El mayor milagro de la Semana Santa
¿Que cuál fue el milagro más grande de la Semana Santa? Para mí no fue la resurrección, ni la conversión del vino en sangre humana, ni que Cristo volviese a colocar la oreja cortada del policía Malco en su cabeza… Para mí, el milagro mayor fue que el plan de Caifás para matar a Jesús saliera bien.
Cualquiera que haya planeado algo, sabe que en una conspiración hay muchas variables, imprevistos que tuercen el camino, que hay que tomar decisiones complejas sobre la marcha…, y en la captura de Jesús –en concreto–, se me ocurren –entre otras– estas dificultades: detención por la noche, a las tantas, podían haberse equivocado de hombre; llevarlo a casa de Anás, el viejo estaría esperando, pero podía haber tenido un cólico, estar durmiendo o algo; de allí llevan a Cristo donde Caifás. Es otro paseo, más charla y van pasando las horas; reunir al Sanedrín, el jurado, 71 viejos expertos en leyes, muy temprano, con quórum y sin oposición, muy complejo; llevarlo a donde Pilatos (un tipo peligroso e irritable), que les atienda en Audiencia Urgente, interrogatorio, que no lo deje libre si no que lo mande (imprevisto) con Herodes; que Herodes juguetee un rato con Jesús, se aburra y lo devuelva a Pilatos vestido de payaso (1) en lugar de echarlo a la ergástula; que Pilatos, harto del tema, reúna gente suficiente en la plaza para que la decisión de ejecutarlo sea popular, asamblearia y empoderada (no estaba previsto); que la multitud elija indultar a Barrabás, un tipo que era una especie de Ché Guevara; que se tomen los legionarios tiempo para azotar a Jesús, hacerle una corona de espinas, pintar el cartel de Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos; dejar a Jesús hecho unos zorros y obligarle a llevar el madero, que andaría resiliente, despacio, sangrando, y cuesta arriba; crucificarlo, ¿dónde dejaste el martillo Cayo? A mí no me líes Julio, que lo tenías tú. Levantar la Santa Cruz sin que se caiga de morros… Que Cristo sin tomar bocado, sin orinar ni ir al bate desde las seis de la tarde del jueves, y sin haber dormido, haga todos esos traslados kilométricos engrillado por esas cuestas polvorientas y con cabras haciendo caca…
Y que todo eso se cumpla desde que se reúne el Sanedrín a eso de las ocho de la mañana, y a las once esté el preso agotado, flagelado, clavado y levantado con otros dos ladrones… Es de una eficacia que no salgo de mi asombro. Porque si habéis ido alguna vez al juzgado, sabréis que hay que esperar un huevo de tiempo. Que siempre falta alguien o llega tarde. Que el juicio se suspende o que se hace un receso. Que te meten en una celda los civiles un viernes y no sales hasta el lunes si hay suerte. Y teniendo en cuenta lo rigurosa que era la Burocracia romana y –sobre todo– la Ley judía con mil normas de descontaminación y purificación… No hay por donde pillar, cómo pudieron juzgar ilegalmente a Jesús de Nazaret y matarlo en una mañana…
Eso, sí que fue un milagro.
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NOTA
(1) Herodes pidió a Cristo que hiciera alguna maravilla, como levitar, fabricar vino, algo…, y el preso no le dio gusto. Interrogó a Jesús sobre si se consideraba rey de los hebreos, y Él se abstuvo de responder. Bien hecho porque mejor guardar silencio si sabes que todo lo que digas va a ser peor para ti. Aburrido, Herodes se burló, le vistió con una túnica de colorines y lo devolvió a Pilatos. Ooootra caminata.
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