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Anarquía en lenguaje sencillo y entendible para todxs o el ABC del comunismo libertario.

Enviado por anonerror (no verificado) en Mié, 30/12/2015 - 10:51

Envíado por @CNTMetalMadrid [1]

 

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Considero el anarquismo como la concepción más racional y práctica de una vida social en libertad y en armonía. Estoy convencido de que su realización es una certeza en el curso del desarrollo humano.

La época de esa realización dependerá de dos factores: primero, de la rapidez con la que las condiciones existentes se conviertan en algo insoportable física y espiritualmente para porciones considerables de la humanidad, particularmente para las clases trabajadoras; y, en segundo lugar, del grado en que las concepciones anarquistas sean comprendidas y aceptadas.

 

Nuestras instituciones sociales están fundadas en ciertas ideas; mientras que estas últimas sean aceptadas generalmente, están a salvo las instituciones edificadas sobre ellas. El gobierno permanece fuerte porque el pueblo piensa que la autoridad política y la compulsión legal son necesarias. El capitalismo continuará mientras que un sistema económico así sea considerado adecuado y justo. El debilitamiento de las ideas que sostienen las condiciones actuales perversas y opresivas significa el derrumbamiento último del gobierno y del capitalismo. El progreso consiste en abolir lo que el hombre ha superado y sustituirlo por un entorno más adecuado.

 

Tiene que ser evidente incluso para el observador casual que la sociedad está experimentando un cambio radical en sus concepciones fundamentales. La Guerra mundial y la Revolución rusa son las principales causas de ello. La guerra a desenmascarado el carácter corrompido de la competencia capitalista y la incompetencia criminal de los gobiernos para solucionar conflictos entre las naciones, o más bien entre las camarillas financieras gobernantes. Precisamente porque el pueblo está perdiendo la fe en los viejos métodos, las grandes potencias se ven obligadas ahora a discutir la limitación de los armamentos e incluso a convertir la guerra en algo ilegal. No hace tanto tiempo cuando la mera sugerencia de una posibilidad así era recibida con el máximo escarnio y ridículo.

 

De modo semejante se está derrumbando la creencia en otras instituciones establecidas. El capitalismo todavía «funciona», pero la duda sobre su eficacia y su justicia está royendo el corazón de círculos sociales cada vez más amplios. La Revolución rusa ha difundido ideas y sentimientos que están minando la sociedad capitalista, particularmente sus bases económicas y la santidad de la propiedad privada sobre los medios de la existencia social. Pues el cambio de octubre tuvo lugar no sólo en Rusia: ha influido en las masas de todo el mundo. La acariciada superstición de que lo que existe es algo permanente ha sido sacudida más allá de toda recuperación.

 

La Guerra, la Revolución rusa y los desarrollos posteriores a la guerra se han combinado también para desilusionar a grandes cantidades de personas sobre le socialismo. Es literalmente verdad que el socialismo, como el cristianismo, ha conquistado al mundo derrotándose a sí mismo. Los partidos socialistas dirigirán o ayudarán a dirigir la mayoría de los gobiernos europeos, pero el pueblo no cree más que son diferentes de otros regimenes burgueses. Ellos sienten que el socialismo ha fracasado y que está en bancarrota.

 

De la misma manera, los bolcheviques han probado que el dogma marxista y los principios leninistas pueden conducir tan sólo a la dictadura y a la reacción.

Para los anarquistas no hay nada sorprendente en todo esto. Siempre han sostenido que el Estado es destructor de la libertad individual y de la armonía social y que tan sólo la abolición de la autoridad coercitiva y la desigualdad material pueden resolver nuestros problemas políticos, económicos y nacionales. Pero sus argumentos, aunque estaban basados en la antigua experiencia del hombre, parecían mera teoría a la generación presente, hasta que los acontecimientos de las últimas dos décadas han demostrado en su vida actual la verdad de la posición anarquista.

 

El derrumbamiento del socialismo y del bolchevismo han despejado el camino para el anarquismo.

Existe una considerable literatura sobre el anarquismo, pero la mayoría de sus grandes obras están escritas antes de la Guerra mundial. La experiencia del pasado reciente ha sido vital y ha hecho necesarias ciertas revisiones en la actitud anarquista y en su argumentación. Aunque las proposiciones básicas permanecen las mismas, algunas modificaciones de aplicación práctica están dictadas por los hechos de la historia actual. En particular las lecciones de la Revolución rusa exigen un nuevo planteamiento de varios problemas importantes, de modo especial entre ellos el relativo al carácter y a las actividades de la revolución social.

 

Además, los libros anarquistas, con muy pocas excepciones, no son accesibles a la comprensión del lector medio. Es un defecto común entre la mayoría de las obras que tratan de cuestiones sociales que estén escritas en el supuesto de que el lector está ya familiarizado en una extensión considerable con el asunto, lo cual no ocurre por lo general en modo alguno. Como resultado de esto, existen muy pocos libros que traten los problemas sociales de una forma sencilla e inteligible.

 

Por eso razón considero como muy necesaria una nueva exposición de la postura anarquista en este momento, una nueva exposición en los término más llanos y claros, que puedan entenderlos todo el mundo.

Es decir, un ABC del anarquismo.

Teniendo presente este objetivo es como han sido escritas las siguientes páginas.

 

París, 1928.

 

 

 

INTRODUCCIÓN .

 

Quiero hablarte del anarquismo.

Quiero hablarte de lo que es el anarquismo, porque pienso que es bueno que los conozcas. También porque se conoce tan poco de él y lo que se conoce por lo general es de oídas y en la mayoría de los casos falso.

 

Quiero hablarte de él, porque creo que el anarquismo es la cosa más preciosa y más grande que el hombre ha pensado nunca, la única cosa que puede proporcionarte libertad y bienestar, y que puede traer la paz y el gozo del mundo.

Quiero hablarte de él en un lenguaje llano y sencillo de modo que no exista malentendido. Las palabras subidas y las frases grandilocuentes sirven tan sólo para confundir. Un pensamiento directo significa un lenguaje directo.

Pero antes de decirte lo que es el anarquismo, quiero decirte lo que no es.

Esto es necesario, porque se ha difundido mucha falsedad sobre el anarquismo. Incluso personas inteligentes con frecuencia tienen nociones enteramente erróneas sobre él. Algunas hablan sobre el anarquismo sin saber absolutamente nada de él. Y algunos mienten sobre el anarquismo, porque no quieren que tú sepas la verdad sobre él.

El anarquismo tiene muchos enemigos; ellos no te dirán la verdad sobre él. Posteriormente, en el curso de esta exposición, verás por qué el anarquismo tiene enemigos y quienes son. Por el momento puedo decirte que ni tu jefe político ni tu empresario, ni el capitalista, ni el policía, te hablarán con honestidad sobre el anarquismo. La mayoría de ellos no saben nada de él y todos lo odian. Sus periódicos y publicaciones -la prensa capitalista- también están en contra de él.

Incluso la mayoría de los socialistas y los bolcheviques desfiguran el anarquismo. También es verdad que la mayoría de ellos tampoco lo conocen mejor. Pero los que lo conocen mejor también mienten con frecuencia sobre el anarquismo y hablan de él como «desorden y caos». Puedes comprobar por ti mismo lo deshonestos que son en esto: los maestros más grandes del socialismo, Karl Marx y Friedrich Engels, han enseñado que el anarquismo surgirá del socialismo. Dijeron que primero tenemos que tener el socialismo, pero que después del socialismo habrá anarquismo, y que será una condición de sociedad más libre y más hermosa para vivir en ella que el socialismo. Sin embargo, los socialistas, que juran en nombre de Marx y Engels, insisten en llamar al anarquismo «caos y desorden», lo que prueba lo ignorantes o deshonestos que son.

Los bolcheviques hacen lo mismo, aunque su maestro supremo, Lenin, ha dicho que el anarquismo seguiría al bolchevismo, y que entonces se viviría mejor y más libremente.

Por tengo que decirte, antes que nada, lo que no es el anarquismo:

No es las bombas, el desorden o el caos. No es el robo y el asesinato. No es una guerra de todos contra todos. No es un retorno a la barbarie o al estado salvaje del hombre.

El anarquismo es precisamente lo opuesto a todo esto.

El anarquismo significa que tú serías libre, que nadie te esclavizaría, ni sería tu jefe, ni te robaría, ni se impondría a ti.

Significa que tú serías libre para hacer las cosas que deseas hacer y que tú no serías obligado a hacer lo que no quieres hacer.

Significa que tú tendrías una oportunidad para escoger el género de vida que deseas vivir y vivirla sin ninguna interferencia.

Significa que el otro individuo tendría la misma libertad que tú, que cada uno tendría los mismos derechos y libertades.

Significa que todos los hombres son hermanos y que vivirían como hermanos, en paz y armonía.

Es decir, que no habría guerra ni violencia empleada por un grupo de hombres contra otro, ni monopolio, ni pobreza, ni opresión, ni sacar ventaja de tu prójimo.

En una palabra, anarquismo significa una condición o sociedad donde todos los hombres y mujeres son libres, y donde todos disfrutan igualmente los beneficios de una vida ordenada y sensata.

«¿Puede existir eso?», preguntas. «¿Y cómo?»

«No antes de que todos se conviertan en ángeles», anota tu amigo.

Bien, hablemos sobre eso. Tal vez yo pueda mostrarte que podemos ser honrados y vivir como gente honrada incluso sin que nos crezcan alas.

 

PARTE PRIMERA

AHORA

I.¿QUÉ LE PIDES A LA VIDA?

 

¿Qué es lo que todo el mundo desea en la vida? ¿Qué deseas tú más?

Después de todo, todos somos iguales bajo nuestra piel. Seas quien seas -hombre o mujer, rico o pobre, aristócrata o vagabundo, blanco, amarillo, rojo o negro, de cualquier país, nacionalidad o religión-, todos nosotros somos semejantes sintiendo frío y hambre, amor y odio; todos nosotros tenemos el desastre y la enfermedad, y tratamos de preservarnos de todo daño y de la muerte.

Lo que tú más le pides a la vida, lo que tú temes más, todo eso es también así, por lo general, en ti vecino.

Hombres eruditos han escrito gruesos libros, muchos de ellos sobre sociología, psicología y muchas otras «ologías», para decirte lo que tú deseas, pero no hay dos de esos libros que se pongan de acuerdo. Y, sin embargo, creo que sabes muy bien sin ellos lo que deseas.

Ellos han estudiado y escrito y especulado tanto sobre eso, que para ellos es una cuestión tan difícil, que tú, el individuo, te has sentido totalmente perdido en sus filosofías, y ellos han llegado al final a la conclusión de que tú, amigo mío, no cuentas en absoluto. Lo que es importante, dicen ellos, no eres tú, sino «el todo», toda la gente junta. Este «todo» lo denominan ellos «sociedad», «la commonwealth» o «el Estado», y los sabihondos han decidido actualmente que no importa si tú, el individuo, eres miserable, mientras que la «sociedad» esté en orden. De alguna manera olvidan explicar cómo puede estar en orden la «sociedad» o «el todo», si los miembros singulares de ella son desgraciados.

Así siguen ellos hilando sus tejidos filosóficos y produciendo gruesos volúmenes para describir dónde entras tú realmente en el esquema de las cosas denominado vida y qué deseas tú realmente.

Pero tú mismo sabes muy bien lo que deseas y lo mismo le pasa a tu vecino.

Tú deseas estar bien y con salud, deseas ser libre, no servir a ningún amo, no tener que arrastrarte y humillarte ante ningún hombre, deseas tener el bienestar para ti, tu familia y aquellos que están cerca de ti y que te son queridos. Y no deseas ser hostigado y estar preocupado por el temor al mañana.

Puedes sentirte seguro de que todos los demás desean lo mismo.

Por eso todo mundo se centra en lo siguiente:

Tú deseas salud, libertad y bienestar. Todos los demás son como tú a este respecto. Por consiguiente, todos nosotros buscamos la misma cosa en la vida.

Entonces, ¿por qué no la buscaríamos juntos, mediante un esfuerzo conjunto, ayudándonos unos a otros en eso?

¿Por qué tenemos que estafarnos y robarnos, matarnos y asesinarnos unos a otros, si todos buscamos la misma cosa? ¿No tienes tú derecho a las cosas que deseas lo mismo que el prójimo?

¿O acaso podemos asegurar nuestra salud, libertad y bienestar de una manera mejor luchando y matándonos unos a otros?

¿O porque no existe otro camino?

Vamos a considerarlo.

¿No es evidente que si todos nosotros deseamos la misma cosa en la vida, si todos tenemos el mismo objetivo, entonces nuestros intereses deben ser los mismos? En ese cado debemos vivir como hermanos, en paz y amistad; debemos ser buenos unos con otros y ayudarnos mutuamente en todo lo que podamos.

Pero tú sabes que no es eso lo que ocurre en la vida.

Sabes que no vivimos como hermanos. Sabes que el mundo está lleno de contiendas y guerras, de miseria, injusticia y maldad, de crimen, pobreza y opresión.

¿Por qué ocurre entonces esto?

Porque, aunque todos nosotros tenemos el mismo objetivo en la vida, nuestros intereses son diferentes. Esto es lo que ocasiona todo el mal en el mundo.

Piensa sobre esto tú mismo.

Supón que deseas un par de zapatos o un sombrero. Vas al almacén e intentas comprar lo que necesitas tan razonable y baratamente como puedes. Ese es tu interés. Pero el interés del dueño del almacén es venderte tan caro como se puede, porque entonces su ganancia será mayor. Esto es así porque en la vida que vivimos todo está estructurado para hacer ganancias de una manera o de otra. Vivimos en un sistema de hacer ganancias.

Ahora bien, está claro que si tenemos que hacer ganancias sacándolas cada uno del otro, entonces nuestros intereses no pueden ser los mismos. Tienen que ser diferentes y con frecuencia incluso opuestos mutuamente.

En cada país encontrarás gente que vive de sacar ganancias de los demás. Los que hacen las ganancias más grandes son ricos. Los que no pueden hacer ganancias son pobres. Los únicos que pueden hacer ganancia alguna son los trabajadores. Por ello puedes comprender que los intereses de los trabajadores no pueden ser los mismos que los intereses de otra gente. Por eso encontrarás en cada país diversas clases de gente con intereses enteramente diferentes.

En todas partes encontrarás:

1) Una clase comparativamente pequeña que hace grandes ganancias y que son muy ricos, tales como banqueros, grandes propietarios de fábricas y terratenientes, gente que tiene mucho capital y que por ello se denominan capitalistas. Estos pertenecen a la clase capitalista;

2) Una clase de gente, más o menos acomodada, que consiste en hombres de negocio y sus agentes, hombres de bienes raíces, especuladores y profesionales, tales como doctores, abogados, etc. Esta es la clase media o la burguesía;

3) Grandes cantidades de trabajadores empleados en diversos trabajos, en empresas y minas, en fábricas y talleres, en el transporte y en la tierra. Esta es la clase trabajadora, denominada también el proletariado.

 

La burguesía y los capitalistas pertenecen realmente a la misma clase capitalista, porque tienen aproximadamente los mismos intereses y, por consiguiente la gente de la burguesía por lo general también se pone al lado de la clase capitalista contra la clase trabajadora.

Encontrarás que la clase trabajadora, en todos los países, es siempre la clase más pobre. Tal vez tú mismo perteneces a los trabajadores, al proletario. En ese caso, sabes que tus salarios nunca te harán rico.

¿Por qué son los trabajadores la clase más pobre? Ciertamente ellos trabajan más que otras clases y más duramente. ¿Es porque los trabajadores no son muy importantes en la vida de la sociedad? ¿Acaso podemos incluso seguir la vida sin ellos?

Veamos. ¿Qué necesitamos para vivir? Necesitamos alimento, vestido y cobijo, escuelas para nuestros hijos, coches y trenes para viajar y otras mil cosas.

¿Puedes mirar alrededor y señalar una sola cosa que se hace sin trabajo? Como ves, los zapatos en los que te apoyas y las calles por las que caminas son el resultado del trabajo. Sin el trabajo no habría nada, a no ser la mera tierra, y la vida humana sería enteramente imposible.

De este modo, esto significa que el trabajo ha creado todo lo que tenemos, toda la riqueza en el mundo. Todo es el producto del trabajo aplicado a la tierra y a sus recursos naturales.

Pero, si toda la riqueza es el producto del trabajo, ¿entonces por qué no pertenece ella al trabajo? Es decir, a aquellos que han trabajado con sus manos o con sus cabezas para crearla, al trabajador manual y al trabajador intelectual.

 

Todo el mundo está de acuerdo en que una persona tiene derecho a poseer la cosa que él mismo ha hecho.

Pero nadie ha hecho o puede hacer todo por sí mismo. Se requieren muchos hombres, de diferentes oficios y profesiones, para crear algo. El carpintero, por ejemplo, no puede hacer una simple silla o banco totalmente por sí solo; ni siquiera en el caso en el que cortara el árbol y preparara la madera por sí mismo. Necesita una sierra y un martillo, clavos y herramientas que él no puede hacer por sí mismo. E incluso si las hiciera él, tendría que tener primero las materias primas, el acero y el hierro, que otros hombres tendrían que suministrarle.

O si consideras otro ejemplo, digamos el de un ingeniero. El no podría hacer nada sin papel y lápiz e instrumentos de medición, y otras personas tienen que hacer estas cosas para él. Sin mencionar que en primer lugar él tiene que aprender su profesión y gastar muchos años en el estudio, mientras que otros hacen posible que él viva mientras tanto. Esto vale para cada ser humano en el mundo actual.

Puedes ver, por tanto, que nadie puede hacer mediante sus propios esfuerzos solo las cosas que necesita para existir. En los primeros tiempos el hombre primitivo que vivía en una caverna podía martillar hasta hacerse un hacha de una piedra o fabricarse él mismo un arco y flechas, y vivir de eso. Pero esos días han pasado. Actualmente nadie puede vivir por su propio trabajo, tiene que ser ayudado por el trabajo de los demás. Por consiguiente, todo lo que tenemos, toda la riqueza, es el producto del trabajo de mucha gente, incluso de muchas generaciones. Esto quiere decir: todo el trabajo y los productos del trabajo son sociales, hechos por la sociedad como un todo.

Pero si toda la riqueza que tenemos es social, entonces es lógico que debería pertenecer a la sociedad, al pueblo como un todo. ¿Cómo ocurre, entonces, que la riqueza del mundo la poseen algunos individuos y no el pueblo? ¿Por qué no pertenece a los que se han fatigado para crearla, a las masas que trabajan con las manos o el cerebro, a la clase trabajadora como a un todo?

Sabes muy bien que es la clase capitalista la que posee la mayor parte de la riqueza del mundo. ¿No debemos concluir, por consiguiente, que el pueblo trabajador ha perdido la riqueza que ha creado o que de alguna manera se la han arrebatado?

Ellos no la perdieron, pues nunca la poseyeron. Por tanto, tiene que ser que se la arrebataron.

Esto comienza a parecer serio. Pues si dicen que la riqueza que crearon se la han arrebatado al pueblo que la creó, entonces esto significa que se la han robado, que han sido despojados, pues con toda seguridad nadie ha consentido nunca de buena gana que le arrebaten su riqueza.

Es un cargo terrible, pero verdadero. La riqueza que los trabajadores han creado, como clase, ciertamente, se la han robado. Y han sido despojados del mismo modo cada día de sus vidas, incluso en este preciso momento. Por esto una de los más grandes pensadores, el filosofo Proudhon, dijo que las posesiones de los ricos son propiedad robada.

Puedes entender fácilmente qué importancia tiene que todos los hombres honrados sepan esto. Y puedes estar seguro de que si los trabajadores lo supieran, no lo apoyarían.

Veamos entonces cómo ellos son despojados y por quien.

 

  1. EL SISTEMA SALARIAL

  2. LEY Y GOBIERNO

  3. CÓMO FUNCIONA EL SISTEMA

  4. EL PARO

  5. LA GUERRA

  6. LA IGLESIA Y LA ESCUELA

  7. LA JUSTICIA

  8. ¿PUEDE AYUDARTE LA IGLESIA?

  9. EL REFORMADOR Y EL POLÍTICO

  10. EL SINDICATO

  11. ¿DE QUIÉN ES EL PODER?

  12. EL SOCIALISMO

  13. LA REVOLUCIÓN DE FEBRERO

  14. ENTRE FEBRERO Y OCTUBRE

  15. LOS BOLCHEVIQUES

  16. LA DICTADURA EN ACCIÓN

 

PARTE SEGUNDA

EL ANARQUISMO

 

                1. ¿ES EL ANARQUISMO VIOLENCIA?

                  XX. ¿QUÉ ES EL ANARQUISMO?

XXI. ¿ES POSIBLE LA ANARQUÍA?

XXII. ¿FUNCIONARÁ EL ANARQUISMO COMUNISTA?

XXIII. ANARQUISTAS NO COMUNISTAS

 

PARTE TERCERA

LA REVOLUCIÓN SOCIAL

 

XXIV. ¿POR QUÉ LA REVOLUCIÓN?

XXV. LA IDEA ES LO IMPORTANTE

XXVI. LA PREPARACIÓN

XXVIII. LOS PRINCIPIOS DE LA PRÁCTICA

XXIX. CONSUMO E INTERCAMBIO

XXX. LA PRODUCCIÓN

XXXI. DEFENSA DE LA REVOLUCIÓN

“El ABC del comunismo libertario” de Alexander Berkman.

http://metalmadrid.cnt.es/cultura/libros/alexander-berkman-el-abc-del-comunismo-libertario.pdf

 


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