Candidato en busca del voto, quiere vendernos la moto


Durruti después de haberse comido a un niño

A mí a veces me entra un poco de sentimiento de pena, cuando opino acerca de la participación de libertarios en instituciones estatales, o en organizaciones políticas que buscan la conquista del Poder. "¿A mí qué más me da?" –suelo decirme a mí mismo–. Puf. Al fin y al cabo quienes se presentan son un puñado de activistas, diez, veinte, no sé cuántos de los declarados anarquistas optan por intentar meter cabeza en una lista con posibilidades… Cosa que por otra parte es bastante compleja. 

Si eres un obrero, olvídate. Porque como en las primarias no enseñes una licenciatura, un máster, un empleo público, un voluntariado en algo rimbombante, no te eligen. No vale que hayas perdido un cojón en las luchas de Astilleros Españoles durante la carga del 87. Eso puede ser hasta contraproducente porque te muestra con un perfil proletario. Y si eres un universitario con ideas redentoras, vas a tener que lidiar con un ganao que pa qué te voy a contar,  ya que lo de las listas es siempre resbaloso, y en la carrera electoral, lo mismo pasas de ser una persona guay a convertirte en una bicha venenosa. En fin, que como digo, a mí ni me va ni me viene que alguien se presente. De hecho considero más inteligente presentarte en una lista para que te voten, que ir a votar a un oscuro personaje del que no sabes ni la misa la media, y únicamente ves que sonríe mucho, y que tiene un título de sexador de pollos de la Rey Juan Carlos. ¿Que no? Mira cuántos obreros descualificados hay en el Congreso y luego me cuentas de representantes de los pobres.

En fin, que si doy mi opinión, no es por joder a ningún candidato. Qué va. Y menos si se dicen de la Idea, o si –mejor incluso–, son amigos/as míos: haced lo que os parezca, que a mí plin. Personalmente creo que todas esas películas de traidores, coherencias, principios y demás pamplinas, son chorradas, comodines que se emplean para no tener que complicarse uno demasiado la vida, echando la culpa a los demás de la incapacidad del propio uno. Lo que sí creo conveniente, es responder a los discursos que venden la participación electoral, como una panacea para combatir el cambio climático, para frenar al fascismo o para implantar la independencia. Igual podrían prometer que nos crezcan las alas dentro de cien años. Oye, ya está bien de querer vendernos la moto.

En resumen pienso que los militantes sociales prefieren, por comodidad, por miedo, tal vez por desconocimiento, o por oportunismo (o por no ser masoquistas), seguir planteando fórmulas de participación institucional, o de intervención "desde arriba". Son fórmulas que a día de hoy han demostrado sobradamente su fracaso a la hora de conquistar la justicia social, la igualdad, la responsabilidad colectiva y la libertad... O si no..., ¿a qué se debe a que en agenda estén en primera fila intereses nacionales, de pago de deuda, empresariales, financieros y/o especulativos? ¿No es cierto acaso, que aún habiendo elecciones, listas, y democracia, y que aún teniendo cuarenta centrales sindicales, treinta partidos de izquierdas y mil ONGs con proyectos varios, ha habido una brutal transferencia de riqueza y de poder omnímodo a los ricos?

Frente a todo ese fracaso político de las izquierdas y de los partidos a la hora de conquistar algo parecido a la Justicia, los anarquistas hemos presentado una propuesta estratégica y organizativa que es sincera, honesta y realista: la acción social debería desarrollarse principalmente al margen de un sistema institucionalizado de representación subvencionado y engrasado por el Estado; tendría que ser independiente de intereses políticos partidistas; habría de ser gestionada por los propios interesados en buena medida.  Nada de eso es tenido en cuenta salvo por los y las anarquistas.

Y por eso manifiesto cariño a nuestros símbolos, ideas e identidad libertaria, ya que pienso que es la salida evidente a todo este embrollo. Porque nuestra emancipación, o como mínimo el futuro de nuestros descendientes inmediatos, de sus condiciones de vida, y de la ecología del planeta, si lo queremos habitable, igualitario, digno, será obra del impulso generoso que surja de la base, o no lo será.

Supongo. Porque igual hacemos todo eso, implantamos la anarquía, y ese mismo día llega un meteorito de los gordos y lo manda to pal sipote. Quién diablos lo sabe.

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