¿Otro sindicalismo es posible?
¿Otro sindicalismo es posible?
Muchos compañeros están hartos de CCOO y UGT, de su participación descarada, mano a mano con Patronal y Gobierno, en la interminable cadena de despidos, contratos precarios, recortes en pensiones etc. Frente a ese cuestionamiento, están proliferando grupos, tendencias, organizaciones, que se presentan como otro sindicalismo, que sería distinto y alternativo a los sindicatos mayoritarios. Los hemos visto intervenir en la lucha de SEAT e igualmente se ha celebrado recientemente en Granada una “Conferencia de sindicatos de clase”. Parafraseando a los movimientos altermundialistas el eslogan de estos grupos es “Otro sindicalismo es posible”.
¿Es verdad que ese sindicalismo es realmente alternativo? ¿Es posible otro sindicalismo diferente del de CCOO y UGT? De forma más general y profunda, ¿Cuál es la naturaleza del sindicalismo? ¿Defiende de verdad los intereses de la clase obrera?
¡Con crisis o sin crisis hemos de luchar contra los despidos!
Uno de esos organismos, la XARXA DEL BAIX LLOBREGAT, afirma: « Es mentira que estemos ante una crisis. Lo que hay es una "crisis" fabricada por la empresa que sólo busca reducir costes laborales. En SEAT no hay pérdidas sino grandes beneficios (que enmascaran como "gastos" por el uso de patentes y que van a parar a la casa matriz en Alemania). Por lo tanto, no hay motivos para que ningún compañero pierda su puesto de trabajo».
No podemos entrar aquí en una debate sobre sí hay o no hay una crisis económica mundial . Lo que llama la atención es la justificación que da para rechazar los despidos: el que la empresa no estaría en crisis. ¡Es decir: sí la empresa estuviera en crisis habría que tragar con los despidos!
Los despidos son inaceptables haya o no haya crisis, tenga el empresario grandes beneficios o grandes pérdidas. Perder el puesto de trabajo es perder el medio de vida y sí la empresa o la economía nacional van mal nosotros tenemos que seguir viviendo, mantener a nuestros hijos, asegurarnos una vejez aceptable. ¿Es que acaso nuestra vida y nuestros intereses tienen que depender de cómo le vaya al Capital? ¡Eso es hacernos esclavos del Capital! La elección es o nosotros o la empresa. No hay conciliación posible.
Los grandes sindicatos plantean siempre lo mismo: sí el capital va bien entonces hay que pedir algunas migajas pero sí va mal hay que sacrificarse, aceptar despidos, precariedad y lo que haga falta para “salvar la empresa y la economía nacional”. Con ello se acomodan como un reloj a las necesidades del capital: sí hay vacas gordas nos dan una miseria, sí hay vacas flacas nos hunden en la miseria. Semejante planteamiento significa renunciar a nuestra lucha reivindicativa que se basa, sencillamente, en oponer nuestras necesidades a las exigencias inhumanas de la reproducción del capital. Esta lucha reivindicativa contiene la perspectiva de una sociedad alternativa al capitalismo: el interés del Capital es sacrificar la vida humana en el altar de la producción. El interés de los trabajadores es una producción consagrada a la satisfacción plena de las necesidades humanas. El interés del capital es la vida para la producción, el interés de los trabajadores es la producción para la vida.
En esta cuestión crucial estas organizaciones no rompen con los grandes sindicatos. Ofrecen el mismo sindicalismo de siempre.
El capitalismo no tiene ningún plan de futuro
Revolta Global de SEAT se lamenta de que «No hay un verdadero Plan industrial con nuevos modelos que cubran el conjunto de la gama para fabricar en SEAT, saturar su capacidad productiva y mantener el empleo», la antes mencionada XARXA DEL BAIX LLOBREGAT reclama « UN PLAN SOLVENTE QUE GARANTICE EL FUTURO DE LA MARCA», la XARXA SOLIDARIA CONTRA LOS CIERRES Y LA PRECARIEDAD pide «un plan solvente que garantice la continuidad de la marca y de la plantilla».
La filosofía de los Planes de Industria, instituidos en los años 30, es la conciliación de clases, la suposición falsa de que Capital y Trabajo tienen un mismo interés en “desarrollar la economía” bajo la tutela del Estado que haría de agente “neutral”. Esto lo que supone en realidad es la sumisión completa de los trabajadores a los intereses del capital nacional. Por eso pudo ser fácilmente adoptada por los fascistas, entre ellos su “teórico” español, José Antonio, hijo del dictador Primo de Rivera, que acuñó la frase tan repetida de “obreros y patronos van en el mismo barco”. Por eso mismo, el lenguaje de los “Planes” es el lenguaje común de Gobierno, Patronal y Sindicatos. En los últimos 25 años, los grandes sindicatos han utilizado esos “Planes” para cargarse innumerables luchas obreras y hacer tragar los peores sacrificios. Los Planes de Reconversión de los años 80, impuestos por los gobiernos “socialistas” de González, supusieron el despido de UN MILLON DE TRABAJADORES.
Nos piden que nos preocupemos del “futuro de la marca SEAT” y nos dicen que eso evitará los despidos. Es falso. Para que una marca sea competitiva debe despedir trabajadores. Para que una empresa tenga “futuro” ha de despedir, deslocalizar, bajar salarios. Para que una empresa sea “solvente” ha de reducir costes y el principal coste es la fuerza de trabajo. ¡Bajo el capitalismo realmente existente no hay otra forma de hacer las cosas! Cuando los trabajadores se colocan en ese terreno de la marca, el futuro de la empresa o la solvencia del negocio, se colocan en el terreno del Capital y por tanto este puede maniobrar a placer pues está jugando en su propio campo.
El Interés del Capital (bien sea de la empresa, bien sea de la economía nacional) es diametralmente antagónico con el interés del proletariado y de la gran mayoría de la humanidad. ¿Cuál es la realidad de los últimos 30 años? A través de una cadena interminable de “Planes de Futuro”, “Acuerdos de Fomento del Empleo”, “Reformas del Mercado Laboral”, “Pactos para garantizar las pensiones” etc., nos van hundiendo en una mayor miseria y en un futuro cada vez más incierto. La generación que hoy tiene 70-80 años pudo comprarse un piso e incluso una segunda residencia; la generación de 50-60 años apenas ha podido pagar un piso; la generación de 25-30 años tiene muy incierta la posibilidad de comprarlo. La generación de 70-80 años tuvo trabajo fijo gran parte de su vida; la generación de 50-60 años ha perdido en muchos casos el empleo y está prejubilada o dando tumbos en toda clases de trabajos inseguros; la generación de 25-30 años solo conoce el trabajo precario. La generación de 70-80 años tiene pensiones aceptables; la de 50-60 años tendrá pensiones de miseria; la de 25-30 años no tendrá pensiones.
¡Esos son los frutos amargos de cientos de Planes de “futuro”, “solvencia”, “viabilidad” etc., que han firmado los grandes sindicatos! EL CAPITALISMO NO TIENE NINGUN PLAN DE FUTURO. Su “futuro” se resume en paro, miseria y guerra. En este terreno los “alternativos” tampoco ofrecen la más mínima alternativa.
Los “alternativos” ponen a los trabajadores a la cola de los grandes sindicatos…
Ante la lucha de SEAT, la XARXA DEL BAIX LLOBREGAT dice « Hay que exigir a los sindicatos que se dejen de medias tintas y convoquen un plan de lucha de verdad, decidido y votado por todos los trabajadores en asamblea», ante las negociaciones en Madrid sobre la Reforma Laboral, la conferencia de Sindicatos de Clase de Granada “exige” «a las direcciones de UGT y CCOO que se retiren de las negociaciones y luchen»…
CCOO y UGT llevan 25 años firmando acuerdos vendeobreros, saboteando las luchas obreras. ¿Cómo van a cambiar y van a hacer lo que nunca han hecho ni harán?
Los obreros tenemos que desarrollar nuestra propia lucha, al margen y en contra de los sindicatos. Tenemos que levantar nuestras propias Asambleas, que elijan sus propios Comités responsables únicamente ante ellas. Son las Asambleas quienes deben decidir qué se negocia, quién negocia y hasta donde se negocia.
Todo esto significa que los obreros aprendan a confiar en sí mismos, en la fuerza de su acción directa como clase, en su unidad, en su responsabilidad colectiva, en su solidaridad y acción común.
Pero ¿qué plantean estos “alternativos”? Pues pedir a los grandes sindicatos que sean quienes tomen el mando de la lucha. Los sindicatos no tienen que “convocar ningún plan de lucha”, han de ser las propias asambleas las que piensen, discutan y decidan su propio plan de lucha. De lo contrario, se convierte a los trabajadores en simple “fuerza de presión” que, como mucho y en el colmo del “atrevimiento” “exige a las direcciones” que “hagan algo”.
Los “alternativos” piden a los trabajadores que confíen en los grandes sindicatos que tanto critican de boquilla, que renuncien a actuar como fuerza autónoma, que no confíen en sus propias fuerzas y que siempre estén a la espera de lo que hagan, digan o dejen de hacer o de decir los sindicatos “mayoritarios”. Una vez más no estamos ante “otro sindicalismo” sino ante un mero apéndice de los grandes sindicatos.
… y también les ponen a la cola de los gobernantes de turno
La XARXA DEL BAIX LLOBREGAT reclama: «Hay que exigir a Maragall y al Tripartito que se pongan del lado de los trabajadores y rechacen el expediente de la multinacional». La XARXA SOLIDARIA CONTRA LOS CIERRES Y LA PRECARIEDAD pide a la Generalitat que «rechace el expediente». Respecto a la Reforma Laboral, la Conferencia de Sindicatos de Clase exige « AL GOBIERNO ZAPATERO LA RETIRADA DE SU PROPUESTA DE REFORMA LABORAL: porque recoge las principales pretensiones de la patronal (lo mismo ocurre con su propuesta de reforma de las pensiones públicas) y porque, de llevarse a cabo, representaría un nuevo y gravísimo atropello contra la clase trabajadora». Esta misma Conferencia dirige una carta al Señor Zapatero donde se lamenta de que si la reforma laboral fuera aprobada «constituiría un retroceso inmenso para la clase obrera del conjunto de los pueblos del Estado español y aquella afirmación de las Elecciones Generales pasadas de que gobernaría escuchando al pueblo, al ciudadano, se habría convertido otra vez en que se desoyó y defraudó al pueblo por otro Presidente que se llama socialista, pero que al final obedeció sólo a los que viven y se aprovechan de él. Nos gustaría con sinceridad que no volviera a ser así».
Los sindicatos “mayoritarios” concentran todos sus esfuerzos en reducir a los obreros a una masa de “ciudadanos” que esperan la “buena voluntad” de los gobernantes a los que han dado el voto. Organizan procesiones para pedir la intercesión del “Presidente” de turno para que haga “entrar en razón” al empresario desaprensivo o a la multinacional de marras. ¡Pero sí son precisamente esos “gobernantes elegidos” los que han dado el visto bueno a las medidas anti-obreras! Por eso, como estos señores se ríen de esas peticiones, los sindicatos “suben el tono” y acaban “exigiendo” que “adopten una decisión“, incluso que “intervengan la empresa”.
Se trata de una mascarada con el fin de desmovilizar a los obreros, de acreditar ante ellos la mentira de la “democracia”, el engaño de unos gobernantes “elegidos por el pueblo” y que “están a su servicio” con objeto de tenerlos atados de pies y manos al Estado Capitalista y de quitarles toda capacidad de lucha contra este.
Los “alternativos” no se salen ni un milímetro de ese guión. Piden que Maragall y sus colegas del Tripartito se pongan del lado de los trabajadores cuando siempre han estado, están y estarán en el otro lado de la barricada. Piden que el Señor Zapatero “obedezca” al pueblo, cuando lo que hace–como antes hiciera González o mucho antes hiciera Largo Caballero (¡consejero de Estado del dictador Primo de Rivera!) - es obedecer a las necesidades del Capital Nacional.
Los obreros necesitan comprender que el Estado Capitalista –aunque se legitime periódicamente con la comedia del “voto democrático”- es su enemigo, que todo el conglomerado de partidos del Capital con sus múltiples “ideologías”- desde la extrema derecha a la “extrema izquierda”, desde el nacionalismo pequeño catalán del ridículo Carod Rovira al nacionalismo gran español del patético Bono- son servidores incondicionales del Capital Nacional y su Estado. Necesitan asumir una lucha autónoma como clase, independiente del Estado y de todos los partidos que le sirven. Y esa comprensión es atacada por los malabarismos de los grandes sindicatos con su juego de “peticiones” y “exigencias”, el cual es secundado sin fisuras por los “alternativos”.
El sindicalismo está atado de pies y manos al Capital
Hay que mirar cara a cara a la realidad y comprender que no es posible “otro sindicalismo”, que todo sindicalismo está atado de pies y manos a la defensa del Capital.
«En el siglo XIX en el periodo de mayor prosperidad capitalista, el proletariado se dio, al precio de luchas encarnizadas y sangrientas, organizaciones permanentes y profesionales destinadas a asegurar la defensa de sus intereses económicos: los sindicatos. Estos órganos asumieron un papel fundamental en la lucha por mejoras y reformas sustanciales de las condiciones de vida de los trabajadores, que el sistema podía otorgar. Constituían igualmente lugares de agrupamiento de la clase y de desarrollo de su solidaridad y de su conciencia, en los cuales los revolucionarios intervenían activamente para convertirlos en escuelas del comunismo. En consecuencia, aunque la existencia de sindicatos haya estado siempre indisolublemente ligada al salariado y aunque, en el periodo ascendente, se habían burocratizado de forma importante, constituían no obstante, auténticos órganos de la clase, en la medida en que la abolición del salariado no estaba todavía a la orden del día» (Plataforma de la CCI, punto VII).
¿Pero qué ocurre cuando desde principios del siglo XX el capitalismo pierde definitivamente su carácter progresista y prisionero de contradicciones irresolubles precipita a la humanidad en guerras criminales, en crisis sucesivas, en una barbarie sin parangón en la historia? «El capitalismo pierde toda capacidad para acordar mejoras y reformas a favor de la clase obrera. Habiendo perdido toda posibilidad de ejercer su función inicial de defensores eficaces de los intereses proletarios y confrontados a una situación histórica donde solamente está a la orden del día la abolición del salariado, y por tanto su propia desaparición, los sindicatos se han transformado, como condición de su propia supervivencia, en auténticos defensores del capitalismo, en agentes del estado burgués en el medio obrero evolución que ha sido fuertemente favorecida por la tendencia inexorable del estado en la periodo decadente a absorber todas las estructuras de la sociedad» (ídem.).
Esa realidad implacable ha hecho que los sindicatos dejaran de ser organizaciones capaces de defender los intereses de la clase obrera. Con la primera guerra mundial en 1914, los grandes sindicatos –como la CGT francesa, la confederación sindical alemana o las Trade Unions inglesas- se convirtieron en sargentos reclutadores de los obreros para el frente y en capataces para hacer trabajar hasta el agotamiento a los que se quedaban en la retaguardia. Desde entonces, todas las tentativas de fundar nuevos sindicatos se han visto abocadas al fracaso.
Pero por eso mismo también, de la clase obrera ha surgido históricamente una alternativa al sindicalismo. La tendencia latente en los obreros es, desde entonces, a romper con los sindicatos, a chocar con ellos, a organizarse fuera y en contra de ellos. Sí en el siglo XIX los obreros se organizaban masivamente en sindicatos, en el siglo XX cuando los obreros alcanzan un mínimo de fuerza se organizan en Asambleas Generales, eligen Comités Revocables en todo momento, ponen las comisiones encargadas de negociaciones bajo el estricto control de la Asamblea. Y en una situación revolucionaria estas estructuras se transforman en los Consejos Obreros, órganos para la destrucción del Estado Capitalista y para el ejercicio directo del poder por las masas obreras.
La cuestión no es “otro sindicalismo es posible”. La cuestión es OTRA ORGANIZACIÓN ES POSIBLE, DISTINTA Y OPUESTA AL SINDICALISMO: la de las Asambleas y los Consejos Obreros.
Corriente Comunista Internacional 20-12-05
¿Es verdad que ese sindicalismo es realmente alternativo? ¿Es posible otro sindicalismo diferente del de CCOO y UGT? De forma más general y profunda, ¿Cuál es la naturaleza del sindicalismo? ¿Defiende de verdad los intereses de la clase obrera?
¡Con crisis o sin crisis hemos de luchar contra los despidos!
Uno de esos organismos, la XARXA DEL BAIX LLOBREGAT, afirma: « Es mentira que estemos ante una crisis. Lo que hay es una "crisis" fabricada por la empresa que sólo busca reducir costes laborales. En SEAT no hay pérdidas sino grandes beneficios (que enmascaran como "gastos" por el uso de patentes y que van a parar a la casa matriz en Alemania). Por lo tanto, no hay motivos para que ningún compañero pierda su puesto de trabajo».
No podemos entrar aquí en una debate sobre sí hay o no hay una crisis económica mundial . Lo que llama la atención es la justificación que da para rechazar los despidos: el que la empresa no estaría en crisis. ¡Es decir: sí la empresa estuviera en crisis habría que tragar con los despidos!
Los despidos son inaceptables haya o no haya crisis, tenga el empresario grandes beneficios o grandes pérdidas. Perder el puesto de trabajo es perder el medio de vida y sí la empresa o la economía nacional van mal nosotros tenemos que seguir viviendo, mantener a nuestros hijos, asegurarnos una vejez aceptable. ¿Es que acaso nuestra vida y nuestros intereses tienen que depender de cómo le vaya al Capital? ¡Eso es hacernos esclavos del Capital! La elección es o nosotros o la empresa. No hay conciliación posible.
Los grandes sindicatos plantean siempre lo mismo: sí el capital va bien entonces hay que pedir algunas migajas pero sí va mal hay que sacrificarse, aceptar despidos, precariedad y lo que haga falta para “salvar la empresa y la economía nacional”. Con ello se acomodan como un reloj a las necesidades del capital: sí hay vacas gordas nos dan una miseria, sí hay vacas flacas nos hunden en la miseria. Semejante planteamiento significa renunciar a nuestra lucha reivindicativa que se basa, sencillamente, en oponer nuestras necesidades a las exigencias inhumanas de la reproducción del capital. Esta lucha reivindicativa contiene la perspectiva de una sociedad alternativa al capitalismo: el interés del Capital es sacrificar la vida humana en el altar de la producción. El interés de los trabajadores es una producción consagrada a la satisfacción plena de las necesidades humanas. El interés del capital es la vida para la producción, el interés de los trabajadores es la producción para la vida.
En esta cuestión crucial estas organizaciones no rompen con los grandes sindicatos. Ofrecen el mismo sindicalismo de siempre.
El capitalismo no tiene ningún plan de futuro
Revolta Global de SEAT se lamenta de que «No hay un verdadero Plan industrial con nuevos modelos que cubran el conjunto de la gama para fabricar en SEAT, saturar su capacidad productiva y mantener el empleo», la antes mencionada XARXA DEL BAIX LLOBREGAT reclama « UN PLAN SOLVENTE QUE GARANTICE EL FUTURO DE LA MARCA», la XARXA SOLIDARIA CONTRA LOS CIERRES Y LA PRECARIEDAD pide «un plan solvente que garantice la continuidad de la marca y de la plantilla».
La filosofía de los Planes de Industria, instituidos en los años 30, es la conciliación de clases, la suposición falsa de que Capital y Trabajo tienen un mismo interés en “desarrollar la economía” bajo la tutela del Estado que haría de agente “neutral”. Esto lo que supone en realidad es la sumisión completa de los trabajadores a los intereses del capital nacional. Por eso pudo ser fácilmente adoptada por los fascistas, entre ellos su “teórico” español, José Antonio, hijo del dictador Primo de Rivera, que acuñó la frase tan repetida de “obreros y patronos van en el mismo barco”. Por eso mismo, el lenguaje de los “Planes” es el lenguaje común de Gobierno, Patronal y Sindicatos. En los últimos 25 años, los grandes sindicatos han utilizado esos “Planes” para cargarse innumerables luchas obreras y hacer tragar los peores sacrificios. Los Planes de Reconversión de los años 80, impuestos por los gobiernos “socialistas” de González, supusieron el despido de UN MILLON DE TRABAJADORES.
Nos piden que nos preocupemos del “futuro de la marca SEAT” y nos dicen que eso evitará los despidos. Es falso. Para que una marca sea competitiva debe despedir trabajadores. Para que una empresa tenga “futuro” ha de despedir, deslocalizar, bajar salarios. Para que una empresa sea “solvente” ha de reducir costes y el principal coste es la fuerza de trabajo. ¡Bajo el capitalismo realmente existente no hay otra forma de hacer las cosas! Cuando los trabajadores se colocan en ese terreno de la marca, el futuro de la empresa o la solvencia del negocio, se colocan en el terreno del Capital y por tanto este puede maniobrar a placer pues está jugando en su propio campo.
El Interés del Capital (bien sea de la empresa, bien sea de la economía nacional) es diametralmente antagónico con el interés del proletariado y de la gran mayoría de la humanidad. ¿Cuál es la realidad de los últimos 30 años? A través de una cadena interminable de “Planes de Futuro”, “Acuerdos de Fomento del Empleo”, “Reformas del Mercado Laboral”, “Pactos para garantizar las pensiones” etc., nos van hundiendo en una mayor miseria y en un futuro cada vez más incierto. La generación que hoy tiene 70-80 años pudo comprarse un piso e incluso una segunda residencia; la generación de 50-60 años apenas ha podido pagar un piso; la generación de 25-30 años tiene muy incierta la posibilidad de comprarlo. La generación de 70-80 años tuvo trabajo fijo gran parte de su vida; la generación de 50-60 años ha perdido en muchos casos el empleo y está prejubilada o dando tumbos en toda clases de trabajos inseguros; la generación de 25-30 años solo conoce el trabajo precario. La generación de 70-80 años tiene pensiones aceptables; la de 50-60 años tendrá pensiones de miseria; la de 25-30 años no tendrá pensiones.
¡Esos son los frutos amargos de cientos de Planes de “futuro”, “solvencia”, “viabilidad” etc., que han firmado los grandes sindicatos! EL CAPITALISMO NO TIENE NINGUN PLAN DE FUTURO. Su “futuro” se resume en paro, miseria y guerra. En este terreno los “alternativos” tampoco ofrecen la más mínima alternativa.
Los “alternativos” ponen a los trabajadores a la cola de los grandes sindicatos…
Ante la lucha de SEAT, la XARXA DEL BAIX LLOBREGAT dice « Hay que exigir a los sindicatos que se dejen de medias tintas y convoquen un plan de lucha de verdad, decidido y votado por todos los trabajadores en asamblea», ante las negociaciones en Madrid sobre la Reforma Laboral, la conferencia de Sindicatos de Clase de Granada “exige” «a las direcciones de UGT y CCOO que se retiren de las negociaciones y luchen»…
CCOO y UGT llevan 25 años firmando acuerdos vendeobreros, saboteando las luchas obreras. ¿Cómo van a cambiar y van a hacer lo que nunca han hecho ni harán?
Los obreros tenemos que desarrollar nuestra propia lucha, al margen y en contra de los sindicatos. Tenemos que levantar nuestras propias Asambleas, que elijan sus propios Comités responsables únicamente ante ellas. Son las Asambleas quienes deben decidir qué se negocia, quién negocia y hasta donde se negocia.
Todo esto significa que los obreros aprendan a confiar en sí mismos, en la fuerza de su acción directa como clase, en su unidad, en su responsabilidad colectiva, en su solidaridad y acción común.
Pero ¿qué plantean estos “alternativos”? Pues pedir a los grandes sindicatos que sean quienes tomen el mando de la lucha. Los sindicatos no tienen que “convocar ningún plan de lucha”, han de ser las propias asambleas las que piensen, discutan y decidan su propio plan de lucha. De lo contrario, se convierte a los trabajadores en simple “fuerza de presión” que, como mucho y en el colmo del “atrevimiento” “exige a las direcciones” que “hagan algo”.
Los “alternativos” piden a los trabajadores que confíen en los grandes sindicatos que tanto critican de boquilla, que renuncien a actuar como fuerza autónoma, que no confíen en sus propias fuerzas y que siempre estén a la espera de lo que hagan, digan o dejen de hacer o de decir los sindicatos “mayoritarios”. Una vez más no estamos ante “otro sindicalismo” sino ante un mero apéndice de los grandes sindicatos.
… y también les ponen a la cola de los gobernantes de turno
La XARXA DEL BAIX LLOBREGAT reclama: «Hay que exigir a Maragall y al Tripartito que se pongan del lado de los trabajadores y rechacen el expediente de la multinacional». La XARXA SOLIDARIA CONTRA LOS CIERRES Y LA PRECARIEDAD pide a la Generalitat que «rechace el expediente». Respecto a la Reforma Laboral, la Conferencia de Sindicatos de Clase exige « AL GOBIERNO ZAPATERO LA RETIRADA DE SU PROPUESTA DE REFORMA LABORAL: porque recoge las principales pretensiones de la patronal (lo mismo ocurre con su propuesta de reforma de las pensiones públicas) y porque, de llevarse a cabo, representaría un nuevo y gravísimo atropello contra la clase trabajadora». Esta misma Conferencia dirige una carta al Señor Zapatero donde se lamenta de que si la reforma laboral fuera aprobada «constituiría un retroceso inmenso para la clase obrera del conjunto de los pueblos del Estado español y aquella afirmación de las Elecciones Generales pasadas de que gobernaría escuchando al pueblo, al ciudadano, se habría convertido otra vez en que se desoyó y defraudó al pueblo por otro Presidente que se llama socialista, pero que al final obedeció sólo a los que viven y se aprovechan de él. Nos gustaría con sinceridad que no volviera a ser así».
Los sindicatos “mayoritarios” concentran todos sus esfuerzos en reducir a los obreros a una masa de “ciudadanos” que esperan la “buena voluntad” de los gobernantes a los que han dado el voto. Organizan procesiones para pedir la intercesión del “Presidente” de turno para que haga “entrar en razón” al empresario desaprensivo o a la multinacional de marras. ¡Pero sí son precisamente esos “gobernantes elegidos” los que han dado el visto bueno a las medidas anti-obreras! Por eso, como estos señores se ríen de esas peticiones, los sindicatos “suben el tono” y acaban “exigiendo” que “adopten una decisión“, incluso que “intervengan la empresa”.
Se trata de una mascarada con el fin de desmovilizar a los obreros, de acreditar ante ellos la mentira de la “democracia”, el engaño de unos gobernantes “elegidos por el pueblo” y que “están a su servicio” con objeto de tenerlos atados de pies y manos al Estado Capitalista y de quitarles toda capacidad de lucha contra este.
Los “alternativos” no se salen ni un milímetro de ese guión. Piden que Maragall y sus colegas del Tripartito se pongan del lado de los trabajadores cuando siempre han estado, están y estarán en el otro lado de la barricada. Piden que el Señor Zapatero “obedezca” al pueblo, cuando lo que hace–como antes hiciera González o mucho antes hiciera Largo Caballero (¡consejero de Estado del dictador Primo de Rivera!) - es obedecer a las necesidades del Capital Nacional.
Los obreros necesitan comprender que el Estado Capitalista –aunque se legitime periódicamente con la comedia del “voto democrático”- es su enemigo, que todo el conglomerado de partidos del Capital con sus múltiples “ideologías”- desde la extrema derecha a la “extrema izquierda”, desde el nacionalismo pequeño catalán del ridículo Carod Rovira al nacionalismo gran español del patético Bono- son servidores incondicionales del Capital Nacional y su Estado. Necesitan asumir una lucha autónoma como clase, independiente del Estado y de todos los partidos que le sirven. Y esa comprensión es atacada por los malabarismos de los grandes sindicatos con su juego de “peticiones” y “exigencias”, el cual es secundado sin fisuras por los “alternativos”.
El sindicalismo está atado de pies y manos al Capital
Hay que mirar cara a cara a la realidad y comprender que no es posible “otro sindicalismo”, que todo sindicalismo está atado de pies y manos a la defensa del Capital.
«En el siglo XIX en el periodo de mayor prosperidad capitalista, el proletariado se dio, al precio de luchas encarnizadas y sangrientas, organizaciones permanentes y profesionales destinadas a asegurar la defensa de sus intereses económicos: los sindicatos. Estos órganos asumieron un papel fundamental en la lucha por mejoras y reformas sustanciales de las condiciones de vida de los trabajadores, que el sistema podía otorgar. Constituían igualmente lugares de agrupamiento de la clase y de desarrollo de su solidaridad y de su conciencia, en los cuales los revolucionarios intervenían activamente para convertirlos en escuelas del comunismo. En consecuencia, aunque la existencia de sindicatos haya estado siempre indisolublemente ligada al salariado y aunque, en el periodo ascendente, se habían burocratizado de forma importante, constituían no obstante, auténticos órganos de la clase, en la medida en que la abolición del salariado no estaba todavía a la orden del día» (Plataforma de la CCI, punto VII).
¿Pero qué ocurre cuando desde principios del siglo XX el capitalismo pierde definitivamente su carácter progresista y prisionero de contradicciones irresolubles precipita a la humanidad en guerras criminales, en crisis sucesivas, en una barbarie sin parangón en la historia? «El capitalismo pierde toda capacidad para acordar mejoras y reformas a favor de la clase obrera. Habiendo perdido toda posibilidad de ejercer su función inicial de defensores eficaces de los intereses proletarios y confrontados a una situación histórica donde solamente está a la orden del día la abolición del salariado, y por tanto su propia desaparición, los sindicatos se han transformado, como condición de su propia supervivencia, en auténticos defensores del capitalismo, en agentes del estado burgués en el medio obrero evolución que ha sido fuertemente favorecida por la tendencia inexorable del estado en la periodo decadente a absorber todas las estructuras de la sociedad» (ídem.).
Esa realidad implacable ha hecho que los sindicatos dejaran de ser organizaciones capaces de defender los intereses de la clase obrera. Con la primera guerra mundial en 1914, los grandes sindicatos –como la CGT francesa, la confederación sindical alemana o las Trade Unions inglesas- se convirtieron en sargentos reclutadores de los obreros para el frente y en capataces para hacer trabajar hasta el agotamiento a los que se quedaban en la retaguardia. Desde entonces, todas las tentativas de fundar nuevos sindicatos se han visto abocadas al fracaso.
Pero por eso mismo también, de la clase obrera ha surgido históricamente una alternativa al sindicalismo. La tendencia latente en los obreros es, desde entonces, a romper con los sindicatos, a chocar con ellos, a organizarse fuera y en contra de ellos. Sí en el siglo XIX los obreros se organizaban masivamente en sindicatos, en el siglo XX cuando los obreros alcanzan un mínimo de fuerza se organizan en Asambleas Generales, eligen Comités Revocables en todo momento, ponen las comisiones encargadas de negociaciones bajo el estricto control de la Asamblea. Y en una situación revolucionaria estas estructuras se transforman en los Consejos Obreros, órganos para la destrucción del Estado Capitalista y para el ejercicio directo del poder por las masas obreras.
La cuestión no es “otro sindicalismo es posible”. La cuestión es OTRA ORGANIZACIÓN ES POSIBLE, DISTINTA Y OPUESTA AL SINDICALISMO: la de las Asambleas y los Consejos Obreros.
Corriente Comunista Internacional 20-12-05
Argumentos por favor
Los dos post no dan argumentos y esa actitud es de por si elocuente
- Alquimista loco
- Mensajes: 2317
- Registrado: 23 Feb 2005, 17:41
Re: ¿Otro sindicalismo es posible?
Acabáis de descubrir, el anarcosindicalismo. O en otras modalidades, el sindicalismo consejista, que también los consejistas tuvieron en Alemania su sindicato. Un sindicato no es más que una agrupación de trabajadores que defienden sus intereses. Un anarcosindicato tiene además a la asamblea como órgano de poder. Sus representantes son meros portavoces de una asamblea soberana que emite un mandato asambleario.azahuria escribió:Los obreros tenemos que desarrollar nuestra propia lucha, al margen y en contra de los sindicatos. Tenemos que levantar nuestras propias Asambleas, que elijan sus propios Comités responsables únicamente ante ellas. Son las Asambleas quienes deben decidir qué se negocia, quién negocia y hasta donde se negocia.
Asambleas versus sindicatos
Jorge aporta argumentos. Habría que analizar en detalle la experiencia del sindicalismo revolucionario y del anarcosindicalismo para responder a lo que plantea el compañero ¿un movimiento de asambleas es = anarcosindicalismo?
Una respuesta rápida y por ello necesariamente esquemática pero que con la continuacion de la discusión se puede argumentar y detallar: Los sindicatos fueron creados por los trabajadores en el siglo XIX. En aquella época eran organizaciones adecuadas a la defensa de sus intereses. Sin embargo, con la primera guerra mundial y todo lo que ha pasado desde entonces: por un lado, guerras, destruccion medioambiental, ataque brutal a las condiciones de vida obrera; y, por otro lado, TOTALITARISMO ESTATAL de tal manera que los engranajes estatales, tanto con careta democratica como sin careta -dictatorial- absorbe cualquier organizacion permanente de masas a través de mil hilos; en esas condiciones los sindicatos escapan al control de los trabajadores y acaban volviendose contra ellos.
Esto es algo objetivo y a ello no escapa ninguna forma de sindicalismo. Pero ¿quiere eso decir que si no hay sindicatos los trabajadores están indefensos? ¡En absoluto! Durante el siglo XX las luchas de los obreros han dado lugar a una nueva forma de organización: las ASAMBLEAS y los en situaciones revolucionarias los CONSEJOS OBREROS. Son formas de organización directa, abierta y solidaria de los trabajadores. En ellas estos piensan, discuten y deciden juntos. Todo lo que se haga tiene que pasar bajo su control. La Asamblea elige Comité revocables en todo momento
Saludos
Una respuesta rápida y por ello necesariamente esquemática pero que con la continuacion de la discusión se puede argumentar y detallar: Los sindicatos fueron creados por los trabajadores en el siglo XIX. En aquella época eran organizaciones adecuadas a la defensa de sus intereses. Sin embargo, con la primera guerra mundial y todo lo que ha pasado desde entonces: por un lado, guerras, destruccion medioambiental, ataque brutal a las condiciones de vida obrera; y, por otro lado, TOTALITARISMO ESTATAL de tal manera que los engranajes estatales, tanto con careta democratica como sin careta -dictatorial- absorbe cualquier organizacion permanente de masas a través de mil hilos; en esas condiciones los sindicatos escapan al control de los trabajadores y acaban volviendose contra ellos.
Esto es algo objetivo y a ello no escapa ninguna forma de sindicalismo. Pero ¿quiere eso decir que si no hay sindicatos los trabajadores están indefensos? ¡En absoluto! Durante el siglo XX las luchas de los obreros han dado lugar a una nueva forma de organización: las ASAMBLEAS y los en situaciones revolucionarias los CONSEJOS OBREROS. Son formas de organización directa, abierta y solidaria de los trabajadores. En ellas estos piensan, discuten y deciden juntos. Todo lo que se haga tiene que pasar bajo su control. La Asamblea elige Comité revocables en todo momento
Saludos
Azahuria escribió:
Salud
No sé muy bien a que situaciones revolucionarias se refiere el texto que puedan servir de ejemplo para ilustrar el maravilloso éxito de los consejos obreros durante el siglo XX (salvo que se refiera al permanente sermoneo sobre la denominada izquierda). Y sobre todo, no sé en que sentido se manifiesta esa supuesta superioridad de ese tipo de organización (nada espontánea, aunque se diga lo contrario) sobre el sindicalismo revolucionario.Durante el siglo XX las luchas de los obreros han dado lugar a una nueva forma de organización: las ASAMBLEAS y los en situaciones revolucionarias los CONSEJOS OBREROS
Salud
- Luis Nuevo
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Desde luego no todo movimiento asambleario es anarcosindicalista, pero el anarcosindicalismo utiliza tambien las asambleas.Azahuria escribió:Son formas de organización directa, abierta y solidaria de los trabajadores. En ellas estos piensan, discuten y deciden juntos. Todo lo que se haga tiene que pasar bajo su control. La Asamblea elige Comité revocables en todo momento
No es asambleista porque es federalista. Tenemos unos acuerdos mínimos que hay que respetar, es el "pacto federativo". Hay cosas que una asamblea de cnt no puede hacer, por ejemplo:
- Una asamblea de una sección sindical de cnt no puede decidir que sus delegados (revocables en todo momento) se presenten a las elecciones sindicales.
- Una asamblea de una sección sindical de cnt no puede decidir que acepta un acuerdo donde hay despedidos por medio (como ha hecho la asamblea de IMOP permitiendo que 3 compañeros de cnt que impulsaran las movilizaciones se quedaran en la calle). Vease aquí
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Queda la duda de cómo se relacionan entre sí las diferentes asambleas de fábrica. Los consejistas (vosotros los del CCI creo que sois más bien troskistas, creéis firmemente en la necesidad de un partido que dirija a las masas, ¿no?) dicen que los consejos de fábrica eligen de entre ellos a los consejos de ámbito superior.
Es muy fácil manipular la asamblea de una fábrica, en las asambleas de cnt hay procedimientos para que esta manipulación sea más difícil (órdenes del día que se conocen previamente, información a la que cualquiera puede acceder, posibilidad de incluir puntos, acceso a las actas de las reuniones de la asamblea y los comités,...). Además hay procedimientos, más digamos "democráticos" para elegir los comités de ámbito superior, pues en la asamblea de cnt se decide directamente sobre ello.
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En los años 75-79, en la reconstrucción de cnt hubo ya su discusión sobre este asunto. Para algunos, cnt se tenía que limitar a impulsar las asambleas de empresa [o de barrio, escuela,... pues tambien había quien además quería hacer de ella una "organización integral" sin ser el laboral el campo de lucha principal] diyuléndose en ellas, sin buscar que las secciones sindicales crecieran.
Lo que decía el sector histórico (inmovilista, exilio-fai,...) es que cnt tiene las ventajas de una organización asamblearia, pero también pone freno a muchos de sus inconvenientes. En particular dificulta la manipulación de grupos organizados, algo a lo que los marxistas-leninistas de toda calaña son tan aficionados.
Re: Asambleas versus sindicatos
¿Acaso es falso que los consejistas en Alemania tuvieron su partido y su sindicato?azahuria escribió:Jorge aporta argumentos.
Un movimiento asambleario eligiendo un comité, no me parece, inclusive, el colmo del asamblearismo.
En cuanto a los anarcosindicalistas, siempre promovieron las asambleas de fábrica, de tajo y de empresa. Una de las diferencias históricas entre la CNT y la UGT, es que la CNT elaboraba sus plataformas y asambleas en la casa del pueblo. La CNT a pie de obra y en asambleas abiertas. El anarcosindicalismo, no es más que una confederación de asambleas soberanas, con sus comités.
Argumentos aporto. No hace falta escrebir un libro.
- Ricardo Fuego
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Viendo el debate, me sorprendería si la mayoría de los involucrados pudieran dar una definición de consejismo que fuera acorde al consejismo realmente existente en la historia.
Me parece que suelen identificar el consejismo como el fanatismo por los consejos obreros y las asambleas de fábrica.
Me parece que suelen identificar el consejismo como el fanatismo por los consejos obreros y las asambleas de fábrica.
Ni partidos ni sindicatos, ni siglas ni dirigentes: ¡autonomía proletaria!
Círculo Internacional de Comunistas Antibolcheviques
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- Luis Nuevo
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Quizá no tenía que haber mentado a los consejistas. Simplemente era para aclarar cómo se resuelve en cnt una cuestión (la de elección de comisiones de ámbito superior al de asamblea) a la que los autores que he leído (los clásicos: Pannekoek, Mattick,...) no prestan mucha atención.Paul Mattick escribió:me sorprendería si la mayoría de los involucrados pudieran dar una definición de consejismo que fuera acorde al consejismo realmente existente en la historia
No me interesa dar una definición de consejismo. Supongo que a tí mismo sí te verás cualificado para ello, si fueras capaz de darla en cuatro líneas, adelante, pero si necesitaras párrafos y párrafos, abstente, sería desviar el debate.
La cuestión es que azahuria descarta los sindicatos por la burocratización a la que están abocados. Personalmente no lo veo como una certeza, sino como un peligro, del que ni el anarcosindicalismo está a salvo, aunque muchos creemos que existen las herramientas para evitarlo, y cnt las tiene, sólo hay que ser consciente y utilizarlas.
El asambleísmo puro también tiene sus peligros: Manipulación del movimiento por grupos organizados, caer en luchas economicistas, integrarse en las estructuras que ofrece el estado, no recoger experiencias previas ni guardar las conclusiones propias para el futuro, dificultad de coordinación entre distintas asambleas, paralización de la actividad en tiempos de "calma",...
Te estás refiriendo al proceso de formación de la teoría del comunismo de consejos. Es como si te echaran en cara que en la I Internacional Fanelli fuera diputado.Jorge escribió:¿Acaso es falso que los consejistas en Alemania tuvieron su partido y su sindicato?
Las asambleas son soberanas, de acuerdo, pero sin salirse del pacto federativo, lo que a mí me da garantías de que nadie del movimiento vaya a hacer algo que considero abominable (estar de acuerdo con despidos, comités de empresa, subvenciones,...).Jorge escribió:El anarcosindicalismo, no es más que una confederación de asambleas soberanas, con sus comités.
Otra cosa que el pacto federativo, esas normas básicas, se pueden cambiar por los representantes directos de los sindicatos de ramo en un congreso.
Que conste que he realizado una modificación al texto, he sustituido un CNT por UGT donde creo que iba.Jorge escribió:En cuanto a los anarcosindicalistas, siempre promovieron las asambleas de fábrica, de tajo y de empresa. Una de las diferencias históricas entre la CNT y la UGT, es que la UGT elaboraba sus plataformas y asambleas en la casa del pueblo. La CNT a pie de obra y en asambleas abiertas.
Si hablamos de antes del 36, hay que tener en cuenta que en muchas empresas sólo había un sindicato. De todas formas, me había hecho a la idea de que las asambleas no eran de tajo o de fábrica, sino de sindicato, y que se hacían en grandes locales, en ocasiones alquilados para la ocasión (teatros,...).
Repito, en la reconstrucción de la cnt, había un movimiento de asambleas bastante fuerte (llevaban los sindicatos prohibidos 40 años). Estaban la posturas extremas de obviar esas asambleas y organizarse aparte como sección sindical y la de no hacer crecer la sección sindical y diluirse en las asambleas como animadores de las mismas.
Al final se optó por una solución intermedia: Potenciar las secciones sindicales y luchar desde ellas, y en el caso que se formaran asambleas (normalmente por conflictos puntuales) unirse a las mismas, exponer en ellas la visión de la sección sindical y acatar las decisiones siempre que no fueran en contra de nuestros acuerdos básicos congresuales.
- Ricardo Fuego
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Mi intención no era pedir examen sobre el consejismo ni me interesa dar una definición de 4 líneas para el/la que tenga pereza intelectual de averiguarlo por sí mism@. Para el/la que quiera hacerlo, tenemos varios textos de Mattick, Pannekoek, Wagner y otros autores en http://www.cica.00pro.comLuis Nuevo escribió:Quizá no tenía que haber mentado a los consejistas. Simplemente era para aclarar cómo se resuelve en cnt una cuestión (la de elección de comisiones de ámbito superior al de asamblea) a la que los autores que he leído (los clásicos: Pannekoek, Mattick,...) no prestan mucha atención.Paul Mattick escribió:me sorprendería si la mayoría de los involucrados pudieran dar una definición de consejismo que fuera acorde al consejismo realmente existente en la historia
No me interesa dar una definición de consejismo. Supongo que a tí mismo sí te verás cualificado para ello, si fueras capaz de darla en cuatro líneas, adelante, pero si necesitaras párrafos y párrafos, abstente, sería desviar el debate.
La cuestión es que azahuria descarta los sindicatos por la burocratización a la que están abocados. Personalmente no lo veo como una certeza, sino como un peligro, del que ni el anarcosindicalismo está a salvo, aunque muchos creemos que existen las herramientas para evitarlo, y cnt las tiene, sólo hay que ser consciente y utilizarlas.
El asambleísmo puro también tiene sus peligros: Manipulación del movimiento por grupos organizados, caer en luchas economicistas, integrarse en las estructuras que ofrece el estado, no recoger experiencias previas ni guardar las conclusiones propias para el futuro, dificultad de coordinación entre distintas asambleas, paralización de la actividad en tiempos de "calma",...
Mi intención es desmentir la identificación que hacen much@s del consejismo con esa especie de "asambleísmo puro". Y esto vale también para l@s consejistas.
Mi opinión es que el sindicalismo es por su esencia una actividad reformista (aun si es acompañada con métodos "radicalizados" y una fraseología revolucionaria). La crítica radical al sindicalismo no se detiene en la tendencia de los sindicatos a burocratizarse. Eso es un aspecto periférico, no es el núcleo del problema. La crítica radical al sindicalismo se centra en la misma actividad sindical, sea vertical y horizontal, de base o dirigista, con ideología marxista o ideología anarquista. El sindicato es la asociación de l@s trabajadores/as como propietari@s privad@s de fuerza de trabajo que luchan contra la patronal por una porción mayor de la plusvalía, sin cuestionar la plusvalía misma. Esto sólo puede desmentirse ideológicamente, confundiendo los deseos o la doctrina propia con la realidad.
En cuanto a los peligros del "asambleísmo puro" (o sea, el peligro a que la emancipación de l@s explotad@s dependa de ell@s mism@s) son justamente los obstáculos que l@s explotad@s mism@s tenemos que superar para liberarnos.
Yo considero a cualquier intento por "proteger" a l@s explotad@s de esos peligros como un peligro más, un peligro que conduce al paternalismo y al autoritarismo, aun si las intenciones son "anti-autoritarias".
No existen atajos a la revolución. Si algun@s explotad@s nos concientizamos antes que otr@s, nuestro papel es ayudar a que l@s demás también lo hagan, no guiarl@s ni protegerl@s. La dominación del capital es total, la liberación también debe serlo.
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Círculo Internacional de Comunistas Antibolcheviques
cica_web@yahoo.com
http://www.geocities.com/cica_web
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