[Chile] El Congreso de Unificación Anarco-Comunista (CUAC): principales aportes de su teoría y práctica
Reproducimos la siguiente presentación al Encuentro "10 años de Comunismo Libertario", celebrado los días 8 y 9 de Enero, 2010, en el local de la Confederación Nacional de la Construcción, Maderas-Materiales y Actividades Conexas (CNTC) en Santiago de Chile. Este recuento de la experiencia del C.U.A.C. y su contribución al desarrollo de una corriente anarco-comunista con importante presencia en luchas y organizaciones populares, ha sido escrito por un entrañable compañero que fue central en esa experiencia y que estuvo al centro de los aportes y de las polémicas que rodearon esta organización que supo marcar un punto de inflexión para el anarquismo criollo. Esperamos que estos aportes puedan ser de utilidad para las más recientes generaciones de militantes.
LA ORGANIZACIÓN C.U.A.C. DE CHILE
PRINCIPALES APORTES DE SU TEORÍA Y PRACTICA
Mario Celis*
A diez años de la fundación del Congreso de Unificación Anarco Comunista C.U.A.C. (Noviembre de 1999) se hace necesario, analizar con detención y sin idealizaciones, sus fundamentos teóricos y prácticas, sus errores y aciertos, a fin de contextualizar mejor el presente.
Redescubrir sus aportes organizativos y valóricos, toma hoy doble sentido, ante la pirotecnia mediática de grupos pseudo subversivos y su precaria concepción del anarquismo, o cuando a nivel popular parece imponerse la ignorancia, la estupidez y el individualismo.
Panorama desalentador, que insta a una mirada amplia hacia atrás, paso primordial para recobrar fuerzas.
UNA ORGANIZACIÓN DE MASAS
Es fundamental señalar que el CUAC se planteo desde siempre el desafío de convertirse en una organización de masas. Sería un error medir esta meta solo por su éxito o fracaso cuantitativo, ya que la audacia de su planteamiento en el contexto histórico (el Chile de los 90, atomizado y despolitizado), posee el valor de sentar un precedente y abrir un camino de construcción, cuya necesidad es hoy indiscutible.
Tal vez faltó más tiempo, o tal vez mayor concentración en los esfuerzos por crecer masivamente. Sin embargo, el aporte del C.U.A.C. radica en que este no se conforma sólo con crear una coordinación de grupos para superar el disperso escenario anarquista de la época. Sino que se proyecta en metas audaces, estructurando en la práctica, un programa coherente y ambicioso.
Sin referentes anteriores posibles de imitar, y adoptando la base teórica del manifiesto comunista libertario de George Fontenis, el C.U.A.C. se plantea desafíos simultáneos: Crear una estructura, crear una mística, lograr alcance nacional, posicionarse en sectores sociales, relacionarse con otras orgánicas de izquierda, ser un foco de educación, de cultura y de propaganda libertaria, etc.
La audacia de sus objetivos, tendrá un alto costo personal para sus miembros y no estará libre de obstáculos.
ESTRUCTURA ORGÁNICA
En sus primeros meses de vida, la organización define una estructura organizativa, con el fin de crear una dinámica de funcionamiento, responsabilidades, formas de trabajo y optimización de los recursos.
Podríamos establecer tres momentos en que la estructura toma forma: El primero es la definición de la Asamblea y sus comisiones de trabajo. La asamblea se constituye como la instancia única de decisión, puliendo constantemente sus métodos para sesionar, debatir o tomar decisiones horizontalmente.
Las comisiones van a dar un orden al trabajo originado en necesidades reales, abriendo la participación tanto a militantes como a simpatizantes, en tareas prácticas y de forma rotatoria.
Debido a la necesidad de economizar recursos, las comisiones concentran los materiales de trabajo y distribuyen lo necesario a cada frente. También envían apoyo de personas a actividades específicas que lo requieran. Se esperaba que a futuro, cada frente contara con sus propias comisiones y recursos.
Las Comisiones de trabajo fueron las siguientes:
- Comisión de Educación: Su labor se convierte en una puerta de entrada a simpatizantes y militantes, al establecer una escuela con talleres permanentes de historia, teoría y análisis de coyuntura.
- Comisión de Cultura: Generadora de ideas y actividades de arte o cultura popular. Una de sus iniciativas con mas éxito fue“Café Acracia”, una especie de bar itinerante, con show cultural de poesía, performance y música. Celebrado en Santiago y Valparaíso, convocó en sus varias ediciones, a público diverso y entusiasta.
- Comisión de Propaganda: Con la función de agitar y difundir las ideas ácratas, su trabajo proporcionó una estética respetuosa de la tradición y simbología anarco comunista, pero con elementos innovadores en el lenguaje y visualidad de sus publicaciones, lienzos, actos, teatralizaciones, cantos, consignas, slogans, etc.
- Comisión de Relaciones Externas: A fin de reposicionar el anarquismo organizado chileno, busca apoyos en el extranjero y dentro del país, genera intercambios epistolares y visitas de compañeros de otras latitudes y se relaciona fraternalmente con organizaciones anarco comunistas de Francia, Irlanda, Argentina, España etc.
- Comisión de Seguridad: Con el fin de adoptar medidas que aseguraran el éxito de algunas actividades y protegieran la integridad de los militantes, funcionó esporádicamente en eventos que requerían preparaciones más complejas. Consiguió importantes logros operativos en grandes manifestaciones o eventos.
- Comisión de Recursos: Encargada de administrar temas financieros, de materiales y de infraestructura.
- Mesa Política: Equipo de análisis político, que entrega orientaciones periódicas a la asamblea.
El segundo momento en la estructura, es la conformación de algunos frentes sociales, donde los militantes establecerán trabajos en territorios específicos. La asamblea comenzará a discutir la asignación de compañeros a los lugares donde puedan ser más necesarios, según sus capacidades o cercanía territorial.
Este trabajo se instalará como complementario a las comisiones. Es así como era posible que un militante operara, por ejemplo, en el frente poblacional de Peñalolen y al mismo tiempo en la comisión de propaganda, que cubría necesidades de todos los frentes, planificando y ejecutando tareas.
El tercer momento es cuando el CUAC comienza a expandirse como una organización de alcance nacional. Al crearse nuevas secciones en regiones, este esquema se reproduce, adoptando particularidades locales.
MISTICA Y MILITANCIA
La militancia es un elemento importantísimo en la constitución del CUAC. La decisión de auto asumirse como militante, se define como una responsabilidad con la lucha social, coherente con la condición de oprimido. Este y otros valores, logran construir una mística interna que da un significado a la militancia y aporta una base para la creación de una cultura libertaria.
Simultáneamente, la organización crea unos Estatutos y acuerda un sistema de Disciplina interna, que lejos de ser un sistema represivo, se refiere al compromiso con entusiasmo, responsabilidad y compañerismo.
A estas alturas es innegable afirmar que la exageración de la disciplina provoco desavenencias internas que desembocaron en un posterior quiebre, que obligo la salida de un numero importante de compañeros.
Sin embargo, esto no desacredita el sentido original del compromiso militante.
Un gran aprendizaje sobre la militancia, es que hay una línea delgada y riesgosa entre el afán de cuidar el compromiso y entre perseguir con dogmatismo a quien supuestamente no cumple las reglas.
Aquí hay un tema que requiere ser analizado en profundidad, cuya experiencia debe ser traspasada a futuras iniciativas, evitando así repetir los mismos errores, o la tentación de querer inventar todo desde cero.
LA INSERCIÓN SOCIAL
En debates posteriores entre ex miembros, se ha cuestionado el termino “Inserción Social”, que parece presumir que los anarquistas necesitaríamos insertarnos en el pueblo, como si no perteneciéramos a él.
Observación acertada. Sin embargo el término, errado o no, respondió al contexto en que fue acuñado y cumplió el objetivo de señalar la importancia de penetrar en los espacios sociales donde el anarquismo no tenia presencia.
La consigna “Anarquismo para todos” fue ganando espacio, y la asamblea impulso una apertura del rango de acción en los frentes: Estudiantil, Sindical y Poblacional.
Toda inserción debía implementar un trabajo práctico, planificado según metas políticas. Se esperaba que este posicionamiento se centrara en Conflictos sociales, (manifiestos o no), a través de un contacto cara a cara, en territorios definidos, en un sector social definido y con planificación y evaluaciones periódicas.
Uno de los obstáculos que enfrentó esta política de inserción fue el llamado “problema etario” del anarquismo chileno. Esta suerte de encapsulamiento en el segmento juvenil, que ha creado cierta estética y varias prácticas, que vistas desde afuera, son consideradas como la identidad del anarquismo. Un anarquismo adolescente con identidad limitada, tanto en su lenguaje como en su lectura de la realidad, que impide el crecimiento a otros sectores sociales y condiciona el tipo de organizaciones y acciones a ser creadas.
Conciente de esto, el CUAC implementó varias iniciativas, que tenían como objetivo romper esta limitación y acercar el anarquismo a personas adultas, adultos mayores, menores, etc.
Destacan aquí los casos ya mencionados de “Café Acracia”, y su gran convocatoria entre un público muy heterogéneo, o los esfuerzos de la Comisión de Propaganda por crear una estética creativa, entusiasta, teatral y colorida, sin miedo a perder lo enérgico de sus contenidos.
Con la creación de los “Frentes Sociales”, se inició una lógica, orientada a que los militantes se enfrentaran a un trabajo con personas de grupos de edades diferentes. Reemplazando el criterio de crear frentes “junto a mis propios amigos u otros convencidos”, por el criterio de llevar las ideas libertarias donde fuera necesario, organizando iniciativas junto a señoras, niños o jefes de hogar de diferentes sectores.
Estas iniciativas enfrentaron dentro y fuera de la organización, una férrea oposición de quienes veían en esta apertura, una amenaza a su intención de establecer su militancia en sus mismos espacios personales de amistad o identidad. Es decir la “vida privada” o el “anarquismo como estilo de vida”, versus las prácticas de construcción social libertaria en terreno.
Lo que hoy para muchos puede parecer lógico, a principios de la década 2000 era un objetivo cuestionable. Incluso hoy en día, incomoda a algunos sectores.
- Frentes sociales
Los frentes creados en el periodo 2000 – 2003 y algunas de sus principales labores fueron:
Sindical: Trabajó en un boletín, talleres y manifestaciones con sindicatos de la madera, áridos, confites, etc.
Estudiantil: Importante aporte a la creación de asambleas en el movimiento secundario y universitario. (Fel)
Poblacional: Desarrolló organizaciones de pobladores, comités de vivienda y deudores habitacionales.
- Parámetros de evaluación:
Un aspecto interesante de la Inserción, que no llegó a implementarse al existir otras prioridades, fue una metodología para evaluar si una actividad o un frente cumplía metas o si avanzaba en los objetivos.
La idea era tener objetividad para evaluar cada trabajo, a fin de mejorarlo. Al existir parámetros acordados por todos, era posible acompañar los avances de cada frente. Se presumía avanzar en etapas como: Introducción, Inserción, Permanencia y Posicionamiento.
- Temáticas de género y diversidad sexual
El CUAC no estuvo ajeno a la problemática de género, aunque faltó una estrategia más específica en este tema y en el de la diversidad sexual, que se reflejara en un mayor acercamiento al trabajo de los colectivos feministas libertarios, organizaciones de mujeres u organizaciones homosexuales.
A diferencia de hoy y para desgracia de muchos compañeros varones de la época, la presencia femenina escaseaba en el anarquismo local. Realidad que también afectaba a las propias mujeres militantes y simpatizantes, lo que en Santiago las lleva a crear su propio colectivo, llamado “Sucia”. En él, sin negar su militancia, buscan un necesario espacio de reflexión, que analiza también un velado machismo existente al interior de la organización y en los grupos anarquistas en general.
- Relación con la contracultura
Desde inicios de los años 90, muchos jóvenes urbanos identificados con la contracultura, son influenciados políticamente por anarquistas. Para el año 98 existían en todo Chile, diversos colectivos contraculturales autodenominados como libertarios. En Santiago gran parte de ellos convivía en el centro cultural La Kasita.
Luego del quiebre de esta experiencia, se produce una división fundamental entre quienes optan por la contracultura o por el anarquismo político.
El C.U.A.C. se funda así, en la reafirmación de construir con seriedad una orgánica y unificar gente dispersa, creyendo que era posible convivir, e incluso realizar actividades conjuntas con el mundo contracultural.
Pero la insistencia por transformar cualquier acto, encuentro o reunión en una tocata de punk rock, sumado al acoso policial en cada actividad de este tipo, y a las prácticas y códigos de tribu que distanciaban a personas de otros grupos etários o de intereses diferentes, fueron convenciendo a los miembros del C.U.A.C. que el contacto con este segmento, era objetivamente un obstáculo para el desarrollo de las metas trazadas.
Finalmente, los rumores y descalificaciones que acusaban al C.U.A.C. de ser un “partido vertical” o “intento autoritario”, obligaron a la asamblea del C.U.A.C. (a fines del año 99 y comienzos del 2000) a tomar distancia de los sectores contraculturales y definir una política frente a los colectivos. Un plan acertado a nuestro modo de ver, destinado a integrar a aquellas personas atraídas por la contracultura, pero también interesadas en la lucha social.
Cada persona fue abordada de forma individual, e invitada a participar de la organización. Al poco tiempo la mayoría de ellos estaban afiliados al CUAC, produciendo la disolución natural de los pequeños colectivos, ya innecesarios en este nuevo escenario.
Un segmento minoritario y atomizado optó por continuar con sus fanzines y tocatas, mientras otros encontraron un camino algo más político en organizaciones de objeción de conciencia antimilitarista.
Algunos desinformados análisis recientes, han señalado a esta política de tomar distancia de los grupos contraculturales, como la causa directa de los problemas que tuvo el CU.A.C. y O.C.L.
Nada más lejano de la realidad. En las décadas 90 y 2000, los grupos juveniles contraculturales correspondían a un pequeño segmento, que no logró dar continuidad a ninguna iniciativa. La prueba es que con el correr de los meses, la contracultura perdió protagonismo y el CUAC logro posicionarse en nuevos sectores sociales, tarea que continuaría O.C.L. y otras nuevas organizaciones.
Sin embargo la lógica de grupo de amigos persistirá en el tiempo, como una de las formas más básicas de organización política. Es así que en los años siguientes reaparecerán intermitentemente diversos colectivos, que vociferando consignas libertarias, afirmarán identificarse con iniciativas de Liberación animal, Preuniversitarios gratuitos, Presos Políticos o grupos de supuesto apoyo a la causa mapuche.
En el futuro, este formato de moda libertaria será reeditado por colectivos de artistas callejeros despolitizados o por grupos de tendencia insurreccional.
RELACIONES CON OTRAS ORGANIZACIONES
El C.U.A.C. desarrolla también una conexión con grupos de izquierda revolucionaria de tendencias marxistas o trotskistas. Estas coordinaciones le permiten legitimarse y ganar el respeto de grupos revolucionarios históricos, compartir análisis y organizar con éxito acciones conjuntas.
Así mismo establece relaciones con organizaciones anarquistas de Europa y Latinoamérica. No es exagerado afirmar que la experiencia del C.U.A.C., en sus aspectos positivos y negativos, realizó un aporte inspirador a los procesos de reflexión y construcción de organizaciones de Perú, Bolivia y Ecuador.
PRÁCTICAS Y EXPERIENCIAS
Esta pequeña historia aporta elementos útiles al contexto actual, imitables y por cierto mejorables.
En una etapa de reconstrucción, es importante establecer la diferencia entre una experiencia y una práctica. Entendiendo que una experiencia es cualquier iniciativa que emprendamos, pero una práctica social es algo más permanente y metódico, reproducible y adaptable a otras realidades.
Muchas de nuestras experiencias pueden ser valiosas en su pequeñez, pero también pueden convertirse fácilmente en iniciativas aisladas y estériles, en un voluntarismo de fin de semana.
Para evitar perder más tiempo, se hace urgente crear practicas políticas conectadas hacia un norte, vencer toda autocomplacencia, atrevernos a politizar nuestros talleres o grupos, asumirnos individual y colectivamente como oprimidos, encaminarnos hacia nuevos desafíos y nuevas prácticas, para avanzar hacia la unidad y un programa común.
(*) Mario Celis (San Bernardo, Chile, 1969) es ex - militante y miembro del comité fundacional del C.U.A.C.
Actual coordinador del Centro de Ecología Social Ecobarrial y coordinador regional para Sudamérica de la red ecologista internacional “Tierra del Futuro”
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