anárquico escribió:En fin a todos los veganos que haya por aqui que miren este link.
www-ni.elnuevodiario.com.ni/archivo/2005/junio/03-junio-2005/mundo_oculto/mundo_oculto-20050601-03.html
Pues vaya con lo que saltas ahora, menuda novedad. No es la primera vez que me hablan de este experimento, de hecho es citado a menudo por gente omnívora con la intención de justificarse, aunque de tomárselo en serio deberían cuestionarse el frugivorismo como opción de vida, conclusión a la que suelen estar lejos de llegar...
Primero de nada hay que explicar que Cleve Backster no era un científico, ni tenía formación sobre botánica o biología, era simplemente un agente de la CIA que un día le dio por empezar a hacer experimentos con plantas y un polígrafo. Para valorar la seriedad de dicho experimento basta con que mires la página en que está publicado: un suplemento llamado “Mundo oculto”, logotipo esotérico incluido. Echa un vistazo también a la asociación cultural que ha facilitado el artículo:
http://www.nuevaacropolismalaga.org. Existen movimientos espirituales o parapsicológicos que afirman que las plantas tienen capacidad de sufrir, pero es mejor basarse en fuentes empíricas fiables a la hora de comprobar el rigor de una información. En este caso, puede que el experimento en cuestión fuera algo “espectacular” en cuanto a los resultados, pero el proceso científico y las conclusiones que se extrajeron, de rigor tienen muy poco. Horowitz, Lewis, y Gasteiger en 1975 y Kmetz en 1977 ya denunciaron que Backster no había utilizado controles apropiados para el estudio. En comprobaciones posteriores de estos investigadores no se detectaron reacciones por parte de la planta a los pensamientos o a las amenazas. Encontraron que la causa de los movimientos del polígrafo habría podido ser debido a un gran número de factores, incluyendo electricidad estática, el movimiento en el cuarto, cambios en humedad, etc. Puedes comprobarlo aquí:
http://skepdic.com/plants.html
De todos modos, aunque los resultados obtenidos hubieran sido fiables, serían insuficientes para extraer de ellos que las plantas pueden experimentar sensaciones de modo similar a los animales vertebrados. Sabemos que las plantas carecen de:
1.-Receptores dérmicos capaces de generar el impulso neuroquímico de alerta que se convertirá en la sensación de dolor al llegar al cerebro.
2.-Cerebro donde procesar ese impulso y donde se forma la "conciencia de sí" más o menos desarrollada de los animales puesto que alguien tiene que percibir que le duele.
3.-Endorfinas, sustancias químicas producidas por el organismo animal en presencia de dolores muy fuertes para intentar amortiguarlo.
En su lugar presentan una estructura de células organizadas en grupo, basadas en la celulosa, que actuan como un conjunto de individuos. Por ello presentar a las plantas como entidades individuales es algo dudoso, pues incluso son capaces de regenerarse por completo desde una porción o esqueje formando otra agrupación independiente. Aquí dejo un trozo de un artículo de Manuel Rojas Garcidueñas, maestro en ciencias, profesor de biología y autor de varios libros y artículos que han sido textos en diversas universidades, que habla sobre las diversas reaciones que puede manifestar una planta ante determinados estímulos (en negrita las partes destacadas):
...Han pasado muchos años desde ese día pero nunca olvidaré la experiencia que nos hizo sufrir un profesor de fisiología vegetal. Nos detuvo junto a una frondosa planta de sensitiva o vergonzosa (Mimosa pudica) y encendiendo un largo fósforo lo acercó a la punta de una hoja grande (las hojas de las mimosas y acacias están compuestas por numerosas "hojitas" o foliolos a lo largo de la nervadura central) manteniéndolo cierto tiempo. Los foliolos empezaron a retraerse y cerrarse pero lo curioso es que el estímulo se fue corriendo a lo largo de la hoja, de la punta lastimada a la base, de manera que la retracción de los foliolos causó que toda la hoja se inclinara lentamente dando una total impresión de un brazo retrayéndose de dolor. Se me erizó el pelo y casi oí gritar a la planta. Ya había visto yo, muchas veces, la respuesta de la sensitiva al tocarle los foliolos pero jamás había visto su reacción a un estímulo intenso y prolongado; estoy seguro de que las plantas no sienten dolor pues carecen de receptores y de células nerviosas, pero aun así, no me gustaría repetir la experiencia.
Este tipo de movimientos se llaman nastias. En el caso de estímulos mecánicos o térmicos la sensitiva los recibe en unas estructuras en la base de los foliolos llamados pulvini y se propaga a los demás foliolos no excitados directamente por medio de una sustancia estimulante que se sintetiza con gran rapidez; queda mucho por conocer sobre este proceso. La respuesta de cierre de los foliolos en la oscuridad que ocurre en muchas plantas también se siente en los pulvini y se debe a la súbita entrada y salida del agua, o sea a la turgencia de las células de dichas estructuras, pero el mecanismo que liga la recepción de la luz con la respuesta de la célula no se conoce bien aunque se sabe que tiene que ver con la distribución de las sales (iones) de potasio y de cloro.
Todas las plantas muestran un crecimiento direccional hacia la luz, o fototropismo, cuya causa es una distribución desigual de la auxina, según se dijo en el apartado anterior. El crecimiento de la raíz hacia el centro de la Tierra o geotropismo es explicado también por la acción auxínica. Estos tipos de crecimiento hacen que la planta se mueva hacia algo en el sentido de que crece dirigiéndose a un punto del espacio determinado.
El desigual crecimiento del tallo es también responsable de que algunas plantas, como los girasoles, muevan sus flores o inflorescencias según la posición del Sol. Causa similar tienen los movimientos de las hojas de muchas especies, como el frijol, que cuando la irradiación solar es muy fuerte cambian de posición al mediodía de modo que presentan los bordes al Sol para evitar que los rayos solares incidan de plano sobre la superficie foliar.
En relación con los movimientos vegetales, son muy curiosos los que presentan las plantas insectívoras. Hay variantes según las especies, pero en general se trata de sistema de pelillos disparadores que al ser tocados por un insecto hacen que la hoja se cierre bruscamente, reteniendo al insecto al mismo tiempo que entran en acción unas células secretoras de enzimas que digieren al infeliz bicho. Al revés de los movimientos relativamente lentos de la mimosa, que están mediados por estímulos químicos hormonales, el rápido cierre de las hojas carnívoras parece depender de potenciales bioeléctricos que son producidos por los disparadores de tipo neuroide pero de muy diferente evolución a los que se desarrollaron en los animales.
No hay duda de que las plantas son sensibles a muchos más estímulos de los que supone la mayoría de la gente y dan lugar a fenómenos muy curiosos que aún no entendemos por completo. Pero no hay que sobrepasarse; hace varios años fue una moda el tratar a las plantas como si fuesen perros. Se dijo que responden a la música y que les gusta más Mozart que el rock, lo cual es digno de aplauso, pero la verdad es que las plantas no tienen receptores para los sonidos. Algunas personas se dejaron llevar por el entusiasmo en tal forma que llegaron a asegurar que las plantas adivinan el pensamiento, de modo que si me aproximo a un rosal con la aviesa intensión de romperle las ramas se marchita de miedo antes de que lo toque. Ojalá fuese así pues entonces el combate contra las malezas sería fácil, barato y sin problemas de contaminación: bastaría mirarlas, con odio o quizá gruñirles un poco para deshacerse de ellas.
Lo que conocemos sobre la sensibilidad de las plantas es suficientemente interesante y encierra bastantes misterios para mantener ocupados a los científicos durante años por venir. No compliquemos las cosas con hipótesis indemostrables o fuera de toda lógica científica como las que se presentan en el libro La vida secreta de las plantas deTempkins y Bird (Editorial Diana) que es un entreverado de hechos científicos con fantasías y absurdos. La planta es un sistema sensible, cierto, pero no es material para ser estudiado por los psicoanalistas...
(el artículo completo:
la regulación de la vida)
Según este artículo una planta se puede presentar como un sistema sensible (observa que dice sistema y no entidad o individuo), pero carente de capacidad de experimentar sensaciones psicológicas a partir de los estímulos recibidos. Cuando decimos que los animales no humanos desarrollan intereses nos referimos por supuesto a la capacidad psicológica de sentir dolor y placer, pues promueven intereses hacia los estímulos que son percibidos de modo intrínsecamente positivo o negativo. La capacidad de reacción ante estimulos no significa necesariamente que estos se procesen como algo doloroso o placentero, y hasta donde llega la ciencia hoy en día esta capacidad solo está comprobada en los animales vertebrados y en gran número de invertebrados, que son los que poseen sistema nervioso central.
Y por suerte esto es así, pues no se me ocurre qué utilidad puede tener para una planta. La capacidad de sentir dolor o placer es un mecanismo evolutivo que sirve para que nos alejemos del foco de dolor en un impulso de evitar el sufrimiento, con el fin de asegurar nuestra supervivencia. Lo mismo sucede con el placer para la transmisión de los genes. Como verás esto no le aportaría mucho a la planta, que no puede alejarse de las posibles amenazas y se reproducen de modo asexual.
La conclusión más plausible es que la capacidad de sentir de las plantas es de una naturaleza radicalmente diferente a la de los individuos con SNC. Por otra parte tampoco creo que hagan falta muchos estudios para llegar a esta conclusión, muy poca gente puede creer que la sensación experimentada por una brizna de hierva al ser aplastada por una pisada es similar a la sensación que experimentaría un perrito al ser aplastado por una pisada, por ejemplo. Pregunto yo: ¿cómo se podría reivindicar derechos para individuos que no se ha comprobado que sienten? ¿con qué base empírica podría cobrar fuerza esa reivindicación?
Por otra parte, aunque alguien decidiera creer contra toda evidencia que las plantas sienten como nosotros, es dificil comprender cómo se puede criticar lo más desde lo menos, es decir, cómo pueden criticar al veganismo, que evita el sufrimiento animal, quienes contribuyen al sufrimiento animal y vegetal, matando animales y vegetales. Alrededor de un 90% de los vegetales cultivados para consumo van destinados a la gandería, así que aunque resulte paradógico la opción vegana salva muchísimas más vidas que la opción carnívora u omnívora. Cualquiera que crea que las plantas sufren como nosotros y siga siendo omnívoro solo puede ser debido a que no le importa ser la causa del sufrimiento de un mayor o un menor número de individuos.