
Nada mejor que la lectura de mis intervenciones sobre Malatesta en el encuentro anarquista de Nápoles, en diciembre de 2003, para entender cómo cada intención de justicar o condenar el concepto de violencia revolucionaria es, a priori, una batalla perdida. La violencia revolucionaria no necesita mis justicaciones y no puede ser vilipendiada por ningún tipo de condena, aún viniendo esta de las mismas las anarquistas.
A fin de cuentas, el pacismo también es un falso problema y no merece ser refutado recurriendo a demasiadas palabras.
Mi esfuerzo no tenía, ni tiene aquí, en esta sede, la intención de proporcionar justicaciones a la violencia revolucionaria. Solo quería, y quiero, proporcionar una contribución al pensamiento y a la actividad revolucionaria de Errico Malatesta.
Alfredo M. Bonanno