A propósito de Mumford, el trabajo y la Libertad

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Rogelio
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A propósito de Mumford, el trabajo y la Libertad

Mensaje por Rogelio » 30 Ago 2005, 22:15

Extracto del Libro “La condición del Hombre” de Lewis Mumford, editado por Compañía General Fabril Editora, Buenos Aires, Argentina, 1961.


…“El hombre es preeminentemente el animal manual: su índice y su pulgar opuestos y sus brazos libres le han dado el poder de manipularlo que lo rodea, que ninguna otra criatura posee. Ninguna visión orgánica del hombre puede por lo tanto, ignorar el peso y el significado de las técnicas humanas. El primer libro de esta serie, Technics and Civilization*, está dedicado enteramente a este tema. Pero eso no es lo mismo que decir que las necesidades económicas y los procedimientos técnicos se perpetúan y transforman de por sí, y que la vida del hombre en el trabajo constituye su única realidad esencial. Aquellos que creen en el determinismo económico como única clave de la historia atribuyen una vida independiente a los mecanismos y conciben la comunidad humana como si fuera moldeada pasivamente por ellos. Sostener que el hombre es condicionado completamente por sus agentes de producción es tan falso como sostener que puede eludir absolutamente sus efectos penetrantes.
El hombre gana por medio del trabajo la penetración de la naturaleza que necesita para transmutar el trabajo en artefactos y símbolos que tienen otro uso además de asegurar su supervivencia animal inmediata. La justificación fundamental del trabajo está no sólo en la ejecución y el producto, sino en el dominio de las artes y las ciencias. El papel del trabajo es hacer del hombre el amo de las condiciones de la vida; de ahí que su constante disciplina sea esencial para su comprensión del mundo real. La función del trabajo es proveer al hombre de un medio de vida, no con el fin de ampliar su capacidad de consumo, sino para liberar su capacidad de crear. El significado social del trabajo deriva de los actos de creación que los hacen posibles.
Si el trabajo es la principal de las actividades destinadas a mantener al hombre, todo acto que realiza tiene el mismo fin subyacente: promover dentro del organismo el equilibrio dinámico, hacerlo apto para continuar el curso del crecimiento y postergar los procesos que conducen a la muerte. Sucesivos fisiólogos, desde Claude Bernard hasta J.S. Haldane y Walter Cannon, han establecido la importancia del ambiente interno del hombre: su delicadamente conservada estabilidad es la condición de su libertad de pensar, sentir y ejercitar sus sentidos sin fijar demasiado la vista en las meras necesidades de supervivencias. Los trastornos de este ambiente interno transforman su psiquis mucha antes de pesar sobre sus otros órganos; y es muy razonable pensar que el proceso opuesto también ocurre. Sucesivos investigadores, desde Janet a Freud en adelante, han establecido el hecho de que la desarmonía psíquica puede destruir el equilibrio de todo organismo físico y aun causar trastornos drásticos de la función de uno u otro órgano.
La sanidad en la salud del hombre consiste de hecho en el mantenimiento de este doble equilibrio; un ambiente interno parejo que deja libre la mente para las exploraciones independientes, y el equilibrio de la mente que permite al cuerpo como un todo efectivo, a pesar de los continuos cambios de circunstancias, cambios de ocupación y cambios de equilibrio fisiológico condicionados por el crecimiento mismo. La transformación es un factor constante en todos estos procesos, pero no una transformación indefinida, ya que todas las que mantienen la vida lo son en el sentido del equilibrio; esas viejas normas de los filósofos griegos, armonía y compostura en toda circunstancia, como la imperturbable conducta de Sócrates en Potidea, tienen la sanción de la sabiduría científica. Ese equilibrio es en sí dinámico, ya que sólo aceptando y controlando la transformación puede el hombre mantener su organismo en plena capacidad de funcionamiento.
Como otros organismos el hombre está sujeto a arrestos, fijaciones, lapsos de inercia. En su deseo de evitar el peligro físico puede imitar los errores de los reptiles acorazados; tratando de alcanzar un orden social estable puede sentirse tentado de imitar a las hormigas, que han logrado una armonía social completa al precio de no ir más allá en su desarrollo; en su deseo de una vida física fácil puede recurrir al parasitismo, y en su esfuerzo por sobreponerse al dolor puede deliberadamente elegir la insensibilidad, que es una muerte en vida.
Todas estas tentaciones son vicios, puesto que son negaciones de la naturaleza esencial del organismo viviente, negaciones de su capacidad de variación, en las que se diferencia poco de la materia inerte; de su capacidad de jugar experimentalmente a la vida para buscar el completo dominio de sus incidentes y su mismo yo, y finalmente negaciones de su capacidad de rebeldía, su renuencia a tomar las cosas rebajándose. Variación, experimentación y rebeldía, son atributos de la Libertad, y a pesar de que todos los seres parecen buscar la libertad, es el hombre quien ha trabajado más duramente para lograrla y conservarla como atributo esencial de una parte por lo menos de su sociedad, aun cuando la ha negado a una comunidad entera y la ha reservado para un grupo o clase favorecida…”


* Nota: Mumford se refiere a la trilogía, “Technics and Civilization”, “The Culture of Cities” y “The Conduct of Man”, la que concluiría con un cuarto libro intitulado “The Conduct of Life”
Desde la Patagonia se eleva la Insurrección Anarquista Permanente!!!

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