
Reseña editorial. - ¿Dónde están los límites entre lo que podemos hacer y lo que es lícito hacer? Quizá esta sea la gran pregunta que haya que plantearse antes de empezar a discutir sobre si la gestación subrogada es aceptable o no. En este breve y atinado ensayo, Layla Martínez nos da las claves para entender tan espinosa cuestión —orígenes, desarrollo, procesos médicos, control y mercantilización de los cuerpos—, y nos adentra en un interesante, imprescindible y controvertido debate sobre la reproducción por encargo.
El texto que nos ofrece Layla Martínez pone sobre el tapete algunos conceptos —altruismo, deseo, clase social, racismo, colonialismo— para tratar de entender unas prácticas que nos venden como nuestro derecho y que no son mucho más que otra vuelta de tuerca de la explotación industrial de los cuerpos.
Layla Martínez (Madrid, 1987) es licenciada en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense y máster en Sexología por el Instituto de Ciencias Sexológicas de Madrid. Colabora habitualmente con El Salto, coordina el fanzine musical Dolly Records y codirige la editorial Antipersona. Ha publicado relatos en varias antologías de narrativa: Alucinadas (Palabristas, 2017), Estío (Episkaia, 2018), No son molinos (Cerbero, 2018); y de ensayo, como Infiltradas (Palabristas, 2018), sobre el papel de la mujer en la ciencia ficción.
El desarrollo de las técnicas de reproducción asistida, como la inseminación artificial y la fecundación in vitro, propiciaron la aparición de un mercado de lo reproductivo que no había existido hasta entonces. Por primera vez en la historia, secreciones corporales como el semen y los óvulos y procesos biológicos como la fecundación se convertían en mercancías que podían venderse y comprarse en el mercado… Este mercado en torno a lo reproductivo se incrementó con el desarrollo y la extensión de la gestación subrogada. Ahora el embarazo y el parto se convertían también en mercancías que podían comprarse y venderse según las normas de intercambio capitalistas. Si disponemos de dinero suficiente, el mercado nos puede proporcionar un bebé gestado exclusivamente para nosotros.
El hecho de que la gestación subrogada implique una mercantilización del proceso reproductivo nos obliga a reflexionar sobre los riesgos de cosificación de los niños que nacen mediante esta práctica. Estos riesgos de cosificación son evidentes cuando echamos un vistazo a las agencias que se dedican a la gestación subrogada… Las propias agencias ofertan las gestaciones mediante paquetes: dependiendo del dinero que nos queramos gastar podemos acceder a un paquete básico o a otro con más posibilidades de elección. Si estamos dispuestos a pagar más, podemos acceder a gestantes con características físicas más cotizadas o a cuestiones como la selección de embriones.