Criptomonedas: el invento más estúpido de la historia de la humanidad.

Acabo de leer el artículo publicado  por Jose Luis Carretero en Kaos y aunque en general estoy de acuerdo con el fondo de lo que se dice, creo que no alerta lo suficiente de los problemas que causan las criptomonedas hoy en día, podría ser perfectamente un artículo de 2012 republicado. A mí también me gustaría ver el dinero abolido, pero para llegar hasta ahí hay muchos caminos y ninguno parece muy realista. A estas alturas de la película lo primero que hay que decir alto y claro cuando se habla de las criptomonedas es que requieren un consumo energético absolutamente demencial, tan loco como que empieza a superar lo que generan las energías “limpias” combinadas. Tal y como han evolucionado en los ultimos tres años, se puede afirmar y sin tapujos que las criptomonedas son probablemente el invento más estúpido de la historia de la humanidad.

En segundo lugar -¡que ya llevan más de una década entre nosotros!- hay que separar el márketing de sus inventores (de que este invento era una “moneda alternativa al dinero oficial”) de la realidad: no es tal cosa. Aún tomando como ciertos los disparates economicistas en torno al oro o el dinero (lean En Deuda de David Graeber para más), estas definiciones inventadas están un poco más elaboradas, tienen más características aparte de la escasez (aceptado socialmente, divisible, duradero, difícil de falsificar, bla bla) que las criptomonedas no cumplen del todo. Estamos hablando de la demencial idea de asumir porque sí que unos ordenadores simulando la curva del oro a la hora de emitir las criptomonedas pasan a ser equivalente al oro. Lo cual es un disparate absoluto. Haber diseñado la emisión de bitcoin con una curva que tiende a infinito es la razón la energía que se requiere para minar va tendiendo a infinito. Se asume porque sí que como internamente tienen un buen diseño criptográfico, ya son “seguras” y “difíciles de falsificar”, cuando fuera de su funcionamiento interno...en fin, está el mundo real. Y así podemos seguir un buen rato desmontando la idea de que “eso” es una moneda, pero no es la cuestión. En la práctica las criptomonedas son una especie de fondos de inversión oscurantistas sostenidos por una red privada de ordenadores conectados, que sirven principalmente para especulación, valor refugio o blanquear negocios feos como en los paraísos fiscales. Cuando se habla de que en un país se está presionando para admitir bitcoin como medio de pago, seguramente las razones detrás seran bastante simples: moneda inestable, las élites y los narcotraficantes tienen bitcoins que blanquear, fin de la explicación. Por otro lado, lo de “minar” es también un término de marketing, la cosa tiene más de tragaperras que de mina: gracias a poner el poder de computación a disposición la red puede “tocarte” una moneda como en la lotería. Estableciendo la falsa imagen de que dejar el ordenadoraco encendido 24/7 este está "trabajando" y eso da recompensa siempre, cuando en realidad lo que está haciendo el ordenador es tiradas a la tragaperra, es comprar todos los chocolates a ver si sale el papel dorado de Willy Wonka: no tiene por qué. Especialmente en el caso de bitcoin, que ya es literalmente la busqueda del papel dorado de Willy Wonka. Al final si las autoridades deciden que no se pueden intercambiar por dinero real y las casas de cambio pasan a ser perseguidas, este chiringuito pasa a ser dinero del “world of warcraft”.

Además de los problemas de consumos eléctricos, la escasez de chips de última tecnología está provocando una escalada de precios en la tecnología que está causando estragos en todas las industrias. Pero a nivel doméstico la informática vuelve a convertir en un producto de lujo como en los 80, con precios triplicandose y demanda disparada solo por el burbujazo de las criptomonedas. En una época de pandemia en la que la calidad de la educación “online” depende del acceso a medios tecnológicos, pues siguen siendo problemas que se suman unos con otros y al final acaba siendo un desastre en cualquier ámbito de la economía que se pueda medir su impacto. Porque al final si “aceptamos barco” y decimos que las criptomonedas son como el oro, entonces lo que se está haciendo es como coger los coches más caros, los prototipos, los de gama más alta posible, los Fórmulas 1 y estamparlos contra las montañas con la intención de encontrar oro, en vez de estar usando métodos de minería tradicional. Si en un marco racional, ecológico y decrecentista, el tener minas y fábricas de Ferraris ya es indeseable, esta absurdez lo es en otro orden de magnitud mucho mayor. Al final, como “una alternativa cyberpunk al dinero oficial” de un pajero anarcocapitalista que quiere montar su sociedad utópica en NeoTexas, con bitcoins y pistolas, completamente al margen del “maldito gobierno federal”, pues parece que no es más que humo. El invento depende totalmente del oligopolio eléctrico (que tiene montado y blindado ese estado que dice intentar dejar atrás) y muy especialmente del Grandioso Estado Comunista Chino que es el que fabrica chips de última generación. De la misma forma que depende un yonki del camello, o peor todavía. Así que nadie no sea un enajenado mental puede tomarse en serio que sea una alternativa al oro o al sistema financiero tradicional. 

Creo que los problemas económicos que causan las criptomonedas son tan obvios; y los consumos eléctricos son tan absurdos e indefendibles a estas alturas, que es bastante esperable que cualquier régimen (anarquista, comunista, feudal, capitalista, fascista o reptiliano-illuminati) tome medidas en los próximos tiempos. Creo que es un deber poner primero en perspectiva ecológica la tontería de las criptomonedas, porque es un asunto muy grave. Es como una crisis de los tulipanes exponencialmente mayor, que toma la forma de un supervillano de tebeo que se va haciendo cada vez más grande según va chupando y consumiendo la red eléctrica del país. Antes de entrar en debates inertes con “liberales” que van planteando sus cansinos falsos dilemas para lerdos (¡o aceptan bitcoin como moneda en tos laos o es “comunismo”!) yo creo que habría que empezar a pensar si realmente es un debate práctico. Para empezar porque es el debate que lleva habiendo en torno al bitcoin desde que existe, y no lleva a ningún lado según lo que he podido ver. Pero sobre todo porque desvía la atención del verdadero problema: ya no se trata de abolir el dinero, se trata de que se está usando la energía eléctrica y la tecnología de una forma que alcanza unos niveles de estupidez jamás visto por el hombre hasta ahora. Cuando ésto le haya quedado claro a todo el mundo, volvemos al día de la marmota a discutir (quien quiera) una y otra vez lo mismo con los libertarianos. Al final eso, desde mi experiencia personal, solo sirve para comprobar definitivamente que no están muy bien, que son la prueba irrefutable de que el título de economista que reparten en las universidades privadas para pijos es el principal causante del efecto Dunning-Kruger en occidente. En fin, no se, ojalá yo vea el día que el dinero sea abolido, pero no creo que pase a corto plazo. También me gustaría ver que se empezara a tomar a los economistas en general y los "austriacos" en particular como charlatanes alguna década de éstas, que cada vez es más ridícula la incoherencia histórica y el cacao mental de estadística de brocha gorda que se trae esa gente. Ojalá lo vean mis ojos. Pero si no vemos que desaparecen las criptomonedas rápido se va a ir el mundo a la mierda todavía más rápido de lo que ya se estaba yendo. 

Comentarios

Por otro lado, no deja de ser irónico que una doctrina pseudofilosofica como la "escuela austríaca de economía", que está obsesionada hasta lo enfermizo con el ahorro y la "expansión artificial del crédito", pueda seguir defendiendo en serio que ésto es algo deseable o útil. ¿Qué hostias va a haber más artificial que una red financiera alternativa a la tradicional que requiere energía varios ordenees de magnitud que ella? Por muy lamebotas que fueran, no creo que alguien como Carl Menger o Hayek tuvieran las pelotas tan gordas como para seguir defendiendo algo así a estas alturas en un ambiente serio. Pero aquí lo que tenemos es tolaes cocainómanos con un doctorado en una universidad de pago que no se lee nadie, y que se les ha subido el tema a la cabeza porque tienen un montón de minions que les retuitean, defendiendo unas paridas que pa qué.

Estimado compañero:

Es curioso cómo tu artículo se asemeja (supongo que involuntariamente) a una conocida técnica retórica conocida con el nombre de "stance", que se utiliza para intentar ganar un debate en el que, simplemente, no se tienen argumentos suficientes para hacerlo. 

La técnica consiste en los siguiente: cuando alguien hace una afirmación, en primer lugar niego los datos que la sustentan, en segundo lugar, si lo primero no funciona, ataco la racionalidad de la argumentación; en tercer lugar, si lo anterior no funciona, trato de desviar el espacio de debate hacia otras argumentaciones conexas. Y, si eso tampoco funciona, lo que hago es, simplemente, argumentar que toda la discursión es irrelevante.

Es una técnica que se aprende en las escuelas de negocio y en los cursos de oratoria. Permitiría, por ejemplo, evitar que se lea un artículo, dándole la razón, pero afirmando que es irrelevante. Obviamente, lo que busco con ello es evitar que el lector acceda a determinadas argumentaciones del artículo que pueden afectar a elementos más profundos de mi posición que aquello que se está discutiendo en primera instancia.

Supongo que no es eso lo que pretendías hacer al calificar mi artículo de "irrelevante". Pero lo cierto es que la discusión y el debate con una de las tendencias fundamentales del pensamiento económico ( y, también, del pensamiento libertario) de la actualidad, es imprescindible para que podamos reconstuir unos movimientos sociales a la altura del momento histórico en que nos encontramos. La "batalla de las Ideas" no se gana sóla, manteniéndonos en el silencio con una afectada pose de superioridad. Si quieres que algo cambie tienes que hacer frente a los discursos del adversario, por absurdos que te parezcan, ya que hay miles de personas que se ven sometidos a su continuo bombardeo.

Y además, en el caso de las criptomonedas, hay una discusión de fondo que es aún más importante que la de si el bitcoin es o no una moneda. Es la discusión sobre el valor. Sobre si es aceptable la tesis socialista clásica (marxista tanto como bakuninista) del valor-trabajo, que tiene sus implicaciones profundas sobre la comprensión de la economía financiera, o es preferible la visión ancap, y austriaca, del valor marginal, que también las tiene. En mi artículo hay una apuesta clara al respecto, que creo que los lectores deben entender.

En todo caso, muchas gracias por leer mi artículo y por tus amables críticas.

José Luis Carretero.

 

Yo simplemente creo que es más importante alertar ante todo de la barbaridad ecológica que supone esta tontería, y luego ya seguir con los debates abstractos sobre el trabajo, el valor y todo eso. Mi posición es que entrar/seguir en debates abstractos sobre el valor-trabajo con ésta gente cuando el impacto ecológico y energético ha llegado a estos niveles de absurdez, es darles ventaja a sus desfensores, el ecológico no es algo que se meta en el debate como un problema principal de las criptomonedas. Eso no niega que haya también ahí siempre un debate económico/filosófico sonbre cualquier cosa. Pero si caemos en la trampa de debatir todo en la "pizarra del economista" y nos olvidamos de que "las externalidades" que no meten en esa pizarra son las que están llevando el medio ambiente al colapso total, a mí me da que estamos cayendo en la misma trampa de siempre.

 

 

Por otro lado ¿hasta donde cree usted que se le puede dar el beneficio de la duda a los "austriacos" como alguien con quien discutir de tú a tú, y no como una secta? Son gente que te habla de marginalismo y valor relativo a la hora de criticar a Marx pero luego cuando vienen los ciclos económicos te hablan de "inversiones objetivamente buenas y malas". Son peña que te critica la planfiicación económica estalinista porque los de arriba no se enteran de lo que pasa abajo, pero a la hora de aplicar eso mismo a una multinacional que tiene la misma estructura jerárquica que el estalinismo, se callan. Peña como Juan Ramón Rallo mantenía posiciones a favor del TTIP porque "habría por fin organismos por encima de los estados", cuando en realidad era un chiringuito de transferencia de dinero público a manos privadas de amiguetes, todavia más obvio que las politicas keynesianas que critican.

Respecto a los austriacos tiene usted toda la razón del mundo. No le voy a discutir nada. 

Que estamos tocando un debate con elementos relevantes está muy claro, dado el tiempo que ambos le estamos dedicando. ¡Si no nos estaríamos tomando unos daiquiris en cualquier sitio soleado!

Es más, hay que comprender que el desastre ecológico es una derivada de un sistema capitalista que está basado en la extracción del valor producido por los trabajadores. Hay un proceso de producción parasitado por actores empresariales que, al tiempo, están sometidos a una fuerte competencia entre ellos que hace que el que más acumula y produce, más plusvalía se apropia. Eso es lo que impulsa al capitalismo a una dinámica de crecimiento continuo, que no se puede revertir sin hacer una transformación fundamental del proceso productivo y  hacia dónde se dirige este, para lo que es impresindible saber como funciona, y saber de donde sale el valor de lo producido. El problema no es "la ecología" o "el valor", por si mismos, si no la articulación entre ellos. Sólo acabando con el capitalismo y con sus incentivos a la sobreproducción de cachivaches inútiles, se puede cerrar la crisis ecológica. 

Interesante debate. Un abrazo.

José Luis Carretero.

Yo quiero y deseo el fin del capitalismo, pero al final me puede más el escepticismo que la fe en la idea. Ahora mismo, creo que el capitalismo está cerca de su fin porque va a colapsar, no porque lo hayamos derribado. La cuestión es si podemos lograr un derribo controlado o vamos a volver al neolítico o directamente a la extención. Y con el tema de las criptomonedas, es tan chorra el asunto, que creo que urge salir del guetto y arrimarse con quien sea y como sea para que se infome bien de lo que es, y que se hundan cuanto antes. Si por ejemplo ahora los "gamers" se organizan de algun modo (como cuando lo de reddit con GameStop) para hacer que reviente la burbuja, y así poder romper la hinchada de precios tecnológico, a mí me va a sacar una sonrisa, aunque se que no es realmente ni una victoria al capital. Al final, si volvemos al simil de la mina abierta a base de Ferrari estampao, solo se trataría de gente a la que le gusta conducir el Ferrari en un circuito y quieren que los dejen de usar para abrir minas. Obviamente ya se que no es la repanocha ni la revolución, simplemente se pasa de una situación de estupidez de escala cósmica a otra estupidez de escala más normal. De algún modo, lo vería como un paso. 

En un marco general, teorico, estoy completamente de acuerdo con que la industria tecnológica y la fe en el industrialismo como el camino hacia la utopía, son estúpidos y son los que nos han llevado hasta aquí, pero mientras el capitalismo esté aquí, la gente tiene que sobrevivir en él. El hecho de que se hinflen los precios de la tecnología, como siempre, lo van a sufrir los de más abajo. Como durante la pandemia, que hemos estado viendo cómo muchos estudiantes de clase obrera no podían tener clases online por falta de ordenadores en casa.

Imagen de Acratosaurio rex

Nunca entendí lo que es el marginalismo, así que entender lo que es una criptomoneda y los devaneos de los inversores creo que queda fuera de mi alcance. Se agradece el esfuerzo para difundir estas cuestiones.

Resulta que estoy en un grupo de amigotes que tienen pequeñas inversiones en CRIPTOMONEDAS. Son todos informáticos y en el sector abunda la confianza en esas cosas. El caso es que no he difundido esto porque creo que les va resultar muy farragoso. Cuándo puedo intervengo en el grupo para remitirles al Estatuto de los Trabajadores y que comprueben lo de las horas extras o cuestiones laborales que plantean. Les recuerdo que hay sindicatos decentes, pero suelen soltar historias horribles de delegados y comités. En fin, que me siento tan pegado en el tema que me cohibe. Aunque quizás me equivoque y ellos sí entiendan estos artículos. Bueno, sólo esto. Vale.

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