Sobre las ideas de Carlos Díaz. Su entrevista.

Hace unos días leí una entrevista que le hacen a Carlos Díaz (1). Como las nuevas generaciones no le conocen, os lo explico: es un filósofo que tuvo en el ámbito anarquista bastante presencia en los años setenta y hasta el año ochenta a través de la Editorial ZYX. Y ha escrito muchísimo sobre anarquismo, el que más posiblemente estando vivo. No sé si algún muerto habrá escrito más. Y lo saco a la palestra, porque Carlos Díaz es un anarquista católico. No cristiano: católico. O sea, de los que están dentro de la Iglesia de Roma, los Papas, y esas cosas. Es un anarcopapista. Es una criatura a la que hay que conocer, porque además, llevaba décadas sin saber de él.

Lo primero es su aspecto. Yo le recordaba vestido de negro, con barbas y pelo negro. Y gafas de pasta. Joven, de unos treinta y tantos años… Lo mismo me equivoco, porque en aquella época, gente vestida de negro, con barbas y gafas, la había a porrillo. Ahora Carlos tiene una pinta de viejo revenío que no veas. En la foto parece que te va a dar una hostia y hacerte revolear. Pero eso da lo mismo, es normal que cuando se va a entrar en lo de octogenario, el aspecto haya cambiado.

Me gustaría poder hablaros algo de sus teorías, del «personalismo comunitario» y de su teórico de referencia: Mounier. El problema es que no tengo ni idea. He mirado la wikipedia, pero el artículo me da que lo ha escrito un falangista. Así que no me fío. Luego he rebuscado un poco aquí y allí, y son de universidades católicas y revistas que no conozco. Y con pinzas os digo, sin que me creáis ni una palabra, que para Carlos, o para Mounier, una cosa son los individuos, que tienen características mu shungah, y otra cosa son las personas. El individuo sería algo aislado y egoísta que busca su propio placer y supervivencia; la persona sería algo que se relaciona, se crea o se produce viviendo en sociedad. Tiene una dimensión ética y espiritual, que trasciende el yo, y que busca el bien común… Por ejemplo, un individuo ve que se está ahogando un gato en medio de un torrente tremendo, entre rayos, troncos flotantes, pedruscos. El individuo no hace nada. En cambio una persona contempla ese trance, se arroja sin dudarlo al agua, nada vigorosamente hasta el felino, el gato se sube a la cabeza del socorrista, salta a la orilla y se lame la patita. Eso es. Mientras, la persona choca contra una peña, le cae encima un árbol y se ajoga. Ahí va. 

En definitiva, el personalismo comunitario tiene como referentes, faros, boyas, señales…, esto… ¡conceptos!, a la persona, a la comunidad, al diálogo constructivo que elimina la tensión interna entre el yo y lo común, y el rechazo a los bolcheviques por lo de la dictadura. Hay también un énfasis en poner en práctica esos conceptos. O sea: responsabilidad, espiritualidad y compromiso. Como veis, todo eso es compatible con el anarquismo. Yo lo de la espiritualidad, como que no lo veo, pero en fin, que hay gente pa tó y el anarquismo puede absorber esa pamplina, porque como el fantasma no existe, es como chupar una piedra. No te hidrata pero mitiga la sed.

En definitiva, que este artículo intenta daros a conocer a uno de los nuestros, y a unas ideas que posiblemente pasen desapercibidas, y que lo mismo a alguien le interesan. En cuanto a que Carlos es católico… Él lo dice bien claro. Él tiene Fe, una Fe difícil, dura y dolorosa. Esa es la Fe. Sin acento. O sea. Él cree porque le da la gana. ¿Y qué es el anarquismo, si no hacer lo que a uno le da la real gana, sin mandar ni obedecer? 

Carlos Díaz Hernández, ¡salud y que tengas mil años de vida!

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NOTA

  1. Entrevista a Carlos Díaz La entrevista es muy buena, larga, bien preparada, se lee estupendamente y permite conocer el ambientillo de los años en los que parecía posible un cambio. Mi enhorabuena al periodista Bernardo Álvarez-Villar, a la revista Fronterad por publicarla y a Carlos por sus respuestas. 

Comentarios

Es una pena que el Doctor Carlos Díaz no tenga acceso a estos artículos y que se haya cerrado tanto con el cristianismo, sin mirar apenas a los anarquistas y anarquismos actuales, porque se daría cuenta de que sigue siendo querido en nuestro campo, y se le echa de menos. Se siente fracasado porque piensa que no hay nada, y hay gente que existe. El mundo se sigue moviendo.

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