http://www.lahaine.org/index.php?p=16659La militarización y paramilitarización del campo paraguayo están vinculadas al ascenso del movimiento campesino y a la ampliación de los cultivos de soja, que no crecen sobre las tierras de los latifundistas sino del pequeño campesino. La soja transgénica comenzó a expandirse en el ciclo agrícola 1999-2000. Se trata de la segunda oleada de agricultura intensiva; la primera se había registrado en los 70, con el ingreso de agricultores brasileños que expandieron la frontera de la soja tradicional desde los estados del sur de Brasil. El sociólogo paraguayo Tomás Palau asegura que “sin disponibilidad de tierras fiscales, la frontera de la soja se expande sobre tierras campesinas, sobre campos ganaderos reconvertidos y sobre lo que resta de monte” 10. La progresión de cultivos es asombrosa. En 1995 se cultivaban 800 mil hectáreas de soja; en 2003 se llegó a 2 millones. En el mismo período la producción pasó de 2,3 millones de toneladas a 4,5 millones. Pero en la misma década la extensión de los cultivos de algodón—de los que viven los pequeños y medianos campesinos—cayó un 20%, mientras el volumen de producción se redujo a la mitad.
Palau considera que la explosión sojera tuvo dos efectos: los ambientales , que se agravaron por la desaparición de los últimos bolsones de bosques en la región Oriental y por el uso indiscriminado de herbicidas y pesticidas; y los sociales , que “resultan dramáticos en un país que venía sufriendo un acelerado proceso de empobrecimiento y que ahora debe asistir a una expulsión masiva de familias campesinas de sus tierras”. El 25% de los campesinos paraguayos vive en la indigencia. El país sufrió así, según Palau, una triple pérdida de soberanía: “Depende de las exportaciones de un solo producto (soja) cuyas semillas serán proveídas por una sola empresa (Monsanto)”; pierde soberanía territorial, ya que grandes extensiones son adquiridas por extranjeros, en particular brasileños, los llamados “brasiguayos”; y también una pérdida de soberanía alimentaria, porque el monocultivo sustituye la diversidad de cultivos de subsistencia de las familias campesinas.
En América Latina los cultivos de soja están empezando a ser más destructivos que la ganadería. ¿Es legítimo consumir alimentos que son cultivados a base de quitarle tierras a la gente (e incluso de matarla a veces)?