Chile: Los trabajadores se movilizan por una Reforma Laboral a fondo

El 21 de abril tuvo lugar un hito histórico para el movimiento sindical chileno. Organizaciones portuarias, mineras, forestales, de la construcción y el montaje industrial y de algunos otros sectores llevaron a cabo una jornada de Paro Nacional con el objetivo de conseguir una Reforma Laboral que recoja las demandas más sentidas por los trabajadores (1).
Desde los años 80, durante la lucha contra la dictadura, que no se veía una movilización de estas características: de carácter nacional, con algunos de los principales sectores de la economía nacional involucrados, con paralización efectiva de la producción y con contenidos estructurales, más allá de lo estrictamente gremial.
Estos rasgos, que en otros países son habituales en una jornada de huelga general, en Chile no lo son, dadas las peculiares características del sistema de relaciones laborales instalado en dictadura y mantenido a lo largo de los últimos 25 años con pocas modificaciones.
La huelga en Chile
En Chile las huelgas normalmente son en una sola empresa y “simbólicas”, es decir, no se consigue parar la producción. Esto es por la legislación chilena, que no reconoce la negociación por rama y permite el reemplazo de trabajadores en huelga. Además, hay muchas otras trabas legales, como una gran facilidad para el despido, el reconocimiento de la posibilidad para grupos de trabajadores no sindicalizados de llegar a acuerdos paralelos con la empresa y un complejo, enmarañado y demoroso proceso de negociación colectiva reglada.
Por consiguiente, la presión que se consigue hacer es poca, y por si fuera poco los organismos fiscalizadores son ineficientes y cuentan con escasas atribuciones, mientras por su parte los tribunales laborales se inclinan por lo general a ser más comprensivos con la empresa que con el trabajador.
Así, no es de extrañar que la mayoría de huelgas en Chile se depongan sin conseguir sus objetivos. Y que, con la huelga y la negociación colectiva mutiladas, la distribución del ingreso sea tan desigual y la injusticia la norma (2).
Proletariado estratégico: la fuerza motriz de un sindicalismo de nuevo tipo
En este caso la historia fue muy diferente. Se trató de un paro no sólo contra las leyes laborales vigentes, sino ignorándolas absolutamente en su desarrollo. Se trató de un paro de los que la patronal peyorativamente llama “políticos”, no sólo ramal sino multiramal y que consiguió paralizar los principales sectores en un modelo económico primario-exportador como lo es el chileno: la minería del cobre, la producción forestal y el transporte internacional de esos y de otros productos (como la fruta) a través de los puertos (3).
¿Cómo es que eso fue posible? En primer lugar, se contó con el factor sorpresa. El movimiento estaba planificado desde hace semanas pero sin fijar una fecha concreta, que se definió a último momento para evitar que las gerencias pudieran maniobrar para minimizar el impacto. En segundo lugar, se empleó a fondo la acción directa de masas, mediante el bloqueo a la entrada de las faenas, la colocación de barricadas y la ocupación masiva de carreteras y caminos para impedir la circulación de mercancías y la llegada de esquiroles.
Por supuesto, esta capacidad de paralización sólo es posible allá donde existe una elevada concentración de mano de obra y donde el poder de los sindicatos (y/o comunidad organizada en torno a ellos) es suficiente como para llevar a cabo una demostración de fuerza así y evitar el impacto de represalias posteriores. De ahí la importancia de la construcción de organizaciones masivas, combativas, genuinamente representativas y vinculadas con sus comunidades en los sectores que reúnen estas características.
A esa tarea se han abocado organizaciones políticas revolucionarias entre las cuales cabe destacar, por su presencia nacional, incidencia y carácter multisectorial, a la Organización Comunista Libertaria (OCL), que desde hace más de diez años ha llevado a cabo una tarea de inserción y de trabajo de masas en función de una tesis estratégica ligada a esta caracterización de la economía nacional, el ordenamiento jurídico y las tradiciones y capacidades de lucha de las expresiones sindicales del pueblo trabajador chileno (4).
Crecimiento cualitativo
El 21 de abril de 2015 es un hito más del proceso de ascenso como fuerza social organizada del proletariado estratégico que viene desarrollándose desde hace diez años. La creación de la Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC) aglutinando a los subcontratistas mineros y la huelga de más de un mes en 2007 que culminó con la firma de un Acuerdo Marco para el sector; la negociación por rama de los trabajadores forestales tras la lucha en que cayó asesinado el compañero Rodrigo Cisternas; en el sur del país la huelga larga del salmón que comenzó ese mismo año (2007) y terminó en abril de 2008; la rearticulación y cohesión del sindicalismo portuario partiendo de la experiencia de la Unión Portuaria del Bio-Bio; el sindicalismo de acción directa de los trabajadores de la construcción y el montaje industrial… todas ellas fueron expresiones de un mismo fenómeno, el de grandes movimientos de masas allá donde el descontento de los trabajadores, transversal a todo el proletariado chileno aplastado por las condiciones laborales del neoliberalismo, tenía mayores condiciones objetivas para expresarse.
Algunos de los procesos citados quedaron truncos o les costó más decantar en la consolidación de organizaciones sindicales fuertes, representativas y vinculadas con la comunidad, ya sea por falta de dirección adecuada (caso de los forestales), avatares propios del sector económico en el que tuvieron lugar (como en las salmoneras) o, sencillamente, las dificultades propias del marco general ya citado en el que tienen que moverse los sindicatos.
Sin embargo, la intencionalidad de darle una proyección de conjunto fue una constante en las franjas más avanzadas del acumulado que se fue generando con estas luchas, que fue nutriéndose y nutriendo, en una relación dialéctica, a los proyectos políticos transformadores como el ya citado.
Esa fue la vanguardia que tuvo y que tiene que dar la batalla ideológica contra tendencias naturales en organizaciones de este tipo: al caudillismo y la creación de “feudos” particulares, al sentimiento de ser una “aristocracia obrera” que sólo debería preocuparse por sus propios intereses y a la despolitización e individualismo que lleva consigo el sentido común neoliberal, hegemónico en la sociedad chilena desde los años 80.
Frente a esas tendencias se promovieron como antídotos la dirección colectiva, el protagonismo de las bases en la toma de decisiones y, sobre todo, la perspectiva nacional y como pueblo trabajador de los problemas, superando la mirada cortoplacista y estrechamente sectorial. Por ejemplo, en el sector portuario, haciéndose cargo de encabezar la lucha por un sistema público de pensiones frente a la vuelta a la caja portuaria o, en el caso del cobre, instalando en la agenda del sindicalismo del sector la renacionalización del recurso para financiar un desarrollo económico equilibrado y derechos sociales para todos (teniendo en cuenta que los beneficios que genera el mineral no deben ser sólo para quienes lo trabajan, sino para todo el pueblo de Chile).
Así pues, desatar el potencial del proletariado estratégico para conseguir cambios en beneficio de todos y jalonar desde ahí la articulación del resto del movimiento sindical no es algo que surja por generación espontánea, es fruto de una decisión y de una lucha política, que va ligada, también, a la conciencia de la centralidad de los trabajadores en un proceso de transformaciones estructurales que se quiere tendenciar hacia el socialismo.
Y este empeño está dando sus frutos. En los últimos años se ha conseguido un salto cualitativo: pasar de la lucha aislada en cada rama de la producción a una lucha coordinada como sectores estratégicos y que el movimiento sindical diga presente en la discusión no sólo acerca de modificaciones al Código del Trabajo, sino sobre muchos otros aspectos de la vida nacional.
Chile en ebullición
Además del desarrollo propio del sindicalismo estratégico, esta movilización no puede entenderse aislada de su contexto histórico: el de una fuerte deslegitimación de la institucionalidad heredada del pinochetismo (Constitución, Parlamento, sistema electoral binominal) y la irrupción de un movimiento popular cuyas reivindicaciones de derechos sociales chocan frontalmente con el neoliberalismo y que, al menos en varias de sus expresiones, ha conseguido grados aceptables de organización, conciencia política y articulación. El 2011, no sólo estudiantil sino también sindical, regionalista y democratizador, abrió la posibilidad de conseguir avances sustanciales en línea con lo avanzado por otros pueblos latinoamericanos.
La Nueva Mayoría, heredera de la Concertación de Partidos por la Democracia, la coalición que gobernó el país por más de 20 años tras la salida pactada de la dictadura, llegó al gobierno hace algo más de un año con un programa de reformas moderadas en diversos aspectos sociales, políticos y económicos.
Tras un año, comprobamos cómo se han ido diluyendo esos afanes reformistas del gobierno, hegemonizado por sus sectores más conservadores, con la Democracia Cristiana a la cabeza. La actitud beligerante de este partido en la defensa de dejar las cosas como están contrasta con la falta de iniciativa y el seguidismo del Partido Comunista, el otro polo de la Nueva Mayoría, que tras más de 20 años de camino propio se incorporó a la coalición aspirando a impulsar los cambios desde dentro del gobierno. Sin embargo el gobierno, al continuar con la “política de los acuerdos” con la derecha y renunciar a su programa, le dio nuevos bríos a la reacción, que comenzó una ofensiva para retomar su sitial en el sentido común del chileno promedio, apelando a la “meritocracia” y empleando la “política del miedo” para tratar de frenar el corrimiento a la izquierda de la opinión pública.
Pero el movimiento popular ha sabido estar a la altura y ha alzado su voz con contundencia. No sólo el sindicalismo estratégico. El pasado jueves 16 de abril el movimiento estudiantil convocó a más de 100.000 personas en las calles de Santiago y decenas de miles más en todo el país exigiendo una reforma educativa a fondo. El miércoles 22, al día siguiente de la paralización productiva, miles marcharon en Valparaíso y Valdivia exigiendo una nueva política de aguas que revierta su privatización y deje de favorecer a las transnacionales mineras, forestales y agroindustriales. También pescadores artesanales, profesores, pobladores que exigen vivienda digna, son actores sociales muy activos y presentes en la vida nacional.
Los escándalos de financiamiento irregular y otros casos de corrupción que estallaron en los últimos meses involucrando transversalmente tanto a la derecha como a la ex-Concertación no hicieron más que echar gasolina al fuego del descontento popular, que ve cómo una élite formada por grandes propietarios y políticos a su servicio (muchas veces ellos mismos parte de la clase capitalista) se pone de acuerdo a sus espaldas para legislar en provecho propio.
El procedimiento en torno a la reforma laboral no ha escapado a esta forma de hacer las cosas, a esta lógica de los acuerdos cupulares entre gallos y a medianoche, de la “cocina” como la definió uno de los más conspicuos representantes de la vieja guardia de la Concertación [5]
Una propuesta laboral “cocinada” entre cuatro paredes
En la línea de esas reformas descafeinadas (porque previamente se pactan con los sectores más retrógados de la sociedad) el Ejecutivo presentó su propuesta en materia laboral a fines de diciembre, tras una ronda de conversaciones que excluyó a las principales organizaciones de trabajadores del país y que privilegió los encuentros con las diversas patronales, siguiendo con la lógica de privilegiar ante todo la “confianza inversionista”, sometiendo todo lo demás a ello.
Pero no sólo hubo jugadas “por arriba”: a principios de año comenzaron las reuniones entre las principales organizaciones sindicales del país para acordar una posición común ante la propuesta del gobierno.
Esas conversaciones dieron paso a dos encuentros de sindicatos estratégicos de la economía que tuvieron lugar en Talcahuano y Santiago durante los meses de febrero y marzo (6) que sirvieron para afinar propuestas conjuntas y definir llevar a cabo movilizaciones si no se escuchaba a los trabajadores.
Abril comenzó con el debate en el parlamento sobre las indicaciones (propuestas de modificación) presentadas al proyecto y que aún continúan. El Paro Nacional del 21 de abril (y los que están por venir si no se atiende a las exigencias de participación en la reforma), es precisamente un movimiento para incidir en este debate.
La semana anterior las organizaciones patronales habían calentado el ambiente lanzando un vídeo donde rechazaba las medidas que los sindicatos han puesto sobre la mesa en el debate sobre la reforma, ligadas con el fomento de la negociación colectiva y la prohibición de prácticas antisindicales. El vídeo (7) fue recibido como una provocación en el mundo sindical, galvanizó a las bases y aceleró los tiempos de su contragolpe.
Las direcciones (asentadas fundamentalmente en regiones) aplicaron lo que había sido acordado en los encuentros previos y se dispusieron para dar la batalla, para la que contaron con el apoyo de un destacamento de apoyo táctico en Santiago, que acertadamente preparó un corte de tránsito a una hora peak en la principal arteria de la capital, una acción relámpago que consiguió atraer a los medios y hacer imposible la invisibilización de la jornada de lucha (8).
Los editorialistas de los medios de comunicación, controlados por un pequeño grupo oligárquico (destacan los clanes Edwards, Saieh y Luksic), reaccionaron con una mezcla de sorpresa y miedo a esta demostración de fuerza por parte de los trabajadores (9). Por el contrario, hay que reseñar que los periodistas conscientes presentes en dichos medios (que han venido realizando en el último tiempo un meritorio trabajo gremial) pusieron de su parte para romper el bloqueo informativo, contribuyendo desde dentro a dar la pelea comunicacional (10).
¿Y ahora qué?
Conseguido el objetivo buscado por el Paro Nacional Productivo, ahora es el momento de aprovechar la inyección de moral, capitalizar en el debate parlamentario y en la opinión pública y preparar la siguiente batalla, el siguiente movimiento para seguir mejorando la correlación de fuerzas en la disputa por la Reforma Laboral.
Dentro del esquema de movilización creciente y escalonada, el siguiente paso es la Jornada de Lucha Multisectorial, involucrando a más sectores del movimiento popular, en especial al movimiento estudiantil, que con una acertada dirección ha conseguido mantener tanto la masividad y adhesión a sus propuestas como la profundidad de estas últimas, evitando tanto el aislamiento como la cooptación y forjando lazos sólidos con otros actores. Su disposición para avanzar en unidad con ellos es conocida, así como su carácter dinamizador y movilizador.
Lo apretado de los tiempos obliga a moverse rápidamente y a golpear de nuevo, sin dejar que el enemigo retome la iniciativa. En las próximas semanas el movimiento popular volverá a expresarse multitudinariamente en las calles.
Manu García
Notas:
1- Comunicado de las organizaciones sindicales convocantes: http://www.confederaciondelcobre.cl/erbocefnoc/?p=2711
2- http://www.elmostrador.cl/opinion/2014/03/25/chile-la-ocde-y-la-desigualdad-de-ingresos-el-baile-de-los-que-sobran/
3- http://ciperchile.cl/wp-content/uploads/GraficoExp1.pdf
4- La Izquierda Libertaria, el frente político que impulsa, declaró lo siguiente:http://eldesconcierto.cl/declaracion-de-la-izquierda-libertaria-ante-paro-de-sindicatos-estrategicos/
5- http://www.elmostrador.cl/pais/2014/07/14/zaldivar-apaga-el-incendio-con-bencina-y-dice-que-ciertos-acuerdos-no-pueden-hacerse-de-cara-a-la-opinion-publica/
6- http://www.revistabagual.cl/2015/03/sindicatos-estrategicos-de-la-economia.html
7- https://www.youtube.com/watch?v=rYVFWBs3IFQ
8- http://www.t13.cl/noticia/nacional/carabineros-interviene-protesta-de-trabajadores-de-la-produccion-por-la-alameda
9- Editorial de El Mercurio: http://www.elmercurio.com/blogs/2015/04/24/31241/La-huelga-como-instrumento-politico.aspx
10- Una muestra notable en ese sentido fue el especial sobre el debate laboral emitido el mismo día del paro en la televisión públicahttps://www.youtube.com/watch?v=q-yDsBQZHC4

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