Los últimos focos de tensión en una ola de levantamientos que azota el mundo se han producido en Marruecos, Madagascar y Perú. En Marruecos, la agitación se desató por la muerte de varias mujeres embarazadas tras cesáreas rutinarias en la ciudad de Agadir, lo que puso de manifiesto el colapso del sistema sanitario. Jóvenes de todo Marruecos se han movilizado bajo el paraguas de GenZ 212 (Generación Z y el prefijo internacional de Marruecos), un servidor anónimo de Discord con 3.000 miembros, que aumentó a 130.000 en tan solo unos días. El desempleo juvenil en Marruecos alcanza el 36%, y su sistema educativo ha generado un gran número de graduados que no han podido encontrar trabajo, con casi 1 de cada 5 desempleados. Estos exgraduados, y estudiantes actuales, están en la primera línea de la agitación. Los miles de millones gastados por el gobierno marroquí en infraestructura para el Mundial de 2030 han sido otro factor en esta agitación.
Durante varias noches, jóvenes se enfrentaron a la policía en pueblos y ciudades de todo Marruecos. Tres personas murieron a manos de la policía antidisturbios y cientos resultaron heridas.
El levantamiento asustó tanto al primer ministro Aziz Akhannouch que declaró estar dispuesto a dialogar con los manifestantes. Al día siguiente, GenZ 212 rechazó la propuesta y exigió la dimisión del gobierno. Los disturbios continúan. Cabe destacar que los involucrados utilizan la calavera con huesos cruzados y un sombrero de paja, símbolo que los manifestantes usaron por primera vez en Indonesia (este emblema de rebelión se utiliza ahora en todo el mundo, especialmente en los recientes movimientos de masas en Francia, y hace referencia al personaje de Luffy de PlayStation).
Madagascar
Tras 64 años, Madagascar se independizó del dominio francés el 26 de junio de 1960. Entre 1947 y 1940, el ejército francés cometió numerosas atrocidades contra la población malgache, con un saldo de hasta 100.000 muertos. Emplearon castigos colectivos, torturas, violaciones, ejecuciones masivas, quema de aldeas y expulsó a prisioneros de aviones.
Desde 2022, varios levantamientos han desafiado al gobierno malgache, uno de los más corruptos de toda la región africana. Varios jóvenes, a través de la red social Gen Z Madagascar, Facebook y TikTok, han participado activamente en los disturbios. Indignados por la escasez de agua y los frecuentes cortes de energía, los jóvenes salieron a protestar en numerosas ciudades, rápidamente reforzados por trabajadores y grupos comunitarios. Sus demandas se convirtieron rápidamente en llamados a la dimisión del presidente Andry Rajoelina, instaurado tras un golpe de Estado en 2009, y de todo su gobierno.
Rajoelina se vio obligado a destituir al gobierno, afirmando, al igual que Akhannouch, que comprendía el descontento, mientras continuaba utilizando las fuerzas estatales para atacar a los manifestantes. Al menos 22 personas han muerto durante el levantamiento, y muchas han resultado heridas.
Perú
Desde el 20 de septiembre, estallaron manifestaciones en pueblos y ciudades de Perú, encabezadas por jóvenes que portaban pancartas y carteles con la imagen de la "Z", que representa a la Generación Z. Una vez más, la calavera con huesos cruzados y sombrero de paja se convirtió en un símbolo del movimiento. Esto se debió al anuncio del gobierno de extrema derecha de la impopular presidenta Dina Boluarte de privatizar el sistema de pensiones.
Pronto se les unieron los pobres rurales y los desempleados. La reforma de las pensiones fue solo un catalizador del descontento generalizado con un gobierno percibido como profundamente corrupto. Boluarte estuvo involucrada en el escándalo "Rolexgate", donde aceptó relojes Rolex como sobornos. En julio, duplicó su propio salario a 35 veces el salario mínimo mensual.
Al igual que en otros lugares, las protestas se intensificaron para movilizar la corrupción y la represión, así como una creciente ola de delincuencia. Los índices de aprobación de Boluarte cayeron al 2,5 %. Las protestas continuaron durante todo octubre. El 2 de octubre, comenzó una huelga de transporte en Lima, la capital, y en el puerto del Callao. Bandas criminales, vinculadas al régimen de Boluarte, han estado atacando a los trabajadores del transporte, robándolos y asesinándolos. A pesar de la represión policial, la huelga continuó y se instalaron bloqueos en la Panamericana Norte y en Lima. Trabajadores y estudiantes se manifestaron juntos, y los trabajadores exigieron mejores condiciones laborales.
El gobierno respondió presentando un proyecto de ley para combatir el terrorismo urbano. A pesar de esto, las protestas continuaron, y el 10 de octubre, Boluarte fue sacrificada, obligada a dimitir por los legisladores. Varias facciones conservadoras, hasta entonces leales a Boluarte, se sintieron aterradas por el malestar social y se volvieron contra ella.
En todo el mundo, el capitalismo ha impuesto la globalización. En respuesta, está surgiendo una resistencia global. Es significativo que, para muchos en estos países donde se han producido recientes explosiones sociales, la antigua panacea de la emigración a Europa, Norteamérica y otras partes de Asia en busca de trabajo se haya visto frenada por controles migratorios cada vez más severos. También existe el problema subyacente de las condiciones climáticas cada vez más extremas en estos países, donde se percibe a los gobiernos como reacios a combatir el calentamiento global.
Los grandes medios de comunicación han intentado presentar estos movimientos como vinculados exclusivamente a las preocupaciones de la Generación Z, aquellos nacidos entre 1997 y 2012, con conocimientos tecnológicos. Intentan hacer creer que las demandas planteadas no tienen nada que ver con el resto de la clase trabajadora. Esto se ha demostrado falso, ya que las demandas de la Generación Z han movilizado a otros sectores de la clase trabajadora, demostrando que el fenómeno de la Generación Z ha trascendido y se ha convertido en un movimiento mucho más amplio.
Otro factor significativo es el uso de Instagram, Facebook, TikTok y Discord para difundir mensajes y demandas, y coordinar acciones. Esto permite una coordinación descentralizada y el uso de símbolos virales como la calavera con un sombrero de paja, que une a diferentes grupos en todo el mundo.
