad de clases necesitamos que ese proceso de ruptura se generalice, es claro.
Yo digo “azul” y tú dices “azul marino”. Cuando admito el carácter etapista del método anarcosindicalista es porque hasta que no generalicemos la conciencia de clase (que es la ruptura individual, moral, con la sociedad de clases), no deberíamos atacar al capital como desearíamos. A todos nos gustaría hacer la revolución aquí y ahora, pero hay que asumir que éste es un deseo vano en tanto que la revolución es algo más que un proceso de ruptura con el orden social actual y supone un cambio brusco en la evolución social que no puede originarse de la noche a la mañana más que en las novelas o en los cómics (pienso en V de Vendetta, de Alan Moore). De hecho, la revolución social de 1936 fue la conclusión de un largo proceso anterior conformado por la construcción de un tejido social en los lugares de trabajo, la culturización del proletariado, la consolidación de diversas organizaciones anarquistas (además de en la C.N.T. y en los grupos del corte “Nosotros”, pienso en la F.A.I., en la F.I.J.L. o en M.M.L.L.) y la radicalización de la lucha de clases por parte de ambos contendientes.

Por lo demás, tengo muy claro que el éxito de una acción no depende del número de personas, sino de la estrategia, que no depende de lo cuantitativo, sino de lo cualitativo, así que puedes ahorrarme tu discurso sobre “el reformismo” y “la competición en el mercado activista”. Si estuviese yo solo contra el Estado y el Capital, no por ello dejaría de emprender acciones revolucionarias, de insurgirme en mi día a día contra el orden imperante. Sin embargo, la estrategia debe de tener en cuenta las circunstancias y, entre ellas, el momento (como bien aprendí leyendo El Arte de la Guerra), por lo que también deduzco que toda acción puede estar condenada al fracaso si no se tiene en cuenta el momento y que, de esta forma, la revolución social es irrealizable en el aquí y ahora. Nuestros esfuerzos, tanto en el ámbito sindical como en el extra-sindical (mi militancia y la de la mayoría de mis compañeros y compañeras no se limita, ni por asomo, a la C.N.T.) deben ir encaminados a generar una situación prerrevolucionaria y no debemos de ser tan estúpidos como para colocarnos a la ofensiva hasta que no tengamos la certeza de igualar o superar a nuestro enemigo. Si este enemigo es una cadena de supermercados (sirva de ejemplo Mercadona), la C.N.T. sí tiene la fuerza suficiente para lanzar un ataque, y lo hace. En el caso del sistema, no la tiene, y se mantiene más a la defensiva, que no a la espera ni en el proselitismo de militancia: la mejor forma de que un individuo adhiera un método es comprobando su eficacia a través de los hechos.
Ricardo Fuego escribió: La lucha reivindicativa no es reformista o revolucionaria en sí. Es el sindicalismo, la forma sindicalista de dar la lucha reivindicativa, la que la lleva al reformismo. La negociación no es el único problema. El sindicalismo aísla la lucha por elevar el precio de la fuerza de trabajo de las demás luchas. La convierte en una lucha parcial separada, y no en un aspecto de la lucha integral contra este orden social. Y, de vuelta, aunque la ideología bajo la que se dé la lucha sea revolucionaria, esto no resuelve las cosas, la separación sigue existiendo.
Para mí, tu definición de lo que es el sindicalismo es menos válida que la dada por Émile Armand cuando dice que “bajo el nombre de sindicalismo se manifiesta una actividad revolucionaria, hostil a la acción parlamentaria y política, esforzándose principalmente en agrupar a los proletarios en sindicatos profesionales y de mantener en el mundo obrero una continua agitación. Los medios preconizados por el Sindicalismo consisten en presentar a la clase patronal reivindicaciones siempre crecientes”. En primer lugar, y como apunté en mi interior intervención, la lucha por elevar el precio de la fuerza de trabajo, ya sea sindical o consejista, no es una mera lucha reivindicativa, sino una protesta que se opone radicalmente a la lógica actual del neoliberalismo, y esto hace de ella una lucha revolucionaria. Puede que en el Estado del bienestar esto no sea así, pero de tal circunstancia queda cada vez menos, tal cual lo demuestran la precarización del mundo laboral (que se va a extender incluso al dominio del Estado en cuanto llegue el despido libre para funcionarios) o la pérdida de derechos del consumidor.

Por otra parte, el anarcosindicalismo presta más importancia a la lucha laboral, sí, pero esto no hace de él un método reformista, del mismo modo que el prestar más atención a la liberación animal no hace de los frentes de liberación animal organizaciones reformistas. Ni tan siquiera quiere decir que otorgue preferencia a la negociación de la fuerza de trabajo sobre otras luchas que debemos afrontar los y las anarquistas del siglo XXI. Significa, ni más ni menos, que se centra en ese combate, sin excluir ni relegar a un segundo plano los demás frentes que surgen en la guerra social.
Braulio escribió: Pero ahora vamos a la CNT, dime tú, ¿por qué el Estado/Capital o el Estado y el Capital (según la línea teórica que uses) toleran así a la CNT. ¿Será acaso que poco preocupa en términos prácticos? ¿o los detentores del Caoital/Poder polítco no se ponen a hacer el análisis de ella que aquí hacemos? ¿las condiciones aún no están para un insurreción/proceso autonómico creciente?
Veo un error de base muy gordo en esta intervención, y es el suponer que la clase dirigente tolera a la C.N.T. por el hecho de no haberle declarado la misma guerra abierta que al movimiento insurreccionalitsa. El único momento histórico en que lo ha hecho es durante los años treinta, y por cuestiones “diplomáticas” que se debían al enorme peso de la organización, casi diríamos para manipularla a su favor. Hoy día, la realidad es que constantemente aparecen despidos y agresiones en el seno de las secciones sindicales de la Confederación, que hay una vigilancia más o menos fuerte del Estado hacia sus militantes y que se está procurando borrar la organización del mapa a través de la escisión cegetista, la ley de Memoria Histórica y la apropiación del patrimonio histórico que pertenece a la C.N.T.. Esto sin mencionar que los comités de empresa marginan dichas secciones sindicales y les retiran toda legitimidad. Basta un breve vistazo al foro en el que se aloja este tema de discusión y a la legislación sindical para convencerse de ello.

Mi conclusión es, pues, la misma que antes: el anarconsindicalismo no es un proceso que pretenda integrar al proletariado en el sistema capitalista, sino todo lo contrario. (Sí, lo sé, soy un cabezón. :lol:)
"Todos los esfuerzos de las personas que desean vivir bien deberían tender a la destrucción del arte, pues es uno de los males más atroces que oprimen nuestra humanidad."

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Ricardo Fuego
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Mensaje por Ricardo Fuego » 28 Ago 2006, 19:00

Más tarde voy a pasar a responder lo que considere útil, ahora no tengo tiempo.

Por lo pronto decir que no creé un usuario nuevo, sino que le pedí a los moderadores que modificaran mi nick.

Y el CICA no es una organización específica que se dedica a agitar por la autonomía proletaria como erróneamente dice Luis Nuevo. El CICA es un proyecto, al menos en su fase actual, de difusión del comunismo antibolchevique y de actualización de la teoría revolucionaria. O sea que la agitación no es nuestra principal tarea, sino la cooperación intelectual. Aparte de esto, cada uno de sus integrantes tiene su propia actividad política, individual o grupal.
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Mensaje por Luis Nuevo » 28 Ago 2006, 22:18

Braulio escribió:Luis, cuando hablamos de carácter de sindicato entendemos que hablamos meramente de la fachada externa en el caso del anarcosindicalismo, ¿cierto? Para el Estado y capital consolidados la CNT es legitimamente un sindicato nada más y se le tolera.
Me parece que tu intervención no tiene mucho que ver con el párrafo que me citas, pero bueno.

El estado y el capital no "tolera" a ccoo y ugt, sino que los promociona, porque forman parte de ellos. Se "tolera" algo que molesta.

Y te puedo asegurar que el trato que tiene cnt por parte del estado y el capital no es el mismo, ni parecido, que el que se da a otros.

La cuestión de que es un sindicato es que es una reunión estable de trabajadores (por cuenta ajena y propia sin asalariados) sin distinción (aparte de los consavidos cuerpos armados y represivos en el caso de cnt) con el objetivo inmediato de mejorar sus condiciones de vida. A partir de ahí hablamos de si el (A)sindicaliso es válido, no lo es, o lo que sea.

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Bien por lo del nick, Ricardo y administrador&s
Ricardo Fuego escribió:El CICA es un proyecto, al menos en su fase actual, de difusión del comunismo antibolchevique y de actualización de la teoría revolucionaria. O sea que la agitación no es nuestra principal tarea, sino la cooperación intelectual. Aparte de esto, cada uno de sus integrantes tiene su propia actividad política, individual o grupal.
Bueno, lo que dije fué:
Luis Nuevo escribió:Aunque en la mayoría de esquemas autónomos hay: por un lado organizaciones "de masa" en torno a luchas concretas (por ejemplo: asamblea ante cualquier conflicto), por otro otras de carácter más estable y "específico" que continuan en el tiempo "manteniendo la llama" (servir de memoria, teorizar) y agitando (por ejemplo: el CICA).
Que el CICA no se dedique a la agitación como tal supongo que para tí será importante aclararlo y que no se considere "específico" (que he utilizado entrecomillado, pues quería hacer alusión a lo que en el anarquismo se entiende por "específicas"), pero creo que el CICA puede servir de ejemplo para entendernos.

De todas formas, al utilizar "específico" me he delatado. En mi mente repito el esquema "específica"/organización de masa con el "específica autónoma"/"organización de masa autónoma". Y no me refiero a que la específica diga con su nombre lo que hay que hacer a la organización de masa. Sino que los miembros de la "específica" juegan con ventaja en la organización abierta por su mayor experiencia y conocimientos. Me repito, había quedado claro, ¿no?.
Última edición por Luis Nuevo el 28 Ago 2006, 23:12, editado 3 veces en total.

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Ricardo Fuego
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Re: ¿Quién fuera CICA para darles círculos a las cosas?

Mensaje por Ricardo Fuego » 28 Ago 2006, 22:23

Braulio escribió:Esas son críticas de sofista. Si la concepción teórica del anarcosindicalismo es anarquista, es decir, si se basa en una disolución estratégica real de las jerarquías, de las relaciones de dominación obediencia en la sociedad (donde no sólo el capital está implicado), su análisis de los errores se entieden claramente como fallas humanas respecto a la destrucción de esas mismas relaciones y ello actualiza el mismo formulismo práctico de la táctica (en teoría).
A ver si te entendí. ¿Dices que el método de asignar todos los errores y las desviaciones a "fallas humanas" dejando el cuerpo doctrinario sin criticar está bien, y que la crítica a esa metodología de análisis teórico es sofismo?
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Mensaje por Ricardo Fuego » 28 Ago 2006, 23:52

kaste escribió:
Ricardo Fuego escribió: Yo elijo la segunda actitud. Porque una praxis revolucionaria no sólo debe incorporar una crítica profunda de la sociedad, sino de las mismas acciones y pensamientos revolucionarios. Cuando analizamos la historia para extraer conclusiones prácticas de nuestra praxis anterior, y para que esas conclusiones nos sirvan para la praxis actual, lo que necesitamos no sólo es señalar y describir los fallos y las causas de las derrotas, sino explicarlos. Y la premisa/conclusión de que el problema no fue el anarcosindicalismo como praxis, sino su mala aplicación es negarse a hallar una explicación de los hechos. Es buscar chivos expiatorios a los que echar toda la culpa del fracaso de manera que la doctrina quede "limpia de todo pecado". Esto es decididamente conservador. Y esta actitud conservadora en la teoría refleja también una práctica conservadora, basada en el culto al pasado, en "salvaguardar el legado revolucionario", y no en la transformación concreta, aquí y ahora, de nuestras vidas.
Yo no he buscado chivos expiatorios sino atenuantes que puedan disculpar parcialmente la comisión de los distintos errores de la C.N.T. de los años treinta contemplando la posibilidad del fallo humani, y me he dejado en el tintero unos cuantos (como el carácter revolucionario del congreso de Zaragoza). Ahora bien, coincido contigo en que los y las anarquistas en general, y los y las militantes anarcosindicalistas en particular, no podemos obviar que aquella “escisión invisible entre la militancia de base y los dirigentes” (en palabras de Miguel Amorós) que tanto propició la contrarrevolución pudiera tener su origen en la propia estructura de la C.N.T. y nos vemos forzados y forzadas a revisar la doctrina anarcosindicalista, como se hizo en el V congreso de la C.N.T. (el de la Transición) y se sigue haciendo hoy día a través de debates, plenos y conferencias de militantes. No se trata de “hacer lo mismo y esperar resultados diferentes”, sino de diferenciar entre los errores humanos y los errores de metodología, para caminar distintamente en el futuro, y de mejor manera que si achacamos toda la culpa a la metodología y tenemos que volver a empezar de cero el camino (con lo que no estoy diciendo que haya que enmendar lo que se encuentra al borde del derrumbamiento o lo que de por sí no vale la pena habitar, como el Partido de clase). No creo que esto me convierta en un conservador o en un leninista.
Yo ni te dije leninista ni te dije conservador. Dije que la actitud de no cuestionar de raíz el anarcosindicalismo me parece conservadora. La existencia de un cuestionamiento superficial es otra evidencia de esto. Tambien hay izquierdistas que han revisado críticamente la doctrina marxista-leninista y la práctica bolchevique, pero siguen con lo de construir el partido revolucionario (Jean Barrot, por ejemplo). Entonces, hay maneras y maneras de evaluar la realidad.

Yendo más allá, para mí no existe una verdadera división entre metodologías y fallas humanas. Porque las metodologías, doctrinas y formas de práctica fueron creadas por seres humanos y sólo existen a través de seres humanos. Asi que un fallo metodológico también es un fallo humano. ¿Pero cual es la profundidad de ese fallo humano? Eso es lo que estamos debatiendo.

Para tí la cosa se termina en personalismos y equivocaciones. Quizás hasta pienses que ciertos dirigentes cenetistas traicionaron a la revolución. Pero no piensas que el mismo anarcosindicalismo tenga que ser cuestionado en su totalidad, a lo sumo en algunos aspectos. Bueno, yo eso no lo comparto. Para mí superar al anarcosindicalismo es una necesidad histórica del proletariado.

Y eso no significa empezar de cero. La crítica radical a las propias concepciones, aun si lleva a abandonar la gran mayoría de las certezas positivas que se tiene, es siempre una superación, y nunca un retroceso.
kaste escribió:
Ricardo Fuego escribió: Pero acá no estamos hablando de cómo se conciben a sí mismos el anarcosindicalismo y el sindicalismo de oficina. Claro que cada uno se concibe a sí mismo de distinta manera. Claro que el anarcosindicalismo se concibe como una corriente revolucionaria. Pero a las personas, las organizaciones y a las corrientes no se las debe evaluar -principalmente- en función de lo que dicen o piensan de sí mismas, tampoco en función de lo que pretendan, sino de lo que hacen, en función de su praxis real.
Estoy de acuerdo contigo. Sucede que se me ha olvidado precisar que la concepción teórica que tiene la C.N.T. de sí misma se corresponde a la realidad que yo vivo en el interior de mi sindicato. Como se suele decir, “cada asamblea de C.N.T. es un mundo”, y sí las hay que estén menos vinculadas al hecho revolucionario. Quizá la responsabilidad sea de los acuerdos confederales por no concebir la Confederación como una vanguardia revolucionaria y permitir el acceso a ella a toda persona no explotadora o represora que sea capaz de respetar los principios de horizontalidad, asamblearismo, autogestión y acción directa… :roll: :roll:
En los hechos, en la revolución española, las bases de la CNT actuaron como vanguardia revolucionaria. No en el sentido leninista, de élite dirigente que busca subordinar el movimiento a su voluntad (ese papel lo cumplió la dirección de la CNT), sino en el sentido de porción prácticamente más adelantada de un movimiento revolucionario.

¿Pero en qué momentos lxs obrerxs y campesinxs revolucionarixs de la CNT, del POUM e independientes actuaron de manera revolucionaria? Cuando actuaron por su cuenta, cuando tomaron la iniciativa, cuando no esperaron a las órdenes de sus jefes o cuando las desobedecieron, cuando, en vez de actuar como base militante de tal o cual organización, actuaban como miembros conscientes del proletariado como sujeto histórico.

El anarcosindicalismo, ¿promueve esta forma de actuar? No. La CNT, ¿actúa como organización que promueve la autonomía obrera -como dice Braulio, para mí ingenuamente-, o actúa como organización que compite con las demás organizaciones del movimiento obrero (partidos y sindicatos) por enrolar a la máxima cantidad de activistas y simpatizantes bajo su programa? Lo segundo. La CNT, en los hechos, actúa como partido, actúa como candidato a élite dirigente. Aunque su discurso sea sobre la autogestión, aunque su estructura organizativa sea confederal y asamblearia, aunque su ideología y programa sean libertarios.
kaste escribió:
Ricardo Fuego escribió: En la práctica lo que el anarcosindicalismo hace es esto: "asegura la estabilidad laboral del trabajador o la trabajadora mientras le instruye como militante." Esto no es para nada una ruptura con esta sociedad y, aunque no guste, esto es una acción recuperadora. El sindicalismo de izquierda también hace lo mismo. Bajo qué fines declarados lo haga es secundario. Es la praxis concreta la que condiciona el fin, y no el fin declarado el que condiciona a la praxis.
Me temo que te equivocas en tanto que el “sindicalismo de izquierda”, al que prefiero añadir los complementos “de Estado” o “corporativo”, no asegura la estabilidad laboral del trabajador o la trabajadora (y la última reforma laboral es una muestra idónea de ello) ni busca la instrucción revolucionaria de sus afiliados y afiliadas: lo único que ofrece en este sentido son cursillos de formación para liberados y liberadas, que, además, se limitan a brindar información respecto a legislaciones, convenios o empresas suministradoras. Es, en otras palabras, un organismo prolongador del capitalismo e integrador de la clase trabajadora en tanto que la desmoviliza. En cambio, y esto forma parte de la praxis, la C.N.T. dispone de una fundación de estudios libertarios y de bibliotecas, emprende programas de animación a la lectura, organiza charlas y debates, vídeo-forums, conciertos, exposiciones o congresos de Historia, publica artículos de economía y cultura y se involucra en proyectos más ambiciosos, como la creación de un ateneo (que es lo que se está haciendo desde el Sindicato de Oficios Varios de Madrid). Incluso dispone de una secretaría de cultura y propaganda para coordinar todo esto. Por lo tanto, la práctica del anarcosindicalismo conduce inexorablemente a una ruptura moral entre el trabajador o la trabajadora y el sistema de producción capitalista y, en ocasiones, industrial (se da el caso de militantes de tendencia primitivista); despierta la conciencia de clase, y esto hace que el anarcosindicalismo difiera del sindicalismo convencional en algo más que “los fines declarados”. El problema surge cuando no se da tal práctica, cuando uno se conforma con cotizar en el sindicato y nunca aparece por el local o en las concentraciones, pero esto es una “falla humana” fruto de la alienación que se trata de superar y que, poco a poco, se va disminuyendo. Conviene recordar que la C.N.T. es el sindicato con mayor porcentaje de militantes.
Bueno, no sé como andarán las cosas allá, pero acá en Argentina no hay anarcosindicalismo y el sindicalismo de izquierda o de base es todo lo que hay, y asegura -con limitaciones- la estabilidad laboral.

Luego enumeras todas las actividades extra-sindicales de la CNT. Pero aquí el tema del que estábamos hablando era del anarcosindicalismo. Todos los ateneos libertarios del mundo no cambian las coincidencias esenciales entre el anarcosindicalismo y el sindicalismo "a secas": la negociación del precio de la fuerza de trabajo, la separación de la lucha reivindicativa de la lucha revolucionaria. Que haya militantes de la CNT con trabajo sindical y con actividad cultural no transforma la esencia del sindicalismo.
kaste escribió:
Ricardo Fuego escribió: Que para abolir la sociedad de clases necesitamos que ese proceso de ruptura se generalice, es claro.
Yo digo “azul” y tú dices “azul marino”. Cuando admito el carácter etapista del método anarcosindicalista es porque hasta que no generalicemos la conciencia de clase (que es la ruptura individual, moral, con la sociedad de clases), no deberíamos atacar al capital como desearíamos. A todos nos gustaría hacer la revolución aquí y ahora, pero hay que asumir que éste es un deseo vano en tanto que la revolución es algo más que un proceso de ruptura con el orden social actual y supone un cambio brusco en la evolución social que no puede originarse de la noche a la mañana más que en las novelas o en los cómics (pienso en V de Vendetta, de Alan Moore). De hecho, la revolución social de 1936 fue la conclusión de un largo proceso anterior conformado por la construcción de un tejido social en los lugares de trabajo, la culturización del proletariado, la consolidación de diversas organizaciones anarquistas (además de en la C.N.T. y en los grupos del corte “Nosotros”, pienso en la F.A.I., en la F.I.J.L. o en M.M.L.L.) y la radicalización de la lucha de clases por parte de ambos contendientes.

Por lo demás, tengo muy claro que el éxito de una acción no depende del número de personas, sino de la estrategia, que no depende de lo cuantitativo, sino de lo cualitativo, así que puedes ahorrarme tu discurso sobre “el reformismo” y “la competición en el mercado activista”. Si estuviese yo solo contra el Estado y el Capital, no por ello dejaría de emprender acciones revolucionarias, de insurgirme en mi día a día contra el orden imperante. Sin embargo, la estrategia debe de tener en cuenta las circunstancias y, entre ellas, el momento (como bien aprendí leyendo El Arte de la Guerra), por lo que también deduzco que toda acción puede estar condenada al fracaso si no se tiene en cuenta el momento y que, de esta forma, la revolución social es irrealizable en el aquí y ahora. Nuestros esfuerzos, tanto en el ámbito sindical como en el extra-sindical (mi militancia y la de la mayoría de mis compañeros y compañeras no se limita, ni por asomo, a la C.N.T.) deben ir encaminados a generar una situación prerrevolucionaria y no debemos de ser tan estúpidos como para colocarnos a la ofensiva hasta que no tengamos la certeza de igualar o superar a nuestro enemigo. Si este enemigo es una cadena de supermercados (sirva de ejemplo Mercadona), la C.N.T. sí tiene la fuerza suficiente para lanzar un ataque, y lo hace. En el caso del sistema, no la tiene, y se mantiene más a la defensiva, que no a la espera ni en el proselitismo de militancia: la mejor forma de que un individuo adhiera un método es comprobando su eficacia a través de los hechos.
La conciencia revolucionaria no se puede generalizar mezclando la propaganda de los principios revolucionarios con actividades reivindicativas separadas prácticamente de todo cuestionamiento revolucionario al sistema. En ese caso, la "conciencia revolucionaria" no es más que otra ideología, compitiendo con las demás ideologías que hay. La conciencia revolucionaria sólo puede ser producto de un cuestionamiento revolucionario al sistema, no de un cuestionamiento reformista con discurso revolucionario.

Después dices "atacar al capital como desearíamos". ¡Es que no se trata sólo de deseos, sino de necesidad! Necesitamos atacar al Estado/Capital aquí y ahora, esto no es un comic. La revolución no es un momento apocalíptico allá en el horizonte donde por fin nos vengaremos de nuestros opresores. ¡Basta de romanticismo!

La revolución es de todos los días, y eso no quiere decir que vayas ahora y tires una bomba en la comisaría más cercana. No estoy haciendo una apología del voluntarismo, porque reconozco que hay obstáculos reales al grado de profundidad, al momento, las maneras en que podemos atacar. Pero el etapismo es un obstáculo puesto por nosotros mismos, un obstáculo que sólo existe en nuestras cabezas.
kaste escribió:
Ricardo Fuego escribió: La lucha reivindicativa no es reformista o revolucionaria en sí. Es el sindicalismo, la forma sindicalista de dar la lucha reivindicativa, la que la lleva al reformismo. La negociación no es el único problema. El sindicalismo aísla la lucha por elevar el precio de la fuerza de trabajo de las demás luchas. La convierte en una lucha parcial separada, y no en un aspecto de la lucha integral contra este orden social. Y, de vuelta, aunque la ideología bajo la que se dé la lucha sea revolucionaria, esto no resuelve las cosas, la separación sigue existiendo.
Para mí, tu definición de lo que es el sindicalismo es menos válida que la dada por Émile Armand cuando dice que “bajo el nombre de sindicalismo se manifiesta una actividad revolucionaria, hostil a la acción parlamentaria y política, esforzándose principalmente en agrupar a los proletarios en sindicatos profesionales y de mantener en el mundo obrero una continua agitación. Los medios preconizados por el Sindicalismo consisten en presentar a la clase patronal reivindicaciones siempre crecientes”. En primer lugar, y como apunté en mi interior intervención, la lucha por elevar el precio de la fuerza de trabajo, ya sea sindical o consejista, no es una mera lucha reivindicativa, sino una protesta que se opone radicalmente a la lógica actual del neoliberalismo, y esto hace de ella una lucha revolucionaria. Puede que en el Estado del bienestar esto no sea así, pero de tal circunstancia queda cada vez menos, tal cual lo demuestran la precarización del mundo laboral (que se va a extender incluso al dominio del Estado en cuanto llegue el despido libre para funcionarios) o la pérdida de derechos del consumidor.
¿Y cual es el criterio que has utilizado para decir que la definición de Emile Arnand es más válida que la que yo estoy dando? ¿Que te parece más bonita, que es más conveniente según tu actividad militante? No lo explicas.

Yo sostengo que la lucha reivindicativa, por sí sola, no es revolucionaria. Al menos en el sentido subjetivo-consciente. Tienes razón y coincido con que en este momento, donde la tendencia del capitalismo decadente es empeorar cada vez más las condiciones de explotación, las luchas salariales cobran mayor importancia política que antes. ¡Pero no por eso se transforman en luchas revolucionarias! La mayoría de la clase todavia quiere integrarse/seguir integrada a esta sociedad. La lucha por elevar el precio de la fuerza de trabajo no está cuestionando el trabajo asalariado.

Y, por favor, no es mi pretensión que se siga haciendo lo mismo que ahora pero con el rótulo de consejista. Lo digo por tu frase de "ya sea sindical o consejista". No es mi intención reemplazar ideología anarquista por ideología consejista, sindicatos por consejos obreros, Frank Mintz por Anton Pannekoek, etc.
kaste escribió:Por otra parte, el anarcosindicalismo presta más importancia a la lucha laboral, sí, pero esto no hace de él un método reformista, del mismo modo que el prestar más atención a la liberación animal no hace de los frentes de liberación animal organizaciones reformistas. Ni tan siquiera quiere decir que otorgue preferencia a la negociación de la fuerza de trabajo sobre otras luchas que debemos afrontar los y las anarquistas del siglo XXI. Significa, ni más ni menos, que se centra en ese combate, sin excluir ni relegar a un segundo plano los demás frentes que surgen en la guerra social.
Lo que hace del anarcosindicalismo un método reformista es su carácter sindicalista. Lo vengo diciendo hace varios mensajes.

Ojo, no espero con esto convencerte y seguir discutiendo hasta que reconozcas "sí, soy reformista" o algo parecido. Yo no pretendo meterme en la competencia por las conciencias. Me interesa clarificar mi punto de vista, ya sea de forma positiva o en confrontación con otros puntos de vista.

Yo al principio de mi entrada en política llegué de manera autodidacta al leninismo. Luego, a medida que conocía lo que históricamente hizo el bolchevismo, empecé a revisar críticamente mis ideas. Esto, sumado a que mi militancia en un partido troskista era menos que satisfactoria, de un reformismo práctico rancio y de una miseria teórica impresionante, me abrió a una actitud crítica aun mayor. Y cuando encontré al comunismo de consejos (y no creo que haya sido casualidad) vi algo coherente con lo que yo pensaba del comunismo y de la revolución, y que hacía una crítica demoledora del bolchevismo. Estas nuevas ideas, que yo no hubiera adoptado si no hubiera estado abierto a ellas, si no hubiera tenido siempre las ganas de formarme mis propias opiniones, de desarrollarme intelectualmente y en otros aspectos, me sirvieron para revolucionarme a mí mismo. Era obvio que con esas convicciones no podía seguir militando en un partido troskista, sin embargo lo que retrasaba mi ruptura explícita con el troskismo era la incertidumbre práctica inmediata, "¿qué voy a hacer ahora?". Pero tomé la decisión y rompí, porque me era emocionalmente insoportable seguir en esa contradicción tan grande. Entonces, abandoné todo un conjunto de certezas teóricas y prácticas que había adoptado a través de los años, porque me di cuenta de que no eran corcondantes con lo que yo quería. No estaba seguro de lo que quería en términos positivos, pero sí estaba seguro de lo que no quería. No quería colaborar con el electoralismo y el sindicalismo, ni con la política de jefes ni con la división entre dirigentes y dirigidxs, ni con el embrutecimiento ideológico ni con las no menos embrutecedoras discusiones de capilla.

Es que la libertad y la anarquía son fuerzas esencialmente destructivas y negadoras de la existencia humana actual, y sus propuestas positivas no pueden salir más que de la negación de lo actual. Cuando encontramos que una metodología que creíamos que llevaba a la anarquía, no lo hace, entonces abandonar esa metodología, por más que en lo inmediato sea pasar de la certeza a la incertidumbre, es siempre mucho más positivo que conservar esa metodología o intentar reformarla.

Pero esto depende de la experiencia de cada uno. Por ahí si yo encontraba a las ideas del comunismo de consejos un año antes de lo que lo hice, no las hubiera adoptado, porque en ese momento no había llevado hasta mis últimas consecuencias mi experiencia con el bolchevismo. Yo sé que ni tú ni otras personas van a dejar de pensar que el anarcosindicalismo es revolucionario sólo porque yo diga que no lo es. Aquí nadie convence a nadie, el que se convence es porque ya está abierto a esas nuevas ideas, porque ya había desarrollado y analizado las viejas ideas hasta un punto de estancamiento, y esto lo llevó a dar otro paso. Lo que a mí me interesa es que quede claro por qué yo pienso que el anarcosindicalismo actúa como obstáculo para la autonomía proletaria. No es que yo tenga la fantasía de que un anarcosindicalista convencido, por leer mis argumentos, va a romper con la CNT.
Ni partidos ni sindicatos, ni siglas ni dirigentes: ¡autonomía proletaria!

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eu
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Mensaje por eu » 29 Ago 2006, 02:20

Amigo Ricardo, esta pregunta que te hago es importante para lo que mañana te he de argumentar en base a tu respuesta:
A cuantos militantes de la CNT de los años 30 conoces?

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Luis Nuevo
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Mensaje por Luis Nuevo » 29 Ago 2006, 17:33

Ciertamente, la gente que se ha ido de CNT no ha sido por talo cual teoría. Si no porque no se sentía a gusto, y preguntándose el porqué ha encontrado una teoría que lo explica y que le resulta satisfactoria.

El problema es que a CNT se la tiene mitificada, y los mitos caen. Hay que tener en cuenta que tiene sus limitaciones, así como que intentar de despertar un poco de rebeldía en el mundo del trabajo hoy en día es bastante frustante, porque como bien dice Ricardo Fuego, casi todo el mundo quiere integrarse.

Pero por otro lado, en CNT no se llama a obedecer lo que dice la organización. Se llama a actuar por uno/a mismo/a y ser solidario con los/as pocos/as que lo hacen. ¿Que hay delegacionismo?, pues sí, pero vamos, habiendo estado en colectivos "autónomos" y en grupos "específicos" no veo gran diferencia.

El grado de autonomía de los sindicatos es amplio, si alguien no quiere secundar algo, no lo hace y punto. Eso sí, los acuerdos hay que respetarlos, es una federación, no una coordinadora.
Ricardo Fuego escribió:Luego enumeras todas las actividades extra-sindicales de la CNT. Pero aquí el tema del que estábamos hablando era del anarcosindicalismo.
Oye, que eso lo hace porque tú dijiste que el (A)sindicalismo inexorablemente trataba únicamente el aumento del precio de la fuerza de trabajo y se olvidaba de lo demás. Si él te aclara que no es así, no se lo eches en cara.
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pd - voy a editar mi intervención sobre Carlos Semprún Maura para ser un poco más estricto con las fechas.

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Braulio
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Re: ¿Quién fuera CICA para darles círculos a las cosas?

Mensaje por Braulio » 29 Ago 2006, 20:22

Ricardo Fuego escribió:
A ver si te entendí. ¿Dices que el método de asignar todos los errores y las desviaciones a "fallas humanas" dejando el cuerpo doctrinario sin criticar está bien, y que la crítica a esa metodología de análisis teórico es sofismo?
A ver si ahora me hago enteder mejor. Digo que decir las cosas de otro modo defendiendo algo que se dice diferente sólo por el hecho de decirlo de otro modo, es sofismo. Honestamente Ricardo, coincido contigo si fuera posible pasar este foro a otro lado o sí los compañeros me puede aclarar de una vez por todas, teóricamente y con pruebas prácticas (procesos reales) el meollo de mi inquietud.

Este foro se ha perdido de la pregunta original. ¿Puede una ideología libertaria provocar procesos de autonomía dentro de un sindicato? ¿Pueden las ideologías trasnformarse en actos que transformen el estado actual de las cosas? ¿No es el anarquismo una ideología que implica necesariamente una congruencia práctica como decía cierto revolucionario ruso?

¿Es la CNT un sindicato con idelogía libertaria (practicamente manifestada) o sólo con retórica libertaria? ¿es el anarquismo en la CNT un conjunto de herramientas prácticas "a pequeña", la caja ideológica de un humanismo radical "A grande", o ambas cosas?


Salud y enfoque

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