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La Huelga General y otras hierbas

Enviado por Jesús García en Mié, 30/06/2010 - 13:51

“La Huelga General no es necesaria” –decían responsablemente no hace mucho Toxo y Méndez apoyando al Gobierno. “La Huelga General es imparable” –dijeron poco después los mismos personajes tan campantes. “La Huelga General será el 29 de Septiembre” –dicen tocando la corneta los que tienen el don de convocarlas y desconvocarlas… Parece por el gesto que ponen ante las cámaras, que se vayan a arrancar las venas. Y ahora nos queda decidir a los que hemos gritado en las calles “¡que no nos representan!, ¡que no!”… ¿qué coño hacemos el 29 de Septiembre? Los que dicen que van por “libre”, no sabemos lo que harán. Si velan “por sus intereses”, seguramente irán a trabajar, porque quien está solo es débil, y muchas veces prefiere emboscarse a ver qué pasa. Pero los que nos hemos organizado en sindicatos, en colectivos de lucha obrera, vecinal, ecologista, feminista, anti-sistema…, tenemos que dar respuesta a los acontecimientos que nos rodean: hay una ofensiva capitalista en toda regla como hace años no se veía. Trabajaremos más horas y más años, por menos dinero, habrá más paro, nos manejarán más a su antojo, y viviremos peor y menos tiempo. A nosotros, a los que nos gusta reconocernos entre los que combaten al Capital, no nos queda otra que sentarnos a discutir…, no si vamos o no a la huelga, sino más bien, cómo vamos a afrontar ese nuevo 29-S que nos viene dado. Y no hay más elección: o se lo dejamos a ellos, o lo arrebatamos para nosotros. Habrá quien diga que esto es un paripé, que estamos contribuyendo al apuntalamiento del sistema y de sus sindicatos oficiales. Pero también estamos los que afirmamos que no queda otra que volver a dar el callo, aunque sea en las peores condiciones. Pienso que es absurdo pasarse la vida criticando “la pasividad de la clase trabajadora” y de los “sindicatos oficiales” y el día en que se mueven, aunque sea poco y de forma confusa, esos mismos críticos se queden en casa diciéndoles – “pues ahora yo no”. Esto es ridículo, por no decir cobarde. Por tanto, los currantes y parados organizados, tenemos que sentarnos y hablar, aportar desde nuestros posicionamientos, pero aportar, no poner chinitas al trabajo común. Tenemos que decidir cómo, dónde y cuándo vamos a dar el golpe. Ese golpe tendrá tanta fuerza como la fuerza que seamos capaces de desarrollar. Porque otros no harán lo que nosotros mismos no seamos capaces. Peor aún: si resulta que otros dan el golpe, quedaremos como el culo. Algunos de los nuestros, quizás los más inteligentes o los más echaos p’alante, ya nos están indicando el camino (los del metro de Madrid, los trabajadores vascos y tantos y tantos…). Esos no se han puesto a esperar. ¿Qué haremos nosotros? Entre el quedarse en casa y no hacer nada, y entre el ir, gritar, respirar, sentirse alguien, aunque sea 24 horas, yo me quedo con lo segundo. Siempre mejor ir a la batalla aún con riesgo de que te partan la cara, que la cara del que dice que “estamos derrotados” sin abrir fuego siquiera. Y es que con ese espíritu de “no hacer nada”, nada cambia. Pero nosotros queremos que cambie algo. Soñamos y queremos mundos nuevos. Nosotros somos los trabajadores asociados, los que nos expresamos con la brocha, con el cartel, con la bandera, con nuestras palabras, con nuestros cuerpos y con nuestros actos... El único miedo que tenemos, es el no estar a la altura de las circunstancias. Que por nosotros no quede. Que los que nos tiranizan no piensen que no valemos un duro. Que los que nos gobiernan sepan que no somos unos pringaos. Que los que “nos representan” vean que vamos más allá de sus tímidas protestas y sus mentiras de andar por casa. Que los pobres, los dominados, los desposeídos, se den cuenta de que hay una respuesta a los desmanes de los ricos. Que todos los rincones de la piel de toro se tiñan de rojo y de negro. Tiempo habrá para comentar y analizar, pero mejor al día siguiente. En esa jornada de huelga, en ese domingo que no viene en el calendario, valen más mil gestos que una palabra. Porque somos la Clase Obrera Organizada. Vamos a cambiar el mundo. El 29 de Septiembre, veinticuatro horas de luz. ¡Viva la Huelga General!


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