El sistema económico capitalista es inmensamente complejo; no solo por lo complejo de su entramado productivo y la complejidad de lo que se produce (alta tecnología, por ejemplo) sino también porque busca serlo. Lo haga por autorregulación, o porque hay individualidades moviendo los hilos, el caso es que si algo se puede hacer de manera más complicada, enrevesada e incomprensible, sin duda se hará. Esto es así por el mismo motivo por el cual lxs políticxs usan grandilocuentes verborreas: para ocultar la inherente estafa de su naturaleza, el hurto y la autoridad que de él se deriva.
Sin embargo, si el sistema no fuera complejo de por sí, seríamos nosotrxs mismxs quienes lo haríamos complejo con tal de poder dormir tranquilxs por las noches. Y es que este sistema económico esconde tras de sí un entramado de miserias y autoridad que negamos deliberadamente. Tal vez pensáis que no puedo estar más equivocadx puesto que cualquier votante del psoe es consciente de las atrocidades del sistema económico y hasta en hollywood se hacen películas que reflejan las desgracias derivadas de los lucrativos negocios de malvadas corporaciones privadas. Sí es cierto que de una manera general y abstracta todxs "sabemos" que el sistema económico hace daño, pero en un brillante acto de doblepensar somos igualmente capaces de desconocer cómo lo hace y a qué o quien lo hace. Esta contradicción nos la justificamos a diario para no tener que aceptar que nosotrxs, al asumir el rol de consumidorxs, ejercemos una responsabilidad indirecta pero necesaria para que ciertas miserias concretas existan.
Independientemente de si tenemos o no opción de consumir, e independientemente de si tenemos la posibilidad de averiguarlo, el caso es que ni sabemos ni nos molestamos en averiguar las implicaciones reales de lo que consumimos. Sí, la gente libertaria suele saber que hace mal al consumir... pero si no sabe de que manera lo hace no puede hacer una valoración sincera de si realmente quiere consumir o mejor es que dedique al menos unos minutos en estrujarse los cuernos para buscar una alternativa.
Este tema me parece de vital importancia puesto que en su nombre se están justificando luchas demagogas y bienestaristas (como el consumo responsable, la pseudoecología, las ONGs...) y en los propios movimientos sociales caemos en luchas contraproducentes y autocomplacientes (como el veganismo "de herbolario", los negocios autogestionados que no dejan de reforzar nuestra dependencia del consumo, las inversiones en proyectores para emitir documentales de sindicalistas muertos en el local de turno) que para más inri, reducen la cantidad de recursos económicos que podríamos dedicar a cosas como la ayuda a presxs anarquistas, sin ir más lejos.
No va siendo hora ya de dejar de darnos palmaditas en la espalda, bromear sobre lo exagerado que es ser siempre coherente, y asumir qué implica, con pelos y señales, cada euro que gastamos?
