“Efectivamente, me declaro, sin remilgos, ‘ateo cultural’. Puede que esto, como casi todo lo dicho en este capítulo, moleste a algunos, pero el escozor ajeno no es nunca suficiente motivo para plegarnos. Como ya he explicado, no me siento occidental, ni blanco, ni hispano, ni varón, ni de tal porción de suelo, ni ligado a tal región.