Incluso quienes no nos tomamos en serio esto de los premios -y más si está en danza una directora que invita a "evitar la trampa de la competitividad"- debemos congratularnos del premio a mejor largometraje que el jurado internacional del Festival de Cine Africano de Tarifa-Tánger ha concedido a Adiós, Tiberíades - Bye Bye Tibériade de la directora internacional -exploradora de sus raíces argelinas y palestinas- Lina Soualem. Se trata de un documental sobre su familia palestina y sus huellas documentales, con el estreno en pantalla grande en su contexto, Palestina, pospuesto indefinidamente por la guerra abierta en estos meses y los riesgos para la familia que en ella aparece.
"Tenía muchas ganas de llevar al cine estas dos historias familiares. Pienso en mis abuelos argelinos y palestinos y siento que su historia íntima es mucho más que eso: es una historia colectiva, de personas que han sido invisibilizadas y marginadas. Cuando filmo a mi abuela estoy filmando a muchas mujeres con historias similares que no se han contado. Quería capturar esa memoria y transmitirla".
"Lo que está ocurriendo no es nuevo para nosotros. Empecé a escribir el guion de este largometraje en 2017 y en él ya hablaba de la fuerte deshumanización y estigmatización que sufren los palestinos y el hecho de que su historia no está reconocida. Solo nos interesamos por los palestinos en los momentos de tragedia, que son reales y forman parte de su historia, y no miramos sus vidas cotidianas o su resistencia diaria, que consiste en sobrevivir y en vivir... La historia de mi familia palestina es un relato fragmentado y lleno de dolor, que se enmarca en una tragedia colectiva aún en curso. En mi primera película aprendí mucho, sobre todo a tratar la transmisión del exilio a través del cine, porque es algo invisible y a menudo indecible que se puede contar gracias a la reflexión que nos aportan las imágenes... "Tenía muchas ganas de llevar al cine estas dos historias familiares. Pienso en mis abuelos argelinos y palestinos y siento que su historia íntima es mucho más que eso: es una historia colectiva, de personas que han sido invisibilizadas y marginadas. Cuando filmo a mi abuela estoy filmando a muchas mujeres con historias similares que no se han contado. Quería capturar esa memoria y transmitirla".
Fuente: "Sólo nos interesamos por los palestinos en los momentos de tragedia"
Comparto alguna de las cosas que nos explicó Lina Soualem gracias a los encuentros que organiza el festival:
"Se trataba de encontrarme no en el sentido psicológico de encontrarme a mí misma, sino de encontrar mi lugar encontrando el de mi familia, situarme en la historia para que otros se puedan situar. Esto es especialmente importante para las mujeres árabes, que podamos reconocernos sin la mirada ajena, estereotipada, que recae sobre nosotras".
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"En este caso, era inevitable componer la película sobre materiales diversos, dado que tratamos de una realidad fragmentada, rota".
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"León Tolstói decía que hay que hablar del pueblo donde has nacido para ser universal, pero este no es el parecer de las instituciones que en Francia financian las películas, para quienes una película sobre mis abuelos argelinos no es universal. Siempre nos reprochan hacer "una película más sobre los argelinos en Francia", como si hubiese muchas, o como si los árabes, en vez de seres humanos, fuéramos una masa informe de la que basta una muestra para conocerla por completo".
Esta vez, el jurado ha destacado esta película “por su labor de recuerdo a través de cuatro generaciones de mujeres que expresan una dolorosa historia que perdura hasta nuestros días. La película combina con éxito lo íntimo con lo universal, la poesía y el humor en un enfoque profundamente humano”.
El galardón, entregado por Farida Benlyazid, ha sido recogido por la propia directora, que ha hecho un emocionante discurso en el que ha agradecido al público por llenar las salas y se ha referido a Palestina, la tierra de su familia, recordando a quienes no tienen la suerte de contar sus historias en Gaza, porque han sido asesinados y “quienes fueron hijos e hijas de palestinos exiliados en el 48”. También ha aludido a cómo “el cine viaja pero no para todo el mundo, ya que hay muchos directores africanos que no consiguen sus visas para venir a Europa”, y esto es una dificultad más “y debería ser un derecho”. La directora ha finalizado dedicando su premio al pueblo palestino y con un “viva Palestina libre”